Saturday, September 6, 2008

Francisco Ramírez, pionero del periodismo en español


Por CARLOS LOPEZ DZUR

En California, a pocos años de la guerra entre mexicanos y estadounidenses, se publicaron al menos 132 periódicos en lenguaje español y en versión bilingüe. Tal guerra, si bien terminó con el Tratado Guadalupe Hidalgo, hizo la vida histórica de California, de 1846 a 1848, muy traumática. La miseria e incertidumbre avanzaron como nunca antes por los próximos 50 años. Advino la horca, el vigilantismo, la imposición del inglés como nuevo lenguaje, una cultura legal y materialista distinta a la prevaleciente e impuesta de golpe y porrazo. Entre las clases más bajas y pobres, menos articuladas en una ideología, el resentimiento. Esta información, dolor e historia, frustración privada y pública, necesitaba ser dicha. La ansiedad colectiva se canalizó con la creación de la prensa del californio in shock.

Los habitantes pioneros de California, sus familias y generaciones, fueron el blanco de los nuevos «vigilantes» o asaltantes provenientes del populacho anglosajón que, con violencia y clandestinaje, en aras de beneficiarse de la riqueza minera del Estado, llegaban en tropelía y se quedaban con las casas, tierras y posesiones de poblador étnico, hispano-mexicano o indígena. Sumado al saqueo, caricaturizaba al californiano mexicano, desprestigiándolo con su prensa tendenciosa y sus propagandas impresas en el Este. Richard Henry Dana, en su libro de 1840, titulado Two Years Before the Mast, describir a los mexicanos de California, como «demasiado haraganes» para desarrollar sus propias tierras; nada, excepto el carácter, «les impide progresar». Otro cronista de viajes y, más tarde abogado, Thomas Jefferson Farnham, tras visitar California, cuando opina se creerá tremendo experto. «The Californios are an imbecile, pusillanimous race of men, and unfit to control the destinies of that beautiful country».

Para corregir a tales opinantes y señalar, surge una prensa apasionada. Había una gran necesidad de hablar, escribir y comunicar, el terror que se estaba viviendo. Más allá del tiempo en que duró la guerra. Según diría un editor y reportero en aquellos tiempos, Francisco Ramírez: «California había caído en las manos de los Hijos Ambiciosos de Norte América, quien no pararán sino hasta ver satifechas sus pasiones, al sacar a sus primeros ocupantes fuera del país, arruinando de paso su religión y desfigurando sus costumbres».

En un columuna editorial del periódico El Clamor Público, al referirse a la crisis de post-guerra de1856, al arribo de multitudes del Este atraídas por la Fiebre de Oro, escribió: «¡Oh, fatalidad! Los mexicanos han sido las víctimas de un pueblo de furia insana. ¡Los Latinos americanos han perdido California!».

Había escrito un año antes su opinión de los angloestadounidenses con palabras estridentes: «World history tells us that the Anglo-Saxons were in the beginning thieves and pirates the same as other nations in their infancy … [but] the pirate instinct of old Anglo-Saxons is still active» [La historia mundial nos dice que los anglosajones fueron en sus comienzos ladrones y piratas, tal como otras naciones en su infancia; pero el instinto de los viejos anglosajones todavía está activo].

Desde la edad de 15 años, el jovencito (nacido en Los Angeles en 1830) se convirtió en el vocero de la resistencia y el rechazo a los dominadores anglosajones que habrían de quedarse con California. Escribirá con elocuencia, en el peródico de Los Angeles que fundó y llegó a ser leído ampliamente por la gente mexicano. Lo que afectara al Estado en ese tiempo, el cambio de jurisdicción étnica y legal del poder, el robo de tierras y la frecuencia de los ahorcamientos (o linchamientos de mexicanos). Rodolfo Acuña, Coya Paz Browrigg, Félix Gutiérrez y otros, en sus artículos sobre Historia de California, han llamado este proceder político y militar de mal gobierno como la «linchocracia», «las ejecuciones ilegales de Latinos» en el contexto de sus luchas por defender sus títulos de propiedad y derechos de tierra, con recursos limitados ante la fuerza de políticas expansionistas de los EE.UU. y jueces federales, déspotas, codiciosos y ladrones.

Coya Paz explica que Francisco Ramirez «entendio la violencia de los linchamiento como una diseñada específicamente para distinguir entre Americano [Anglo] y otros sectores raciales».

Los editoriales de Ramírez condenaban los ahorcamientos, denunciaban el filibusterismo político, pedían amplias reformas, animaban a los «Californios» a emigrar a la región de Sonora, en el Norte de México, para mejorar sus vidas, publican poesía en español y reseñas de oposición a la esclavitud negra. Diseminaba los puntos de vistas de pensadores muy liberales. Abogaba por la educación para todos, incluyendo las niñas para que «no fuese como juguetes, por infantil e ignorantes, en mano de sus maridos». Aconsejaba que se leyera en inglés y en español a los niños. Alentaba la inmigración de mexicanos a otros países, antes de verse sujetos a esclavitud y extremo empobrecimiento.

De 1855 a 1859, Ramírez fue un republicano antiesclavista motivado por los principios del liberalismo mexicano. Creía en la igualdad racial para indífenas, chinos y afroamericanos. En 1859, compitió por un escaño en el Ayuntamiento de Los Angeles.

El Clamor Público fue uno de los primeras publicaciones «republicanas» que rechazó las actitudes raciales de los caballerangos «Demócratas sureños» del Reino del Algodón cuando migran hacia California y se opuso a l;a extensión de la esclavitud en California y las leyes que limitarían los derechos de los negros libres en el Estado. Derechos. Muchos mexicanos, cultos y de la élite, adoptaban las tradiciones de los Anglos y su cultura, mientras echaban pestes contra «the lower-class cholos and mestizos» quienes a menud preferían la retención de sus tradiciones ancestrales hispánicas.

Los mexicanos de la élite («Elite Mexicans») pensaban que Ramírez era «demasido radical». Las clases trabajadoras recelaban de él porque era «muy educado» para sere uno de ellos y les exhortaba a votar y defender sus derechos; mas, por otro lado, quedaba en medio, sin la aceptación incondicional de todos. Como un «permanente intruso».

Cuando se crea una Comisión Federal especial para ventilar los casos de propietarios mexicanos expropiados, en 1851, es difícil no verse extorsionado por causa de los procedimientos costosos, abogados inescrupulosos y despojadores de las tierras de los Californios.

Al cerrarse el periódico, Ramírez se mudó a Ures, Sonora, Mexico, y editó La Estrella de Occidente. Dirigió la imprenta pública del Estado. En 1862, regresó a California como editor de La Voz del Nuevo Mundo de San Francisco. En Los Angeles compitió sin éxito por un escaño en el Senado.

Trabajó como traductor , empleado postal, asociado al periódico La Crónica de Los Angeles en 1872 y practicó la ley antes de establecerse en Ensenada, Baja California, en 1885. Murió en 1908.

En fin, la existencia de la imprenta de Augustín Zamorano, desde 1834, y su deseo de ofrecer buenas tarifas de costo de impresión a las pulicaciones periódicas que surgieran, tras la guerra mexicoamericana, ocasionó una explosión de revistas. Dio las bases para el periodismo en español. Francisco Ramírez lo hizo en ambos idiomas y fue la voz más liberal y valiente de su tiempo. El Clamor Público fue el primer semanario impreso principalmente en español. La suscripción se vendía a $5 al año.

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