Wednesday, December 31, 2008

Meditación de Fin de Año





Por CARLOS LOPEZ DZUR / Editor de OC La Naranja

En los días de Navidad, en fecha en que Occidente yergue, con sus festividades, el símbolo del nacimiento del Cordero de la Paz, el niño Jesús como fuente permanente y futura de perdón y amor, los noticiarios irrumpen con la difusión del hecho: la matanza entre palestinos y judíos en la Franja de Gaza. «Tras cuatro días consecutivos de bombardeos sobre Gaza, el balance es de 380 muertos y mil 700 heridos»
EFE / UP y a los bombardeos se une para agravar la situación de las víctimas civiles, «al bloqueo de Israel, falta de energía eléctrica y la contínua llegada a los hospitales de Gaza de heridos en condiciones muy graves». Ibid.

Lo ocurrido echa al traste un compromiso entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con el fin alcanzar este año la paz y patrocinar un «Estado palestino viable junto a Israel». «Desde que comenzó el pasado sábado la operación israelí Plomo Fundido, 400 palestinos han muerto y alrededor de 2,000 han resultado heridos... Por quinto día consecutivo, los ataques de la aviación israelí continuaron en Gaza».
Vid.

Hasta la fecha de julio del 2006, el balance trágico que sujeta a la niñez a los holocaustos de las guerras suma dos millones de niños muertos en los últimos diez años de conflictos armados, según el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. «Los acontecimientos en Oriente Medio nos recuerdan que los niños a menudo soportan la carga más pesada de los traumas físicos y psicológicos de los conflictos armados», dijo Radhika Coomaraswamy al Consejo la Subsecretaria General.

2. El gato y el poeta

En estos días, al meditar sobre esta situación, me he sentido como el Gato Loco de Jaime Sabines. Convertido en un «patrullero de la noche». Pasa la luz diurna y cotidiana, llega la noche, y sigo en un patrullaje meditabundo, en el que pregunto, ¿para qué queremos patrias y territorios? si sacrificamos a la niñez. Matamos en nombre de ideales. Nos burlamos de los derechos de la infancia y pervertimos tales derechos. «Más de 250,000 niños siguen siendo explotados como niños-soldados por grupos y fuerzas armadas en todo el mundo», ha dicho Coomaraswamy. Pienso sobre la imágenes televisadas en 2007, en las que ví niños palestinos, de ambos sexos, con un rifle en la mano y el Corán en otra. Hamas ha promovido la participación de niños en la resistancia. En el Africa, quizás para no morir de hambre, o sucumbir en delincuencia nihilista, el niño apto (que no es todavía un cadáver viviente, por la desnutrición), al que resta un potencial de vida productiva, se une a cualquier grupo. Después de todo, ser soldado es algo condonado por Occidente mismo, aunque serlo sea la oportunidad de morir violentamente, o de matar a otros.

Sabines utiliza el símbolo del gato, recategorizándolo como uno de posibilidades más honestas y públicamente plausibles. El gato no aterroriza ni alborota el cotarro. Más bien, en vigilia, es como una referencia al poeta («animales simultáneos, los poetas»), a los que adjudica el mismo oficio que a su gato loco: «Yo sólo soy un investigador de la noche» [1] ¿Y por qué? «Todos duermen, yo escribo». [2]

El gato loco del poemario de Sabines, leído en noches como éstas, es tanto mi mood, como mi meditación sobre los prejuicios con que actuamos, como entes que se debaten entre lo animal y lo ético, a quienes muchas veces nos falta la sensibilidad verbal y el esfuerzo moral para conceder un valor productivo a nuestras acciones. Un burro de carga ofrece su servicio y, sin embargo, ser burro es una frase de escarnio para designar a otra persona con la que sentimos disgusto o tenemos desacuerdos. Siempre estamos prestos a ver la ineptitud de los demás, a juzgar lo bruto e inútil de lo que no sirve a nuestros propósitos o tratos. A la empleada doméstica, se le suele llamar, para hacerla subalterna no sólo en jerarquía de trabajo, sino en trato afectivo inferiorizador, la gata. Así se la puede mangonear. «Ella me hace los mandados». Es la chalán. Occidente quiere tratar al oriental, al asiático, al minoritario pobre, de esa forma. Como si fueran sus gatos / chalanes / su poca cosa.

Pero yo me imagino que, por su sensibilidad libanesa, Sabines tuvo una visión del gato que, en resumidas cuentas, mienta el imperio de la dignidad sostenida y recuperada. Los ojos del gato son avizores, no ojos de celo y desconfianza. El gato loco de Mal tiempo es el «vigilante del amanecer», no el sujeto aterrador que se pintara en torno a él, desde la Edad Media, para hacerlo un símbolo de un Oriente satánico. Si el gato no brinda confianza es porque no se la tenemos. El se retira, ama su privacidad e independencia. El sabe que su delicadeza física no es la de otros felinos salvajes. El es, con su cuerpecito que parece sin huesos, su agilidad, un símbolo extraño de civilización y magia. Y se cuida. No dudo que Don Julio Sabines, padre de Jaime y su vida en el Líbano, tengan una influencia en esta visión gatuna. «Nació por mero accidente en una población tabasqueña y se crió en el Líbano. Fue un viaje de mi abuela que lo parió aquí; primero se lo llevaron a Cuba... después a México, a Chiapas», recordó Sabines, quien confesó que debe a su progenitor las primeras fábulas y cuentos que conoció. [3]

Políticamente, el gato no es símbolo del petticoat government, cuyo poder se basa en tener a los ratones aterrorizados, por cuanto sus garras felinas juegan a dar zarpasos, reduciendo la libertad de la rata minúscula o más débil. When the cat 's away, the mice will play.

En Egipto, donde el gato fue considerado un animal sagrado, matarlo, aún accidentalmente, podía conllevar la pena de muerte. En la antigua Roma, al representarse como diosa a la Libertad, se añadía como motivo a su escultura un gato a sus pies. Y ésto significa algo para Sabines, quien advierte que pocos son los animales tan renuentes al asedio y al encierro, como son los gatos. Este representa bien a la libertad. Sabines, con la magia de un poema sobre la libertad, describe un gato loco a sus pies. Bien sabe que ese gato ha nacido, no para el menosprecio y la adulación mimosa que pedimos de otros, sino para la libertad. En vano, en un folleto político inglés de 1652, cierto súbdito recordaba al rey, sin pretender impertinencia: «Un gato puede mirar a un rey / a cat may look at a King». Aún así, el adagio predominante de la época fue: «A los gatos les encanta el pescado, pero temen mojarse las garras: all cats lobe fish, but fear to wet their paws». O sea, el gato es indolencia. Según ésto, es más común que alguien, aún el gato, sueñe o codicie lo valioso, o digamos, la posición de poder, que el que hagan el esfuerzo necesario, o paguen con su riesgo, labor o sacrificio, su consecusión. Pues bien, un ojo al gato y otro al garabato.

Sabines nos describe la actitud cotidiana del gato. Parece que su rutina más valiosa comienza al entrar la tarde y termina con su regreso. Observa las virtudes con que cumple las labores que propiamente se le asignan. «Su paso es veloz, su actitud atenta, inquisitiva», escribe Sabines

En cuanto empieza a oscurecer,
mientras la gata se acomoda en los sillones de la sala,
el gato bizco comienza su ronda nocturna:
da doce o quince vueltas alrededor, dentro de mi cuarto,
pegado a las paredes, debajo de la cama,
detrás del buró, con un itinerario fijo e insistente,
luego sale al patio y se pasa toda la noche,
dando vueltas y vueltas, maullando, buscando algo,
alguien, tenazmente.

El paso es veloz, su actitud alerta, inquisitiva.
A las siete de la mañana, más o menos,
se viene a dormir. Y así todos los días.
[4]

En el cuarto y quinto párrafo del texto, se forja una conclusión, con redescubrimiento empático. El gato loco tiene una vida emotiva. «Me preguntaba si sentía prisionero, angustiado, o qué», indaga el poeta. Responde conclusivamente con un reconocimiento más profundo:

Hoy me he dado cuenta que es sólo un oficio:
él patrulla la casa contra fantasmas,
malas vibraciones y extraterrestres.
De aquí en adelante le llamaré el patrullero de la noche,
el vigilante del amanecer
. [5]

3. Como perros y gatos


En este día que preferí patrullar espiritualmente la noche, en espera del Nuevo Año [ojalá que un regreso a un Nuevo Amanecer], alguien vino a recordar que en la Franja de Gaza están los judíos y palestinos en actitud de perros y gatos. Entonces, le serví una copa de vino y le pregunté: «¿Quiénes son los perros y quiénes los gatos?». Haber leído «El gato loco» de Sabines, horas antes, me hizo indicarle que los gatos son adorables y lo fueron para los ingleses y europeos, quienes los llevaron a Europa, desde los tiempos de su contacto con Egipto, tierra donde como animalitos sagrados se asociaban al culto de la diosa Bastet. Ni en Egipto ni en la Europa de aquella remota edad se les habría ocurrido a alguno matarlos ni menospreciarlos. En Egipto, hacerlo era un crimen capital, y cuando el gato de una familia moría, era momificado y la familia entraba en luto.

Con el tiempo, con noches intelectualmente oscurantistas de la Historia, la actitud cambia. En la Edad Media, el gato loco dejaría de ser el símbolo de la representación noble, de la bienaventuranza, o dignidad del servicio en patrullaje de la noche como antesala de la luz. El gato sería la negrura desesperanzadora de la mala suerte, la brujería y el mal. Nada que ver con el gato de Sabines. Para este nuevo estadio de circunstancialidad de la consciencia, el gato contemporáneo es la cordura como debe ser. Es el gato lógico y predecible, por lo que encarnaría la misma propensión a la violencia y la hostilidad que el perro cuando teme. Ahora la comparación es vulgar. Perro y gatos se han igualado en cuanto a seres sacrílegos, aterrorizables por lo nuevo o impredecible. El gato no ve paz ni realiza investigación iluminadora. El gato no es capaz de ver al rey. No mira a los ojos con ternura. Es el animal biológico sin magia, con rutinas salvajes. Sabines no dedicaría a él un poema, siendo tan prosaica, su propensión a la irreflexión sin gracia.

El gato es la bruja transformada una vez que ha asimilado la perversidad de su rival y participa en el poder de dañar por maldad. Esto fue motivo de persecución, cacería y quema de gatos en hogueras. Sin embargo, fue el mismo momento en que el gato ofrecía un servicio. Las ratas abundaron en los pueblos, propagando las epidemias de peste negra. El gato negro fue equiparado con la peste bubónica, el tifus de Oriente, en tiempos de la convocatoria a la rivalidad. Donde yo ubico esta primera escena de disputa entre gatos y perros va más allá de la Edad Media; pero, me acuerdo que hubo un momento en que los marineros ingleses e irlandeses creían que tener un gato a bordo traería buena suerte, era un buen compañero en la tarea de patrullaje en las noches de mar y que las mujeres de estos navegantes de la Edad Media solían tener un gato en casa para asegurar el regreso de sus maridos después de la travesía. De la Edad Media y los gatos negros, los científicos aprendieron que representan una mejor habilidad inmunológica y de salud. Ya no es ésto lo que se codifica existencialmente, asociándolos a la buena suerte. Mas sólo hoy es posible un examen cualitativo, científico, de que los genes que determinan el color en los gatos son luces hacia la idea de que pueden ayudar a luchar contra las enfermedades.

Occidente ya no quiere tener en casa al gato de Sabines, al gato de los marineros ingleses e irlandeses, al remoto gato asociado a la diosa Bastet. El mecanismo pretextual por lo que no lo desea es porque ya no aceptamos lo sagrado, si no es lo que viene de nuestra propia tradición y su miopía. El paradigma cultural de la Edad Media es el deseo de exaltar lo embrujado y destruirlo. El gato es la bruja del presente que viene de la Edad Media como ideología. Al gato hay que oponerlo con una jauría de perros para que luchen uno contra el otro.

3. Los perros


Si hay una algazara entre perros y gatos, como la que se me comentara en torno a palestinos y judíos, si a esa algazara hay designarla como la guerra, por la documentación histórica a la mano, sabemos que data de muy remotos tiempos. Un tiempo que es esencialmente uno en el que el obrar está en discordia con un ideal de perfección y de sentido de lo sagrado. El ser humano, sin utopismo, es el que de la teocracia salta al relativismo heroico y fabrica a los aristócratas y a la soldadesca que les sirve. A mi juicio, ésto va del militarismo hicso a las leyendas de Nimrod y Semiramis. El filósofo Vico en su teoría de los tres estados de la Historia supo que los aristócratas son capaces de convertir a un príncipe en sapo y a sus súbitos en verracos. En cerdos. Lo divino se degrada, como el símbolo de Maat en servicio de los hicsos y cultores de Set, el dios-perro y asesino de Osiris. y la nobleza especulativa se vuelve escoria de los «cursos y recursos». Vivimos en la época, tercer estadio de la historia, en que ya nada se consulta de teja arriba. El perro tiene que ser un perro y el gato, un gato. Esta es la edad de la burla y no hay peor burla que la verdadera. Alguien tiene que ser el perro; otro el gato. En esta época, de jerarquías sin magia, decir los defectos es intensificar las enemistades.

El gato loco de Sabines, en sus rondas nocturnas, siempre buscaba algo tenazmente. Maullaba por su misterio, siempre algo más allá de él, como si supiera que hubo una época en que tuvo un rango sagrado y divino, su dignidad misma. El no se resigna a que sea visto como un chalán de los cursos y recursos de Vico. El sabe que es el gato que mira al rey, pero, puede que no tenga el empeño feroz de igualársele y tener su poder, porque a los gatos ya no se le asigna un color de éxito. Más bien, se le utiliza para jugar la última peseta cuando entre tahures se juega la cuculí. Los gatos, como los perros, se echan la gloriosa, jactándose de sus hazañas de guerra, aún cuando anden inquietos sin saber qué hacer, como gallinas con la culequera.

Aún así, si el gato de Sabines es el poeta mismo y su función, si el gato es «el patrullero de la noche, / el vigilante del amanecer», aún en este tiempo de cinismo y jactancia, el gato seguirá siendo lo mismo que ese Cordero de la Paz que desafía la rutina inútil por algo mayor que jugarse la última peseta entre tahures. El perro, sin embargo, es luctoso y temible en cierta forma que el gato no lo es.

Tuve que hablar ante mi amigo que ama los «cursos y recursos» de Giambatista Vico, siendo que equivale a perros y gatos con la misma cubichería y chiste al evaluar las reyertas y los alborotos. Es interesante el hecho que de que Bastet, la diosa pacífica, representada como gato, si se enfada, se transforma en una mujer con cabeza de leona, asimilándose a la diosa Sejmet y, algunas veces, es mucho más violenta que ésta. Puede ser tierna o feroz; casi siempre es benévola. Por lo que se le adora, como hija de Ra o Atum, protectora de Hathor o Tefnut, es por el agrado que siente cuando los humanos bailan y tocan música en su honor. Se dice que su misión fue «proteger el hogar y simboliza la alegría de vivir», siendo la deidad de la armonía y la felicidad. En términos cosmológicos, representa la personificación de los cálidos rayos del Sol y los aspecto pacíficos de diosas peligrosas como Sejmet, que expresaba las cualidades maléficas del Sol. «Como ojo de Atum, estaba asociada a la Luna y protegía los nacimientos y a las embarazadas de las enfermedades y los malos espíritus». En los Textos de los Sarcófagos, se le honra de un modo que uno puede recordar al gato loco de Sabines, cuando se desvela por conocer las rondas nocturnas y su regreso: «Bastet ... está ahí para guardarte hasta que la tierra se ilumine». Bastet, la diosa-gato, tiene una función didáctica y doméstica: «Mi madre Bastet me ha criado, la que vive en Nejeb me ha educado», declaran los textos faraónicos.

El perro, siendo sagrado por igual, es otro cantar, según la percepción de los egipcios. Los faraones mandaban a buscar lebreles de tierras lejanas con atención a que fuesen ágiles y armoniosos. El dios Set fue comparado con un lebrel de cola enroscada; pero la iconografía y sociología del perro en Egipto se ha asociado a lo sangriento de la cacería. Sejmet la castigaría. Fracasaron en tratar de domesticar a lobos y chacales; el perro llega por sustitución. Galgos y sabuesos son excelentes para la caza de gacelas, antílopes, liebres y otras presas. La geografía egipcia, no siendo rica en fieras como leones o tigres y otros felinos de gran tamaño, permite que crueles molosos se utilicen sólo para el combate en las guerras. Enrique L. Fernández De Vanna, El perro en el antiguo Egipto

Los griegos vieron a la diosa solar Bastet y su aspecto guerrero, como una leona con la piel verde y la asimilaron a la diosa lunar Artemisa. De los perros, admitieron sus aspectos infernales. Son chacales carroñeros. Sin embargo, Bastet se relaciona con uno de los ciclos de la transfiguración del rey, como vigilante junto con Osiris. Este es el rey que el gato realmente mira, según un folleto de 1653 cuando se dice, como ya citamos: «Un gato puede mirar a un rey / a cat may look at a King». Y, en cuanto es al verdadero Rey al que mira, siempre hay la posibilidad, de que la lucha entre gatos y perros sea una lucha entre quien sabe ver al rey auténtico y uno que sólo es amaestrado para atacar, domesticado para cazar y derramar sangre, y no necesariamente proteger. Esta es una diferencia básica: el perro pelea por un amo; el gato pelea por el rey que encarna en sí mismo, su divinidad. Ser o ver el Rey es ver la posibilidad de un hombre perfecto: un hombre que será dios, como el faraón. Los judíos hablan de éste como el segundo-Rey, como el mayor y primero de los Reyes es espiritual.

4. ¿Quién es perro y quién es gato?


Como parte de la nueva edad en que todo debe verse como cursos en la historia, ya que la Historia es nuestra única realidad o vida empírica, nuestros únicos recursos, la ley que favorece es para los perros. Dice la psicoanalista Milena Llop, que el gato contemporáneamente evoca la indeterminación. El gato es símbolo de evasión de lo real y, por tanto, en la vida recursiva, es inútil y prescindible. Diccionario de simbologías / Interpretaciones de Milena Llop. No hay felinos a los que valga adscribirles la tal santidad benéfica que se dio a los gatos, cuando estaban asociados a Bastet. Ni siquiera hay lo que Sakya Muni, o cualquier Buda, llamara los «perros celestiales» o «perros de la felicidad», emblemas de valor y energía como complementos indispensables de la sabiduría. Los mitos del Lejano Oriente que se asociaron a los complementos indispensables de la sabiduría, hoy son Gárgolas para el amedrentamiento.

Por el contrario, los perros son los símbolos activos de las sociedades de hoy. Cuando se le juzga «el compañero más fiel del ser humano», no es que siempre se crea que es una criatura inocente; en él no hay evasión ni indeterminación como en el gato. La amistad y la fidelidad del perro es más obvia; pero también su peligrosidad, porque «puede comportarse con rudeza, incluso como un fiero enemigo», como dice M. Llop.

Los gatos son demasiado espirituales para un mundo empírico. Son como adornos biológicos. Evocan el valor de una flor o una delicadeza viva. Contra ellos se puede azuzar el perro y saber que el gato llevará las de perder. No tienen la fortaleza de una jauría. Por eso es que los perros de Buda o de Fo ya no existen como un símbolo de vigencia esclarecedora y útil, mucho menos como símbolos del Cielo o la Felicidad. Con una partida de gatos, no se puede perseguir ni nada ni a nadie. Hoy los gatos no sirven ni para cazar ratones y formar el petticoat government.

Examinemos la moderna iconografía del perro, hoy que es profana y, en mucha medida, concupiscente. Si el deseo es la causa de los males, el deseo concupiscente es la huella del perro, su trayectoria y lo que se place en rastrear con su olfato. Muy distinta es la simbología del gato, la que mienta la sabiduría, la música y el baile, el cuidado de las embarazadas, los misterios de la armonía y la calidez de la luz solar. Bastet, en realidad, no fue rival de nadie, porque la misma, diosa guerrera Sejmet fue uno de sus aspectos. «No hostilices a quien desea ser libre y ayudarte, enseña Bastet». A la parte gatuna de la psiquis, como estado libre de placer y dolor, hay que respetarla. Dejarla ser. Con el perro, en contraposición, lo que fuciona es utilizarlo en su fuerza agresora, como una herramienta de protección si tenemos enemigos y de hostigamiento para que a su vez seamos los represores del enemigo que desafía nuestra fidelidad a los ideales adoptados. Mas gato o perro, en cuanto a los aspectos amenazadores del arquetipo, dicen al hombre y la mujeres de todas las épocas: somos capaces de traicionar el conocimiento y la libertad, que son las únicas herramientas verdaderas para eliminar el dolor y el deseo conscupiscente del que Buda hablara en su retiro en el Monte Gayá cuando diera el Sermón de Benarés.

En el estadio de los cursos y recursos, la era del perro significa la afinidad contemporánea, no con perseguir lo que se le escapa, lo evasivo que obsesiona al gato, sino la misma «angustia que padecemos por no poder alcanzar un ideal quimérico o imposible». (M. Llop) Esto convierte a la criatura humana en un ser obseso con la persecución. No se interesa por lo búdico o celestial, porque ya se ha dejado de creer en ello. Aunque, casi siempre, el hombre-perruno se muestran públicamente alegre y despreocupado, como los cachorros, en su psiquis hay una contradicción. El pesimismo. Los pueblos perrunos ven problemas por todas partes. Todo lo que, desde el pasado, indique la necesidad de pensamiento y espiritualidad, hay que convertirlo en juego y diversión de modo que sienta la confianza que le falta frente a los peligros materiales o psicológicos. El perro es el activo supresor del psicopompo, o ese mensajero de nuestras profundidades vitales. El perro-guía, en cuanto espiritual, se debilita en Occidente para cumplir las funciones pragmáticas y empíricas de la vida como un medio o instrumento, no como un fin.

En la sociedad perruna, el tipo de dirigente que se yergue niega que hay recursos escondidos en su interior más profundo. Con el olfato se rastrea en la externalidad, no hacia dentro del microcosmos del Alma. En la mitología del carácter que el hombre / mujer / quiere para sí, como su justificación del gozo vital y una direccionalidad para su mundo, las prioridades son un sentido elevado del humor, lealtad incondicional (aunque el servicio a tal lealtad sea en favor de lo equívoco), se clama por las personas sinceras, directas e inteligentes, donde la inteligencia es mecánica, no interior y, sobre todo, se pide pasión por las ideologías de justicia y de trabajo.

Esto último es soberanamente cierto. Por el trabajo, el dirigente perruno exhorta que se produzca fervorosamente. Hay que abrirse camino en la vida con tenacidad y ser un infatigable jornalero. Y, siendo así, hay que olvidar al perro místico de Fo / el Buda entre los chinos / y del Sermón de Benarés. El perro que sea perro para que trabaje como perro, juegue como cachorrillo y sea fiel como el mejor amigo del hombre.

El perro mitológico y sagrado, cuya función fue la simbólica protección de la entrada de templos y tumbas [«con el fin de amedrentar a profanadores, demonios y otros espíritus del mal»: Juan de la Torre Suárez], ya no sirve. El que fue guardián del umbral de la vida y la muerte, como el Can Cerbero en la entrada a la caverna, en el tránsito hacia los Avernos, ya no es una imagen estimulante para la nueva imaginación de una sociedad en que la agresividad es más útil, siendo que el entorno de los vivos está lleno de peligros e hipopcresías, i.e., gente que esconde su juego tras una apariencia de simpatía mientras que no desea ningún bien. Tarde o temprano, paga con traición. El perro agresivo, como símbolo de los dirigentes escépticos, muerde y ataca antes que sea él la víctima. En vigilia o como recurso para tomar conciencia personal, el carisma estará en reconocer que la historia es croceana. Esto es, la única realidad y no hay tal cosa como brujas convertidas en perros, o perros aullando a la Luna, o perros guardianes de Ultratumba. Los enemigos son los que no vacían su costal para revelar lo que tienen callados. Este es el por qué les gusta lo que llaman «jugar limpio», ir al grano, mostrar los colmillos.

Y siendo tales las cosas que teme, o lo disgustan, el perro puede ser el recurso del gran represor. Muerde a quien lo desafíe y no se ajuste a la condición de cómplice de un instinto tácitamente agresor y una mentalidad directa. Al perro-humano no le gusta ser el penitente reconciliado, prefiere ser el enemigo frontal y que la Inquisición no le ponga un capotillo de dos faldas. Cuando me enfrento a estas imágenes, ¿en quiénes pienso como los perros? ¿En quiénes como los gatos?

En esta parábola social que ha quedado formulada sobre la lucha entre perros y gatos, la construcción verbal es la siguiente. Hay, independientemente de cómo sea definido el espíritu, una espiritualidad. Sabines la señala con el símbolo de su gato loco. La necesidad vital por una orientación personal absoluta hacia el espíritu, con desapego o no hacia los asuntos sensibles, es lo felino. La espiritualidad felina es como la mística «ama y contempla». Se acomoda a los pies de lo amado. Y no reflexiona en torno a su conducta. Puede que a Sabines le parezca que su gato loco necesita un siquiatra. Hoy es locura el amor, la paz, la tolerancia. Lo cuerdo es agredir y pagar con la misma moneda de violencia. Cuando el enemigo lo hace, hay crear conjuros anti-terroristas.

La gata Bastet, como proyección arquetípica, sacrificaría su personalidad para ser Sejmet, si fuese el caso. El místico dice a su adorado «aunque no hubiera cielo yo te amara». Su amor es incondicional. «Aunque no haya poderes sobrenaturales», como en el teísmo personalista, la mentalidad felina se lanza a esta experiencia personal y visión del mundo. Lo imprescindible es que hay un rechazo a la inmediatez sensual, a los concuspicente, a lo que Jeremías o Ezequiel llamaría la idolatría y la perversión. No es que el gato místico, esa chispa de luz y alma, que Bastet representara en Egipto quiera negar una realidad tangible. De lo que se trata es de explorar desde el alma las formas vinculantes al universo, la relación entre el tiempo y la eternidad y aún la entrada a los tres mundos, a la Tierra, al Mar y al Cielo.

Esa mentalidad felina, que con los egipcios se asocia al verdor solar, la potencia fertilizante, es rescatada por la Abadesa de Bingen, la Sibila Renana, Hildegarda (1098–1179) en la Edad Media, antes que por la Inquisición religiosa pervirtiera los símbolos. Ella habla, por ejemplo, sobre la «Veriditis... como la fuerza germinante y creadora que lleva a plenitud los diseños de la semejanza. Es el color verde en tanto principio de vida, crecimiento y fertilidad que sale del poder creador de Dios. El alma es la potencia verdeante del cuerpo» María Raquel Fischer. En su ensayo Hidelgarda y las beguinas: Una Historia Lejana y Actual, M. A. Fischer, nos explica como Hidelgarda hace una «celebración cósmica en lo que sería hoy la culminación de un movimiento ecológico». Nos presenta su anticipo a la «medicina homeopática» ya que «pondera su concepción de la salud como equilibrio de fuerzas». «La enfermedad por ejemplo no es tanto un alteración patológica cuanto una interrupción de la corriente vital que circula por la buena creación. El restablecimiento viene por la simpatía, el acompañamiento y la compasión con el que sufre... La preservación de la salud es una tarea cotidiana de vigilancia». La armonía se recupera a través de la música. Se ocupa de la melancolía y su tratamiento con las plantas y sus aromas. Ibid.

Hay, además de estos aportes de la mística renana-flamenca durante los siglos XII-XIV, las seguidoras de Hildegarda. Paralelamente, más antiguas enseñanzas sobre del misticismo judío, en particular, la experiencia que en el Zohar se denominara la Ijudá ilaá: la divinidad suprema es nuestra fuente primaria de conocimiento. Hitbonenut nos refiere a la meditación. Nos habla sobre el Atzilut que existe dentro de nosotros, aunque no se revela directamente. Si bien el mundo espiritual judío es un olam, alusión que, en su raíz hebrea, significa ocultamiento, el mundo como sociedad concreta no se descuida. Para la vida cotidiana y las relaciones mundanales, se propone la Tzedaká (caridad a los pobres o a alguna una institución). Lo místico-mágico, lo que proviene de lo Alto y lo Oculto, quiera o no el opinante miope, es práctico. Nos cuida, vigila la noche de nuestros pavores, provee para la Madrugada.

Pero el hombre-bestia que, siendo tal, hipócritamente, todo lo formula en términos de prácticas culturales y una pretendida comprensión intelectual, no aporta a una espiritualidad laica ni a una intuitiva. Si religión es la fuerza. El día que el hombre repudió al «perro de la felicidad», se condenó a sí mismo. El se hizo un lobo para el hombre, que es peor que ser un perro. Y, en consecuencia, se inmiscuye con el gato en afán de exterminarlo.

5. Entrenamiento de perros para la guerra


Aunque desde el 27 de diciembre, el Estado de Israel saludó la Navidad del mundo con una burla a la santidad benéfica del Cordero de la Paz, con un atropello al símbolo arquetípico de lo felino y soltó los perros de la guerra, entiendo que estas novedades («kriegsnoveliens») no dicen nada nuevo. Nada que ya no sepamos. Set, hermano celoso de Osiris-Horus y quien es descrito, además de ser su antagonista, como «improductivo habitante del desierto» (Sergio Fuster), marcó el cambio desde una edad remota. Y Set es el imperio maligno del perro, o cuando no, el primer representado con «la cabeza de un animal no identificado parecido a un cánido». A este Set, se asocian un dios del rayo y la tormenta, el Baâl (cananita), el Reshep (fenicio) y el Tesud (hitita). En cuanto a su asociación con el dios Resef ('Relámpago', correspondiente al Reshep de Biblos), el vínculo proviene de los textos judíos, que lo refieren como una personificación de la muerte. Dice el profesor Fuster que «los Targúmenes arameos de las escrituras judías también identifican a Set con Baâl Zefón». Mas lo que, realmente, nos importa es que no es Egipto autóctono quien enalteciera a Set, descuartizador de Osiris. El dios Set de Avaris, adorado como patrono benéfico de los pueblos semitas, es una importación.

Con los hicsos, esa visión religiosa setiana invadió el Delta egipcio durante el Segundo Período Intermedio. «El pensamiento religioso de los antiguos egipcios» no necesitaba de tales sincretismos ni influencias, «no tuvieron necesidad de traer cultos extranjeros a su país. Sin embargo, cuando temporalmente se encontraban en Siria o Nubia, parece que eran dados a adorar divinidades extranjeras; incluso las relacionaban con sus dioses nativos». Sergio Fuster: Sobre la naturaleza y la iconografía de Set de Avaris, el dios de los Hicsos

El Set de los hicsos es parte de un dominio cultural y material sobre Egipto que duró por cerca de cien años. Se inició como una migración paulatina y se transformó con el tiempo en conquista militar del territorio egipcio. La egiptóloga Teresa Bedman habla de los hicsos como un pueblo de mayores avances tecnológicos que le dieron la ventaja dieron la ventaja táctica para su dominio «a saber: la introducción del arco compuesto, la armadura de escamas de bronce, las dagas y espadas curvas de bronce, la utilización del caballo y los carros de guerra (al final de su reinado)», tecnología desconocida por los egipcios. El uso intensivo del bronce contribuyó a una ventaja militar decisiva. «La fuerza militar egipcia consistía esencialmente en la infantería, armada con hachas o lanzas y escudos». La casta militar invasora, si bien tuvo la fama de «feroces destructores que reinaron sin Re», en adición a lo militar, representaron un poder económico y Bedman nos pide cautela al juzgar tal influencia: «No deberíamos seguir viendo a los hicsos como un pueblo guerrero y devastador, aunque hubiera castas militares entre ellos. La mayoría eran comerciantes emigrados por el desplome de los mercados tradicionales de Biblos y Megido; su gran expansión territorial, no se debió a una conquista militar, sino a razones comerciales, y su presencia en puntos tan alejados como Cnosos, Bogazkoi, Bagad, Palestina, Gebelein, Kush y Andalucía, se debe a razones comerciales y económicas». Ponencia presentada durante el VII Congreso Internacional de Egiptólogos, Cambridge,1995.

Pero, esa combinación de tecnología de guerra, comercio y codicia política, es suficiente para explicar la victoria del perro. La victoria del perro es la Victoria de Set. Una mitología entonces nueva se consolidó con la posterior romanización de los pueblos bárbaros, impregnados por la cultura egipcia. Estos pueblos no entendieron necesariamente el corpus regioso y filosófico que arranca de la santidad benéfica de Bastet, pero imitaron lo recibido como inmigrantes en su arte y religión. Y, desde Ramsés III, hay señales sacrílegas y desfiguradoras sobre las doctrinas de Isis y Osiris, gobernante generoso, a quien el pueblo amaba. La reina y esposa de Osiris es la diosa Isis.

Doctrinas mágicas que son, en rigor, superchería, se reelabora basándose en sellos y amuletos egipcios. Y se glorifica al perro, asociándolo con deidades semitas, entre ellas: el Set de Avaris. «En la Enéada heliopolitana, a Set se lo presenta como hermano de Osiris. Sin embargo, en algunas versiones del mito se lo hace hermano de Horus, el aspecto rejuvenecido del sol. Para las estructuras de pensamiento míticas (y bajo una interpretación psicológica), a menudo encontramos que los hermanos son representaciones de pares de opuestos». Pienso que Bedman, discierne al así decirlo el espíritu correcto de la mística egipcia. Y tiene razón al explicar luego en Los hicsos: una nueva visión (1995) que «desgraciadamente la propaganda oficial posterior (sobre todo a partir de la XVIII dinastía), se encargó de difundir todo lo contrario, reviviendo el viejo mito de Horus y Set, identificándose la propia realeza como el Horus victorioso que había vencido una vez más, a Set».

Ciertamente, ésto nos habla de tres características de la mentalidad que burla, desfigura, desinforma y sincretiza disparatadamente la santidad benéfica que se encuentra en el Mito del Orden, esto es, Maat: para la conservación eficaz del orden (Maat): cielo-tierra, Vida-muerte, fertilidad-esterilidad y de Bastet, la diosa gata, que como guerrera representa otra de las caras del Orden cósmico. Estas tres características son: (1) la extranjerización de los mitos, (2) la imposición de un poder económico-militar y (3) la justificación del mal. Una vez el Mito de la Muerte de Osiris está en el centro de gravedad ideológica de los hicsos es posible justificar, aún en el terreno ecónómico y político, la usurpación del Orden. Se dirá que es decreto divino adorar al Dios-Perro, al violador del Maat. «Set practica una clase de mal que es necesario para que ocurra la salvación de los hombres. Si Set no hubiese matado a Osiris, este no conocería los secretos de la momificación y la consecuente resurrección para enseñarla a los mortales».

6. El militarismo: regímenes del perro descuartizador

No. Yo no quiero desacreditar al perro porque prefiera, personalmente, los gatos. Ni tampoco malinterpretar las ambivalencias de Set, como dios mitológico, porque lo mitológico es memoria profunda y arquetipo. Mucho menos a Set, asociado por pueblos semitas al aspecto del rayo y la tormenta, o divinidades cuya interpretación mientan la lluvia (Baâl, Hadad o Tesud) y un conocimiento que necesitamos. Fuster nos recuerda: «Egipto es la tierra donde nunca llueve. Set, amalgamado con alguna divinidad de las tormentas y el fuego relampagueante (desierto-rojo-fuego-relámpago) en una tierra de escasas precipitaciones, implicaría proponer un cambio en su naturaleza». Sobre la naturaleza y la iconografía de Set de Avaris, el dios de los Hicsos. «Estos dioses semitas (o indoeuropeos, como es el caso de Tesud, Teshud)», con funcionalidad es comparable a la del Thor germánico, «eran entidades benéficas, causantes de las lluvias, las cosechas y la abundancia, producidas, en algunos casos, por la muerte y la resurrección del dios», agrega. En algunos momentos del sincretismo, el mismo Osiris «(En la versión del mito, que el ataúd de Osiris va a parar a Biblos, funcionalmente asociado con Hadad Adonis, «aquel que renace del árbol». Esta lectura del mito puede ser bella, no malintencionada, por los hicsos.

Para los egipcios, el rojo era el color simbolizaba al desierto ardiente. Lo que es lamentable es que, por influencia de una cultura de guerra, se comience a difundir la idea falseada de los demonios rojos y que, según ya explicarán Plutarco y Heródoto, los egipcios sacrificaran a las personas pelirrojas por ser víctimas de demonios (J. Burton Russell). Esto nos hace acordar a la representación del Diablo medieval en la iconografía cristiana. Más importante aún que las superestructuras mentales de esa cuasi-protohistoria del mundo que se pierde en los albores de la civilización, tampoco sin querer menospreciar a los hicsos como pobladores del Cercano Oriente y las razones por las que tomaron el control del Bajo Egipto a mediados de siglo XVII a. C., a lo que llamo la atención es al cambio que produjeron en la sociedad concreta. Por falta de documentación disponible sobre la vida espiritual y la Teología, en el sentido estricto en que se discernía en su época, uno puede malinterpretar y equivocarse; pero uno no se equivoca en este punto. La presencia violenta de los hicsos y la cultura de violencia de sus dirigencias.

Flavio Josefo escribió: «Durante el reinado de Tutimeos, por una causa que ignoro, la ira de Dios se abatió sobre nosotros; y de repente, de las regiones del Oriente una oscura raza de invasores se puso en marcha contra nuestro país, seguro de la victoria. Habiendo derrotado a los regidores del país, quemaron despiadadamente nuestras ciudades. Finalmente eligieron como rey a uno de ellos, de nombre Salitis, el cual situó su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo Egipto»: Flavio Josefo: Contra Apión.

La Historia del primer uso de los carros de guerra, el caballo y el bronce, en el mundo egipcio, es trazable. Las tres caracteríticas precursoras de una época que entrena para la guerra a una de las cunas de la civilización es clara, aún más que remontarnos a las leyendas de las persecusiones perpetradas por el crudelísimo Nimrod. Pero, sea como sea, Nimrod es el mismo símbolo a repudiar: un reino basado en la guerra y el terror. Un Cazador temible no sólo de fieras; es tal exponente de la agresión antihumana y las invasiones que la mitología hebrea necesitó crear a Abraham, como el Salvador o la Semilla para que sucediera.

Con Nimrod y la reina de Nínive, nace una de las primeras ideologías político-culturales para la identidad hebrea, recaudádola de los mitos heroicos semíticos. El niño, cuyo nacimiento hay que impedir, porque los astrólogos predicen su enfrentamiento con Nimrod es Abram. La causa a combatir por Abram / o Abraham / es la idolatría; el infanticidio, la rebelión a Dios. Los musulmanes han de lllamar a Nimrod, «al-Jabbar» (el Tirano). Nimrod es símbolo del invasor, tanto como lo es hicso, como grupo lo fue en Egipto.

He ahí dos símbolos básicos para refeir a los entrenadores de jaurías humanas, a los que David Rohl, autor de Los Cananitas, les llama «Agentes de Satán». Lo que habría que añadir es que, por la misma ambición territorial y crueldad en el dominio, no se construyen torres (como la Babel) para alcanzar el Cielo en desafío de Dios. Lo que se construye es un aparato militar. No ziggurats en las especulativas sedes de Uruk o Eridu.

7. Sionismo, Mercenarismo e Imperialismo


La Derecha Cristiana y el Sionismo no son religiones. Son pretextos y recursos de un proyecto político. Son los Motivos del Lobo y del Perro. Esta filosofía perruna es la Guerra Perpetua y el dominio de las hordas y jaurías del Gran Capital. Es la extensión del mito de Nimrod y la entrega a la posteridad del Set hicso. «Nimrod, the wicked leader of ancient Babylon, united the people in rebellion against God». Se puede discutir retóricamente de si realmente Occidente quiere entregar a los pueblos del Oriente Medio un proyecto político de democracia, el respeto a los derechos humanos y una vida digna de trabajo y bienestar material, si el uso que hacen de una Babilonia mitológica, o una Gran Ramera entre las Naciones, que debe ser destruída, es sincero. Con la promoción de una vida de perros y gatos, eso no es posible. En su lugar lo que se observa es que la Babilonia de sus temores son su proyecto mismo. El mundo occidental con el pretexto de civilizar a los incivilizados, o de libertarlos de la Vieja Babilonia, sólo ha traído el saqueo colonial. La política y los prejuicios de sus imperios es la construcción perpetua de otra Babilonia. Tanto judíos, como árabes, han sufrido con las interpretaciones que sirven de pretexto para dividir y crear guerras entre estos vecinos. Divide y vencerás.

El mito de la superioridad racial del Europa está en el corazón de estas intenciones. Se reclama que «the pure Arab, man and beast, is below the average Europe[an]» y, con respecto al judío, también se lanza la mala voluntad: «Medieval Europe also put Jews on trial for a list of mythic and wholly unsubstantiated crimes – the killing of Christ some 1400 years earlier, poisoning wells, murdering children for their blood, cannibalism (through supposedly crucifying victims and eating them – all of which apparently justified waging genocide against them». La Edad Media, en rigor, no es el comienzo; pero, en Occidente, como señal sobra y basta: «Hostility to Islam and Muslims has thus been all too common in writings dating back to Medieval times». David Roberts, al dar retratos de viajes a países árabe-islámicos, escribe sobres «espléndidas ciudades reducidas por la mala administración y el barbarismo del credo musulmán a un estado tan salvaje como el de los animales de las que están rodeadas».

En ciertos momentos de la Historia, por la clara comprensión de su política, Inglaterra es llamada la Babilonia y Venecia del Norte, siendo ya una de las gestoras de estas filosofías racistas, anti-semitas y anti-islámicas. «Women were also associated with the Devil and viewed as enemies of the Church and of civilization, thus justifying witch-hunts that condemned them for such atrocities as 'for sexual rapaciousness, cannibalism, consorting with evil spirits, and being generally intractable and capricious». (MacFarlane, Witchcraft in Tudor and Stuart England, 1970). Estas también son armas tan temibles como las que trajo el hicso, cuando lleva al Bajo Egipto carros de guerras, caballos y escudos con láminas de bronce. La tecnología de la matanza y la conquista es parte de la antifilosofía de lo perruno. Librar el saqueo, soltar las jaurías. Como el Nimrod de antaño, entre 1880 y 1910, «los europeos se apropiaron de más tierras de las que habían reunido en un siglo: sumaron cerca de 20 millones de km2, lo que los hizo dueños de un 85% de la superficie terrestre de todo el planeta... Todos los países europeos, salvo Suiza, eran dueños de alguna tajadita».
Ignacio Muñoz Delaunoy. Y claro está, Inglaterra es uno de Los Perros Mayores: «La principal potencia colonialista, sin duda, era Gran Bretaña. El puro imperio británico poseía una cuarta parte de la tierra (casi 32 millones de km2, si sumamos los territorios coloniales y la Commonwealth) y una cuarta parte de la población de todo el mundo. Este imperio tenía su guinda: era la India».

Lo que hoy se llama terrorismo (con el intento de adjudicarlo, en términos generales, al mundo árabe y del Asia mongólica) fue la práctica formulada y continuada de las grandes potencias imperialistas. Lo podemos hallar entre los ingleses jingoístas. «El Jingoísmo era un movimiento nacionalista y racista británico que consideraba necesario al Imperio», siendo la «mejor raza del mundo», el deber de dominar a los pueblos inferiores. Los cantores de los perros de la guerra y el darwinismo social se dieron a ésto. Tal vez el mejor representante de esta corriente fue el escritor británico Ruyard Kipling que habla de «el deber del hombre blanco».


Siendo que Inglaterra fue la mayor de las potencias imperialistas, aunque Francia no le iba muy atrás, estudiemos cuidadosamente el asunto. Veamos sus actitudes en Medio Oriente. Preguntemos: ¿qué realmente sucedió cuando, alegadamente, después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo colonial se derrumba?

El análisis que realiza Manuel González Evangelista en su monografía
El imperio colonial británico, nos recuerda que el sistema de administración colonial más utilizado por todos los países europeos fue el francés. Gran Bretaña lo adoptó, con la diferencia de que «no pretendió nunca una absorción por la metrópoli ni su asimilación cultural». La India, el negro continente africano y las antillas, el indígena y el árabe, les parecieron sucios e incompetentes, para ensuciarse las manos con ellos. El modelo colonial francés, por su parte, contenía su dosis de jacobinismo de tradición, mas una economía de antiguo régimen. En este modelo, la paz la define el militar. No hay conciliación posible ni compromiso entre modernidad y dominación. El bloque de poder es inestable y la circunstancia un «provincialismo estructural y la meridionalización del personal político y de la economía colonial francesa», que es mala. No se permite una élite administrativa de los colonizados indígena, sino que esa es la de «los funcionarios europeos» en control político todo el territorio.

González valora el mayor éxito de los británicos en administrar sus colonias y la maximización de sus recursos, al destacar que «el contra modelo anglo-americano» hay pragmatismo, se utiliza The Dual mandate o el imperialismo formal y en las colonias en América se abre, o se inventa la gran empresa. Recordemos que Gran Bretaña amplió sus dominios en el África Oriental (Uganda, Rhodesia, Bechuanalandia) y occidental (Nigeria) y que «la explotación colonial se realizó primero a través de grandes compañías comerciales, y posteriormente, por el dominio directo de la metrópoli». En el modelo francés, la tradición jacobinista es precisamente eso: «La administracion directa: un bloque jerarquico desde el Ministerio de la colonias hasta el commandante de aldea» ejercen un poder centralizador sin ninguna delegación.

En el modelo administrativo-colonial francés, había la intención de dizque compartir los ideales de la Revolución francesa, con los súbiditos de sus colonias, de modo que imprimió la «voluntad de transformar a los nativos en parte de la civilización francesa y progresivamente en ciudadanos». Para ésto, en algún momento, hacia 1936, por ejemplo, sólo habían logrado que cerca de 8.000 argelinos renunciaran al islamismo, para hacerse plenos ciudadanos franceses. En Argelia, colonia francesa entre 1830 y 1962, había 1 millón de colonos europeos convivían con poco más de 6 millones de musulmanes. Cambiar la religión y la cultura de un país no es gratuito. Ni el esfuerzo de evitar la asimilación. Escribe el Dr. Mamadou Fall, profesor del Departamento de Historia, de la Universidad Cheikh Anta Diop Dakar, de Senagal que cuando Argelia obtuvo «su independencia tras una guerra sangrienta», el precio a pagarse por la mayoría musulmana fue que Francia recurriera «sistemáticamente a la tortura, las ejecuciones sumarias y el asesinato indiscriminado». ¿Cómo no habrá de existir síndromes histórico de un profundo occidentalismo si al musulmán se le trató peor que un perro? Mas así es la cultura de la guerra y de la resistencia.

Argelia no es sino un caso de lo que es el proceso político bajo el colonialismo francés que contradijo «los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, valores fundamentales de la política de Estado».
Colonialismo sin sentimiento de culpa. El. Dr Mamadou Fall, González Evangelista, la catedrática de Historia de la colonización y la descolonización en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Silvina Silva Aras, Muñoz Delaunoy y Julio Godoy, entre otros, repasan la historia del imperialismo y colonialismo, cuando aún para 1945, «los países europeos eran dueños de la totalidad de Africa y de casi toda Asia». Los dominios británicos incluyeron: Incluían: Australia, Nueva Zelandia, Canadá y Sud Africa, en la parte blanca de la gran Comunidad británica; Jamaica, Guayana, Honduras, Bahamas y Bermudas, entre otras, en América Central; Hong Kong, Birmania y Singapur, en el sudeste asiático; en el cercano oriente, en el Mediterraneo, joyas como Gibraltar, Malta, Chipre, Jordania y Palestina; Gambia, Sierra Leona, Nigeria, Camerún, parte de Sudán, de Somalia, Uganda y Rhodesia. Además de las grandes colonias de India y Pakistán. El imperio francés controlaba «once millones de km2 y una población de 64 millones de habitantes, hacia 1939. La joya de los franceses era Argelia. Pero también destacaban los protectorados de Tunez y Marruecos, en el norte de Africa, Mauritania, Senegal, Costa de Marfil, Sudán, Guinea o Niger, más al sur en el mismo continente, junto con Siria, Libano, en el cercano oriente, Indochina y Tahiti en el sudeste asiático, junto con una serie posesiones en el caribe, como Martinica o Guayana».

El trato colonial fue el mismo: salvaje. Ya que los colonizadores son representantes humanos del Perro Descuartizador, de una edad que rebaja, como decía Franz Fanon, «la condición humana a la ambición y al racismo». Y el hecho es que todos estos países, lastimados y subyugados por siglos por extranjeros, siguen siendo los objetivos de la hostalidad persecutoria. Para ellos, no se asigna posteridad.

Para dar un ejemplo, Sam Manuel en su ensayo
El saqueo imperialista de Iraq nos da cuenta una larga historia de lo que allí sucede y comienza por donde exactamente hay que comenzar si se quiere ser serio y responsable al evaluar el terrorismo y la conducta de la gente que vive en estas naciones. Sam Manuel nos presenta a Londres, capital metropolítica que al descubrirse los campos petrolíferos en el Imperio Otomano, quiso controlar a través de contratos exclusivos por el petróleo con las autoridades locales. «En 1913, por ejemplo, el gobierno británico obtuvo un acuerdo con Kuwait, recibiendo la promesa de que Kuwait firmaría contratos petroleros únicamente con los países designados por Inglaterra. La Ley Pública 80 le quitó a la Iraq Petroleum Company, controlada por Londres, el 99.5% de sus concesiones y la limitó a las zonas ya explotadas. El gobierno de Qasim anunció la formación de la Compañía Nacional de Petróleo de Iraq para explotar todo nuevo sitio petrolífero en el país». Nos presenta sucesivamente la fundación de El Baaz, «partido político árabe, fundado en Siria e Iraq en 1941, que reivindicaba la unidad pan-arábica».

Hoy se quiere respaldar el mundo de las potencias europeas, con desprecio por el mundo árabe, pero en un vacío de historia y de precedentes de esa lucha que se inicia, «desde la caída del Imperio Otomano a inicios del siglo XX» por causa de la codicia de las potencias imperialistas para dominar las vastas reservas de petróleo de Medio Oriente y por controlar a Iraq. Londres, en particular, codiciaban tanto las riquezas petroleras y la importancia estratégica marítima de la región en el Golfo Arábigo-Pérsico, «ubicada estratégicamente entre las joyas de la corona británica: India y las colonias de Africa del Norte». Y para controlar a Iraq, detruir su nacionalismo, su religiosidad y su moral, la base de la vanguardia de su revolución de 1958 y el partido baazista, mangoneado por Occidente, hizo ese trabajo sucio. «Llegó al poder en un golpe contrarrevolucionario en 1963 a la revolución de 1958. Con Saddam Hussein, quien había participado en un intento anterior de derrocar al gobierno de Qasim, ascendió entre las filas del partido Baat mediante una sangrienta lucha faccional».

El partido baazista iraquí, en 1968, ya no es lo fue. Ahora es un partido burgués que utiliza «la demagogia nacionalista y antiimperialista». Es un partido permeable a todo interés espurio y que, por tanto, no pude representar intereses realmente nacidos de las co unidades árabes. Saddam no tiene escrúpulos. Es como fue Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, Fulgencio Bastista en Cuba, Papa Doc en Haití, o Augusto Pinochet, en Chile. Los dictadores son «perros de guerra». Guerras que son capaces de gebnerarlas en sus propios pueblos por los pretextos más triviales. Lo que necesitan es el estímulo de un lucro.

Ni los tienen los Bush ni la política Washington (que siempre alentó a Saddam Hussein a que «atacara a Irán, bajo el pretexto de recuperar el canal de Shatt al-Arab)» tienen escrúpulos tampoco. Lo mismo hay que decir del gobierno de Londres. Con el uso de un código secreto, el ejército irlándes (IRA) accesó informaciones que revelan cómo se ventilan los intereses de lucro entre esa jauría neo-imperialista que gobierna el mundo y se complace en iniciar luchas entre perros y gatos. Consideremos, por ejemplo, por una transacción por cien mil billones de dólares, compartida por la Monarquía Británica y la Familia Bush que prevenía de una sociedad privada clandestina de George W. Bush, padre, y Saddam Hussein. El administrador y asesor fue Bush, padre. Las transcripciones obtenidas por IRA en su momento produjeron escándalo.

«George W. Bush y Tony Blair, según las transcripciones secretas y los documentos referentes, están conscientes que Saddam Hussein, como testigo vivo, puede dar testimonio personal directo, acerca de la traición de Papá Bush poniendo a Irak contra Irán, e Irán contra Irak, provocando un gran derramamiento de sangre en la Guerra de Irán-Irak, 1980-1988. Usado contra Irán por Irak fue, el gas venenoso de ingredientes proporcionados por una unidad de una empresa francesa, LaFarge Americana de la cual G. W. Bush, padre, era dueño de una parte sustancial». Con el gobierno de Bush-Cheney, con el uso político de la familia Bin Laden y del Osama Bin Laden, EE.UU. complota los medios de callar estas actividades criminales. A Osama se le reclutará por la CIA, aunque más tarde haya que demonizarlo como a Saddam. Es Sherman H. Skolnick quien alertó sobre la gravedad de los archivos sustraídos, en los que George W. Bush compartió con Tony Blair. A los sionistas habrá que dar una tajada porque «la agencia de inteligencia israelita, El Mossad, estaba chantajeando a Bush permitiendo que se sepa que El Mossad entregó advertencias específicas de antemano a la Casa Blanca, a la CIA norteamericano y al Departamento de Justicia sobre los eventos del negro martes 11 de septiembre del 2001. Blair le dice a Bush que tenía conocimientos previos pero tenía prohibición de tomar alguna acción por parte de ciertos intereses mercantiles».

Por otra parte, los EE.UU. halla motivos para enfrentarse a Saddam nuevamente: el Canal que el gobierno norteamericano «había forzado al régimen iraquí a cederle a Irán cuatro años antes». Saddam pelea contra Irán, por intereses presionante que vienen de los EE.UU.. En estos momentos previos en lo que se preparaba una intervención occidental, el antes títere Saddam Hussein se jacta y, en hacerlo se vislumbra un tercer factor de guerra: la industria de producción y ventas de armas. «Uno de los principales importadores de rifles AK 47 es Irak. Durante el mandato de Sadam Hussein, prácticamente cada ciudadano irakí tenía un ejemplar de Kalashnikov en su propia casa. Incluso, según parece el propio Saddam presumía de tener uno de oro. Tras la invasión estadounidense la situación apenas ha variado, pues el AK 47 sigue poblando las calles de Irak. El motivo es que el Pentágono se ha decantado por el fusil diseñado por Kalashnikov como arma oficial para dotar a la Policía y al nuevo Ejército irakí... Un fusil de asalto que se ha cobrado más vidas humanas que la temida bomba atómica».
Vid.

8. Conclusión

En un plano simbólico, con la parábola de la algazara entre gatos y perros, más que a la guerra he querido referirme al necesario valor de la moderación, a una ética perdida, a la que referí como santidad benéfica. Esto es lo que se ha perdido. Es lo que hay que rescatar para vivir en paz, sin odios individuales y colectivos... Hay que rescatar a ese patrullero de la noche del que escribe Sabines para dar un servicio al Amanecer: el deber cumplido del Gato de Paz / Cordero de Paz / Hombre de Paz / la hija de Ra: Bastet. Aunque el dios Ra egipcio, no se haya representado como gato, recuerdo estos versos en el Libro de los Muertos, donde se atribuye a Ra haber dicho: «Yo soy el Gran gato que inauguró el árbol Yeshed en la Ciudad del Sol, aquella noche en que fueron anonadados los enemigos del Dueño del Universo». Antes que Abram fuese referido como advertido del enojo de Jehová contra Nimrod, Ra se había dolido de la rebelión de los hombres y envió a su hija Sekhnet / Sejmet, en forma de leona para que los controlara. Ella decidió asesinarlos. Paga a la humanidad con el mismo mal que cometen: la guerra y el feminicidio.

Esta es una importantísima enseñanza sobre las civilizaciones matriarcales en riesgo de extinción. Interpretado políticamente, con los mitos sobre la hija de Ra, se nos informa que las mujeres, si bien nunca se dedicaron a la caza mayor ni destacaron por hacer derramiento de sangre, estaban siendo las víctimas inmediatas de la supremacía masculina y su reclamo de exclusividad bélica. El infanticidio femenino, principal recurso para frenar el crecimiento poblacional, fue el enojo personal de Sekhnet. Egipto es parte las civilizaciones originarias de horticultores. Son, aunque los hombres no estén conscientes de ésto, capaces de proveer de más proteínas al grupo que los hombres que derraman sangre con la caza y que acuden a la guerra. Sekhnet fue drástica. Asesina, imita al exterminador, imita al hombre-bestia. A Ra no le gustó el comportamiento de su hija y envió a Onuris, quien la amansó y la convirtió en Bastet.

Con esta deidad, se representa la adquisición de una calidad moral y espiritual muy importante para tratar con la agresión y el belicismo. Bastet fue diosa de gran bondad. Personificaba la maternidad, la música, la danza y la alegría y se representaba como una elegante y estilizada mujer con cabeza de gata. «A partir del surgimiento de esta diosa, el gato se volvió un animal sagrado, las leyes lo protegían y la religión los veneraba. Se les trataba como un miembro más de la familia» Daisy Maita Martínez: El gato en la historia. La mujer-gato es un comentario mitológico-mágico sobre el motivo de guerra en muchos lugares y momentos en la historia en que se realizaba el rapto de mujeres, con inmensa difusión entre las culturas polígamas, y donde la mujer escaseara, siendo que la poligamia acumulaba tensiones y ejerció siempre una presión expansiva sobre la población masculina. Dicha presión crecía aún más cuando existía infanticidio femenino. La destrucción de matriarcados, de la desacralización de la Madre Tierra. Toda guerra mienta de modo secundario el problema de sobrepoblación territorial, pero, causalmente, «la sobrepoblación ecológica, el agotamiento de los recursos (sobre todo) proteínicos de una zona», es lo que rompe el orden y la paz: Marvin Harris

Las belicosas tribus de los hititas que atravesaron la antigua Mesopotamia y se hicieron finalmente sedentarias en el Asia Menor, habían conquistado Siria y parte de la Mesopotamia. Son parte esta edad mitológica en la que se entroza el arquetipo del Perro, el Depredador y uno que se sintió capaz de apoderarse de la ciudad de Babilonia, a la que saquearon duramente y vario siglos después, hacia — 1300, extendidas sus fronteras en un nuevo período de esplendor: sus fronteras, alcanzan los limites del poderoso Egipto. Sus más grandes reyes, Shubiluliuma y Katusil III someten a su dominio a Fenicia y Canaán. Egipto les dio batalla a su empeño belicista. Después de la batalla de Kadesh, Katusil firmará un tratado de paz desventajoso con Ramsés II. No obstante, hay algo aprendido mutuamente de esta relación y que se adscribe como el aporte más importante del hitita, que no es el militar, si se les compara con los hicsos y otros imperios militares que sobrevendrán. Lo que del hitita se valorara en el Mundo Antiguo es el culto religioso a la Gran Madre, la Luna, encamación de todas las fuerzas germinativas y reproductoras de la tierra. La irrupción de la Diosa Gato, en sentido cosmológico, mágico y mucho más humanizador, revela lo mismo. El Padre Ra no eligió un perro para transformar a su hija, sino al gato, mas no despreció a espiritualmente a ninguno.

Posiblemente, los sacerdotes que redactaron el Libro de los Muertos sabían que el uso del perro como pastor y protector de los rebaños, su utilidad para la caza y las labores de guarda, fue bastante posterior al primero de sus usos. En las zonas del Oriente Medio, por su aspecto con los chacales, se asoció a estos. «De hecho científicamente se creyó hasta el desarrollo de la genética a fines del siglo XX que los perros comunes de todo el mundo eran descendientes de chacales y, al ser los chacales animales principalmente carroñeros, los perros también han sido considerados impuros». La fecha en que se vale el reclamo del perro, como símbolo de guerra y antagonista mitolágico del gasto, puede extenderse a más de 4,000 años a.JC y, más o menos, 4,000 años se encuentra una representación, grabado en bajorelieve, de un perro de tipo mastín, al que un soldado tiene asido por el cuello. El colosal perro colosal es un moloso de Epiro, reconocidos en Oriente por sus «dotes de fuerza, valor y ferocidad».

En contraposición, los egipcios intuyeron y divinizaron su conexión espiritual con el gatos. Otros pueblos de los albores del periodo Neolítico se identificaron con piedras grabadas con imágenes de gatos salvajes y otros animales en Asia Occidental. Estos artefactos son evidencias de que los animales tenían una importancia espiritual para las personas. Como nos dice Daisa Mata Martínez: «La diosa gata Bastet y otras deidades felinas del antiguo Egipto son los ejemplos más antiguos que se conocen de gatos en la mitología, los arqueólogos han descubierto evidencias aún más antiguas que apuntan a la existencia de una conexión espiritual entre los seres humanos y los animales, incluídos los gatos».

La práctica de la guerra por los hititas, pese al aporte de su religión, su visión de la Diosa Madre, no ayuda a que se entienda más allá de su externalidad. Inclusive daba lugar a prácticas violentas y licenciosas. Y como ritos supersticiosos se extendieron por todo el Oriente. Significa que ya entraría, con todo vigor, la Edad del Descuartizador Canino.


[1] Jaime Sabines, Mal tiempo (Joaquín Moritz, S.A, México: 1972), p. 77
[2] Op. cit. p. 80
[3] Acerca de Jaime Sabines (1926-1999), en:
Felinia
[4] En op. cit, «El gato loco», p. 73
[5] Ibid.

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Tuesday, December 30, 2008

«Red Hot Lies: How Global Warming Alarmists Use Threats, Fraud, and Deception», de Christopher Horner




Por CARLOS LOPEZ DZUR / Historiador / Editor de OC La Naranja

Entre los presuntos grandes pensadores del Neo-Conservadorismo de Nuestra Era [léase: Michelle Malkin, Thomas Sowell, L. Brent Bozell, Terence Jeffrey, Jed Babbin, David Limbaugh, Oliver North, Pat Buchanan y otros], se incluye otro reaccionario y terco ejemplar de ese extremismo de Derecha, cuya inconsistencia formal en conjunto es negarse a sí mismo como extremista y embustero. Este intelectual, quien posa como científico, es Christopher Horner. Para ellos, en realidad, conservar es lo que para el progresista significaría destruir o desautorizar en el sentido negativo.

Christopher Horner, autor del bestseller The Politically Incorrect Guide to Global Warming (and Environmentalism), es un político que ha tomado la causa del ambientalismo para desautorizarla, desprestigiarla y politizarla. Para cumplir ese cometido, él escribe libros sobre el tema y uno de los recientes es Red Hot Lies: How Global Warming Alarmists Use Threats, Fraud, and Deception to Keep You Misinformed (Regnery Publishing, 2008, 407 ps.). Una hojeada al libro y se capta de inmediato que no es otra cosa que un ataque a Al Gore, ex-vicepresidente en la Administración de Bill Clinton y una queja sobre «implícitas y algunas veces explícitas amenazas de represalia» a científicos (¿quiénes?) y empleados gubernamentales que no creen en políticas sobre el calentamiento («global warming»). Horner acusa a las instituciones del Ivy League de contratar grupos de presión a ese fin y de ofrecerles su prestigio académico para que, con el manto de la objetividad académica continúen su activismo y dejen sin aliento a los que para los medios noticiosos (a los que acusada de estar controlados por la Izquierda).

Horner cree que la prensa es estúpida y se traga todas las «mentiras, distorsiones, encubrimientos y amenazas» que le hace el Establecimiento, cuando son los demócratas quienes están en el poder. Al autor lo incomoda que la industria del calentamiento global crea tener una teoría probada que sirva para que se le ponga presión a la empresa privada o se les quite fondos a los que quieren hacer investigaciones científicas que prueben lo contrario, por lo que alega, paranoicamente, que el gobierno hace listas negras de respetados científicos y destruye las carreras profesionales de éstos.

Horner siente la urgencia de decir que el movimiento ambientalista se oculta tras una careta de filantropía y autosacrificados amantes del planeta Tierra; pero, en realidad, tienen una agenda oculta. Escribe su libro para desenmascarlos, empezando con Al Gore, el censor de quienes disienten el alarmismo que se crea en torno al Calentamiento Global. Horner se llena la boca citando a uno de los ambientalistas de su escuela que dice: «Global warming -- at least the modern nightmare version -- is a myth». No hay tal cosa como «global temperature» ni «U.S. temperature», sólo «weighted averages from adjusted readings from many different measuring stations», dice y es cierto. «Calentamiento global y efecto invernadero no son sinónimos. El efecto invernadero acrecentado por la contaminación puede ser, según algunas teorías, la causa del calentamiento global observado». Pero la verdadera moderación, el por qué no hay frivolizar ni ensuciar el tema con politiquería, como él hace, por razones que son si se ayuda financieramente, o no, a ciertos grupos que están en la industria y que no son los que él favorece, es precisamente que hay industrias de capitalismo salvaje que son contaminante, sólo movidas por la codicia y el lucro y hacen daño al planeta.

Horner se opone esencialmente a la teoría antropogénica que predice que el calentamiento global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El cuerpo de la ONU encargado del análisis de los datos científicos es el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés de Inter-Governmental Panel on Climate Change). Y, en adición, se opone a la justicia climática que propuso el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, cuando pidiera a los países contaminadores que paguen los daños que causan al clima, para que los pobres no se vean más perjudicados.

Para justificar su terquedad y su círculo, Horner se vale de teorías conspiratorias. Ataca a The British Royal Society, interpretando que sus esfuerzos van encaminados a apoyar la agenda del Calentamiento Global, al censurar y hostigar a los disidentes o intimidar a los científicos. Entonces, habla sobre el Gran Templo de la Alarma Climática («High Church of Climate Alarmism») y presenta la debilidad del credo que predice que la producción industrial de dióxido de carbono que la misma Madre Naturaleza produce en mayor cantidad que los humanos es lo que lleva principalmente al cambio clmático. Hay que destruir ese templo, propone Horner, porque las investigaciones relacionadas al clima le cuestan al gobierno federal la friolerera de $6 billones al año.

Chris Horner ataca como mentirosos y creadores de pánico a Al Gore, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, el New York Times y los calbilderos del ambientalismo. El Panel de la ONU está plagado de «anti-energy, anti-capitalist, and pro-government agenda», «vested interests, including global warming pressure-group activists», con el fin de asustar a la gente, «as well as your tax dollars and your liberties», saqueándole los bolsillos y quitándoles libertades. Para el autor, «el ambientalismo ha advenido como una nueva ideología que reemplaza el estalinismo y domina a Occidente». El Templo de la Paz Verde debe derrumbarse. «Meanwhile, there is no climate crisis. In fact, there hasn't been any statistically significant global warming at least for 13 years».

Horner siente tan poco respeto por los ambientalistas que compara la similaridad de sus técnicas con los Nazis y comunistas y hace un llamamiento a combatir este «new ideological cancer» de los «Environuts», la Izquierda Ambienta («Environmental Left»). Niega que vayan a morir los osos polares y los pinguinos. Niega el calentamiento global, aunque haya científicos que digan que, si bien «en los últimos 40 años la actividad solar no ha aumentado, sino que se ha mantenido constante o más bien ha disminuido, por lo que es difícil atribuirle una influencia fundamental respecto al calentamiento global», «el papel del Sol en las variaciones climáticas de la Tierra no es despreciable».

El Dr. Manuel Vázquez, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), advierte: «El factor fundamental del calentamiento global son los gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas, pero las variaciones climáticas actuales podrían estar afectadas en torno a un 15 ó un 20% por la actividad del Sol... Existen evidencias que indican que tras la última glaciación, durante los últimos 10,000 años y antes de que empezase la actividad industrial, las fluctuaciones de la energía magnética del Sol han modulado en gran parte las variaciones del clima promedio de la Tierra. {...} en la segunda mitad del siglo XVII hubo una fase de descenso de la actividad del Sol que concuerda en el tiempo con un periodo relativamente frío de la Tierra, aunque parece que la influencia solar podría afectar más a unas zonas del planeta que a otras... Cuando hay más actividad solar, llega más radiación del Sol, y cualquiera de los procesos citados se intensifica, provocando un calentamiento. Todas estas señales se hacen muy evidentes en las capas altas de la atmósfera, según han demostrado los datos recogidos en los últimos años, pero el gran problema es trasladar esa correlación tan clara de la actividad solar que hemos visto en las capas superiores de la atmósfera a las inferiores, donde medimos el clima». studios realizados, muestran que la década de los noventa, fue la más caliente en los últimos mil años.

Por supuesto, Horner es un oponte del Protocolo de Kyoto, acuerdo promovido por el IPCC, que dice: «[...]La mayoría de los aumentos observados en las temperaturas medias del globo desde la mitad del siglo XX son muy probablemente debidos al aumento observado en las concentraciones de GEI antropogénicas». El protocolo solicita de las naciones que lo suscriben una reducción de emisiones contaminantes (principalmente CO2), pero existen algunas discrepancias al respecto de que el dióxido de carbono sea el gas de efecto invernadero que más influye en el Calentamiento Global de origen antropogénico y el incremento de las emisiones tradicionalmente está asociado al desarrollo económico. Las naciones a las que más afectaría el cumplimiento de este protocolo podrían ser aquellas zonas menos desarrolladas, que suelen ser vertederos de los contaminantes del mundo industrial.

Pese a las discrepancias, los informes del IPCC están considerados «the largest and most rigorously peer-reviewed scientific consensus in history» sobre este asunto científico; respecto a lo que se objeta, más controversialmente, es en torno a quien lleva ganada la guerra de propaganda, si los que niegan la real cientificidad de la teoría climática real, basándose en propaganda de consenso políticamente motivada, o los que son proponentes preocupados por lo que se está viviendo en el mundo. La industria y el comercio están influenciando a todos los científicos no importa si están, o no, en desacuerdo con la teoría del Dióxido de Carbono, relacionada al clima. «Many deniers out there, are all getting paid off by an oil industry conspiracy».

Consideremos, por ejemplo, a Horner, quien es un abogado en Washington, DC. y miembro de un think-tank comercial, Competitive Enterprise Institute (CEI), que está activo en casos y agendas opuestas a la teoría del Cambio Climático. El instituto CEI ha recibido más de $2 millones de la ExxonMobil entre 1998 y 2005. Y el hecho es, contrario a lo que reclama que es, no es un científico. Es un cabildero mercenario de intereses petroleros. «Mr. Horner has no credentials as a scientist». North Pole Melting? No Problem!; pero niega que los polos se esté derritiendo. Niega hasta las cosas más obvias en materia de clima y contaminación, con el cinismo de un mrcenario. Y las propuestas suyas equivalen a meter la cabeza en un agujero en la arena.

No obstante, a tan fácil remedio, las indicaciones en el panorama planetario son las siguientes:

(1) Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se incrementó mucho la emisión de los gases de efecto invernadero, pero, en ésto, Horner está correcto, no fue razón para una alarma por un posible oscurecimiento global o enfriamiento global. El nivel del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría duplicarse en los próximos 30 o 50 años.

(2) Estados Unidos, que produce mayores emisiones de gases de efecto invernadero que cualquier otro país, en términos absolutos, y es el segundo mayor emisor per cápita después de Australia.

(3) «Los economistas también han alertado de los efectos desastrosos que tendrá el cambio climático sobre la economía mundial con reducciones de hasta un 20% en el crecimiento, cuando las medidas para evitarlo no sobrepasarían el 1%. Los daños económicos predichos provendrían principalmente del efecto de las catástrofes naturales, con cuantiosas pérdidas de vidas humanas, por ejemplo en Europa».

(4) En 2008 el gigantesco Wilkins Ice Shelf en Antárctica comenzó a deshacerse rapidamente en el oceáno. Desde febrero, cerca de 400 kms. cuadrados se han desintegrado y los restantes 14,000 kms. cuadrados están sostenidos por menos de 2.5 kms. de hielo. Los científicos dicen que están preocupados por la población de sus pinguinos que están en peligro en un futuro cercano («due largely to climate change»). Tan alarmante es la situación desintegrativa de las capas de hielo en los polos del mundo que un estudio reciente por un grupo investigador en la Naval Postgraduate School, Monterey, California, en conjunción con miembros de la NASA y el Institute of Oceanology de la Academia de las Ciencias de Polonia, calcula que el Mar Artico sea puede verse, regularmente libre de hielo en el verano tan temprano como en el 2013. Sin embargo, el charlatán escéptico de Horner, «the so-called climate skeptic», ni viendo ve y mucho menos entiende. En caso de que toda la capa de hielo de la Antártida se fundiera, el nivel del mar aumentaría aproximadamente 61 metros; un aumento de sólo 6 m. bastaría para inundar Londres y a Nueva York.

(5) Según un artículo publicado en enero del 2004, el calentamiento global podría exterminar a una cuarta parte de todas las especies de plantas y animales de la Tierra para el 2050.

(6) En 1984 el tamaño del hueco en la capa de ozono, que se mide sobre la Antártida, era aproximadamente 7 millones de km², hasta 1990 alcanzó los 29 millones de km² (cuatro veces mayor). Desde el año 90, el agujero de Ozono sigue una tendencia a la reducción.

(7) La U.S. National Academy of Sciences dice: «Climate change will affect transportation primarily through increases in several types of weather and climate extremes. Climate warming over the next 50 to 100 years will be manifested by increases in very hot days and heat waves, increases in Arctic temperatures, rising sea levels coupled with storm surges and land subsidence, more frequent intense precipitation events, and increases in the intensity of strong hurricanes. The impacts will vary by mode of transportation and region of the country, but they will be widespread and costly in both human and economic terms and will require significant changes in the planning, design, construction, operation, and maintenance of transportation systems». Where Is Barack Obama's Global Warming Adaptation Plan?




Cómo podemos tener conciencia de la humanidad



Por Josemanuel Maldonado Beltrán / filósofo, humanista y poeta puertorriqueño

Permítanme comenzar con unos párrafos de la conferencia que leí al grupo de Amnistía internacional el 20 de febrero, titulada Los derechos Humanos en siglo XXI: Voy a comenzar por decirles algo que les pueda sorprender. En serio. No lo hago por sorprenderlos y que así puedan decir que soy un tipo genial con las cosas que se me ocurren. Ya sé que soy genial, lo somos casi todos, así que no es necesario. Bueno, se lo voy a decir. Si las cosas siguen como hasta ahora, es muy posible que algunos de ustedes presencien grandes conflictos sociales y guerras atroces, que dejen al siglo XX en el que hemos nacido todos, como una caricatura. Ya esta dicho. No me gusta haberlo dicho. Pero ahí está.

Puede que usted diga que no tengo nada en que apoyar esta afirmación, y que no es propio de alguien dedicado a la filosofía. Tal vez sea cierto. Pero creo que tengo suficiente razón, argumentos, indicios e inicios para hacer semejante afirmación.

Ha sido un filósofo precisamente, Jacques Derridá, quien ha dicho: «Jamás la violencia, la inequidad, la exclusión, el hambre y, por tanto, la opresión económica, afectaron a tantos seres humanos en la historia de la Tierra y de la humanidad... ningún grado de progreso nos permite ignorar que nunca antes, en cifras absolutas, tantos hombres, mujeres y niños han sido sometidos, muertos de hambre o exterminados en la Tierra».

De 6 mil millones solo 500,000 viven bien

Es necesario señalar que nos encontramos bajo el dominio de la política imperial mas organizada y desalmada de la historia humana. Bueno, debemos llamarla, la política neoimperial más organizada y desalmada de la historia.

Los Estados Unidos de América y la Comunidad Europea, son el conglomerado neoimperial. En realidad no como naciones sino en cuanto sede las multinacionales de la producción y el consumo, y del financiamiento del mundo. Ellas controlan la economía del mundo y defienden sus intereses.

Propia de esta política es la creación permanente de focos de conflicto (guerras) que le permitan intervenir como pacificadores y demostrar su fuerza militar a todos aquellos grupos que intentan reivindicar sus derechos a la vida independiente de la explotación de las multinacionales o economía neoliberal. Por eso hemos visto guerras absurdas como la de los Balcanes, la de Irak, la pelea permanente y continua de Israel contra los palestinos, la guerra criminal contra los sandinistas en Nicaragua, el bloqueo sin sentido de Cuba y la permanencia colonial de Puerto Rico.

Yo les sugiero que lean con atención a Noam Chomsky y a James Petras sobre estos asuntos, y sobre el papel de los medios de comunicación en la política neoimperial. Me parece muy importante este llamado, ya que algunas veces, cuando se habla de Derechos Humanos, solo suena la libertad de expresión como defensa de los medios mas que de las personas.

Según el diseño imperial van a seguir otros países que ya están en la lista del terrorismo.

Ahora déjenme decirle algunas cosas importantes:

* Educar es investigar. No es repetir.
* La inmensa mayoría de los seres humanos sobreviven a pesar de sus gobiernos. Demasiados han sido asesinados por su causa.
* Democracia es igualdad. No sólo en el voto.
* Las instituciones de la sociedad democrática tienen que ser democráticas.
* Tenemos derecho a ser parte de las decisiones que nos afectan
* No existe la opinión pública. Sólo existe la opinión de clase.
* Las decisiones públicas deben ser públicas.
* Las decisiones públicas deben ser colectivas.
* No hay cultura donde hay dominio. Sólo la cultura del dominio.
* Todas las culturas deben ser respetadas igualmente.

Podríamos explicar cada una de las proposiciones anteriores y creo que sería suficiente por hoy y unos cuantos meses más.

Pero desde el punto de vista universitario creo que debemos enfatizar el conocimiento de las diferentes humanidades. Digo humanidades porque hay muchos modos de ser humano, muchos más que sus diferentes colores. No hay un solo modelo de Humanidad.

No obstante es muy posible que creamos que solo hay una manera de ser human@. El discurso dominante, que es el discurso de las clases dominantes, presenta un modelo único y unidimensional. Se trata de la cultura de dominio del hombre blanco del atlántico norte, tecnológico y capitalista. La mujer blanca del atlántico norte, lo acompaña como muestra hermosa de su poderío.

Este discurso dominante de Occidente (el que mata) nos tiene inmersos en el mimetismo tontarrón y caricaturesco, en la ignorancia y aprecio subordinado de nuestra cultura y en el desconocimiento de las demás formas de ser de los hombres y las mujeres del resto del mundo.

Este discurso dominante tiene oculto un profundo sentido racista. Se trata de una cultura homologada que se ha pensado a sí misma como originaria de la civilización, manantial de aguas puras e incontaminadas, y guardiana del presente y futuro de la humanidad. Aun siendo una minoría, se llaman a sí mismos la mayoría y han logrado que el resto del mundo, la mayoría, se considere así mismo como minoría. De ahí nombres tan interesantes como El Banco Mundial. La Organización Mundial del Comercio. Fondo Monetario Internacional y la CNN que se autodenomina como World News.

Ya en el foro anterior me preguntaba ¿qué sabemos de la cultura árabe? Y era una pregunta mal hecha. Debía decir que sabemos de las culturas de los pueblos que se dicen árabes? Qué sabemos de Irak, de Irán, antes Persia, de Argelia, de Libia, de Jordania. De Kuwait, de Egipto?, etc. Qué sabemos de las culturas de los pueblos del continente Africano, como Sierra Leona, Mozambique, Guinea, Ruanda, Nigeria, Sudáfrica?

Qué sabemos de Rusia, de los pueblos eslavos, de Ucrania. De Mongolia, de los pueblos asiáticos, de la China, Indonesia.

Qué sabemos de nuestros herman@s latinoamericanos. Especialmente los pueblos originales, que siguen siendo otra mayoría reducida a minoría por el dominio. Que sabemos de sus vidas desde los charrúas, los mayas, hasta los Zapatistas?

Podríamos continuar alargando la lista de nuestras ignorancias y por tanto de nuestros amores perdidos, de nuestras dimensiones humanas nunca encontradas, de proyectos de vida insospechada, de alegrías desconocidas, de músicas increíbles, bailes embriagantes, poesías estremecedoras, vidas que también somos y no lo sabemos.

Claro esta ignorancia nuestra nos libra del sufrimiento que también acompaña todas esas formas de vivir y morir. Y nos deja con una ausencia de solidaridad, de humanidad. A fuerza de no saber no somos.

La Universidad debe incorporar, pero ustedes tiene que pedirlo, las culturas del mundo. Las Humanidades y las ciencias sociales deben culturizarse, o globalizarse, tenemos que empezar a ser planetarios en extensión e inclusivos de los modos humanos de todos los pueblos.

Las artes, el pensamiento, la literatura, la mitología, el canto, el baile, la cocina, las costumbres, las fiestas, los amores, las ciencias de todos los pueblos deben ser parte de los nuevos estudios humanos, o nuevas ciencias humanas que nos muestren la multiplicidad del proyecto humano que hay en cada uno de nosotros y nosotras como real y posible.

20 de noviembre del 2001

Tomado de
Página personal de Juanmanel Maldonado Beltrán

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