Sunday, March 9, 2014

Pugnan la Iglesia y el Estado


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Pugnan la Iglesia y el Estado


Por Arturo Cardona Mattei

Esta historia es muy antigua. Data de siglos atrás. Es un matrimonio que ha vivido muy feliz por demasiado largo tiempo. Hoy ese matrimonio está en constante pugna en casi todos los pueblos del orbe. En el ámbito judaico/cristiano, la Ley Mosaica estuvo rigiendo la vida del pueblo judío por unos mil seiscientos años. Esa fue la ley que Jehová le dio a su pueblo a través de Moisés. La misma contenía más de 600 preceptos legales. Con la muerte de Jesús, dicha ley quedó abolida. Para esos tiempos el pueblo judió era una sociedad teocrática, por lo tanto, religión y estado eran una misma cosa. El Sanedrín era la máxima autoridad en todo lo concerniente a la vida de los ciudadanos de aquella sociedad. Hoy esta no es la realidad. Pero la Iglesia Católica Romana sigue empeñada en arroparse con su juego amplio y confuso de sus propias leyes: El Derecho Canónico.

Lo que tenemos hoy en Puerto Rico es un duelo para ver quién se impone en esta lucha fratricida de los curas pederastas. El Estado quiere saber toda la verdad de estas actuaciones aberrantes por parte de sus miembros/líderes religiosos[de la Iglesia]; y vemos cómo la Iglesia hace todos los esfuerzos legales para ocultar, detener o desviar su responsabilidad moral y espiritual, a la que está llamada a cumplir siguiendo las reglas del cristianismo verdadero. Jesucristo dijo: "Dejad que los niños vengan a mi"; no dijo que los niños vengan a mi y se sienten en mi falda. Certeramente, la Biblia habla de los "prostitutos de templo".

La Iglesia Católica Romana tiene unos dos mil años hablando sobre los nobles principios del cristianismo, pero sus actuaciones difieren estrepitosamente de lo que predican. Hoy conocemos muchos secretos de la Iglesia que estuvieron muy bien resguardados en sus misteriosos archivos. Afirma ser la Iglesia de los pobres, pero su opulencia material no tiene parangón dentro de ese mundo religioso. Las raíces de esta opulencia la encontramos en el siglo IV, cuando el emperador Constantino se convirtió al cristianismo y puso a disposición del Papa Silvestre I una colosal fortuna. De hecho, lo transformó en el primer Papa rico de la historia. Dante termina su Infierno con estas líneas: "Ah, Constantino, cuanta miseria has causado, no por hacerte cristiano, sino por la dote que el primer Papa rico aceptó que le entregaras". El Vaticano es un Estado muy pequeño, pero enormemente poderoso en lo económico y político. Tiene muchos amigos terrenales. Pero ante los ojos de Dios es una prostituta, espiritualmente hablando. No se puede ser amigo del mundo y de Dios al mismo tiempo. Con la santidad de Dios no se puede jugar.

El tiempo fue pasando y vemos a una Iglesia Católica Romana cada vez más enamorada con las riquezas de este mundo. Le encantan los aplausos y reconocimientos de sus consortes de este mundo. La opulencia moderna de la Iglesia Católica Romana se basa en la generosidad de Benito Mussolini, quien gracias a la firma del Tratado de Letrán entre su gobierno y el del Vaticano, otorgó a la Iglesia una serie de garantías y medidas de protección. La Santa Sede consiguió que la reconocieran como un estado soberano. Se benefició de la exención impositiva tanto de sus bienes como en beneficio de sus ciudadanos, que tampoco tenían que pagar derechos arancelarios por lo que importaran del extranjero. Se le concedió la inmunidad diplomática y sus diplomáticos empezaron a gozar de los privilegios de la profesión, al igual que los diplomáticos extranjeros acreditados ante la Santa Sede. Mussolini se comprometió a introducir la enseñanza de la religión católica en todas las escuelas del país y dejó la institución del matrimonio bajo el patronazgo exclusivo de las leyes canónicas, que no admitían el divorcio. Los beneficios que recibió el Vaticano fueron enormes, sin ser los menores los fiscales. El estado italiano se comprometía a pagar a la Santa Sede, en el momento en que se ratificara dicho tratado, la cantidad de 750 millones de liras, y a entregarle al mismo tiempo bonos estatales consolidados al 5% hasta una cifra total de 1,000 millones de liras. Su perdición espiritual es muy larga y vieja. Ha ido amontonando enormes riquezas materiales, y a la misma vez sus pecados se han amontonado hasta llegar el cielo. Y no tiene la menor intención de cambiar su curso histórico.

En fecha más reciente, se le atribuye al Obispo norteamericano, Paul Marcinkus, director del Banco Vaticano, la siguiene frase: "No se puede dirigir la Iglesia con preces a Maria". Y más reciente aún, se arrestó a otro prelado introduciendo unos 20 millones de dólares para las arcas de la Iglesia, provenientes de un banco suizo. La historia es muy larga y sus páginas muy negras. Pero esa realidad es innegable.

Esa es la Iglesia que quiere imponer su Derecho Canónico sobre el Derecho Civil que rige en nuestro estado político. Ningún juez puede doblegarse a las exigencias desmesuradas de una institución religiosa que sigue soñando con un poder que tuvo por tantos siglos, pero que ya hoy no puede ejercer despóticamente. Esta Iglesia apela al principio de separación de Estado e Iglesia cuando sus intereses están en peligro. En sus juegos leguleyos exponen la caducidad de muchos casos de abuso sexual. Y yo pregunto; ¿acaso la ley de Dios dispone ese término? Creo que no. ¿Acaso se cumple con la ley de Cristo apelando a esa salida legal? ¿Cómo es posible que estos mal llamados representantes de Dios en la Tierra sean tan amadores de las escapatorias legales? ¿Por qué no juegan el papel limpio de la honestidad y la verdad?

La sociedad judía de los tiempos de Jesús murió en los enredos del legalismo de sus días. Tan aberrante fue su conducta que cometieron el pecado imperdonable de hacer que mataran al propio enviado de Dios, Jesucristo. Las religiones falsas de nuestros días siguen al pie de la letra la misma conducta de aquel Sanedrín tan enemigo de Dios. El libreto es el mismo. Lo único que cambia es el tiempo y sus actores.   

¿Por qué la Iglesia Católica Romana no se inventa una segunda Inquisición y envía a todos sus miembros pederastas a ser quemados en nombre de Dios? Ahí sí podrían imponer su Derecho Canónico.

Hombres como Roberto Calvi, Umberto Ortolani, Michele Sindona, el Obispo Marcinkus y Bernardino Nogara eran parte de una élite de mafiosos que especulaban a través del Banco Vaticano para producir enormes riquezas para la Iglesia. Que no quepa la menor duda, los negocios del Vaticano todavía siguen funcionando. A pleno rendimiento y en todos los mercados.  

Queda de ustedes,
Arturo Cardona Mattei
Caguas, Puerto Rico

8 de marzo de 2014

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