McCain vs. Obama
El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, y su adversario demócrata, Barack Obama, preparan su último debate televisado del miércoles, mientras el primero, muy retrasado en los sondeos, parece dudar entre seguir sus feroces ataques o mostrar "respeto" al rival.
A una semana del segundo debate entre los candidatos en el que el tema económico predominó, McCain, presionado por los propios republicanos para que prometa rebajas de impuestos, se decidió a no anunciar por ahora un nuevo plan fiscal.
El senador republicano de Carolina del Sur Graham Lindsey, uno de los cercanos aliados políticos de John McCain, reveló el domingo que el candidato anunciará pronto nuevos recortes de impuestos para los inversionistas, como medida de impulso a la economía.
Pero los consejeros del senador por Arizona de 72 años indicaron poco después a la prensa que McCain no anunciará en lo inmediato nuevas medidas fiscales, cuando restan sólo tres semanas para las elecciones estadounidenses del 4 de noviembre.
McCain, quien el lunes hará campaña en Virginia y Carolina del Norte, en el este del país, debería hablar de la economía, la principal preocupación de los votantes estadounidenses según sondeos, pero sin anunciar medidas adicionales.
La semana pasada, McCain propuso un plan de rescate para los propietarios de inmuebles amenazados con embargos, pero sin lograr los efectos deseados, si se observan las encuestas.
En plena crisis financiera, 55% de los entrevistados afirmaron que la economía será el elemento más importante a la hora de votar, mientras que 53% consideraron que Obama es el más competente en la materia, contra 37% que prefirieron a McCain.
El senador por Illinois de 47 años se beneficia también de la impopularidad del presidente George W. Bush, que tiene un nivel de aprobación de apenas 23%.
La preocupación de los republicanos ha llevado a algunos de ellos a proponer medidas radicales.
"Es tiempo de despedir al equipo de campaña", escribió el lunes en el New York Times el editorialista conservador William Kristol, al estimar que en este punto, McCain "no tiene nada que perder".
De su lado, Barack Obama tiene previsto el lunes hablar en Toledo (Ohio, norte) sobre su política económica, basada en medidas destinadas a ayudar a las clases medias.
La cuestión racial, por mucho tiempo tema tabú, irrumpió en la campaña con la declaración del parlamentario demócrata John Lewis, figura de la lucha por los derechos civiles en los años 60, en la que acusó a McCain de incitar el odio contra Obama, quien busca ser el primer presidente negro de Estados Unidos.
El viernes, McCain llamó a sus seguidores a "respetar" al adversario.
Gritos de "terrorista" y "mentiroso" contra Obama se escucharon en repetidas ocasiones en recientes eventos de la campaña del republicano y algunos comentaristas culparon a los avisos propagandísticos negativos que cuestionan las relaciones pasadas del demócrata y lo vinculan con Willian Ayers -un radical de los años 1960- por las conductas agresivas.
El domingo, McCain reiteró su llamado al respeto en la campaña, pocos días después del segundo debate del martes entre los candidatos presidenciales, en el que se mostró irascible, señalando con el dedo y llamando "aquel" a Barack Obama.
Este miércoles, Obama y McCain chocarán en el tercer y último debate televisado antes de las elecciones, para el que se prepararon durante el fin de semana con sus asesores.
Tomado de Terra / AFP
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