Thursday, October 30, 2008

La guerra de los tres billones de dólares



Por JOSEPH E. STIGLITZ
/ Premio Nóbel en Economía

El 20 de marzo se cumple el quinto aniversario de la invasión de Irak por parte de tropas dirigidas por Estados Unidos, y es un buen momento para revisar lo que ha ocurrido hasta ahora. En nuestro libro The three trillion dollar war, la profesora de Harvard Linda Bilmes y yo sugerimos que el coste de la guerra para EE UU asciende, según cálculos conservadores, a tres billones de dólares (1,95 billones de euros), más otros tres billones a cargo del resto del mundo; una cantidad muy superior a los cálculos que hizo el Gobierno antes de iniciar el conflicto.

El equipo de Bush no sólo engañó al mundo sobre los posibles costes de la guerra, sino que además ha tratado de seguir ocultándolos a medida que la guerra se desarrollaba. No debe sorprender a nadie. Al fin y al cabo, el Gobierno de Bush mintió sobre todo lo demás, desde las armas de destrucción masiva de Sadam Husein hasta sus supuestos vínculos con Al Qaeda. La verdad es que Irak no fue ningún semillero de terroristas hasta después de la invasión.

El Gobierno de Bush dijo que la guerra iba a costar 50.000 millones de dólares; Estados Unidos gasta hoy en Irak esa cantidad cada tres meses. Para situar esa cifra en su contexto: con la sexta parte del costo de la guerra, EE. UU. podría asegurar la base de su sistema de pensiones durante más de medio siglo, sin necesidad de recortar prestaciones ni elevar cotizaciones.

Además, el Gobierno de Bush recortó los impuestos a los ricos al mismo tiempo que iba a la guerra, a pesar de que tenía un déficit presupuestario. Como consecuencia, ha tenido que utilizar ese déficit -en gran parte, financiado por países extranjeros- para pagar el conflicto. Ésta es la primera guerra en la historia de Estados Unidos que no ha pedido algún sacrificio a los ciudadanos mediante la subida de impuestos; se está haciendo recaer todo el coste sobre futuras generaciones. Si las cosas no cambian, la deuda nacional estadounidense -que era de 5.7 billones de dólares cuando Bush llegó a la presidencia- será 2 billones mayor debido a la guerra (además del aumento de 800.000 millones con Bush antes de la guerra).

¿Ha sido incompetencia o falta de honradez? Casi con seguridad, las dos cosas. La contabilidad en efectivo ha permitido que el Gobierno de Bush se centrara en los costes actuales, no en los futuros, entre ellos los gastos de discapacidad y atención sanitaria para los veteranos que regresan. El Gobierno tardó varios años en encargar los vehículos acorazados especiales que habrían podido salvar la vida de muchos muertos por bombas en las cunetas. Como no se ha querido volver a implantar el reclutamiento obligatorio, y es difícil encontrar a gente dispuesta a ir auna guerra impopular, los soldados han tenido que llevar a cabo dos, tres y hasta cuatro turnos llenos de tensión destinados en Irak.

El Gobierno de Bush ha intentado ocultar los costes de la guerra a la opinión pública estadounidense. Los grupos de veteranos han alegado la ley de Libertad de Acceso a la Información para averiguar el número total de heridos, 15 veces el de fallecidos. Ya hay 52.000 veteranos a quienes se ha diagnosticado síndrome de estrés postraumático. Se calcula que el Estado tendrá que pagar pensión de discapacidad al 40% de los 1.650.000 soldados desplegados. Y, por supuesto, la sangría persistirá mientras dure la guerra, con unas facturas de sanidad y discapacidad que ascenderán a más de 600.000 millones de dólares, en cifras de hoy en día.

La ideología y la codicia también han contribuido a aumentar los costes de la guerra. Estados Unidos ha recurrido a contratistas privados, que no han sido baratos. Un guardia de Blackwater Security puede costar más de 1.000 dólares diarios, sin incluir los seguros de vida y discapacidad, y el que paga es el Gobierno. Cuando los índices de paro en Irak llegaron hasta el 60%, habría tenido sentido contratar a iraquíes; pero los contratistas prefirieron importar mano de obra barata de Nepal, Filipinas y otros países.

La guerra no ha tenido más que dos vencedores: las compañías petrolíferas y los contratistas de defensa. El precio de las acciones de Halliburton, la compañía petrolífera del vicepresidente Dick Cheney, se ha disparado. Sin embargo, el Gobierno, al mismo tiempo que ha ido utilizando cada vez más contratistas, les ha supervisado cada vez menos.

El mayor precio de esta guerra tan mal gestionada lo ha pagado Irak. La mitad de los médicos iraquíes han muerto o se han ido del país, el paro es del 25% y, cinco años después del comienzo de la guerra, Bagdad sigue teniendo menos de ocho horas de electricidad al día. De la población total de Irak, unos 28 millones, 4 millones viven desplazados y dos millones han huido del país.

Las miles de muertes violentas han acostumbrado a la mayoría de los occidentales a la situación: ya casi no es noticia la explosión de una bomba que mata a 25 personas. Pero los estudios estadísticos sobre el número de muertes antes y después de la invasión dejan clara, en parte, la triste realidad. Las muertes en Irak han aumentado, desde unas 450.000 en los primeros 40 meses de la guerra (150.000 de ellas, muertes violentas), hasta un total de 600.000 en la actualidad.

Con tanto sufrimiento de tanta gente en Irak, puede parecer cruel hablar del costo económico. Y puede parecer egocéntrico hablar del coste económico para Estados Unidos, que emprendió esta guerra violando las leyes internacionales. Pero esos costes económicos son inmensos, y van mucho más allá de los desembolsos presupuestarios. Pronto intentaré explicar de qué forma ha contribuido la guerra a las actuales penalidades económicas de EEUU. A los estadounidenses nos gusta decir que no existe la comida gratis. Tampoco existe una guerra gratis. Estados Unidos y el mundo seguirán pagando el precio de Irak durante muchos años.

Tomado de © Diario EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200 / © Prisacom S.A. - Ribera del Sena, S/N - Edificio APOT - Madrid [España] / 13/03/2008

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El libro de la guerra / El pueblo en sombras / Cuaderno de amor a Haití

Wednesday, October 29, 2008

Democratizar la comunicación




Vivimos tiempos de cambio en América Latina. Hoy más que nunca los grandes medios de difusión, voceros del poder económico, se convierten en principales opositores a los cambios, ejerciendo un verdadero terrorismo mediático. Al mismo tiempo, vemos con optimismo el fortalecimiento y articulación de iniciativas de comunicación transformadoras, populares, alternativas, comunitarias, educativas y otras. Estos medios disputan sentidos, cuestionan la hegemonía del pretendido discurso único y son expresión de las diversidades de nuestro continente. De igual manera valoramos el trabajo de algunos medios locales que acompañan los esfuerzos de desarrollo y de diversos periodistas que de forma muy profesional y valiente hacen esfuerzos por promover una comunicación crítica y con compromiso social.

La Comunicación es un Derecho de todas las personas. El Derecho a la comunicación implica garantizar diversidad y pluralidad. No nos conformamos con las proclamas empresarias que reducen la libertad de expresión a la libertad de empresa. No se trata solamente de que los estados no censuren a la prensa. Entendemos necesaria la implementación por parte de los Estados de políticas públicas, con participación ciudadana, para garantizar a todas y todos el ejercicio, en igualdad, de los derechos a la Libre Expresión, a la Información y a la Comunicación. De esa forma se posibilitará la expresión a pueblos y sectores silenciados.

Lo anterior implica revisar y reformular los marcos regulatorios para asegurar una comunicación democrática y horizontal. Eso implica entre otras cosas que la información y la comunicación sean consideradas un derecho y no una simple mercancía; que se impidan los oligopolios y monopolios informativos; que se asegure el libre acceso a la información pública; que se promuevan y fortalezcan los medios del sector social, populares, comunitarios, educativos; que se impulsen y desarrollen los medios públicos, con participación ciudadana, superando la idea de medios estatales al servicio de los gobiernos; que se asegure el acceso y utilización universal de los beneficios de las tecnologías de la Información y Comunicación. En este sentido reconocemos los avances que significan las nuevas Constituciones de Ecuador y Bolivia, las nuevas legislaciones en Venezuela y Uruguay y los debates abiertos en países como Argentina, Estados Unidos y México, entre otros, para reformar la legislación en comunicación.

Los movimientos sociales reconocemos y valoramos los medios propios, comunitarios y populares, comprometiendo los mayores esfuerzos en potenciar y articular su trabajo para contar la historia desde la mirada de nuestros pueblos y disputar los sentidos al discurso del poder. Esto supone no sólo más medios, sino más fuertes, con nuevas estéticas y articulados en redes.

El nuevo escenario continental abre oportunidades y a la vez desafíos para contribuir a la integración de nuestros pueblos, promoviendo la solidaridad, facilitando el diálogo intercultural, integrando la diversidad de voces y visibilizando los pueblos originarios y afrodescendientes, poblaciones migrantes, mujeres, niñas, niños y jóvenes, para hacer en conjunto otra América posible.

Llamamos a todas las organizaciones y redes sociales a articularnos y unir nuestros esfuerzos para construir una agenda común hacia la democratización de las comunicaciones.

El siguiente llamamiento fue elaborado a partir de los debates sobre democratización de la comunicación en el III Foro Social Américas, Guatemala 7-12 de octubre 2008, y presentado en la Asamblea de Movimientos Sociales. Documento propuesto por: ALAI, ALER, APC, OCLACC, Minga Informativa de Movimientos Sociales. Se invita a las personas y organizaciones que se identifican con la propuesta a suscribirlo.

Para suscribir el documento, vaya a:
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El genocidio colombiano contra la Unión Patriótica



Por Miguel González / abogado y deponente en Foro de Barcelona

Hablar del genocidio contra la Unión Patriótica, organización política sui géneris en el contexto político colombiano, en tanto su surgimiento, se produce en el marco de un proceso de negociación entre el Estado y una de las organizaciones insurgentes existentes en el país desde la década de los 60, es decir las FARC, nos obliga necesariamente a caracterizar el tipo de Estado prevaleciente en Colombia en las últimas décadas.

Efectivamente en el país predominaba a mediados del siglo XX, un régimen de democracia restringida, caracterizado por el bipartidismo excluyente de los partidos tradicionales de la elite gobernante, el partido liberal y el partido conservador, los cuales mediante un acuerdo plebiscitario en los años cincuenta del siglo pasado, habían pactado la alternación presidencial por 20 años a la par con la implementació n de un sistema milimétrico de cuotas burocráticas y de representació n partidista en los órganos del poder público especialmente en el poder ejecutivo y desde luego también en el poder judicial.

De la misma manera, no se nos debe olvidar que mediante dicho acuerdo o pacto bipartidista, una vez depuesto el régimen militar del general Gustavo Rojas Pinilla en 1957, en tanto en ese preciso momento la dictadura militar no era ya funcional ni políticamente favorable a los intereses de la oligarquía liberal-conservador a; razón por la cual ésta optó entonces por las mencionadas reformas constitucionales las que le posibilitaron a su vez entre otros aspectos la profundizació n del ejercicio excluyente y hegemónico del poder político y la implementació n durante las siguientes tres décadas del Estado de sitio o Estado de excepción de manera permanente y casi ininterrumpida, como forma autoritaria y despótica del ejercicio del poder en el marco de un Estado formalmente democrático y representativo, con elecciones presidenciales y parlamentarias cada cuatro años.
Conocido es de otra parte, que tradicionalmente el bloque dominante de poder en Colombia a recurrido a la violencia sistemática contra los sectores populares y sus opositores políticos.

El empleo de formas violentas de ejercicio del poder es una constante en el acontecer nacional desde hace más de un siglo. El anterior marco histórico esbozado de forma sintética y si se quiere esquemático, nos permite sin embargo en buena medida explicar y comprender el fenómeno del Terrorismo de Estado, su carácter consustancial al régimen político diseñado por los sectores gobernantes y trágicamente vivido y padecido por los más amplios sectores sociales excluidos y perseguidos.

El régimen presidencialista oligárquico y bipartidista, encontró a su vez, sustento ideológico y teórico en las concepciones de la Seguridad Nacional y del enemigo interno diseñadas en la Escuela de las Américas y en el Comando Sur de los Estados Unidos, las cuales como se conoce fueron aplicadas por todas las dictaduras militares del continente, y por las fuerzas reaccionarias y militaristas que en Centroamérica también delinearon la guerra contrainsurgente contra el pueblo y los sectores opositores. En ese sentido documentos como Santa Fe uno, dos y tres no sirvieron para otra cosa distinta que para reafirmar y consolidar el proyecto contrainsurgente y reaccionario en Colombia.

La práctica sistemática y generalizada del Terrorismo de Estado en el caso colombiano, explica el por qué del genocidio contra la Unión Patriótica y los sectores políticos y sociales que de manera entusiasta y combativa adhirieron a su ideario y convocatoria, en la perspectiva de lograr cambios avanzados y salidas democráticas a la recurrente crisis institucional y social que el país ha vivido en todos estos años. Desde luego se trataba de la materialización, mediante el más vasto apoyo popular, de un proyecto trasformador que le permitiera salir al país de su secular atraso y que permitiera a la vez, abrir las compuertas y superar el régimen antidemocrático y hegemónico del bloque de poder a la vez dependiente y servil a los intereses del imperialismo norteamericano y de su política de dominación.

Es precisamente en tal contexto que el genocidio contra la Unión Patriótica y el partido comunista se convierte en el objetivo político determinante de la oligarquía colombiana en la década de los ochenta. Recordemos como por ejemplo, el laboratorio inicial del paramilitarismo prohijado por el bipartidismo y las sucesivas administraciones norteamericanas, fueran ellas de origen demócrata o republicano, encontró su tubo de ensayo en el proyecto contrainsurgente implementado a fines de los años setenta en la basta y rica región del Magdalena medio.

Efectivamente en esa zona geográfica asentaron sus dominios luego de sucesivas masacres contra simpatizantes de la Unión Nacional de Oposición UNO, los núcleos iniciales del paramilitarismo contrainsurgente estrechamente ligado a los latifundistas y ganaderos, llamados en su momento Muerte a Secuestradores MAS, comandados políticamente por connotados dirigentes liberales de la zona como es el caso del en ese momento senador Pablo Emilio Guarín. Menester es recordar como estos grupos fueron militarmente adiestrados por el tristemente celebre mercenario Israelí Jhair Klein hoy privado de la libertad y condenado por la justicia Rusa luego de haber sido probados sus estrechos nexos con la poderosa mafia de ese país.

Luego del experimento inicial se regó como mancha por toda la geografía nacional el proyecto contrainsurgente de origen paramilitar que en el fondo y contrariamente a lo señalado por distintos analistas del régimen, no buscaba enfrentar militarmente a la insurgencia en sus zonas de dominio, sino por el contrario, destruir y aterrorizar el movimiento popular y sindical en auge en ese periodo.

Posteriormente con el avance electoral de la Unión Patriótica en las elecciones presidenciales y parlamentarias la guerra sucia contra el proyecto upecista se consolidó en amplias zonas agrarias de dominio político del naciente movimiento. Bástenos recordar tan solo los casos de Antioquia, el Meta, Córdoba, Cundinamarca, entre otros departamentos.

El fenómeno de la impunidad es consustancial al régimen de terrorismo de estado imperante en Colombia.

El análisis socio-histórico esbozado en precedencia nos permite asegurar de manera categórica que el fenómeno de impunidad que ha caracterizado el genocidio contra la Unión Patriótica, es un rasgo consustancial al régimen de terrorismo de Estado implementado en el país.

Si bien es cierto que el sistema judicial en Colombia se caracteriza por su paquidermia y altos índices de ineficacia e inoperatividad reflejados en cifras contundentes de fenómenos de impunidad como quiera que más del 90% de los procesos judiciales avocados por los jueces terminan sin sentencias judiciales, y no obstante que las cárceles están hoy atiborradadas de presos y crece día a día en ellas el fenómeno del hacinamiento, muy a pesar del eficientismo penal preconizado con la aplicación reciente del modelo adversarial o sistema acusatorio implementado en los procesos penales a partir de la promulgación de la Ley 906 de 2004.

Sistema judicial que por cierto ha sido financiado por USAID agencia de cooperación norteamericana implicada en la política de desestabilizació n de Cuba y en el apoyo financiero a connotados grupos contrarrevolucionar ios y de extrema derecha en diversas regiones del mundo.

Vistas así las cosas tenemos que señalar, que el genocidio perpetrado contra la dirigencia y parte de la membresía upecista, jamás fue asumida por el aparato judicial como una investigación integral y como parte de un proceso judicial único tendiente a dar con los determinadores, los autores materiales y partícipes de un delito que por sus connotaciones sociales y políticas habría no solo ameritado tal investigación, sino igualmente por que el despliegue de medios científico-técnicos y judiciales en una investigación sin precedentes en los anales de la investigación judicial del fenómeno conocido como la violencia en Colombia, encuentra en este caso concreto su mayor riqueza y complejidad.

Resulta evidente en este punto que nunca existió una voluntad política de parte del establecimiento para investigar el holocausto y dar con el paradero de sus responsables, de sus mentores ideológicos y políticos. Por el contrario, se actuó de manera tal para que la investigación fuera imposible y para que el paso inexorable del tiempo permitiera borrar las huellas que condujeran a establecer un mínimo de verdad y de justicia en este caso.

La razón desde luego salta a la vista y es muy sencilla: porque los responsables del genocidio son los mismos detentadores del poder, los mismos que orientan y determinan la composición del aparato judicial, los mismos que hegemonizan desde antaño la conducción y dirección del Estado prevalidos de su poder e influencia económica en el conjunto de la sociedad. En tal sentido podríamos afirmar que la condición de clase del aparato jurisdiccional en esencia y de partida impedía el desarrollo de una investigación integral de los hechos ocurridos en relación con la UP.

Todo ello explica en buena parte por qué todos los Fiscales Generales elegidos luego de la promulgación de la Constitución Política de 1991 jamás asumieron dicho reto, por el contrario, cada uno de ellos a su manera crearon obstáculos, o simplemente se hicieron los de la vista gorda frente a la magnitud y gravedad de dicha problemática.

El caso del genocidio político sufrido por la UP, el es típico caso del fenómeno tipificado por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, como un caso de denegación de justicia. Eso precisamente es lo que ha ocurrido con la UP., este caso ejemplariza la máxima denegación de justicia, en el sentido de que los mecanismos del derecho interno, por las razones que hemos mencionado anteriormente, fueron incapaces de actuar, de producir resultados tangibles desde el punto de vista jurídico en un Estado que paradójicamente en el preámbulo de su Constitución es definido como un Estado Social y Democrático de Derecho.

Estas seguramente han sido entre otras las razones fundamentales tenidas en cuenta por las organizaciones peticionarias y por las víctimas del genocidio para accionar los mecanismos internacionales concretamente el sistema de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

Téngase en cuenta además la circunstancia conocida en el sentido de que las organizaciones peticionarias cuando presentaron la demanda ante el Tribunal Interamericano para que allí se surtiera el requisito de procedibilidad conocido como de solución amistosa, escasamente lograron recolectar información parcial de menos de mil casos de los cinco mil o más que se afirman han ocurrido.
Diez años después cuando las mismas organizaciones peticionarias y frente a los escandalosos y provocadores mensajes publicitarios pautados durante la campaña para la reelección del presidente Uribe Vélez, que en la práctica justificaban el genocidio, decidieron poner terminó a la etapa previa para que se surtiera entonces el proceso contencioso ante la Corte Interamericana, y no obstante el hecho, que en buena parte de ese lapso de tiempo funcionó de manera irregular una comisión interinstitucional, conformada entre otros organismos por la propia Fiscalía General, la Procuraduría General y la Defensoría del Pueblo, así como por representantes de las organizaciones peticionarias, sin que la verdad sea dicha, se hubiera avanzado en la investigación de los casos, incluidos los de más repercusión e impacto social, por la calidad y la condición de los dirigentes asesinados, esto es, dos candidatos presidenciales, amén de los senadores, representantes, diputados alcaldes y concejales, todos ellos desde luego, pertenecientes a la UP.

Dicha comisión interinstitucional recibió múltiples recomendaciones en el sentido de que se exigiera al gobierno la creación de una Unidad Especializada de la Fiscalía para que se encargara de esos procesos, y que la misma fuera dotada de un número de Fiscales acorde a la naturaleza del proceso con un mínimo de condiciones logísticas para su funcionamiento.

En el mismo sentido se demandó el desarchivo de las escasas investigaciones iniciadas, y la reasignación a la justicia ordinaria de los procesos que en ese momento absurdamente eran de conocimiento de la justicia penal militar. Y como era obvio tales recomendaciones jamás fueron tenidas en cuenta.

A pesar del esfuerzo realizado por las organizaciones peticionarias y las víctimas y luego de la ruptura de la etapa previa y el inicio del proceso ante la Corte Interamericana, el número de casos debidamente documentados no ha pasado de una cifra cercana a los mil setecientos.

En resumen podemos concluir el tema, reafirmando la hipótesis de que frente al genocidio contra la Unión Patriótica el Estado colombiano en ningún caso a manifestado voluntad política para llevar hasta las últimas consecuencias la investigación judicial y sociológica que permita a la sociedad colombiana desentrañar la verdad en torno al horror sufrido por miles de compatriotas víctimas de crímenes de lesa humanidad, cuyo único y exclusivo delito lo constituyó el enarbolar banderas de unidad, de cambio y de trasformaciones sociales y democráticas para una sociedad necesitada de ellas.

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John McCain: «Para comerte mejor»




John McCain: candidato presidencial

Por Cristina Castello / periodista y poeta

Uno de sus siete hijos —la rubia y rolliza Meghan— apura la edición de la historia de uno de los candidatos del Imperio Mundial. El republicano John «Maverick» McCain, su papá, será el personaje de un cuento infantil [sic]. Es obsesivo, y ve terroristas por doquier. Tiene mal genio e incontinencia verbal, y es amante del rap y del hip hop. Le gustan las mujeres como al que más y reniega de su edad.

Durante una entrevista en la cadena CBS reveló, por única vez: «Soy un criminal de guerra: bombardeé mujeres y niños inocentes en Vietnam». Fue en el ’97, pero contarlo suena como primicia por el silencio que envuelve a aquella declaración. Silencio que le permite autoproclamarse héroe de guerra y salvador de la humanidad. Como una Caperucita Roja desamparada, ¿tendrá el mundo otro Lobo Feroz?

Tiene siete hijos, uno de los cuales es Bridget, una niña negra que adoptó en el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta, en Bangladesh; aunque según el rumor, la pequeña era fruto de su amor con una prostituta de color. Sanguíneo, se enfervoriza con que la ocupación de Irak debe durar cien años... o mil; y a la vez promete dar a la nueva generación un mundo en paz [sic]. Se jacta de haber sido torturado durante sus cinco años de prisión en Hanoi; pero su entonces carcelero, Tran Trong Duyet asegura que jamás se lo martirizó: hoy es su amigo y lo recuerda con amor. A fines del pasado junio, Charlie Black —asesor de McCain— declaró que otro atentado como el de las Torres Gemelas supondría un espaldarazo para ganar la presidencia del Imperio Mundial. ¿De nuevo otro plan para el Horror? El candidato lo desmintió, pero... ¿qui sait?

Lo que está en juego en las elecciones USA del 4 de noviembre próximo es nada menos que el destino del mundo. El derecho de vivir en una Tierra que empiece a dibujar la imagen de la paz. Mientras tanto, y antes de dejar el Poder, George W. Bush decidió otro presupuesto de 162 mil millones de dólares para guerrear en Irak, Afganistán y... ¡donde sea!

El destino del hombre está en subasta. Miradle ahí, colgado de los cielos, aguardando una oferta. ¿Cuánto, cuánto, cuánto, mercaderes? ¿Cuánto por el destino del hombre?, se preguntaba León Felipe. A ver... ¿Cuánto, cuánto vale la vida de un latino, de un libanés, de un iraquí? Que ponga el precio Don John «Bombardear» McCain.

McCain: apellido como la marca de las papas fritas pre-congeladas, se divierten los medios en la France; e igual ríen en la Unión Europea, a pesar de que sus gentes están también anoréxicas en esta crisis mundial.

Aunque es un meticuloso típico de virgo —nació el 29 de agosto del ’36—, también es orgulloso e impulsivo, según la grafología, y puede ser capaz de acciones súbitas en direcciones inesperadas. Su firma lo delata y su «jota» inmensa le descubre un ego colosal.

Está a punto de cumplir sus 72, fiel a su esencia: la contradicción. Con un convencimiento estremecedor, dice lo opuesto sobre lo mismo, según sea el público que lo escuche. Y no está solo en la tarea de mentir, pues muy bien lo secunda su esposa, la millonaria y blonda Cindy Hensley. En una suerte de concurso por Internet de recetas de bizcochos entre las aspirantes a Primera Dama, plagió la fórmula de una mousse. Un engaño para algo tan simple, tan doméstico. ¿Qué puede hacer ella, pues, con lo demás... y de los demás?

Su esposo dice a los inmigrantes hispanos que promoverá la reforma migratoria, para que puedan comer, dormir, amar, construir… vivir. Pero les habla des-pa-ci-to y a puertas cerradas... Se trata de no irritar a los «Camisas Pardas»: los conservadores de su partido Republicano, el GOP (Great Old Party). Alucinado con tildar de extremistas a todo y a todos — excusa para matar—, «Maverick» acusa a Internet de ser un motor primordial del terrorismo, y lo equipara a lo que llama extremismo islamista violento. Pero, ¿de qué se había servido para su campaña política del 2000, cuando Bush lo dejó fuera de combate, con una trampa vil? Pues, sobre todo... se sirvió de Internet: la misma a la que si llegara al Poder pretendería censurar.

Y también su proyecto brutal para Irak danza a voluntad del viento, según quien sea su interlocutor. Dice a unos que puede durar mil años; y a otros jura que sólo [sic] hasta 2013. Contradicciones, y hay más. ¿Cuál es su verdad? Poblado de metáforas guerreras, sonríe ante los preservativos que —con el lema «Viejo pero no caduco»— se venden con su imagen y a diez dólares el par.

¡Música, Maestro!

—Abuelito, abuelito, ¡qué orejas más grandes tienes! —Si... ¡Para oírte mejor!

La canción «Johnny B. Goode», del legendario Chuck Berry —quien votará por Obama—acompañó la primera etapa de la campaña de John; luego la cambió por «Take a Chance On Me», de Abba; y después su hija Meghan lo decidió por Usher, otro ídolo internacional. Como el Lobo Feroz, tiene hambre de vidas, que a él le hace cantar «Bombardear, bombardear, bombardear… bombardear Irán», al compás de una canción de los Beach Boys. Y también con música, promete castigar duramente a las mujeres que aborten. Pero, eso sí, respetará el derecho de cada ciudadano a tener un arma, o más. Siempre violento este anciano, clama por imponer la pena de muerte, mientras mira las piernas de todas las jovencitas... ¡caramba!

Quisiera separarse de la imagen de George W., pero el cordón umbilical parece de acero entre los dos. Los espías de la CIA en Florida acaban de acusar a Obama de «comunista y terrorista» [sic], y ambos aplauden con idéntica exaltación. Y con el mismo brío alabó a Sarkozy en el marzo que pasó. Antes, en 2003 —frente a la oposición francesa de Chirac a la guerra en Irak—, decía que Francia era como una actriz envejecida, que ya no estaba ni para hacerse invitar a cenar. Hoy, el Amigo Americano, Monsieur Nicolas, es uno de los más leales alumnos de los USA. ¿Reír o llorar? Es un asombro el mundo...

«Nobody wants to be alone» («Nadie desea estar solo»), de Usher, modula McCain, seguro de su triunfo a pesar de que todas las encuestas lo apuntan como perdedor, por una diferencia casi imposible de superar. Sin embargo, en el Gigante del Norte todo fraude ha sido hecho; y las máquinas Diebold de voto electrónico ignoran los valores éticos; y en todo caso, cualquier atentado terrorista se puede inventar... ya lo dijo Charlie Black, su otra voz. Mientras tanto, La Bolsa de Nueva York tirita, sube el precio de la gasolina, el dólar se devalúa y amenaza la recesión. Por su protagonismo, la pobreza es la estrella; con luces ennegrecidas en un cielo que tiene a Dios en una caja fuerte, de la cual los pobres no tendrán la llave jamás.

Pero los discursos de «Maverick» invocan al patriotismo y al sacrificio. ¿Más? Acosados por el miedo y el desamparo, millones de norteamericanos no ven siquiera que su país es el primer consumidor de drogas del mundo, y, según Noam Chomsky, «el primer terrorista y el primer traficante de armas del mundo». Pero míster Maverick no se distrae con esas cosas. Para entretenerlo está Cindy, ex reina de belleza y heredera de 400 millones de dólares; ella financia la campaña del, por ahora, senador por Arizona. Acostumbrada desde los dulces 16 a pilotear su gigantesco descapotable, cuya placa [«MS-BUD»] rendía homenaje a la cerveza que convirtió a su padre, empresario de ese rubro, en un potentado, buscó a su hombre y lo consiguió. Dieciocho años menor que él, descubrieron que eran almas gemelas desde el principio: Cindy tenía dinero y John era rico en ambición. «Va-t-en-guerre» (belicista), como también se lo llama en Francia, fue cervecero durante un tiempo, pero no demasiado: lo esperaban destinos superiores. —Abuelito, abuelito, ¡qué boca más grande tienes!

Para comerte mejor

A los 96 años, Roberta Wright trabaja con constancia de enredadera para que el septuagenario candidato llegue a la Casa Blanca. Es su mamá, mujer fuerte y de carácter. Lo dio a luz, producto de su matrimonio con John S. «Junior» McCain, en Coco Solo (Panamá); y por ser sus padres ciudadanos nacidos en los USA, «Maverick» puede aspirar a la presidencia. Él tiene un militarismo «cinco estrellas»: su padre lideró las fuerzas estadounidenses en Vietnam; y su abuelo, John S. McCain Sr., había comandado aviones navales en la Batalla de Okinawa en 1945. Por cierto que nuestro personaje se graduó en la Academia Naval. De allí, tantas idas, vueltas, aviones, torturas, masacres a inocentes... y amantes.

Como Vicky Iseman, otra rubia —30 años ella, lobista del sector de comunicaciones—que apareció con él en la portada del «New York Times». Escándalo nacional. Fue en el 2000, y por cierto que él lo desmintió con el argumento archirrepetido: «Sólo somos amigos». De todos modos, lo más grave era la sospecha de que John hubiera intervenido en favor de algunos clientes de Iseman. Resultado: sus asesores bloquearon todo acceso de Vicky al Senador. Y colorín, colorado... ¿Colorín, colorado?

McCain fue hecho prisioneros en Vietnam a los 31 años. Durante un ataque contra Hanoi, debió tirarse en paracaídas.; cayó en un lago, con los brazos y una pierna rotos; estaba inconsciente. Tuvo suerte: un buen hombre que allí nadaba lo llevo a curación antes de que la multitud llegara a dar cuenta de él por los bombardeos con que había asesinado a tantos inocentes. Después, fue llevado a prisión.

Desde luego, no se puede afirmar si lo torturaron o no, pero todo hace pensar que sí. Sobre todo, el hecho de que él mismo reconociera que—para evitar que lo martirizasen más— confesó a sus captores ciertos secretos estadounidenses; y después intentó suicidarse.

Ahora propone una enmienda contra la práctica de la tortura por el ejército estadounidense, sobre todo contra el «suplicio de la bañera». Pero no son pocos los politólogos que coinciden en que su oposición no se debe a razones éticas, sino al deseo de no desmerecer la imagen de los USA. «Take a Chance On Me», canta el senador, aunque asegura que nadie tiene más suerte que él.

Dar puede ser invadir

A los 43 años había engañado a su primera esposa Carol Sheep — joven modelo con quien se había casado a los 29— con Cindy, a quien desposó un año después. Antes, había tenido una hija biológica con la modelo y había adoptado a sus dos casi bebés. La primera esposa recuerda que el matrimonio terminó porque McCain no quería tener 40 años, sino 25… siempre.

Ahora Cindy viaja periódicamente a Vietnam, para interesarse en niños con problemas de salud; curiosa la naturaleza humana: primero se invade un país y se mata a millones de personas, y luego se elige —como lo hace Cindy— el mismo país al que se mutiló, para justificar una asistencia social. Es un falso acto de amor o generosidad; una perversión que crea agradecimiento de la víctima hacia su victimario. Es otra forma de ocupación. Dar puede ser invadir.

Si él ganara la presidencia —más allá de lo que en este sentido dicen las encuestas—, su política en América Latina sería igual a la de Bush. ¿Y esto qué quiere decir? Desde el 1º de julio de 2008, la IV Flota de la Marina de los USA, con base en Mayport [Florida], incrementó el despliegue militar en toda la región, y controla los pasos de más de treinta países. Y si bien algunos denunciaron esta conducta invasora, el operativo se realiza y McCain lo continuará. El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, es francamente amigo del Norte, así como Alan García en Perú, y también —aunque un poco menos— Michelle Bachelet en Chile. Una suerte de «Eje del Mal» entre los países latinos lo constituyen, para los conservadores, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador; ellos son los presidentes que resisten y se resisten. Resultado: Morales —antes de su extraordinario triunfo en el Referéndum revocatorio— sufrió continuamente levantamientos provocados, y sobre Hugo Chávez pesan cada vez más amenazas y planes de magnicidio, por parte de la CIA.

Como Ronald Reagan, John McCain es zurdo... para escribir. Y ha dicho que, si llegara a la Casa Blanca, seguiría exactamente el mismo camino de lo que llama la Revolución Reagan. Las políticas de la «Reaganomics», en la década del ’80: el capitalismo del desastre (Naomi Klein), violaciones de los derechos humanos y a la libre determinación de las naciones. La idolatría del mercado de un gobierno para los menos en detrimento de los más. Pero nuestro Lobo Feroz, quiere agregar a ese cóctel la obsesión por mil años en Irak.

En Irak se instalará Disney World. Primero se lo sacrifica, asalta, ocupa, asesina, incendia, saquea. Después se lo invade culturalmente, para quitarle la identidad e imponerle la del invasor. ¿Qué tiene que ver ese mundo Hollywoodiano con Bagdad, lo deliberadamente ilusorio con la verdad?

John McCain sabe bien que se trata de la prolongación de la guerra. Pero ignora que la magia no se inventa, pues la magia es la raíz. Y ya sueña con entrar a ese parque artificial, bien estrechada su zurda a la mano de Mickey Mouse.

Publicado el 28 de junio de 2008

Tomado de
CristinaCastello


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Tuesday, October 28, 2008

Barack Obama y América Latina




Por CRISTINA CASTELLO / periodista argentina

A Frank Sánchez le pidió el senador Barack Obama, candidato demócrata a la presidencia de los EE.UU. y favorito para ganar, que le acompañara como asesor político. En entrevista exclusiva con RNWO Sánchez nos explica su posición y la de Obama para realizar el cambio que deben tener las relaciones estadounidenses con América Latina.

Las relaciones con América Latina: presente y futuro

El lema de Obama en esta campaña ha sido enfocado en la necesidad del cambio, al preguntarle que significado tendría ese cambio en las relaciones con la región Sánchez afirma que bajo la Administración de Bush se abandonó lo que debería ser una relación activa y respetuosa. "Sólo las drogas y, de vez en cuando, negociar un TLC, no significa que haya colaboración. Al contrario de lo que dicen los expertos en América Latina, las relaciones sí van a ser una prioridad", señala Sánchez.

En la primera parte de la entrevista el asesor político de Obama para Asuntos Hemisféricos se refiere a terrenos en los que puede existir una mayor colaboración, como el de las energías sostenibles.

Según Sánchez, la relación debe ser "productiva, activa, respetuosa y digna, buscando formas de colaborar con los vecinos. «No haber visitado hasta ahora la región no quiere decir que Obama no vaya a tener una política efectiva. Bush ha ido varias veces, sin embargo, ha dejado un vacío que ha sido ocupado por un demagogo como Hugo Chávez».

A la pregunta sobre las promesas de una reforma migratoria a corto plazo, Frank Sánchez dice que no se llevaría a cabo en cien días, pero sí la presentará al Congreso en seis meses. Parte de esa reforma, según Sánchez, debe abrir un camino a la ciudadanía estadounidense. "Si dentro de la ley los indocumentados han sido productivos Obama cree que deben tener la oportunidad de ser ciudadanos, quizás pagando una penalización, pero con la posibilidad de alcanzar la legalidad".

En cuanto a las diferentes opiniones acerca de revisar el Tratado de Libre Comercio del Norte, NAFTA, manifestó quo Obama no quiere abrir el tratado, pero si mejorarlo. "Se pueden fortalecer los derechos de los trabajadores y el respeto al medio ambiente.

Colombia, Venezuela: Plan Colombia, Seguridad energética

En la segunda parte de la entrevista Frank Sánchez, quien junto a Dan Restrepo asesora a Obama en los asuntos relacionados con América Latina, afirmó que la relación con Colombia es muy importante y buena, y que Obama continuará en ese camino: "Bajo una administración de Obama el Plan Colombia continuará y queremos agregarle más dinero para reforzar instituciones que fortalecen la democracia, la justicia, el desarrollo económico"

"Obama ha apoyado fuertemente a Uribe en su lucha contra las FARC. Fue uno de los únicos políticos en EE.UU. que apoyó a Uribe en su incursión en Ecuador. Ni Bush fue tan abierto con el apoyo en ese ataque", dice categóricamente Frank Sánchez.

Sobre el TLC con Colombia, el colaborador de Obama dice que el senador apoya los TLC y cree que el libre mercado es parte de la globalización, pero "cualquier acuerdo tiene que favorecer a todos, inclusive el trabajador. El acuerdo está bien, pero los hechos tienen que reflejar lo que esas palabras dicen. En Colombia menos del 2 por ciento de los casos de asesinatos han sido aclarados. (...) no se puede apoyar un acuerdo en el que las palabras están bien pero los hechos no".

A la pregunta si la disminución de las importaciones de petróleo tenía que ver con las relaciones con Venezuela o con una política de seguridad energética, Frank Sánchez fue claro: "el problema nuestro de comprar petróleo va mucho mas allá que Venezuela. La administración Bush fracasó al apoyar un estilo de vida consumista, y hoy vemos que gastamos una fortuna y compramos petróleo a países en los que hay grupos que apoyan el terrorismo".

Para Frank Sánchez en el terreno energético se puede hacer mucho con América Latina. "Brasil es ejemplo de ello, y Obama tiene intención de colaborar en este sentido.(...) es interés nuestro tener una política de energía y de paso favorecer a nuestros vecinos"

Cuba: levantar restricciones y "negociar si existen condiciones"

En relación con Cuba el asesor del candidato a la presidencia de los EE.UU. expresó que la política actual les había costado 50 años, y que en 5 días no se podía cambiar. "Hay que dar nuevos pasos. La definición de loco es repetir y repetir, y esperar un resultado distinto".

Sánchez anunció que los primeros pasos serán la suspensión de las restricciones para viajar, porque el mejor portavoz es el cubano-americano: "Hoy en día no se puede volver a Cuba antes de tres años, eso es inhumano. No se pueden visitar familiares. Obama también eliminará las restricciones a las remesas".

Respondiendo la pregunta de porqué si la política hacia Cuba había sido un fracaso, no se restablecían las relaciones, cuando con otros países hay relaciones buenas aún teniendo estadísticas altas en materia de violaciones de derechos humanos, Frank Sánchez condicionó un diálogo futuro con la máxima dirección cubana a una señal de parte de La Habana: "Si vemos una señal seria de Cuba, los presos políticos son liberados, y paran las detenciones de nuevas personas por opinar diferente, entonces se podría hablar de conversaciones directas".

Frank Sánchez: pasado, presente y futuro

En la última parte de la conversación con Frank Sánchez en Miami, quien reside en Tampa pero por su misión actual se mueve por toda la geografía estadounidense, el colaborador de Obama nos cuenta sobre sus orígenes españoles, sobre su pasado como subsecretario de Transporte en la administración Clinton, sobre su actual tarea como propietario de una consultoría para la negociación y resolución de conflictos, y sobre el privilegio que sería para él continuar, en caso de que Obama gane las elecciones, como cercano colaborador del presidente.

Aunque la crisis es grande y los recursos financieros escasean, eso no es razón para que no se puedan dar pasos para mejorar la reputación de los EE.UU. opina Frank Sánchez. "Nuestra reputación por el mundo se ha perdido, tenemos que escuchar más, el estilo cowboy tiene que terminar, y hemos pagado un alto precio por la forma de manejar nuestra diplomacia", considera el asesor de Obama.

"Por muchas razones Obama entiende que lo que es bueno para los ciudadanos de las Américas es bueno para los Estados Unidos, tenemos que hacer algo más que combatir la droga y firmar un Tratado de Libre Comercio", concluye en la parte final de la entrevista Frank Sánchez, asesor para asuntos latinoamericanos del candidato a la presidencia de los EE.UU. y favorito en las elecciones del 4 de noviembre, el senador Barack Obama.


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Saldo anual promedio: 300,000 vidas perdidas en las guerras




Por Iván González Alonso / periodista

Para que el lobby de la industria armamentística funcione tiene que haber guerras.

Los Estados de las regiones más empobrecidas del planeta, África, Asia, Oriente Medio y América Latina invierten cada año 22.000 millones de dólares en armamento. Sólo con la mitad de esa cantidad, sería posible la escolarización de todos los niños de esas regiones.

Estudios recientes confirman que la tendencia actual, si exceptuamos a Estados Unidos, es que los países con mayor presupuesto de defensa ocupen los últimos lugares en materia de desarrollo humano. Los países industriales exportan fusiles, pistolas, misiles y balas a otros Estados con mayor necesidad de alimentos, educación o democracia que de armas.

La industria de la muerte reporta inmensos beneficios económicos a los productores. Las empresas armamentísticas constituyen verdaderos lobbies de poder, hasta el punto de decidir en ciertas ocasiones su política internacional y bélica como en el caso de Estados Unidos. La lucha contra el terrorismo impulsada desde la Casa Blanca ha relanzado un negocio del que hoy se lucran más de mil empresas de armamento en casi cien países. No es extraño en esta situación que ante una posible operación de guerra internacional primen los beneficios económicos que ésta pueda reportar sobre el derecho a la vida de los seres humanos.

Todo ello porque la venta de armas no está regulada por los órganos competentes, como la ONU o la Organización Mundial del Comercio (OMC). La ONU está tratando de elaborar un Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, para lo que cuenta con el apoyo de 139 países y la abstención de otros 50, pero con una negativa que puede dar al traste con la iniciativa, la del primer productor y exportador de armas en el mundo, Estados Unidos.

Que el país de destino de las armas respete los derechos humanos, o que a su vez no pueda revender esas armas a terceros países en conflicto armado parecen ser unas condiciones por las que Estados Unidos no quiere pasar. Rusia, Reino Unido, Alemania y Francia han aceptado de mejor o peor grado la propuesta de la ONU, pero siguen repartiéndose el pastel de la venta de armas.

España ocupa el octavo puesto en cuanto a exportación de armas, pero con un descenso del volumen neto de venta respecto a los últimos años. El año pasado, Colombia adquirió al Gobierno de Zapatero 13 carros lanza obuses, por un valor de 15 millones de euros. Israel es otro de los destinos de las armas españolas. No sabemos si un arma española ha acabado con la vida de un niño palestino. El África Sub Sahariana obtiene ingentes cantidades de armamento ligero que va “empaquetado” con la etiqueta de armas para la caza en safaris, pero su uso real está en las guerras muchas veces.

En el mundo, la media anual de muertes en conflictos armados supera las 300.000. Otras 200.000 personas son asesinadas al año por armas de fuego. Pese a todo se dan pasos adelante, como la Conferencia de Dublín de mayo de 2008, en la que cien países aprobaron la prohibición de las bombas de racimo.

El Cervantes Rafael Sánchez Ferlosio sostiene que existe un estado de guerra permanente desde que existe la industria de guerra permanente. En la situación actual es legítima la duda de si las armas se hacen para las guerras o son las guerras las que se hacen para las armas.

Tomado de
Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España

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Monday, October 27, 2008

El plan de Barack Obama




Por Jorge Majfud / Tomado de Alainet / AMLATINA


Jennersville: En el mundo, McDonald’s es un símbolo del imperio Americano pero en el imperio es el restaurante de los obreros. En uno de ellos, perdido en un pequeño pueblo al lado de la ruta, escucho de alguna radio su voz. Una anciana de ojos azules y pelo blanco sin tonos ni matices toma un café como el mío y lee el mismo diario. Su mirada es serena, perdida. En una página la foto de la candidata a la vicepresidencia Sarah Palin. Su jefe, el senador McCain, justifica el gasto de ciento cincuenta mil dólares en ropa que la Miss Alaska se gastó para vestirse. Era dinero del partido.

Según McCain, Sarah necesitaba la ropa para la campaña política pero aclaró que luego sería donada para obras de caridad. Más abajo Sarah aparece hermosa y bien vestida en un discurso contra el socialista, el musulmán Hussein, el antipatriota negro que quiere llegar a la Casa Blanca. En la otra página, una fotografía muestra a Ashley Todd, una joven (blanca) de Pittsburg con un ojo morado. Según Ashley, un negro de cuatro pies (de alto) la asaltó y al ver que ella era voluntaria del partido del gobierno le marcó una “B” en el rostro. Luego confesó que todo había sido ficción.

B es él, el que aparece sonriendo en la otra página, con toda su juventud, confiado, mirando a lo lejos. B es la voz de la radio, esa voz de afro, voluminosa, con algo del ritmo de los negros americanos que golpean con la última palabra de cada frase, (pero) claro, nítido y sofisticado como los mejores de Harvard o de Columbia. Muchos critican esa calma al hablar o al debatir. Esa rara habilidad dialéctica y esa inaudita cultura para alguien de su condición. Es demasiado frío, dicen. En realidad es un hombre oscuro nacido en la periferia, hijo huérfano de una unión diabólica entre un negro y una blanca, según la ideología de los militantes por la supremacía blanca.

Hace poco menos de cincuenta años, grupos que se definían como cristianos conservadores desfilaban por las calles portando carteles que decían Race Mixing is Communism (“La integración racial es el comunismo”, Little Rock, 1959). Él era todavía un niño cuando en su país los negros debían levantarse para dejar sus asientos libres a los blancos que se dignaban a ocupar el lugar todavía caliente de una de estas bestias inhumanas. Era un niño mitad blanco y mitad negro pero negro entero para los ojos de una cultura que define como negro todo lo que tiene algo de negro y como blanco todo lo que es puro, sin mezcla de algo.

Dentro de unas semanas esa voz será elegida presidente de Estados Unidos. Dentro de veinte años será el símbolo de una época dramática; uno de esos momentos de la historia que son recordados por siglos. También, dentro de pocos años, será motivo de desilusión y desesperación por parte de aquellos que no tenemos paciencia con la injusta lentitud de la historia y menos aun con su narrativa, hecha para consumo de todos pero para beneficio de unos pocos. Entonces, como el Beethoven que confundió a Napoleón con la continuación de la Revolución Francesa, deberemos cambiar el himno festivo al héroe en una marcha fúnebre.

La historia es el principal género de ficción, ya que ella misma se nutre de las fantasías de los pueblos, del delirio de los Césares y de ella surgen otros subgéneros, como la novela realista y la ciencia ficción, las series de televisión, los comics de superhéroes y la narración política. Pero la realidad también existe. Es probable que (1) exista un “coeficiente variable de progresión de la historia”. Cuando los cambios históricos han ido más rápido de lo que permitían las condiciones económicas y culturales, los resultados han sido los inversos y siempre ha vencido la reacción conservadora. Cuando los cambios han sido demasiado lentos la historia se ha estancado para beneficio y gratitud de los mismos.

Por esta razón, en pocos momentos de la historia —como en breves períodos de la vertiginosa industrialización de Europa (XVIII-XIX) o las descolonizaciones políticas e ideológicas del siglo XX en los países del Sur— las revoluciones han sido más efectivas que las progresiones. (2) Aquí “progresión de la historia” no se refiere a la idea metafísica de la Era Moderna sino al juicio que podemos hacer según la escala de valores del humanismo renacentista, que son los valores más universales y más violados de nuestro tiempo.

Entre estos valores, combatidos por siglos como heréticos, demoníacos o simplemente suprimidos en la práctica por inconvenientes, están: (1) los valores de igualdad civil entre los individuos y las naciones; (2) el valor positivo de la diversidad entre individuos y culturas, (3) la libertad sólo limitada por los derechos ajenos que son los míos propios;
(4) la moral progresiva como un conjunto de valores no prefijados por nuestros antepasados sino vinculados a la historia; (5) la razón crítica, y no el dictado de una revelación institucional, como uno de kos principales instrumentos de búsqueda de la verdad, (6) el derecho a la desobediencia, etc.

Ya nos detuvimos en otro momento sobre la falsa oposición entre libertad e igualdad; la historia demuestra que cada vez que se ha expandido la libertad ha progresado también la igualdad entre la diversidad humana. Es decir, la igual-libertad, no la libertad de oprimir. La supervivencia de la humanidad ya no depende de suprimir a las otras tribus sino de respetarlas. Esto nos lleva a la idea de que la Unidad de la humanidad, implícita en todo el pensamiento del humanismo se compone no sólo por el paradigma de la igualdad sino también por los paradigmas históricamente
combatidos de la diversidad y la libertad. Es decir, no es la unidad por exclusión, propia del pensamiento y la práctica del fascismo, sino la unidad por inclusión, propia del derecho humanista. Esta inclusión solo excluye a quienes, por odio y por su propia fiebre de exclusión, no quieren ser incluidos.

Entonces, medido nuestro presente desde esta escala de valores, podemos decir que, a pesar de los inevitables retrocesos, ha habido varias formas de progresos en la historia reciente.

Cuando escucho esa voz repitiendo lugares comunes, clichés de la política norteamericana, lo pongo en estos términos: los intelectuales no sólo pueden sino que además deben ser radicales, lo más intelectualmente radicales que les sea posible, si lo que pretenden es ir a la raíz del problema. Sin embargo un político no puede ser radical si lo que pretende es promover un cambio. Excepto si se trata de uno de esos breves y raros momentos de la historia en donde los cambios caen de golpe con una revolución violenta. Pero un político en un periodo histórico de progresión o regresión no puede darse aquel lujo del intelectual o de revolucionario moderno. Por el contrario, debe calcular, ser estratégico. Si no alcanza el poder no alcanzará ningún cambio.

A esa virtud del político maquiavélico debe sumar la mayor virtud del profeta humanista. Cuando el viento sopla a favor es fácil ver la dirección de la nave. Pero en ocasiones la fragata tiene todo el viento en contra y para avanzar hacia el Norte o hacia el Sur debe zigzaguear de Este a Oeste. La sabiduría no radica en vaticinar, como un político de segunda, que la nave se dirige al Este o al Oeste mirando la estela que deja detrás. La sabiduría está en el análisis de la historia de ruta y en la capacidad de ver la dirección de la nave a largo plazo. Aunque la nave va hacia el Este y hacia el Oeste, en realidad se dirige al Norte o al Sur. La historia no es un péndulo; como un reloj antiguo, sólo se vale de un movimiento pendular para avanzar.

La sociedad norteamericana ha cambiado algo o bastante desde los ajusticiamientos públicos y privados de negros. Ha cambiado algo o bastante desde el asesinato del doctor Martin Luther King Jr. Está lejos de haber cambiado lo suficiente desde que los oprimidos piden justicia y liberación. Pero como decía Reinhard, un amigo alemán con el cual trabajé en África, refiriéndose al exceso de expectativas de las obras, “no debemos organizar nuestra propia frustración”.

También los racistas han cambiado algo o bastante para sobrevivir a tantos cambios. No son ellos quienes tienen ahora el poder sino simplemente un instrumento más del poder de Exterminador. No ha cambiado su odio prehistórico sino la forma de organizarlo. En algún rincón de Pensilvania o del profundo Sur un grupo de hombres y mujeres leen el mismo diario y miran el calendario. Toman el mismo café mientras ajustan detalles. Ellos también esperan el momento para hacer historia, para callar esa voz.

Antes de irme veo a través del amplio cristal nubes que amenazan con una tormenta de otoño. La M amarilla de McDonald’s se interpone en un brillo subliminal. ¿Nevará? Todavía no. Todavía falta para el invierno. Falta aún más para la primavera. Alguien apaga la radio. El silencio es interrumpido por una silla que cae, un grito de miedo y una risa histérica.
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Sunday, October 26, 2008

Necesaria contestación a Mayra Santos Febles


Por ROBERTO RAMOS-PEREA / Dramaturgo Puertorriqueño


Aún no me recobro del impacto a mi inteligencia que propone la escritora Mayra Santos Febles en su artículo Puerto Rico o la no identidad que salió publicado en el Nuevo día del domingo 26 de octubre de 2008. No he podido leer su ponencia inaugural ante la conferencia que cita, pero me imagino que por su caracter novedoso saldrá publicada en alguna página de internet o en algún medio posmoderno universitario donde estas especies, que creíamos extintas, han encontrado un buen habitat.

Por lo pronto me limito a comentar los asertos de su columna. El primero de ellos impacta a sangre fría: «Somos un país que siempre ha vivido sintiendo nuestra identidad amenazada. Nuestra relación (colonial) con los Estados Unidos, los programas de asimilación y nuestra historia migratoria nos han configurado de esta manera. Durante todo el siglo XX, estuvimos insistiendo en que existía una cultura que se llamaba "puertorriqueña". Cientos de ensayistas, antropólogos, folcloristas, lingüistas, literatos, pintores, historiadores, músicos y periodistas se dieron a la tarea de rescatar monumentos, levantar archivos históricos, publicar y promover esa cultura. Aún estamos en eso».

Si esto es información, es tan correcta como superficial. De buena duda nos saca la colega cuando advierte que nuestra identidad está amenazada, pero ciertamente lo hace para que percibamos de ella que es un asunto que no debe importarnos mucho, porque "estamos en eso" y la solución es "levantar archivos y publicar". Pero lo más complejo es el matiz de la frase que dice "estuvimos insistiendo en que existia una..." Yo quisiera saber si no fue de esta misma forma que se construyeron las identidades a las que ella pide que nos asociemos y que conozcamos. ¿Qué identidad cultural de qué nación de la tierra no se construyó precisamente sobre las bases de una amenaza a su desaparición y consecuentemente no insistió o no insiste en ella?

Presenta esta laureada escritora una verdad de perogrullo, que es la quintaesencia del sentir humano, pero su matiz lleva ese tonito de "gran error" nuestro, ese de construir una identidad para separarnos del que amenaza con destruirnos. Un poco más de esto y en poco podemos decir que como buenos posmodernos iupi-riopedrenses -victimas de la moda como una modelo de pasarela- que en el todo vale, vale también que nos echemos la culpa por haber invitado a los imperios a invadirnos y destruir lo que construimos para poder llamarnos nosotros. Y preparo mi cinismo inevitable: Perdónesenos el insistir en una identidad, es que solo queríamos sobrevivir tras 500 años de coloniaje, ya sé... que a la larga lo que importa es que nos asimilemos para construir un nosotros, pero... preferimos ir por el otro camino, ser yo, dejando de ser ustedes. Disculpen. Es la posmodernidad.

Continúa la elucubración de la colega...
Pero dicha tarea también nos ha cerrado el cerco. Pocas veces logramos crear diálogos y entablar relaciones de colaboración con otros países del resto del mundo.

Yo quisiera saber dónde es la oficina donde hay que ir a informar y depositar las relaciones y diálogos internacionales, para poder paliar ese pocas veces. Abrir una cuenta de relaciones internacionales para demostrarle a esta colega que sus percepciones son bastantes subjetivas. Porque según lo ha demostrado ya la historia muchas veces, los escritores puertorriqueños han construido con su obra amplísimos puentes de comunicación entre otros escritores del mundo. En el caso del teatro, las muchísimas y sólidas relaciones con dramaturgos de TODAS partes del mundo, han existido desde siempre, desde el mismo siglo XIX cuando nuestros dramaturgos Tapia y Salvador Brau eran representados en teatros en Cuba, en México, y luego generaciones después, Marqués y Arriví se representaron en España, Venezuela, Buenos Aires, y no hubo generación más representada en el exterior que la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña, en la que incluso más de media docena de sus miembros han sido merecedores de premios internacionales. Muchísimos han sido publicados, leídos y estudiados en centros teatrales y universidades a lo largo del todo el planeta.

El colega José Luis Ramos Escobar ha sido representado tan lejos como en Australia, y este que escribe ha sido representado con tres obras suyas en Japón, por sólo mencionar sitios lejanos. Y en el campo de la poesía, los intensos lazos estrechos de grupos poéticos como Guajana, novelistas y críticos nacionales que publican, disertan y son estudiados en cientos de congresos a lo largo del mundo... así como las relaciones de amistad y colaboración que esas asociaciones provocan, si eso no es dialogo, si eso no representa y construye colaboración, ¿cual es el requisito que Santos Febles impone para que esto se logre? ¿No será que el aislamiento del que ella habla se refiere al de su obra y proyecta sobre la identidad puertorriqueña, su carencia personal?

«Nuestros aliados perennes -Cuba y Venezuela- lo son porque han insistido en la existencia de esa cultura nuestra. Ahora (con Chávez y Raúl Castro como cabezas de Estado) habría que revisar y definitivamente agrandar nuestra lista de aliados. No tenemos casi ninguno más. Sin consulados y sin diálogo internacional, y enfrascados como estamos en esta contienda nuestra de defender "nuestra identidad puertorriqueña», Puerto Rico está más aislado que nunca.

Definitivamente la mezquindad y la ingratitud son vicios posmodernos. Se olvida en esa lista a las miles de veces que organismos internacionales de cultura han sacado la cara por nosotros, se olvida esta lista de países como la actual España, el actual México, la hermana República Dominicana, entre tantos otros... Cuba y Venezuela han sido aliados perennes en situaciones políticas, que ciertamente definen identidad, pero que haya gobierno de países que no nos hayan mostrado solidaridad ante el asesinato del compañero Ojeda, no quiere decir que no nos apoyen en nuestra lucha anticolonial. Ciertamente grupos políticos y culturales de muchísimos países -inlcuyendo de forma mayoritaria a grupos culturales y políticos de los Estados Unidos- sintieron ese asesinato tanto como nosotros. Lo que no entiendo es por qué Santos Febles quiere que los gobiernos de los países muestren solidaridad con nuestra identidad, si ni siquiera el nuestro, ni los que hemos tenido, se han preocupado por ella nunca? ¿Soy tan ingenuo de pensar que Santos Febles todavía piensa que son los gobiernos los que representan a los paises?

Entonces la laureada escritora sentencia... «tenemos que negar la importancia absoluta de esta identidad. Dejar de sólo hablar de nosotros. Creo que también debemos insistir en nuestra responsabilidad frente a Latinoamérica y el Caribe. No pedir que nos conozcan, seguir ocupándonos de conocer a los demás, dialogar con los demás, insertarnos en sus diálogos».

Es esta la aseveración más problemática de su escrito. Negar algo de manera absoluta es anular, hacerlo desaparecer, disolverlo. Lo que pide Santos Febles es negar que la identidad es importante, es decir, disolver la importancia de la identidad. En sus frases hay sin embargo una mediación del absolutismo que ella misma propone. Algo más o menos como «tenemos que hacerla desaparecer, pero no tanto». En la identidad, mal que le pese a la colega, no hay grises, se es o no se es, no se es a mitad, o casi soy o casi no soy.

«Insistir en nuestra responsabilidad frente a Latinoamérica y el Caribe". Pienso que la señora Febles debe repasarar sus lecciones de historia. Esa responsabilidad siempre ha sido ejercida desde el siglo 19, por inmensos puertorriqueños que dieron su vida en las trincheras de la identidad y la libertad de otras tierras... Pachin Marín, Juan Rius Rivera, Antonio Valero y Bernabé, Hostos, Betances, Segundo, el propio Filiberto Ojeda... y lo mismo por combatientes extranjeros aquí. En el plano cultural, muchísimos escritores han lanzado sólidos puentes de unión de nuestra identidad con otros países, de la misma forma que esos países lo han hecho con nosotros.

Yo no creo que haya que insertarse en los diálogos nacionales de otros países. Eso y ser entrometido es lo mismo. Lindo nos veremos discutiendo con los argentinos sus problemas económicos, o con los haitianos sus problemas con los dominicanos, o con los cubanos sus problemas con los gringos. ¿No tenemos nosotros suficientes problemas con ellos? ¿Que los diálogos son necesarios y pertinentes, sobretodo si se trata de problemas comunes? Ciertamente, pero no necesito que Santos Febles me lo diga para reconocer que tales diálogos enriquecedores, no podrían darse sino van con ellos una identidad sólidamente cimentada en su literatura, en su política, en sus artes y en su cultura ¡que justifique y valide esa discusión común!

¿Podemos decir que eso es así? ¿Andamos viendo las riquezas de la buena comunicación, cuando apenas podemos balbucear? Negar la identidad nacional es un vulgar balbuceo posmoderno. Yo pensaba que los posmodernos que todo lo niegan y que nada proponen a cambio, ya habían sido suficientemente vapuleados por ese genial folleto que escribió Luis Fernando Coss, La Nación en la orilla. Ciertamente Santos Febles siente mucha nostalgia por su ser globalizado, ese ser que es impedido de fluir por culpa de su identidad puertorriqueña.
«cuando uno es de su país, es de los países todos» nos recuerda esa montaña que fue Unamuno.

«Las nuevas generaciones boricuas estamos pidiendo algo más que una identidad. Creo que ha llegado el tiempo de un cambio de paradigmas». Y con esta destemplada apropiación de la voz de las nuevas generaciones boricuas, Santos Febles cierra su provocación, que ciertamente insulta nuestro sentido común y nos obliga a tomar la espada. Frase esta última que me recuerda a los viejos románticos -vejados injustamente por el realismo y luego por la posmodernidad- pero que gracias a ellos, la identidad encontró millones de corazones para defenderla.

La identidad, como fuente vital del pensamiento romántico valdría la pena oponerla hoy al posmodernismo irresponsable y descomprometido de muchos de estos escritores que se escudan tras lo novedoso de un lenguaje que solo ellos entienden, de una negación de los grandes relatos que dieron savia y vida a una nación, pero que a cambio de ellos nada produjeron para la nación en que nacieron. Ni siquiera su obra literaria, hija más de las carencias que de la necesidad de trascendecia.

Cuando hace unos años, la colega Santos Febres nos pidó... digo mejor, nos rogó... por internet que comprasemos su libro para que el editor sintiera que se justificaba la inversión que había hecho en él, nos mostró un síntoma muy claro de una enfermedad que hoy hemos confirmado con esta columna.

Tras largos años frente al papel en blanco, o frente al escenario, uno aprende algo que es fundamental, un sentido de responsabilidad amplio, comprometido, entregado a lo que se cree. Una defensa a ultranza de algo que da sentido y dirección, algo que no se divierte con la incertidumbre de los tiempos globalizados. Uno entiende que el acto creativo prolonga algo... que es un privilegio eso de poder pensar y discurrir y discutir ideas que construyen caminos, ideas y frases que afianzan cosas, que aseguran sentimientos y emociones que a la larga son eternas...

Ciertamente hay escritores que se divierten, que buscan reconocimiento con ideas novedosas que destruyen lo que otros muchos han construido a sangre y fuego por el solo placer de hacerlo. Estupendo que suceda si en ello hay una propuesta del necesario y vital cambio que sostiene la civilización. Pero aseguremonos que estas ideas, como cantos de sirena, no sean parte de una moda banal, de un ánimo efímero y trivial que se cocina en los pasillos universitarios donde es más importente verse como escritor que ser un escritor.

Sustancia. No es mucho pedir.
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Colaboraciones de Carlos López Dzur / Blogspot / Poética / Web Bloggers Directory

Un gran placebo


Por Arturo Cardona Mattei / poeta y escritor puertorriqueño


Placebo: Sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este lo recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción.


La Guerra Hispanoamericana de 1898, acabó con la soberanía de España en Puerto Rico, y nos llegó la soberanía de los Estados Unidos. Las fuerzas anexionistas del patio comenzaron a empujar la estadidad como una nueva opción política para Puerto Rico. El 2 de marzo de 1917, el Congreso norteamericano le impone al pueblo puertorriqueño la ciudadanía americana. La Primera Guerra Mundial estaba en todo su apogeo y la nación norteamericana necesitaba con urgencia el fortalecimiento de sus fuerzas armadas. Así fue como los puertorriqueños se enjergaron el uniforme kaki militar del nuevo Amo. Aquel gesto noble y desinteresado, aquel regalo no esperado –la imposición de la ciudadanía americana- había que facturarlo. Algo tan importante y significativo no se da a cambio de nada. Aquel placebo tenía metido en sus entrañas el sabor de la cicuta. Ese es el génesis de nuestra vida militar hasta el día de hoy donde nuestra juventud parte hacia tierras lejanas y extrañas como son Irak y Afganistán.

En nuestro viejo juego político siempre se ha discutido si esa ciudadanía fue una concesión, o una imposición. Para traer algo de luz a esa controversia me remito a una deposición que hiciera don Luis Muñoz Rivera ante el Congreso norteamericano. «Como representante de Puerto Rico yo os propongo que convoquéis al pueblo de la Isla a manifestarse en amplio plebiscito sobre la cuestión de la ciudadanía y que dejéis al pueblo de Puerto Rico resolver por sus votos si quiere la ciudadanía de Estados Unidos o si prefiere su propia y natural ciudadanía. Sería extraño que habiéndose negado a concederla mientras la pidió la mayoría del pueblo os decidáis a imponerla ahora que la mayoría del pueblo la rechaza».

Aquel magnánimo regalo estuvo atado a las circunstancia bélicas que se daban por razón de la Primera Guerra Mundial. Eso está claro. Negarlo sería como negar que no se ven los árboles del bosque. El fanatismo político nos aturde y niebla la conciencia. Ya llevamos 91 años amarrados a esa ciudadanía. Desde esa fecha hemos tenido logros y dolores. Unos 23 años más tarde se nos viene encima la Segunda Guerra Mundial. Esta fue más inhumana que la anterior. Nos esperaban las guerras de Korea, Vietnam, Irak y Afganistán. Esos han sido algunos de los dolores que hemos acumulado por encomienda de la imposición de la ciudadanía americana .

También nos llegó con la nueva soberanía una gran parte de la cristiandad, un protestantismo de ultranza. El catolicismo empezaría a perder terreno y privilegios. Aquella soberanía traía nuevas costumbres y leyes que más tarde se usarían para ultrajar y usurpar ideas y propiedades que eran patrimonio del pueblo puertorriqueño. Puerto Rico, poco a poco, se iba convirtiendo en una plaza militar de suma importancia. Culebra y Vieques son la mejor muestra histórica de ese desenvolvimiento militar agresivo. El reclutamiento de nuestra juventud iba en ascenso. Un desempleo crónico y perverso empujaba a esa juventud a refugiarse en el uniforme kaki. Así conseguían algo de seguridad en sus vidas.

Al anexionismo puertorriqueño continúa tocando a las puertas del Congreso para ver cómo se le puede admitir en ese Club de los 50. Veo dos grandes esperanzas para lograr ese propósito. Una, la comunidad latina cuando llegue a convertirse en la minoría más grande de Estados Unidos tal vez le de paso a un estado hispano. Así se conseguiría la tan barnizada Estadidad Jíbara. Dos, cuando el Sol se detenga en su órbita natural que por tantos siglos ha seguido fielmente. Así es. Inmediatamente que se detenga en su infinito caminar, entonces vendrá milagrosamente ese otro magnánimo regalo del Congreso. ¿Qué eso no es posible? El libro de Josué nos da el siguiente relato: «Y el Sol se quedó parado en medio de los cielos y no se apresuró a ponerse por más o menos un día entero. Y ningún día ha resultado ser como aquel, ni antes de él ni después de él, por el hecho de que Jehová escuchó la voz de un hombre, porque Jehová mismo estaba peleando por Israel».

Ahora bien, si estas dos opciones no fueran posibles, todavía le quedaría un tercer turno al bate a los anexionistas: un masivo intercambio poblacional. Puertorriqueños en movimiento hacia allá, y norteamericanos hacia acá. Entonces nos llegaría el verdadero bilingüismo y en un plebiscito ultraligero –antes que se revierta el intercambio- pediríamos y conseguiríamos, sin duda alguna, tan enhelado sueño. La zaga política puertorriqueña llegaría a su fin. No más placebos.

Caguas, Puerto Rico

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Los pueblos fantasmas mexicanos

Por JOHN GIBLER

MEXICO: La explosión de emigración a los EEUU en lospasados 15 años ha vaciado buena parte de México central, y sus estados más al sur, como Chiapas y Yucatán. Pero ha simplemente devastado Zacatecas, una región agrícola a unas 400 millas al noroeste de Ciudad de México.Un poco más de la mitad de la población de Zacatecas -- unos 1.8 millones de personas -- viven ahora en los Estados Unidos, en los alrededores de Atlanta, Chicago y Los Angeles. Entre los años 2000 y 2005, tres de cada cuatro municipalidades registraron crecimiento negativo. Lea más: ARTICULO COMPLETO

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Del proceso moderno y de la descomposición del arte

Por Papasquiaro / escritor, residente en Tijuana / LiteraLengua

En un libro Marshall Berman hace énfasis en que la modernidad, como experiencia vital, es un peligro.[1] Además de constituir el terreno donde conviven nuestras emociones, nuestras aventuras, alegrías, desencantos y tribulaciones, la modernidad es el espacio donde se genera la destrucción. Esta negatividad, entendida como proceso dialéctico, será el punto de partida de nuestras hipótesis para abordar el problema del arte. Parte de esta negatividad dialéctica es la frontera por antonomasia; lo moderno.

En uno de los poemas en prosa de Baudelaire, La pérdida de una aureola, encontramos el primer síntoma del modernismo en el arte. El poema reproduce el encuentro ente un poeta y un hombre corriente en un lugar de mala reputación, posiblemente una taberna o un lupanar. Ahí el poeta es reconocido por el hombre corriente quien lo interpela a su modo, asombrado y atónito, por encontrar a un artista en un lugar de esos. El artista trata de explicar su situación advirtiendo que, ahora que ha perdido su aureola, puede confundirse entre la gente común y entregarse a una vida disipada y menos solemne [se livrer à la crapule]. El primer punto que señala Berman es el significado que posee la aureola, qué representa este objeto. No es otra cosa que el alto estima en el que se tiene al arte, sobre todo si tenemos en consideración que posa sobre la cabeza de un poeta modernista y “está ahí para satirizar y criticar la creencia en la sacralidad del arte” (Berman, 156). Además la pérdida de la aureola tiene lugar en un punto en que convergen el mundo del arte y el mundo corriente, apunta Berman. Es decir, un mundo que no es sólo espiritual, sino material, físico también. Esta convergencia histórica entre modernismo (como proceso artístico) y modernización (como proceso histórico) da como resultado la desvalorización de la obra de arte.

Walter Benjamin entendió, mucho más que el propio Marx, este proceso de reproducción del arte.[2] Mientras las superestructuras (bases materiales de un sistema económico) homogeneizantes y polarizadas sigan siendo las que obedecen el dominio del capital y los medios de producción, las infraestructuras (derecho, literatura, filosofía, religión) seguirán actuando en el interés de preservar las condiciones desvitalizantes del status quo. El orden social seguirá siendo determinado por estas superestructuras cuyo único fin es y seguirá siendo acrecentar cada vez con más fuerza la alienación del individuo. Así entendemos que un hombre alienado es aquél que se reduce a su mínima exponencia y deja de reconocerse como tal, perdiendo por completo su bidimensionalidad, deviniendo en un ser uniforme, unidimensional para utilizar el concepto de Marcuse Herbert.[3]

Ahora bien, este proceso que desarticula al ser humano es fácilmente trasladable al terreno del arte, toda vez que ésta es causa y efecto primario de aquélla; si entendemos el arte como un producto cultural, en consecuencia humano. Adorno, en su obra inacaba Teoría Estética, ya se planteaba este problema, en las primeras líneas no podría plantearnos un panorama más desolador: “Ha llegado a ser obvio que ya no es obvio nada que tenga que ver con el arte, ni en él mismo, ni su relación con el todo, ni siquiera su derecho a la vida” (Adorno, 2004). A pesar de este esbozo fenomenológico, parece que Adorno no pudo dejar en claro cómo ocurría este proceso. Quizá por falta de tiempo o simplemente por no apreciar correctamente el fenómeno, de ningún modo por indiferencia. Pongamos el caso de la fotografía y su reproducción mecánica. La fotografía al reproducir una parcialidad real o ficticia, vuelve al estatismo reproductor de lo natural.

A ese estado inconsciente y automático en el que el artesano sólo funge como operador de una maquinaria, de tal modo sistematizado, que no hace otra cosa que tomar el papel de mercancía, de objeto convertido en medio, de instrumento y ya no un fin en sí mismo. Así el artista no es artista, sino instrumento y la obra no es arte, sino mero artificio. En la fotografía el momento solitario y único de la creación pasa casi desapercibido, se resume a un simple clic insustancial. Lo que nos hace sentir en una fotografía, puesto que no negamos el poder de transmisión, es la evocación de un sentimiento que nos identifica, pero de ningún modo la fotografía en sí. No es el fotógrafo. Es nuestra experiencia. En la fotografía el espectador es el que le da fuerza a la imagen. No al revés. Prueba de ello es que hasta por un error o un descuido se puede captar una imagen que de ninguna manera se tenía la intención de crear o reproducir y ser exhibida en una exposición. De ahí que la intencionalidad se desvanezca, mejor dicho, ni siquiera exista. Aquí la unicidad de la obra carece de asidero. El momento irrepetible de la creación se difumina para dar paso a un convencionalismo técnico. Una vacuidad acorde al proceso moderno de transformación.

Al medio sociológico que nos impone su vorágine velocidad y desaparición de las esencias dejando a su paso una simple estela de imágenes borrosas y fragmentarias. La razón humana es sustituida por una razón técnica. Así ocurre la fragmentación de la realidad. El individuo escindido por sí mismo, por el proceso histórico y por su creación a la que ingenuamente llama arte.

Hablar de arte en la actualidad conlleva el grave peligro de eludir este aspecto totalizador de los medios de producción. El arte se ha reducido a una mercancía patrocinada por la industria cultural, a su vez manipulada por una clase dominante. Si bien es cierto, que el aspecto espiritual no se encuentra desahuciado por completo, es menesteroso aceptar que la realidad artística está anclada en un manglar de fantasmas melancólicos y hediondos. Por ello que el arte moderno ya no genere, como dice Canclini, [4] nuevas tendencias, vanguardias o líneas estéticas innovadoras que provoquen en el espectador el alumbramiento para despertarlo de la ensoñación en la que vive. El arte obedece las mismas leyes de la oferta y la demanda; en ella intervienen los mismos medios: promotores, editoriales transnacionales, museos, marketing, consumo.

De hecho se puede hablar hasta de fines profesionales. Existe la concepción del escritor antes que la de la obra misma. Por sobre la obra se persigue la profesionalización del individuo. En la frontera la profesionalización ha arribado como uno de los grandes ocasos del arte. Hay escritores que pretenden vivir para sostener a sus obras, en lugar de que estas perduren en el tiempo por sus propias fuerzas.

Bibliografía Consultada

Adorno, Th. W. Teoría Estética. Obras Completas, 7. Trad Jorge Navarro Pérez. Ed. Akal. España. 2004.

Bartra, Roger. La jaula de la melancolía. CONACULTA. México. D.F. 2002.

Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Siglo xxi editores. España. 2004.

Berumen, Humberto Félix. De cierto modo. La literatura de Baja California. UABC. Mexicali. 1998.

García Canclini, Néstor. Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Grijalbo. México, D.F. 2004

Valenzuela, José M. Por las fronteras del Norte. Una aproximación cultural a la frontera México- Estados Unidos. FCE. México, D.F. 2003

[1] Marshall BERMAN, Todo lo sólido se desvanece en el aire. España. 1988, pp 2-27

[2] Ver Walter, BENJAMIN, El arte en la era de su reproducción mecánica. Madrid. Edit. Taurus. 1973.

[3] Para entender mejor este proceso dentro de la frontera leer el ensayo de José Manuel Valenzuela Arce, Metáforas y debates teóricos sobre la frontera Mx- Eu, en su apartado “Procesos socioculturales de la frontera”. Ver bibliografía.

[4] Cfr. Culturas Híbridas. Néstor García Canclini. México, D.F. 2004 pp 62 ss.

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