Sunday, June 15, 2008

El síndrome de Brooke


Edward W. Brooke, Jr. Ex-senador republlicano de Massachussetts; primer afroamericano en ocupar tal escaño


Por CARLOS LOPEZ DZUR

CONDADO DE ORANGE:
En 1966, un hombre de la raza negra hizo historia. Su nombre es Edward William Brooke, Jr.. Siempre tuvo una ideología moderada Con el apoyo republicano, se convirtió en el primer Senador afroamericano de Massuchessett, electo por el voto popular. Ahora vive en la Florida, una vez jubilado en 1979. Y recibió una copia autografiada de un libro de Barack Obama, con el mensaje Thank you for paving the way [«Gracias por pavimentar el camino»]. Edward W. Brooke III reciprocó este detalle, con otro mensaje y libro, en que dice de Obama: «(Eres) un valioso portador mensaje de la antorcha, «a worthy bearer of the torch»).

Brooke III derrotó a su oponente demócrata Endicott Peabody, 58% a 42%, convirtiéndose en el primer afroamericano electo al Senado desde el siglo XIX y permanecería como la única persona de tal ancestro enviada al Senado en el siglo XX hasta que se elifió a otro afroamericana senadora demócrata, con la persona de Carol Moseley Braun, en 1993.

El ex-senador Brooke se siente «extremadamente orgulloso, confiado y gozoso» de ver el ascenso político de Obama. Todavía piensa que el factor decisivo para su voto en noviembre no será la raza, pero no vacila un momento en pensar que: «Esta será la más importante elección en la historia de los Estados Unidos. Con la situación en que el mundo se encuentra, pienso que necesitamos a la mejor persona que podamos obtener».

Pienso que todos los electores afroamericanos, cualquiera sea el partido que los afilie y sus antecedentes de votos, están pasando por la misma situación que el ex-senador. Este factor es lo que llamo el síndrome Brooke. La madre del senador, contrario a él, que no ha decidido si dará el voto a Obama, rompiendo su filiación republicano, es una republicana, con la edad de 82 años, que ya lo decidió. «Ella está tan orgullosa del senador Barack Obama y a ella hecho clato a todos nosotros que votará por él. Esto es histórico. Cada vez que la telefoneo, ella pregunta: ¿Cómo le va a Obama?... Dada la historia de este país, se siente una parte de algo que ella nunca pensó vivir en este momento».

Este síndrome de Brooke se puede llamar de muchas maneras. El periodista Frederick Frommer, al describir cómo siente muchos partidarios republicanos, descritos como conservadores y moderados, así como la manera en que ha Obama ha tocado a muchos votantes demócratas del bloque clintoniano, lo llama el sentimiento de las «emociones conflictivas» y de los «empujes de la historia». Cautivado por este síndrome, otro afroamericano que jamás ha sido en favor de los demócratas, el teleanimador de un «talk-show» político conservador, Armstrong Williams, confesó sus sentimientos increíbles: «No me gustan muchas de las cosas que Obama defiende; pero siento igual que los que, siendo afroamericanos conservadores me dicen privadamente que sería muy difícil para ellos votar contra Obama en noviembre».

Es que las oportunidades históricas, en un país como los EE.UU. dominado por los intereses corporativos y el pensamiento anti-étnico, no se tienen siempre. Cualquiera de los afroamericanos que han sido exitosos en el servicio público tiene una historia que contar. No les ha sido fácil. Brooke comenzó su servicio a la nación cumpliendo su servicio militar, por cinco años, como un oficial en el Regimiento segregado 366th de la Infantería y estuvo en combate en Italia. Una vez cumplido honorablemente el servicio, se graduó de abogados en la Universidad de Boston en 1948. Brooke puede hablar de muchas cosas, inclusive de su pasión por combatir el crimen organizado y su papel organizador con la policía cuando se dio el caso de Estrangulador de Boston. De 1962 a 1954, se distinguió como un fiscal vigoroso y valiente. La misma valentía que tendría que mostrar al tratar con sus compañeros republcanos, aún los presuntos «progresistas», que se reunín en el «Wednesday Club» para discutir estrategias legislativas. La misma valentía que a menudo debía mostrar con el Presidente Richard Nixon con quien difería al discutirse las políticas de derechos civiles y materia social. Se le opuso, por igual, por los intentos nixonianos de cerrar la Corporación de Servicios Legales (sin la cual el negro y las minorías pobres serían severamente afectadas), Job Corps, la Oficina de Oportunidades Económicas y las tentativas republicanas de endeblecer la Comisión de Oportunidades Iguales en el Empleo, que fue una de las primeras bases de ayuda para los pobres de la estrategia Great Society de Lyndon B. Johnson.

Brooke estaba solo con un papel pionero. En un partido conservador, donde al pobre se le miraba con desprecio. El tuvo que fungir como vocero en contra de la discriminación en la vivienda. Abogar en favor de creación de vivienda asequible para las comunidades pobres. Rompía las líneas pardistas y, con su colega demócrata Walter Mondale, fue el coautor del Acta de la Vivienda Justa de 1968 que el presidente Lyndon Johnson firmó como ley una semana después del asesinato del Dr. Martin Luther King, Jr. el 11 de abril de 1968.

Puede que hoy, exista uno que otro afroamericano republicano que se sienta desorientado y el poder se le suba a la mollera cuando obtiene altas posiciones, públicas o privadas, pero cuando el Senador Brooke servía la lealtad a su comunidad fue incuestionable. Brooke buscó la vía republicana para llegar al poder y competir por razones de servicio, no por sectarismo partidarista y razones dogmáticas. Como Senador dio muchas luchas en favor de la vivienda, la banca, la equívoca nominación de jueces por Nixon y el proceso legislativo mismo, que lo hizo vivir insatisfecho. Aprendió a crear coaliciones bipartidarias porque los republicanos conservadores y racistas no le podían comprar la consciencia y hacerlo un chico de los mandados, el neo-esclavisto en el Senado. Allí tenía su comunidad y los pobres en general un Guerrero. Un indómito negro. Lideró la lucha que terminó en la aprobación de la Ley de Iguales Oportunidades de Crédito para la Mujer (Equal Credit Act) y, en 1974, junto al senador Birch Bryth defendió la ley Título IX que garantizara las iguales oportunidades educativas en la Ley de Educación para niñas y mujeres. Como una bofetada a los republicanos y sus decantados valores conservadores, Brooke se hizo en 1976, tomó posición un tema crucial que escandaliza a republicanos de Mayoría Moral. Asumió «the role of champion for a woman's right to an abortion». No falta más que este paso, su posición en favor del aborto, para que funcionara como un demócrata.

Por su valentía, Brooke fue reelecto en 1972, derrotando al demócrata John J. Droney, con un apoyo del 62% de los electores. A raíz del Escándalo de Watergate, fue el primer republicano que le pidió a Nixon que renunciara.

Hay una gran diferencia entre las motivaciones de los pioneros afroamericanos en el poder, pese a que sean republicanos, y los que arriban hoy, prsumiendo que no pueden ser de izquierda, o ideológicamente pro-negros y pro-pobres. Quiero decir con ésto que hay muchos «negritos de colmado», sean demócratas o republicanos; que se han convertido en recaderos, mandaderos, gestionantes de agendas corporativas, ausentes sentimentalmente de sus comunidades. Promotores de una voluntad desorientadora y divisora que coloca como únicas opciones para el afroamericano y las minorías pobres el que sean «carne de cañón» para las guerras injustas, jefes de policía para que persigan y hostiguen a sus minorías en sus ghettos. Y ésto es lo que aprenden: absolute powerlessness, learned helplesness, el síndrome de la víctima y la alienación. No reciben la orientación de sus dirigentes para trabajar junto a otras personas y minorías con las mismas necesidades y, por tanto, los mismos intereses. No buscan los consensos idóneos.

El síndrome de Brooke, como regreso emocional a la fuente de la responsabilidad y el sentido de historia, que no se puede divorciar de la comunidad étnica, con la excusilla de moda, de si un «negro me parece demasiado blanco para ser negro», ha llegado también a J.C. Watts, un ex-congresista afroamericano y republicano de Oklahoma, quien dijo que está pensando en votar por Obama y que el Partido Republicano descuida la comunidad negra. Según lo citara Frommer, los Black Republicans, «deben admitir eso, aunque no coinciden con muchos de los temas de los demócratas», «Obama enfatiza los temas de pobreza pobreza y política urbana mucho más. Así lo espero. A menudo los republicanos son indiferentes a estas cosas».


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Bibliografía

Frederick J. Frommer, «Black conservatives conflicted on Obama campaign», Associated Press, Sat Jun 14, 2008. Ver


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