Friday, March 4, 2011

Los contrarrevolucionarios / A los revolucionarios de la Comuna de París


A los revolucionarios de la Comuna de París

Ni el Amor ni la Revolución tienen enemigos
de estatura, moralmente fiables y certeros.
Ninguna esencia bienhechora tiene
rival que merezca respeto.
La criatura humana puede (y es casi siempre)
que padezca dolor, contrariedades, provisional derrota,
pero... lo que tuvo de apertura, o posibilidad de cambio,
de asombro, agenda de justicia y certeza
de propósitos, nadie se lo arrebata.

Con tal apertura muere, resucita,
y la pasión de esa victoria, el saberla consigo,
es su don. El don inderrotable.
A éste no lo ensucia nadie, no lo doblega
ni el más envilecido de los régimenes.
Es una raíz inefable, dignidad inmensurable
y retoña. A más se empeñen tajarlo,
retoña. Se rehace, renutre su memoria.

Puede que sea onsciencia espiritual
que se retrasa en algunos, mas nunca se pierde.
Es que hablamos sobre cosas generosas,
cimientos ricos de praxis y yacimientos inagotables
de juicio, esperanza, espíritu, de una moral
más alta que ninguna, la moral del amor
y el cambio, la moral del auxilio, que una vez
se encarna en tierra, en circunstancia de historia
y desafío oportuno, declara como primer principio:
«Hay que echar abajo la organización política del Estado»
y vivir por este Don, no retrasarlo, no consumirse
en piruetas de acomodo o placeres ficticios.
No comenzar a fingir que tenemos enemigos
de envergadura o que el amor del que hablamos
es poca cosa, prescindible, humillable.

Toda revolución profunda es la ética de este don
que no quiere afianzar un poder conquistado
para jugar a la ventaja de clases
con egoica factura, que no se limita
a mantener a raya a presuntos adversarios
de capital mezquino ni sólo llevar a cabo
una revolución económica que puede ser reversible
si no hay consciencia profunda del gozo
de tener el Don Eterno de la misericordia
y valía tan soberana, íntima, señera y social,
que el enemigo se crea digno de hacer masacre
con aquellos que la sustentaron.
Por eso el revolucionario se educa en su Don
y nadie abofetea el rostro de su Espíritu
a menos que sea un asesino, o un ente subhumano
que mataría a su madre, a su hijo, a su hermano.

Por de pronto, no olvidemos: No hay nadie,
ni uno solo, que sea digno de burlar el amor revolucionario.
Ninguno moralmente correcto al proponer
el asesinato de los trabajadores, o su derecho
a hambrearlos o quitarles su libertad,
o prohibirles sus tareas con censura
o con sangre como sucediera
en la comuna de París...

02-01-2007 / De «La revolución profunda»

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Los contrarrevolucionarios habituales

«¿Acaso el Estado transitorio al que hemos de someternos ha de ser necesaria y fatalmente una cárcel colectivista? ¿No puede consistir en una organización libre, limitada exclusivamente por las necesidades de la producción y el consumo, desaparecidas ya todas las instituciones políticas?»: Fernand Pelloutier

Veo en los pueblos no a contrarrevolucionarios.
En realidad, aún la muchedumbre
que se comporta como rebaño,
se representa un pueblo doliente, gente perdida
en clasificaciones de actos ciegos
por consciencia dormida, seres sobrevientes.
Contrarrevolucionarios, en rigor, unos pocos.
Hasta diría que son el uno porciento de la población
del mundo. Los demás son hermanos,
a veces estorbosos, incómodos hermanos,
pero de ellos se puede esperar que despierten.
De ellos, por derecho, es la ética revolucionaria.

Es que, en la época de las armas, sólo el 1%
tiene el sol de su parte y, aún viendo en la luz
la Gloriosa Revolución y el Amor posible
que ésta desata, se tornan en verdugos,
se traicionan. Militan en el bando equivocado
como mercenarios, dizque soldados
de la democracia. O de las libertades.

El restos son varones de la medianía,
los verdaderos divisores
y en en sus hornos, en pocas horas,
fabrican el caos y las armas
y mueven sus carros y utensilios en la materialidad
de la abundancia y, ad nutum, con multitud
de trabajo explotador escinden consciencias,
dividen en clases, desfiguran con mitos
el tiempo histórico de muerte;
ahondan carencias, el dolor y el bandidaje,
pero son unos pocos
y si la muchedumbre a su servicio
de veras los conociera, los despreciarían
y lucharían en su contra, pues, son ultrajadores...

Veo en los pueblos no a contrarrevolucionarios.
En rigor, los contrarrevolucionarios son unos pocos.
Hasta diría, el uno porciento de la población.
Pero tienen mucho poder. Creen que,
a costo de la salud del planeta, a corto y largo plazo,
mantendríab todos los ritmos
de crecimiento económico y a capricho.
Suponen que son dueños de las almas de todos
y que la lealtad se compra con el pago
de un mínimo salario. O posiciones intermediarias,
Afirman que a la cárcel colectiva del Estado
basta ponerle una etiqueta que diga 'democracia'
para tapar lo que es, la cárcel invisible
del capitalismo y la esclavización práctica
de la mayoría del gentío humano, muchedumbre.

Suponen que en la Aldea Global del planeta
su barrio es próspero y que si el 20% de la humanidad
vive feliz, chueca y logrera en ambiciones,
también ha de estarlo el resto. El 80% del planeta.
Su verdadero cuartel es, entonces, Lockheed Martin
y General Dynamics, los armamentistas...

Los contrarrevolucionarios habituales endiosan
el consumo como expresión de libertad
y fuente única de felicidad; pero, para poder decir
ésto, lo consultan y apoyan con la élite corporativa
(el 1%) y esa falsaria ideología
de la libertad individualista,
egoísta, mezquina y ficticia ensalzada
por la Escuela de J.J. Rousseau y el liberalismo burgués.
Mas aún así, no basta. La muchedumbre no cree.

La Revolución cuestiona y no calla.
Entonces, es necesario pasar de lo teórico
a la praxis contrarrevolucionaria y Norteamérica,
cabeza política del neo-imperialismo, invierte
alrededor de 2.000 millones de dólares a la semana
en Afganistán, 104.000 millones de dólares al año
y se sacan otros 725.000 millones de dólares
(de tus impuestos, Pueblo / Muchedumbre,
pueblo de los Estados Unidos) para vender la idea
cada año con el músculo militar,
el presupuesto de Defensa.

El 4 por ciento del PIB del país norteamericano
este año fiscal del 2011 es para decir al mundo
cómo se sostiene la cárcel global de los pobres
y se convence a las muchedumbre
de que han de ser lacayos del 1% de beneficiarios
de la riqueza del mundo en un sistema injusto,
«el privilegio de algunos fundado
en la esclavitud del resto
»,
como dijera el Camarada Bakunin.

Tristemente, cada nación hace lo mismo,
priorizar gastos en armas, decir que no se tiene
amigos ni en esa masa inmensa de rebaños
(esos que pretendemos que son enemigos,
verdaderos contrarrevolucionarios).

13-03-2007 / De «La revolución profunda»

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Cómo se templa el espíritu para la Revolución

a Ramón Llull, místico y poeta

«Not to us, Lord, not to us, but to your name give glory»: Psalm 115: 1

«Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomine Tuo Da Gloriam»:

Lema templario
Sea la gloria para Aquel, que es Amor
de todo a todo y cuyo nombre es la Revolución.
Sea el Templario el Amor porque en nosotros mismos
somos malos guerreros, falseadores
de la historia concreta, inconsecuentes peregrinos
hacia lo Sagrado, pero el Amor es perfecto
y la gloria es de ese Amor.

Observé a estos combatientes,
con mi amor de Edad Media, y es un amor breve,
equívoco, amor confinado a monasterio
y amor de edad mediana que confundió
la defensa con las agresiones, pero quería ser
amor porque todos somos peregrinos
y vamos a la Tierra Santa del Perfecto Amor.

Y la Tierra Santa es la esencia.
No un territorio ni una geografía.
Ni una lucha del ego contra el Islam.
Lucha entre poderes que, al fin, son políticos,
precarios, inciertos para un resultado bueno.

Revolución, templo mi espíritu en Tu Nombre
para que seas la Esencia del Amor
que aún no entiendo. Sea por Tu Gloria
que dejo los monasterios de los puñeteros
y los temerosos del trabajo por una ética ideal
y que nadie pueda falsificarla
porque soy honesto con el que sufre
y necesita mi mano, impartiendo justicia
al perseguido, recobrando lo que los ladrones
despojan con sus invasiones.

Pero aparta de mí el protagonismo
y házme Cruzado, no de una mentira.
Cruzado por Amor y en su Nombre.
La Revolución debe ser santa y la codicia
no es santa, aunque la quiera o la pida el Papado.

Házme el Caballero de la primaria anarquía
(la que no desea coerciones ni prosaica fantasía,
ni una que manipula lo Divino ni sirve al propio interés
con recurso engañoso),.
Y sea a Ti la gloria, Sed Nomine Tuo Da Gloriam.
Y abre este corazón para que haya hospitales
y no sea yo el que vaya, sino el pueblo más herido
por las enfermedades, el pueblo más hambriento
por las depredaciones
y si la habilidad comercial fecundara
con nuestros hechos, que haya escuelas
que combatan la ignorancia, la pena dura
de ser inútiles, improductivos, a merced
de migajas... que se extinga esta clase de pordioseros
que vemos en aldeas de la desesperanza
por toda Europa, mientras en banquetes
se las gasta la monarquía parasitaria
que vive del esclavo y del humilde.

Sed Nomine Tuo Da Gloriam.
Observé a aquellos combatientes,
con mi amor de Edad Media,
y ni Francia ni el papado me creyeron
cuando dije, junto a Ramón Llull, que es necesario
ir por el Grial verdadero y la ética revolucionaria
cuyo nombre es Justicia, tu esencia de Amor.

Entonces, éramos castos en el obrar,
pobres de ostentaciones, humildes como célibes
que sólo aman lo Hermoso, no para nosotros,
no para nuestros egos, Non Nobis Domine, Non Nobis.

Si algún fruto, si algún Grial, que sea por los necesitados,
tus comunidades, porque somos los anarcos primiciales
y en rigor siquiera somos militares
ni ante la caída de Acre, eficientes como asesinos,
y ante la estructura del poder que enriquece
(donaciones, encomiendas, tierras, castillos,
fortalezas) hasta negligentes somos.

Los buitres nos comen el mandado.
Los comerciantes de reliquias y clítoris
de la Virgen nos envilecen
y el sentido justificador del Templario se extingue.
Los prestamistas y tesoreros nos suplantan.
Fundan la banca del chantaje y el cheque
que lo compra todo, hasta las consciencias.
Y dejamos así de ser lo que anhelamos,
anarquistas revolucionarios, los primeros
en dejar el monasterio y erotizar la energía guerrera
de nuestros propios cuerpos, deshacer
el onanismo y el gesto puñetero de los celibatos,
crear el amor cortés, espiritualizar la líbido
y ser generosos como el Rey Arturo y ser amigo
en la Mesa Redonda con los amigos generosos
con agendas democratizadoras.

Sea por Tu Nombre la gloria de lo hecho.
Fue tan poco. Ni Santa Ciudad fue nuestro cuerpo
y nos mintieron con el cuento de dos
en un solo caballo, compartiendo el alma,
dos anarcos monjes, cingándose en el culo,
dos sodimitas en frívola delicia
poniéndole los tarros al Deber, jurando amor
a Bafometo, el Demonio, con blasfemias,
a éso nos redujeron en vísperas de la noche
en que Felipe IV, rey de Francia,
y el papa Clemente V, planearon el exterminio
de revolucionarios y encendieron las hogueras
y autorizaron las torturas de la Inquisición.

«Non Nobis Domine, Non Nobis»
Para nuestro ego sea este aprendizaje,
«Sed Nomine Tuo Da Gloriam»
sea por Tu Nombre que hayamos descibierto
nuestro límite y el significado de la Revolución.

Malos son los secretos tesoros en el clandestinaje.
No los guardaremos con fascinaciones u componendas
cuando sea indispensable dejar los hermetismos
sobre el Grial, o los cátaros o la descendencia merovingia
de Jesús. Hay que hablar clara y directamente al pueblo,
no al Papado, no a los reyes que tomarán revancha
y condenarán la voz al exterminio... si la Revolución
es para el pueblo, dála al pueblo,
no a los poderosos.

No la consultes con mercaderes,
con banqueros, piratas, falsificadores
con quienes hoy son editores de mentiras,
historiadores infames, mafia mediática.

Ví a aquellos viejos combatientes,
con mi amor de Edad Media, y es un amor breve
el que fraguaron con la danza de payasos,
creyendo en revoluciones «limpias»
de dos a caballo, hordas de templarios
compuestas de juventud que cruzó fronteras
desde Europa en aras de derrocar imperios en Oriente,
hoy llamados imperios con malvados dictadores y, al final,
Nuevos Papados del Imperialismo
que refundan las inquisiciones con hogueras
y la ingeniería financiera para despojadores,
gente que quita todo para no hacer justicia
y multinacionales que esquilman a millones
en sus propios territorios petroleros
y de este modo calman sus mercados turbulentos,
cambian los monigotes, unos por otros.
No dan libertad a nadie, no. Masacran.
A los Templarios los cuelgan de las horcas
para que ría el falaz Mundo Libre

«No pidas participación en esa cruzada.
Vamos mejor a la Montaña»,
me decía Ramón Llull.
Sea la gloria para Aquel, que es Amor
de todo a todo y cuyo nombre es y seguirá
siempre siendo, la Revolución profunda.
«Non Nobis Domine, Non Nobis,
Sed Nomine Tuo Da Gloriam»:


13-03-2007

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