Monday, October 24, 2011

In memoriam / a Rambo


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In Memoriam


a mi hijo, 'el Rambo'
Ahora me toca recoger algunos escombros.
Es como si me sintiera culpable
de no haberte dado el mundo más limpio, cuidado,
moral y socialmente sano.
Uno que nos garantizara dicha extensa
a los dos, uno para que pudieras verte
con tus propias cosas, las más gratas
e indispensables, el árbol crecido
de tus amores, la leña cortada perfectamente
para tu necesidad en las perpetuaciones
y logros, porque crees en avances,
en prosperidades, in social mobility
and wellness, así decía mi pequeño,
mi 'pitiyanki Rambo".

En ti no hubo sobrantes.
Al contrario, no ví desperdicios que llorar
por tu causa, o errores
porque hayas sido ventajoso
e indigno; yo lamento, sí
otros escombros que no son tuyos
ni con los que yo sería cómplice.

Esta es basura de pistoleros, asesinos,
que no vieron gozo mayor que arruinar
a un alma más pura, más perfecta
y noble, la tuya, hijo mío.
Sólo por esto entérate de mi rabia,
mi frustración y dolor.

Un día como hoy.
24 de octubre, pasaste con tu karma,
por el lugar, INFERUS PREDIO,
donde ellos / máscaras escondidas
de ojos feroces, y gente subhumana oficiaban
sus rituales, todavía con impunes consecuencias,
todavía cobardes encubiertos a perpetuidad.

Un día como hoy. 24 de octubre,
año del 2003, en un lugar de zarzas, casi un desierto
fui por el cuerpo que recuerdo en su niñez
tan suave y tierno; ahora
voy a darle su nombre en medio de la niebla
y conjuraré el polvo y el hedor
tenebrosamente inmundo.

Identifico a mi hijo y limpio escombros
y me limpio los ojos.
Los lavo en lágrimas, hoy por esta última vez
frente a su cuerpo, abaleado.

Escombra que yo no pueda neutralizar
las misas de tales alimañas traidoras,
vasijas vacías, excedentes inútiles
de lo oscuro; escombra que yo no pueda
limpiar estos infiernos con mis solas manos,
con una escoba, o una azada
o un tractor que desbruje inmundicia
y tenga potencia para tirar esas ventanas
donde el gatillero se apostara
con todos sus chacales.

Escombra que no pueda ni maldecir,
con poder inmediato
a quien te matara, hijito.

Escombro es todo
lo socialmente construído para que haya
armerías en las esquinas de la ciudad,
cajas de balas, puñales, viciosos fantasmas salidos
de cárceles, con odios, con venganzas,
con temerarias formas de aborrecer
a inocentes, como tú.

Escombra que yo no te haya convencido
de que hay mejores formas de servir
que el sistema de ley,
con jueces, fiscales, investigadores y policías
y, en su mayoría son corruptos, sirven
a traficantes de cuello blanco, se venden
en las zonas fronterizas de tu asesinato.
Ellos mismos te entrampan.

Escombro es el olvido, porque te advertí:
«Quien a hierro mata y solicita justicia,
a hierro morirá y será ajusticiado.
A la mierda peor es ir y hurgarla».

Supe que no nacíste para el escombral a tu paso.
porque ninguno de estos escombros
que echaron frente a mi casa es tuyo
y no hay ni hubo ni habrá vergüenza
que me llene de culpa por vía de tu persona.
¡No, mi Rambo!
Hoy te veo más inocente y frágil
que cuando fuíste solo un niño
juguetón y travieso y que me amaba.


Voy y limpio escombros para recoger
más expeditamente tu cadáver.
Sé que ninguna cosa fue tirada por tí.

De veras creíste en orden y justicia.
En vigilancias, en justicia del Estado
(¡yo no tanto! yo prefería creer en tu vida,
en otros sueños posibles, lejos de un cuartel
de policía, o del mundo militar,
o las oficinas de los 'federico'»).

Tú levantas la luz y te mueres tan pronto,
no sé... si queda tanta tiniebla
y desorden, tareas son de lo incompleto
y pienso que, si es Dios quien te pausó
por amor es para que no lamentes
ni un día más que ésto existe,
o si alguno hubiese que te presionara
porque no has herido ni matado
por razón de tu rango, tu oficio, compromisos
de lealtad y vergüenza; no puedes hacerte
como ellos, los que matan,
golpean, ultrajan,
roban y hacen misas del mal.

Así que también a mí me asaltan y lanzan barranca abajo
por caminos y zonas fronterizas de demonios.
Entonces, no es Dios / no es nadie /
quien digita que mueras en vano,
¿por qué Dios lo permite?
Y a veces, hasta el escombro de Dios,
lo que limpio por este abismo
aunque no sea Dios o Don Nadie..

Hago este recogido de escombros,
limpio el trecho hacia casa,
como escombros está mi alma, ¿te digo?
aunque me reconstruye y unifica
que sea la última vez
que te tienta la muerte

... y cuando vuelvas
te leerás en este verso triste
que te escribo, in memoriam.

24 de octubre, 2007 / CARLOS LOPEZ DZUR
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