Friday, September 26, 2014

LA ASTILLA ENCONADA / LA DESOBEDIENCIA / A ELLOS NO LES CIERRO LOS OJOS / GENOCIDIO, 1915 / LA PERVERSION QUE SE ESCONDE


LA ASTILLA ENCONADA

      a Helene Piralian

No en toda piel, en ésta en particular,
colleja de imaginación sensible, 
rehuyente de las venas dolorosas,
en estos dígitos del poeta con mano sincera
y palma generosa, en su pie de ciencia
y de sociología que busca rumbo
y dirección objetiva para el asombro de alegría
y lo desconocido, aquí es que cruje
la astilla, metida por un poro en la piel
que busca el nervio
para enconar, hincar hasta que surja
el grito, que no  alcanza
a explicar lo perverso y se pregunta: 
«¿Cómo puede ser 
que esto ocurra?»

   9-12-2000

*

   LA DESOBEDIENCIA

No es fácil la desobediencia ni en la casa privada
de los aberrados ni en la cas pública
de los manipuladores. 
El telón abierto mostraría
la anomalía salvaje de la historia.
Unos que construyen, pero ya no se atreven 
y otras que destruyen y saltan, tras bambilinas,
inaccesibles a la opinión pública,
riéndose, burlando, transmiendo ademas
de amenaza divertida.

Sería doblemente trágIico:
en este campo social, ahí
donde acuden los maleantes del Gozo Perverso
y el espectadorque se aleja de quien
lo mira desde un pliegue  de cortinas
que sepan que son víctimas obedientes
que no ven el estigma ni la vergüenza.
Quedaron ciegos
sin el recuerdo lúdico primero.
Que al fin conozcan cómo funciona la genealogía 
de susubjetividad turcamdnte enfermiza.  
y se transmita generacional el trauma.

¡Cuántas complicidades y traiciones
permanecen ocultas para que nadie hable
en la casa privada de sus colonizados
ni mire a los ojos esos actores
aberrados en el juego voluntario
del ser-y-no-ser

*

    A ELLOS NO LES CIERRO LOS OJOS

Hay hombres / bestias / entes / seres que yo no quiero ver. 
Son los que dejaron de pensarse como egos cesativos. 
Me dan asco y no voy a sus camas a entregarles 
su futuro sepulcro. A ellos no les cierro los ojos.

Yo no. Otros que sean los que susurren 
alguna mentira para ellos: «Están muertos». 
No me arropan las colchas de esos cadáveres vivientes.

Me gusta más tu cobija y tu cuerpo desnudo 
que me adivina, me acaricia, me sube con manos 
tiernas, esplendorosas, pequeñas, al estómago.

¡Tú me has amado, me invocas, me respetas: 
tú me llamas hermana, madre, mujer, amante, 
materia prima de tus ansias, 
pulpa femenina de tus sueños!

¡Cómo me amas, enano, 
desde la flor de tus cinco sentidos! 
Me siento más bella cuando tú me quieres.

*

      GENOCIDIO, 1915

      a mi amiga Margi Sevan Karas, estudiante armenia

«La sociedad armenia, como parte damnificada por el genocidio, ha generado actitudes de resistencia, de lucha por los derechos humanos. Por su parte, la sociedad turca manejada por el negacionismo, sigue las consignas oficiales. El neologismo 'genocidio; surgió durante las matanzas de armenios en 1915-1923 y fue acuñada por Lemkin en 1948»: Dr. Daniel Ferioli Seragopian


Todo comenzó una noche del 23 de abril.
Alguien te llamó minoritario: Dhimmis.
Alguien en 1915 habló, triunfalmente,
en parlamentos del odio sin sentido.

Alegó: «Ellos no creen lo que creemos.
Que no pisen nuestra tierra como extraños.
Que no respiren el aire ni abran sus bocas
porque este espacio es NUESTRO.
Que no valga ninguno de sus testimonios.
Sean destituídos sus dioses, sus penas,
sus esperanzas; abajo sean sus sueños».

Y, para que así fuese, comenzaron
a llamarlos DHIMMIS, bocas torcidas,
renegados, cristianejos con barbas de chivo.
Malnacidos, occidentalizados.

En tan sólo dos años, 1894 a 1896,
victimizaron los primeros 100,000 … 
y nadie dijo nada.

En 1906, otros 30,000, entre armenios, 
dijeron de sí mismos: «¡Pobre de mí, 
karma es mi dolor cristiano
y larga espera porque ni Dios lo oye!»

Ante ningún tribunal se asomará
(porque el espacio de la ley es EXTRANJERO
y se nos dice: USTEDES no son de los NUESTROS).

Con impuestos excesivos pagará su intrusión
en tierra ajena, su condición de armenios
a medias tolerados, siempre sospechosos
por su cáscara amarga y su vestido
y su barba de fe y su voz disociativa
que contraviene al turco.

Y empezaron a empujarlos a Anatolia.
Y a matarlos entres sombras agrestes, 
a herirlos en cruces de caminos.

Se les prohibieron las armas y hasta apretar
el puño o mirar a los ojos; 
se les quiso indefensos,
descabezados, secuestrados, 
sin portavoz en ningún predio; 
se les puso en las manos
de batallones de ex-convictos carniceros.

Se  ha gritado ante ellos: 
«¡Véte, véte o muere!»
Mataron a sus varones más valientes; 
escupieron a los viejos en las calles.

A los niños hambrientos y haraposos
se gritó fruta podrida
que a las moscas pertenece,
no a los mercados.

«¡No toquen alimento, moscas, 
a volar, hijos de DHIMMIS, 
cerdos impuros!»

Después se violaban sus mujeres. 
Y se mandó a muchas armenias a prostíbulos.
Se raptaron sus niños, se abortaron
en cañerías o se vendieron como siervos.

¿Quién protestó este acoso de las dictaduras?
¿Quién reconoció esta crueldad? 
¿Quién dijo: ¡Basta!?
¿Cuántos años requirió esta memoria
para que no quedara impune?

@

     LA PERVERSION QUE SE ESCONDE

«El caso de los armenios en Turquía es el primero de los genocidios del Siglo XX. Las matanzas sistemáticas de armenios durante la dictadura de los Jóvenes Turcos constituye una muestra de una masacre que acabó, según varias fuentes, con la vida de cerca de millón y medio de personas»: José Carlos Rodríguez

Es como un crimen perfecto
soñados por criminales, misión:
de no ser descubierto y no ser incriminado. 
Es el gozo de manejar a sus jueces
y seguir haciendo a la Virtud pordiosera
que se viola, se le roba,
se le disfruta en lo oscuro de ignominias
y desamparos.

Jóvenes Turcos, liberales y constitucionalistas,
¿no vieron que los dhimmis encarnan su esperanza?
Y pudo más ayer las rencorosas ínfulas
 y el ultranacionalismo.
Pero la perversión que se esconde
no será por siempre
No será por siempre... 
¡que el olvido en perversión se esconda 
y o el gobierno no escuche y se escud
en más mentiras!

Y, Dios de los DHIMMIS, Jesús
de los cristianos, ¿qué significado dar
a ese dolor, ese exterminio? ¿Por qué
Tú lo permites, por qué Tú?

*  CARLOS LOPEZ DZUR

*

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