Sunday, May 25, 2008

Dina Nguyen y la actitud anti-inmigrante


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Construyendo el muro. Dina Nguyen: candidata a supervisora en Orange County



ORANGE COUNTY: Usted, como elector latino, ¿daría el voto a una candidata que tiene unas actitudes que son ofensivas para el sector mayoritario de su comunidad? ¿Daría el voto a una persona malagradecida? ¿A una persona que le gustaría que se vaciara de golpe y porrazo, en deportaciones masivas, la cantidad de inmigrantes o vecinos que tiene usted en su ciudad sólo porque han venido ilegalmente?

Seguramente, contestará que no. Lo hará aunque crea que una ley de inmigración es necesaria. Lo hará porque entiende que la mayor parte de la comunidad hispana es trabajadora, aunque sea indocumentada. Lo hará porque los candidatos de confianza a ocupar oficinas públicas son aquellos que se vinculan con su comunidad y conocen mejor sus problemas. Aquellos que se informan ante de abrir sus bocas, aquellos que oyen con respeto a las personas más humildes y se identifican con las necesidades que tienen, cuando urgen y piden ayuda y orientación.

Dina Nguyen, actual concejal de Garden Grove y candidata a Supervisora del Distrito #1 del Condado de Orange no es así. No conoce la comunidad latina. Mas bien, se distancía de ésta al hablar sin sensibilidad alguna. Da muestras de que menosprecia a los latinos. No se trata sólo de que pueda, o no, ser amiga de políticos hispanos. Es cuestión de ser amiga y conocedora de la comunidad y sus fuerzas vivas, la gente y las organizaciones que la representan y que son las que darán su voto.

Pero, ¿qué se puede esperar de Dina Nguyen, cuyo ancestro es vietnamita, si ella no tolera siquiera que se despliegue la bandera de Vietnam en colegios comunitarios o lugares privados? Si ella es una de las adeptas del vietnamista, naturalizado estadounidense, Van Thai Tran, quien electo como el primero de su etnia en pisar la Asamblea Legislativa, en California, se ha vuelto el autoproclamado gurú, o guía político, el pontífice de la democracia absoluta, el único a seguir, el ejemplo del único liderazgo que él permitirá. El de un cacique. Por esta razón, a su discipulado y seguidores se les llama los «trannies». Y parte de ser un «trannie», a la Van Tran, en este cacicazgo vietnamita, es renegar hasta de la bandera. Renagar de la cultura ancestral y de los símbolos del pasado. Querer ser el yankee perfecto, porque el no serlo es equipararse con los comunistas.

La intolerancia hacia grupos, emblemas y personas, con las que los «Trannies» (y Dina es una de ellos) no simpatizan es un gesto antidemocrático y una muestra de las actitudes cerradas y estilo agresivo y fanatizado de esta candidata y su mentor. El extremo de la mala fe y el fanatismo ha llegado al punto de que la Supervisora incumbente, cuyo escaño desea Dina, se le ha llamado «comunista» por haber dicho: «Apoyo a las personas que ejercitan el derecho a la libre expresión de la manera pacífica y que permite la ley». Comentario que es una reprobación de Janet Nguyen a las actividades violentas e intimidatorias que los partidarios de Van Thai Tran y Dina Nguyen han instigado contra el periódico Nguoi Viet Daily News.

Nada es más extraño a la verdad. Janet Nguyen es la candidata más seria, independiente y experimentada para el cargo que ya sostiene como Supervisora del Candado de Orange. Merece la reelección y la confianza del electorado. Cuenta con el respaldo de su partido y de coalición de amigos, endosos de demócratas y republicanos. Una buena base de latinos está con ella porque, contrario a los aspirantes que le compiten para desbancarla, Hoa Van Tran y Dina Nguyen, es seria, cautelosa y rehuye el extremismo de los trannies.

De hecho, la columinista Dana Parsons de «L. A. Times» ha publicado acerca de las protestas de este círculo de adláteres de Van Thai Tran y sus vergonzosas demostraciones contra el periódico Nguoi Viet Daily News. Una reportera de dicho periódico fue asaltada. «La policía continúa investigando la actividad criminal reportada, inclouyendo una amenaza de bomba y otras amenazas a empleados del periódico». [Ver Los Angeles Times y Orange Juice's Blog.]

Lo que un candidato cualquiera dice o hace es lo que revela cómo habrá de servir, si resultara electo. Para el grupo de votantes hispanos, es importante que se plantée cuál es la actitud de un candidato o funcionario electo o por elegir, de cualquier sexo, partido o ancestro, respecto al problema de la inmigración. De eso dependerá la confianza que se le tenga, o lo que de él o ella se pueda esperar.

¿Qué tal si triunfara Dina Nguyen? ¿Cuáles serían las expectativas? ¿Cómo responderá a decisiones que nos afectaran?

Vale que nos lo preguntemos ahora porque las actitudes de Dina Nguyen son antiinmigrantes. Y de ella se dice que «ha invertido, por casi dos décadas, su tiempo trabajando junto a jueces y fiscales que han puesto a criminales detrás las rejas». Pero, ¿qué tal si Dina Nguyen asiente a ese estereotipo de moda que designa como criminal a una persona, cuyo único delito es no tener documentos legales de residencia? ¿Qué tal si sigue hablando del único recuerdo que guarda después haber estudiado en una de las escuelas públicas de Santa Ana? Ella ha dicho que es el olor a marihuana que le salía del cuerpo a los latinos y que se esparcía por el interior de los salones de clase?

¿Qué decisión tomará si el poder conquistado le diera la opción de hacer que se requiera que una oficina pública, a nivel del condado, se convierta en sucursal de los aparatos policíacos que a nivel federal administran las leyes sobre inmigración?

Esto no es teoría sólo. En ciudades del Condado, se cuenta con varios departamentos de policía que funcionan y albergan programas que son pequeñas «migras». Hay políticos locales se sienten agentes de inmigración ad honoren y que alientan y justifican el vigilantismo, la edificación de muros fronterizos, el pisar con el pie a cada indocumentado. Que desean ser «patriotas» a base de un gran número de deportaciones o separación de familias y quitando cada servicio que un latino recibe. Dina Nguyen es cónsona con tales actitudes. Esa misma comunidad vietnamita que habita en Garden Grove, Westminster, Little Saigon, tan llena de trabajadores mexicanos y chicanos, ¿no merece una persona más agradecida de lo que éstos producen y aportan a la vida económica de las ciudades? Sí, latinos que trabajan para vietnamitas en restaurantes y en la industria de servicio y que reciben salarios mínimos. Y es injusto quien, como ella y otros trannies, les tengan en menos y viajen a San Diego a hacer causa común con los Minutemen. Aunque en el blog Bolsavik.worldpress, el 25 de abril pasado, contesta a un periodista que inquiere sobre este viaje:

«(Al) volar a la frontera... mi propósito fue ver de qué se trata el proyecto de la frontera y, de hecho, sugeriría a la gente de ambos lados de este asunto ir y observar lo que está pasando... Yo concluyo que ésta es un pacífico disuasivo para que la inmigración ilegal pase la frontera. En cierto modo, eso funciona. No sólo eso. Nos dice si estamos seguros ante ciertas cosas como el tráfico de drogas, el terrorismo. Se trata de nuestra seguridad... Antes de que fuera yo tenía una preocupación sobre los Minutemen. Esa fue mi preocupación con los vigilantes civiles». Ver: Dina Nguyen explains the way she'll win

Sus palabras textuales citadas en dicho blogsite fueron las siguientes: «Flying down to the border is not for or against immigrants. My purpose was to see what the border project was about, and in fact I would suggest that people on both sides of the issue go down and observe what’s going on. [...] I concluded that it is a peaceful deterrent to illegal immigrants from passing the border. To a point, it works. Not only that, it tells me that we’re secure from certain things like drug trafficking, terrorism. It deals with our security. [...[ Before I went, I had this concern about the Minutemen, and how they were running around enforcing their own laws. But the border guards told me they were very in control of the Minutemen. That was my concern with civilian vigilantes».

Sea como sea, Dina ilustran el tipo de políticos que le hace daño a una ley justa de inmigración.

¿Sabe la comunidad local que Dina Nguyen viajó a la frontera, con el mensaje: Edifiquen el muro. Estoy preocipada por la seguridad? El Orange Juice Blog, que funciona con comentarios políticos desde 2003, destaca el viaje que Dina Nguyen, el asambleísta Van Tran, Truong Diep, el concejal de Garden Grove Steve Jones y otros Trannies hicieron a la franja fronteriza y su presencia en San Diego en 2003. Con el título «Los Trainnies atacan la frontera», se destaca la visita.


Dina Nguyen

Esta es del tipo de político, busca-posiciones, que con el fin de aparecer en periódicos, noticiarios y promocionar su imagen ante su partido y el sector conservador de su país, necesita de falsas proezas y estereotipar a una comunidad pobre. Ella necesita decir que los hijos de los inmigrantes son los que huelen a marihuana. Que la fuman a la escuela. Que la traen y dispersan en los barrios. El tipo de político que de otras etnias no tiene nada bueno que decir, sólo dar el estigma de lo indeseable: la comunidad viciosa.

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Los políticos anti-inmigrantes

Los Estados Unidos de Norteamérica debe elaborar y aprobar una reforma de la inmigración. Ya es tiempo. Y tal reforma debe incluir como sus elementos lo que es indispensable en una ley justa, comprenhensiva, compasiva, inteligente y duradera, sin dejar huecos para que se debatan aspectos ignorados o previsibles del problema por una década más. A las leyes malas y chapuceras, los afectados la desobedecen. Son, a final de cuentas, leyes que crean más problemas que los que enmiendan.


Hágase una buena ley de una vez por todas y evítese que el tema se prolongue innecesariamente.Tómense en cuenta las recomendaciones ofrecidas por los que realmente han estudiado el asunto. Tomen en cuenta, por igual, quiénes son afectados directamente por el proyecto que se aprobará y, sobre todo, hágase por quienes piensan en el bienestar general como la guía para su elaboración.


Los problemas que no se atienden a tiempo se agravan. De lo que se habla con alarma y de mala fe, los políticos y los ignorantes hacen demonios, excusas, racionalizaciones y prejuicios. Tormentas en vasos de agua. Esto es lo que sucede actualmente con el tema de inmigración. Se ha vuelto una razón para satanizar. Un pretexto al que se asocia más emociones que ideas; más cortinas de humo que responsabilidad.


¿Qué ocurrirá con la ley de inmigración después de la elección presidencial en noviembre?


Lo peor que puede suceder es que la ley se enmarque en los intereses de los políticos que van, o ya fueron, por la caza de votos, o la popularidad ante los electores y, peor aún, que se enmarque en los intereses de aquellos que explotan el miedo o las pasiones bajas de unos pocos. Lo peor es que se elijan en posiciones públicas aspirantes como Dina Nguyen.

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