Saturday, October 4, 2008

De cenicienta a princesa





Sarah Palin: Es la undécima gobernadora de Alaska y la primera mujer en serlo. Sus puntos de vista son tan extremos como los de Cheney; pero Alaska es su Hallburton. Se llama a sí misma con los clichés publicitarios, por ejemplo, Joe Six Pack y Hockey Mom, etiquetas que no le molestan que hayan entrado a la política por su boca. Cree que la Constitución debe ofrecer un derecho a la privacidad y que el aborto no debe ser un mandato federal, sino un asunto de los estados. Se opone a la investigación de los embriones celulares y rechaza la idea de que hay que aceptar un hijo con Síndrome de Down como «gift from God». Cree en negar beneficios a las parejas homosexuales. Pro-vida, pro-adopciones antes que albergues, se opone a que se asignen fondos públicos para el aborto. Apoya la pena de muerte para el adulto que asesine un niño. Palin es presidente de Interstate Oil and Gas Compact Commission, agencia multi-estatal que promueve la conservación y uso eficiente de los recursos como el petróleo y gas natural.

Por Arturo Cardona Mattei / escritor puertorriqueño

Fuimos muchos los equivocados. Pintamos fantasías creyendo que la neófita Sarah Palin iba a tener problemas en el podio que compartió con Joseph Biden. Lo insólito hizo presencia. Sarah Palin llegó, saludó y conquistó. Exhibió seguridad, saludó efusivamente y mostró unas cualidades que parecía no tener. Se vio amistosa y con dominio sobre el escenario. Había en ella ternura y con varios guiños doblegó a toda una audiencia que esperaba con cierta incertidumbre su participación en ese debate. Creo que John McCain puede ya dormir tranquilo. Su pupila se graduó con honores.

Sin duda alguna, su acuartelamiento en el Rancho de John McCain rindió los frutos esperados. Su preparación fue asombrosa. No tuvo temor de hablar y mirar fijamente al senador Biden. Fue acuciante e intrépida con su verbo suave y sencillo. Creo que el propio Joseph Biden quedó impresionado con ella, con su estilo y con su seguridad. Es una pena que no haya un segundo debate, pues son muchos los temas que quedaron fuera del tintero.

Como la cenicienta del cuento, primero fue despreciada, pero luego se calzó bien sus zapatos y, por fin, se amarró a su príncipe. Con una audiencia de sobre 60 millones de televidentes, tuvo una exposición de elegancia y salió airosa. Ahora hay que mirar a esta novel mujer/política con más cuidado y respeto. Hasta el staff de Saturday Night Show va a tener que cambiar sus parodias. El propio Barack Obama debe estar pensando que Sarah Palin posee un buen arsenal y escudo para defenderse de todos los ataques políticos que le vengan de aquí hasta el mismo día de las elecciones.

Ahora bien, ¿qué papel habrá de jugar la senadora Hillary Clinton para tratar de parar a esta gobernadora alaskeña? Y si los republicanos capturan la Casa Blanca, esta mujer va a tener un papel muy influyente, pues ha quedado demostrado que es una discípula aventajada. El debate esta ahí como prueba irrefutable. Naturalmente, los ataques masivos serán contra el senador John McCain, no contra ella. Teniendo un nuevo perfil de esta mujer, ahora se impone la cautela. En la política no hay nada seguro hasta después que se cuenta el último voto. Las encuestas señalan tendencias, pero no escriben la historia. Y los capítulos en una batalla política de esta naturaleza son muchos y difíciles. El camino escueto de hoy mañana puede estar lleno de piedras.

Pero quedan en su escaparate político varios temas que tienen que considerarse a la hora del voto. Ejemplos: su ferviente pasión por las armas y sus ideas religiosas. Como vice-presidenta, ¿cuál sería su postura con la poderosa National Rifle Association? ¿Tendería desde su oficina un privilegio exagerado a esta Camorra amante de la pólvora? En cuanto a sus ideas religiosas, ¿seguirá la política del presidente George Bush de usar dinero público para respaldar la educación privada? ¿Seguirá amarrada a su teología de que los Estados Unidos son el brazo fuerte de Dios? Aquí se puede llegar a una encrucijada muy peligrosa, pues todo conflicto mundial sería visto desde esa perspectiva religiosa. Ya sabemos que son muchos los líderes religiosos norteamericanos que tienen tan puritana postura. Estos son los Al-Qaedas que disparan mucha saliva desde sus tronos bien atrincherados. Esa prole religiosa del Partido Republicano tiene un largo historial en la vida política, económica, social y militar de los Estados Unidos. Esos son los verdaderos lobos del patriotismo norteamericano.

Resumiendo: canas y candor debatieron por 90 minutos haciendo las delicias de una audiencia de 60 millones de espectadores que quedaron sorprendidos por la novel Sarah Palin. Su dulzura, su calor humano y su guiñar atrevido la lanzaron al estrellato político nacional. Hasta Hollywood se contagió con su artística actuación. Esa combinación de factores humanos muy bien podrían cambiar el mapa electoral de las cercanas elecciones presidenciales. El gusano de la simpatía se pega fácilmente. Ahora John McCain puede retirarse a la cama más tranquilo, pues su discípula lo hizo quedar bien. La madurez política de Joseph Biden triunfó sobre la infanta Sarah Palin. De ninguna manera quiere esto decir que el binomio Obama-Biden tienen la carrera asegurada. Están en la recta final y ninguno tiene una ventaja convincente. La cautela de la serpiente y la perseverancia de la tortuga son valores que no se pueden olvidar.

Canas y candor, otoño y primavera, experiencia y gracia le imprimieron al debate un nuevo viento de cambio a lo que parecía una tranquila victoria demócrata. Ojo…mucho ojo.


Caguas, Puerto Rico

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