Thursday, March 3, 2011

El fantasma que recorre el mundo: Carlos López Dzur


El fantasma que recorre el mundo

«Las enriquecedoras ideas del anarquismo y las acciones espontáneas de la lucha revolucionaria popular, su creatividad social como intelectual, mantienen su vitalidad y que, examinadas y tamizadas, podrían ser de gran utilidad para que el pensamiento socialista contemporáneo tome un nuevo rumbo... [y] para contribuir a enriquecer el marxismo»: Daniel Guérin, en: Anarchisme

El fantasma que el Hermano Marx,
el gran profeta, declaró en Manifiesto en 1848
no es espectro de fatula consciencia
ni ralas hilachas o piruetas del proletariado,
ni mártires locarios jugándose la voz contra la burguesía
o post-modernidad siniestra de este tiempo
ni es vaporosa enjundia de fascinaciones
que a Europa recorre y, progresivamente,
viene y se interna en América.

Yo sí lo veo, lo palpo en carnes y urgencias.
Le discuto la abjurada entelequia, descubro sus huesos
y superestructuras y sí... recorre el mundo y cada vez
con más prisa, mejor fundamentado y cae y se levanta
y sigue en la batalla por materializarse el futuro.
Es cada vez más preciso en su dinámica de amor.
Es cada vez más temido; pero existe
y no es milagrería ni ángel milenario
que se asoma si le pega la gana.
Y si no... se queda en los submundos
o en los cielos de mierda.

Es dinámica histórica de Revolución.
Es amor caminante que nada tiene que ver
con bolchevismo. Esa le fue como una túnica echada
encima para darle apariencia de sustancia,
evento que pudo o no ser necesario.

La Revolución no lo necesita porque es mucho más
que Lenin, o Stalin, o Mao o Gorbochav.
O el Ejército Rojo.
Es mucho más que culto o rito pegajoso
de autoritarios, o tibiamente acomodaticios
y logreros que pactan en Yalta y en el interin
forjan guerras y represiones...

Yo sí veo cómo recorre el mundo
y se sale de las clásicas doctrinas
y se pasa al hambriento, emplazándolo
harto mortificante para que despierte de una vez
o se joda porque la Revolución pica la colleja,
punza el nervio e inyecta la amorosa rebeldía.
Hoy es Revolución o narcocracia, pillaje
o toma de consciencia, burla o rodillas.
La Revolución es para limpar los vicios,
el opio prevalente, esta precariedad del ahora.

Por eso tira el pús de los viejos venenos
de inacción y cobardía, cicatriza
el resentimiento innecesario
a fin de que emerja la chispa, consciencia verdadera
y nazca un hombre / o mujer / solidarios
libertadores de su prójimo / empáticos / altruístas
con fe en la historia y el conocimiento
y la experiencia de vida liberante.

Yo sí veo la democracia de los trabajadores
rastreando luz entre luto y ceniza
y sé que la Revolución no necesita sectas
ni partidos. Urge obreros, almas productivas,
almas participantes, socios cónsonos al proyecto
de amor social inclaudicable, seres honestos
para que sean perfectibles, dignos
para que sean verdaderamente útiles y aportadores.

Cierto es que el recorrido tiene etapas concretas
(y vivimos la peor de las etapas)
mas el viaje, como toda marcha, es asunto
de voluntad, planificada agenda, replanteos
según sean necesarios, pero el fantasma ya no es
sólo un sueño, o un ideal, o una utopía.
El recorrido es un hecho.
Va remontando el mundo y su destino
es profundo y su necesidad imperiosa.

Yo sí veo el fantasma con todas sus carnes
y huesos, porque, en rigor, no hay fantasmas vaporosos
ni ultraterrenas fantasmagorías, sólo consciencias
por conquistar y el amor es la mejor consciencia
y el amor es más concreto que la fobia difusa
y el hambre y la pobreza despiertan
hasta al más cobarde y, en fin,
éstá es la coyuntura precisa
para que venga el que viene.

No hay vacas sagradas ni en la izquierda
ni en la derecha ni en los resquicios
del oportunista majadero, incomprometido.
Ahora es morir o ser cómplice,
vivir para algo sano, o joderse.
Ahora es ver la cara del fantasma y darle cuentas
a expensas de ser retaRdario y enemigo jurado
del hombre y el progreso.
El cambio.

27-11-2005 / De «La revolución profunda»

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