Sunday, March 6, 2011

Charlatanerías / De La revolución profunda


Charlatanerías

Los charlatanes de la política,
grandes gestores de etiquetas para designar
las doctrinas del conservadorismo y del liberalismo,
es decir, mitos que fundan la defensa
del capital malhabido, acumulación de plusvalías
creadas por trabajadores, se mueven
dentro de tales paradigmas según les convenga.

Todos hablan sobre la estatura moral
de sus parcelas, o sus partidos,
sobre la expresión política
de humanismo o justicia que suponen,
misericordia que canalizan, decencia humana
que configuran para la esfera pública,
pero todo es, en rigor, retórica,
demagogia mezquina.

Todos sacan cifras de la manga
en aras de su recuento de resultados fatídicos
en cuanto a lo que hacen uno y otro.
Unos, los conservadores, discursan
sobre las muertes que ocasiona el liberalismo
Cultiva el miedo histórico a las hiperinflaciones
y el dinero que muere (¡su dios muere!)
como en la Alemania de Weimar en el decenio del '20
cuando irrumpen las devaluaciones, gastos deficitarios
que hay que cubrir a expensas del más pobre
y el temor se apodera y surge un hitler
o neo-hitler... Que la inflación más devastadora
vista por el mundo, después de la Primera Guerra,
hizo que el valor del Reichsmark colapsara
en pocos años, de 4,200 billones a sólo un billón
y que el marco y la libra sufrieron la misma suerte
y que la miseria social en 1923 fue tan grande
que los ahorros desaparecieron para toda la gente
y muchas fortunas entre los billonarios...
pero, con hambre, con la desesperación brutalizadora,
sólo los pobres se quedaron, sufriéndola plenamente...

Hoy los conservadoras comparan esa época
con la década del '20 en la Vieja Europa.
Arguyen que Norteamérica hoy la vive.
Dicen que el liberalismo mata, pero basta
que pensemos por qué el Senador J.R. Dunn
y sus secuaces lo dicen... la culpa es de Obama
que dio un seguro médico al indigente
que nunca lo tuvo, la culpa es de programas
de agencias de protección al niño pobre,
la culpa es de quienes legislan que el medio ambiente
debe ser protegido, la culpa es del sistema de justicia
que no ejecuta al criminal, sino que lo encarcela.
La culpa es de que haya regulaciones contra contaminantes
y combustibles crudos, la culpa es de que se pida
renovación urbana, ante tristes necesidades,
culpa de un gobierno federal que no deja
a los gobernadores que hagan lo que se les pega la gana.

En 50 años, según este sabio charlatán de estadísticas,
Norteamérica ha matado más de 500,000 ciudadanos.
Pero los británicos son peores.
Sus liberalismos disfuncionales amenazan la vida
de 450,000 ingleses por día. Y los liberales dicen que hay
que restaurar la confianza, la verdad y, aún pide
mayores sacrificios, para no hacer tantos recortes
de gasto social, como los ricos quieren,
pero, de espaldas al pueblo, concertan lo mismo:
que se joda el más pobre y el empresario pequeño
(el super-rico y sus corporaciones son quienes
da mayores donativos al partido; al pobre
se le entretiene con pobrezas, él espera y no tiene
el poder ni la organización de hacer ruido
y formar un Tea Party ni pagarse en la prensa,
en la TV o en la radio, con esa intensidad
de los conservadores).

Y mientras tanto, quienes nunca sufren esa plenitud
de los desastres y las hiperinflaciones, ensayan
sus berrinches enjundiosos: Que América está
perdiendo libertades, derechos inalienables,
incalculables riquezas. Que estamos en quiebra
y se uige un plan: restaurar el Tesoro
«Si estamos quebrados en la confianza,
quebrada también la fe, las finanzas en ruina,
el gobierno en peligro por el poder centralista»,

así llora Glenn Beck, charlatán de pro
por «A way of life in America», enemigo del Nuevo Trato
de Franklyn D. Roosevelt y del mesianismo liberal
que poco o mucho atenuara las miserias de los '20.

Y no es que quiera, ninguno de los partidos,
el mínimo gobierno, con el máximo de libertades.
Eso no les conviene, eso libra de lacayos y esbirros
a los explotadores. Ambos quieren el poder burocrático
y financiero intacto y mucho presupuesto
para seguir desatendiendo a los pobres,
a las mayorías, mientras ellos ni sufren.

13-03-2007 / De «La revolución profunda»

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Comentario de Alejandro Drewes, poeta, traductor y crítico argentino, al poema Charlatanerías, en: Sunday, March 6, 2011 7:23 AM

Una vez más, aplaudo de pie esta magna forma tuya de poetizar la negra desgracia, la sombra que cubre este pobre mundo que supimos conseguir. Sobre todo, de entre todos estos estudios de caso de la infamia, el de USA hoy –o mejor y bien mirado, desde antes de la posguerra de la SGM y la creación de la Oficina de Propaganda antialemana en Chicago en el ‘41… que sigue dando de comer a las mismas alimañas y a su cría.

Y que se va a cuidar muy bien de informar a los alegres ciudadanos de Un Mundo Feliz por ejemplo de los desfiles con uniformes nazis en varias ciudades del Imperio de la Patata Frita, a plena luz y filmados ‘pal mundo mundial. Por ejemplo, por TVE.

O del salvaje operativo de represión a los pacifistas en New York durante el primer aniversario del 11S. ¡Que no todos nos chupamos el dedo, hermano!

Pobre de Obama y el futuro que le aguarda a él, a su país y al mundo frente al Tea Party, a los cuadros de recontraultraderecha de Bush & Palin & otras malas hierbas perennes…

Como decimos en buen alemán: Quatsch. O como decía un gran poeta olvidado, que conocía más que bien a los políticos sureños de USA:

Ved al político:
La autopreservación
es su don esencial.
No vendería a su madre
por un diamante
si sospechara la presencia
de un informante.

Un abrazo Jens

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