Saturday, November 7, 2009

El caos del imperialismo



Por Marcos Reyes Dávila / Escritor y educador puertorriqueño

«Lula dice que Obama no presta atención a Latinoamérica», dice el titular del periódico. A Dios gracias, diría yo, si fuera cierto. En El Salvador el gobierno intenta frenar con el ejército la violencia callejara, dice otro titular.

En Honduras, Micheleti se burla del ex presidente chileno Lagos y la embajadora norteamericana que fueron, diz que, a supervisar la ejecución del acuerdo para establecer un gobierno temporero de reconciliación nacional. Zelaya, diz que, esperaba ser restituido en la presidencia de la república, pero Micheleti se queda con ella. No obstante, Obama anuncia que reconocerá el gobierno que surja de las elecciones golpistas de este mes, no importa lo que haya acordado la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea. En la expulsión de Zelaya se utilizó la base norteamaricana en Honduras, lo que significa que el golpe de estado es del nuevo premio nóbel de la paz, Obama.

En Puerto Rico la crisis social aumenta sin freno. El gobierno, empeñado en proseguir su ruta de privatización de todo, despide decenas de miles de padres y madres de familia, cancela los convenios sindicales, cancela los beneficios conquistados en décadas de lucha por los trabajadores, cancela la ley de ocho horas, el pago doble de horas extra, aumenta los impuestos por todos lados, y se extraña a la vez del vertiginoso aumento en la criminalidad y en los suicidios. Recientemente se sometieron en inglés medidas en la legislatura para un pueblo que no habla inglés, impidieron el voto de legisladores de la minoría, y se aprueban medidas sin vistas públicas sacadas de cuartos secretos, completamente a oscuras. La cara del fascismo se levanta en Puerto Rico.

En Colombia, las numerosas bases militares norteamericanas significan sencillamente, la ocupación militar de ese país por Estados Unidos, que reactivó una nueva flota naval para atender los asuntos imperiales en la América Nuestra.

Uno se pregunta, qué beneficio puede obtener el imperialismo del caos. La pregunta intenta convencernos de que el caos no puede ser una intención política. Y es que la ingenuidad política nos hace olvidarnos de África, convulsa, en constante guerra civil, con una explotación de diamantes sangrientos, pero diamantes. O Irak, en piedras y explosiones, pero con una producción de petróleo continua. Y, ¿qué le pasó y pasa a Haití? Como si las protestas en Honduras impidieran la explotación del país, ysi la guerra interna impidiera la explotación de Colombia.

No. El imperio no sufre con el caos que genera: lo goza y lo explota. ¡Pobre porvenir de Puerto Rico!

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