Por CARLOS LOPEZ DZUR / historiador y editor de OC La Naranja
Se ha dicho que Mark Steyn es «un observador astuto de la actual escena geopolítica», especialmente, de la ola creciente de fundamentalismo musulmán. Como parte de su reacción a esa ola, Europa se aísla de los EE.UU. de Norteamérica y culpa a este país por crear las condiciones para ese fundamentalismo y movimientos migratorios que cuestan incomodidad y, claro está, dinero. «El futuro, si Occidente lo tiene, pertenece a América sola, con tal vez sus primos en la valiente Australia». Así de sola, sin aliados, Steyn observa a los EE.UU. dentro del panorama, siendo que, por las razones que sea, se reacciona a los EE.UU. con antiamericanismo. «We are surrounded by anti-Americanism on all sides».
El Establecimiento conservador / republicano / promociona a Steyn como el columnista «más divertido, popular, provocativo y brillante» del mundo de habla inglesa (escribe para The Atlantic Monthly) y del mismo modo es una celebridad de los «English-speaking world--shows». Su libro America Alone: The End of the World as We Know (2008) tiene esa misma factura: ser un repertorio de ruidosas carcajadas que, al final, como si se reparara tardíamente que la esencia de lo chistoso tenía poco de cómico y mucho de pánico, se entiende que el libro es un mensaje subliminal, soterrado, que justifica que The USA Patriot Act, sea parte integral de los esfuerzos estadounidenses para combatir el terrorismo, y difunda un mensaje capaz de hacer que el mundo entero cambie de opinión sobre el musulmán moderado.
Sí, Mark Steyn es astuto y ha escrito, a chistecitos, el libro conservador más comentado del año. Y vale aquí que nos preguntemos el por qué los republicanos conservadores elogian y ponderan como genialidades el humor de Steyn y las tesis expuestas en sus libros. En realidad, fuera de sus estadísticas demográficas sobre africanos pobres, arribando como inmigrantes a ciudades de Inglaterra, Francia, Holanda y España, lo que Steyn no quiere que suceda en Norteamérica y que considera mucho peor de que vengan los árabes, o que los europeos nos quiten su amistad y apoyo en aventuras militares, es lo siguiente:
(1) Que optemos por fortalecer el Estado Benefactor
(2) Que enaltezcamos la Diversidad como Nuestra Fortaleza
(3) Que permitamos que la Izquierda de Hollywood dicte la moral del país.
(4) Que renunciemos a las virtudes nacionales, al particularismo estadounidense, que nos han permitido sobrevivir y prosperar por excepción en el marco del capitalismo. De hecho, tales virtudes no son el gobierno, sino «la autoconfianza, la centralidad de la familia y la convicción de que nuestro país representa la unica esperanza que resta al mundo («the world's last best hope»). Con los EE.UU. hay que estar, sea su política right or wrong.
(5). Que el gobierno de los EE.UU. pierda su opción de vigilar dentro y fuera a sus enemigos.
Como si fuera un elogio velado al pragmatismo, Steyn admite que «el futuro pertenece a los fecundos y aconfianzados. Y los islámicos tienen eso, mientras que los Occidentales, amancebados con el multiculturalismo que mina la confianza, el Estado Benefactor que inclina a la gente a la pereza y la autoindulgencia, y la familia sin niños que consigna al olvido, está buscando como nunca antes las ruinas de la civilización». Para él, el mundo árabe no representa los valores de la civilización. Ese mundo tiene por inspirador nacional un personaje que no es un profeta, sino un terrorista. Muhammad / Mahoma.
Como parte de esa justificación con que Steyn aplaude la Ley Patriota, aprobada en octubre del 2001, está que The Homeland Security Department iniciara, o cuando no, esté por iniciar su escrutinio de las páginas en la Internet, donde espera hallar bitácoras y paneles de mensajes en los que, presuntamente, los terroristas ventilen sus planes de ataque contra los EE.UU. De hecho, ya un proyecto de investigación, titulado Dark Web, donde un chino-estadounidense (a juzgar por su apellido Chen) ha reunido 500,000,000 páginas terroristas o postings, de las que 10,000 son discusiones de IEDs, o planes terroristas. ¿Cuál será la definición de terrorismo que se maneja para tal clasificación? En un país, como los EE.UU., aún figuras con formación legal y escolaridad suficiente, se han referido a la inmigración ilegal (de gente trabajadora, decente y cristiana) como un acto terrorista.
¿Por qué se cuantifica de ese modo? ¿500,O00 páginas terroristas en la internet?... si el mismo Secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, en su momento, dijo al comentar una evaluación sobre terrorismo de un Comité Interagencial que los miembros del grupo militante palestino Hizballah, con base en los EE.UU. y fuera del país, «does not have a known history of fomenting attacks inside the U.S.», pero aún, con no tener unma historia de fomento de ataques terroristas, se insiste en acusarlos de algo. Chertoff sugiere que se enfoque la vigilancia en las recaudaciones financieras para proyectos de caridad; además de lo que es justo que se investigue si están involucrados en estos tipos de actividad criminal: «money laundering, smuggling, drug trafficking, fraud and extortion». Chertoff y el informe evaluativo sobre terrorismo en 2008 admite lo siguiente: «Las amenazas consideradas más peligrosas que pudieran llevarse a cabo contra los EE.UU. son ataques químicos, biológicos, radiológicos y nucleares. Pero esas amenazas son también las más improbables porque es muy difícil para Al Qaeda y grupos similares que adquiran los materiales que necesitan para cumplir con tales atentados». [«Chemical, biological, radiological and nuclear attacks are considered the most dangerous threats that could be carried out against the U.S. But those threats are also the most unlikely because it is so difficult for Al Qaeda and similar groups to acquire the materials needed to carry out such plots, according to the internal Homeland Security Threat Assessment for the years 2008-2013»]. Ver: Report: Terror Threats to Target Economic Losses
Los EE.UU. no quita el dedo del renglón: «Intelligence officials predict the pool of radical Islamists within the U.S. will increase over the next five years». Chertoff insistre en que la amenaza con armas de destrucción masiva permanece como «la más alta prioridad en el nivel federal». Esto es ya dogma. «Currently, Islamic terrorists, including al-Qaida, would like to conduct cyber attacks, but they lack the capability to do so». Aún para ataques cibernéticos, dice la evaluación, Al-Qaida tiene sus incapacidades; pero, si lo hicieran un ataque de éstos puede interrumpir y afectar los sistemas de las plantas hidráulicas de las principales ciudades, aunque cierto es que objetivos como éstos, en la lista de deseos de los terroristas, requieren una capacidades sofisticadas («sophisticated cyber capabilities that the terrorist group does not possess»).
El terrorista definido por los funcionarios de Inteligencia, ése que ocasionaría daños realmente adversos, como el posible si se atacara los sistemas regionales de salud y acueductos, parece fantasmal o inmaterial en lo inmediato. Entonces, ¿qué tipo de terrorismo se prioriza o se perseguirá en lo inmediato? ¿Qué es lo que alarma? Al contestar la pregunta, Chertoff advierte que hay largas esperas en el proceso de admisión de inmigrantes, más programas restrictivos a la admisión de refugiados y asilados en Europa que entonces miran hacia los EE.UU. y que intentarían entrar ilegalmente a los EE.UU. Entre ellos estaría un creciente número de iraquíes, sudaneses y somalíes. Eso se espera en los próximos 5 años, con recelo de Steyn, debido a los conflictos en esos países. Algo caracteriza a esta gente que está por llegar: es pobre y está desesperada; pero tienen ese sello en la frente. Son teóricamente musulmanes. Y para el autor del libro eso es una amenaza en ciernes.
Por la preocupación que Steyn manifiesta al revisar estadísticas demográficas en países europeos es claro que su preocupación es racista y xenofóbica. En su cuadro general, es alarma que para el año 2050, habrá 100 millones más de estadounidenses y 100 millones menos de europeos. Esto no sería problema si los nuevos estadounidenses fuesen blancos, rednecks de ojos azules. Por desgracia, son gente étnica. Lo que le molesta, en el caso europeo, es los hijos del Islam son ahora «the principal supplier of new Europeans», los principales suplidores de población y el segundo más grande suplidor demográfico de los nuevos canadienses. Y, en los próximos 40 años, sus porcentajes dentro de Europa seguirán aumentado. Steyn asegura que los islámicos son amantes de la familia extensa: «big proponents of having large families».
Nos habla en las páginas de America Alone sobre la tasa de nacimiento de la gente blanca en España (1.15 niños por mujer adulta); el blanco está a punto de extinguirse en pocas generaciones; en tanto que entre los inmigrantes de países como Pakistán (con tasa de nacimiento de 4.53) se moverán para llenar ese vacío. La Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat) informó que España fue el país de la Unión Europea (UE) que más inmigrantes recibió en 2005, un total estimado de 652.300 personas. Italia fue el segundo principal receptor con 338,100 inmigrantes.
Nos habla sobre la situación en Francia, donde las minorías, agresivamente reacias a asimilarse, cuentan con un 30% de su población de origen musulmán en el grupo de edades menor a los 20 años. «The character of the democratic institutions will become more closely aligned with Islamic law and culture». El que estos países tengan instituciones democráticas permitirá la tolerancia a la cultura y ley islámica. ¿Se vale ese tipo de sensibilidad? «Demographics and the will to power favor the Islamists», arguye Steyn.
Al referirse a Holanda, Steyn destaca que está llena de furibundos inmigrantes que rehusan a asimilarse. Esto es ya «an epic clash of cultures». Agrega: «Rotterdam is now 40% Muslim». Menciona que en el Reino Unido, hay ciudades claves que están a un pelo de tener una mayoría musulmana, con un alarmante porcentaje que cree que «terrorism is a viable, moral option». No se conoce exactamente la cantidad de inmigrantes que hay en Inglaterra, pero el Ministerio del Interior de Gran Bretaña estimó que hay cerca de un millón y planea enviar de vuelta a sus respectivos países a cientos de miles de ellos. Se pide Mano dura con los inmigrantes en Inglaterra. Se ha propuesto, casi lo mismo que en los EE.UU.: contratar nuevo personal policial para realizar redadas en sitios sospechosos y además se propone capturar a los indocumentados a través de sus empleadores. Las leyes inglesas ya provén una pena de hasta 10 años de prisión para quien emplee mano de obra ilegal, pero raramente se aplican.
A ésto, gente como Steyn en sus escritos, adjudica una grave negligencia que irá en perjuicio contra la civilización occidental; pero los defensores de la mano de obra indocumentada recuerdan al Ministerio del Interior que «hasta 60% de los trabajadores de la industria alimenticia nacional son indocumentados». Y Nick Hardwik, director ejecutivo del Consejo de Refugiados, advierte que «muchos trabajadores indocumentados están satisfaciendo una necesidad de la sociedad británica, tanto de trabajo especializado como no especializado». Hay un número importante de indocumentados en la agricultura, en la informática y otros sectores.
La población actual de la Unión Europa es de 461,500 millones. Si no fuera por los inmigrantes, el aumento demográfico en esta región estaría en fuerte descenso. Doce países de los 25 que integran el bloque tuvieron una tasa de natalidad negativa. El peor caso fue Suecia. Para espanto de Steyn, los potenciales suplidores demográficos para tales naciones, por ser inmigrantes con altas tasas reproductivas, son negros: «Somalia's birthrate is 6.91, Niger's is 6.83, Afghanistan's 6.78,and Yemen's 6.75».
Cuando Steyn critica a los gobiernos liberales, pluralistas y pro-inmigrantes de Europa, en cuanto a lo que son abiertos y débiles es por su posición respecto a la inmigración. España es el principal ejemplo y Holanda, una de las excepciones. Este país ha criticado a España por su decisión de regularizar la situación de unos 800,000 inmigrantes indocumentados; pero, Holanda es un mollero xenofóbico que solicita la expulsión en tres años de sus calculados 250,000 inmigrantes ilegales y que Europa «no sólo tolere, sino que adopte como política oficial de la Unión la expulsión y la denegación de asilo». Esto es parte de lo que Steyn llamaría defender la civilización blanca. De hecho, Holanda debe ser el país que Steyn utilice de ejemplo para el tipo de civilización que él desea, gobernada por un vigilante / censor / de las prerrogativas privadas. Holanda quiere encarnar The Patrioc Act en Europa.
Holanda atropella todas las leyes nacionales e internacionales que regulan la situación de los inmigrantes en Europa y viola los derechos ciudadanos, como el de casarse con quien uno quiera. Holanda castiga a su ciudadano al peticionar el casarse con personas del Tercer Mundo, o árabes o musulmanas o incluso latinas. Impone para evitalo una reglamentación discriminatoria, estricta y arbitraria y tarifas absurdas en exceso a fin de desbaratar esas relaciones. Vid. España no se ha dejado chantajear por las reglamentaciones holandesas, que no sólo son lesivas a los árabes, sino a otros de fuera de Europa, y a quien desee mantener una relación sentimental o familiar con una persona extranjera.
Por esta razón, se ha dicho que «España es la esperanza humanista del continente europeo, Holanda su futuro como una tenebrosa tiranía fascista... España es la que lleva afortunadamente la antorcha de los derechos humanos y del estado de derecho en Europa. Ha demostrado una madurez, una generosidad y un espíritu de liderazgo moral». Esto es algo que Steyn no podría comprender, igual que no conmprendería que Habib Rahman, director ejecutivo del Consejo Conjunto para el Bienestar de los Inmigrantes, con respecto a los jornaleros indocumentados ingleses, diga que lo que se requiere es «un enfoque humano y pragmático: La gente que cumple una función en este país debería ser regularizada en su empleo y no deportada... Esas personas han venido por todo tipo de problemas y no tienen adónde volver. El gobierno causará un gran sufrimiento humano con estas medidas».
El autor asocia el multiculturalismo a un menosprecio de lo propio. Su definición del términos es audaz. «El multiculturalismo fue concebido por las élites occidentales no para festejar todas las culturas, pero para negar la propia». El parece desconocer que el genocidio físico y cultural es un legado de los conquistadores occidentales. Veáse los exterminios masivos de indígenas en Norte, Centro y Sur América en manos de las viejas metrópolis, a partir de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo.
Con el grito de que Vienen los árabes [«Islam rises; thanks to the West's self-induced vacuum of cultural suicide»], Steyn es el profeta del suicidio cultural de los occidentales. Los árabes parece haber ganado la batalla de la globalización. El mayor éxito ha sido exportar e importar el Islam, no las franquicias del McDonald o los equipos de Microsoft.
El subtítulo del libro «El fin del mundo tal como lo conocemos» es rvelador. A los conservadores del mito de la superioridad blanca les molesta el éxito de lo árabe, una civilización que siempre han deseado que se destruya. Y que Occidenta ha incitado a que se aniquilen entre ellas, desde el tiempo de las Cruzadas. Hoy, a un hombre como Steyn, le conturba que en los estados modernos, social-democráticos, que la bandera nacional inglesa haya sido quitada de los centros de motores y vehculos, el aeropuerto Heathrow y las prisiones inglesas por la asociación histórica con las Cruzadas, siendo que ésto ha sido consideardo ofensivo para los mohometanos. Frívolos hechos o trivia, como que el más popular nombre de pila para un niño blanco en países como Bélgica, o ciudades como Amsterdam (Holanda) o Malmo (Suecia) sea Mohammed, lo enervan.
Eso equivaldría a que a un estadounidense típico prefiriera la tortilla a una rebana de Holsum; o prefiera comer tacos a una hamburguesa, si Mahommed no fuera quien es. Aunque Steyn no se meta en las honduras de ofender la parte teológica del Islam, él apoya la escuela que desprecia a este profeta y al Islam: «Islam is a caustic blend of paganism and twisted Bible stories. Muhammad, its lone prophet, who made no prophecies, conceived his religion to satiate his lust for power, sex, and money. He was a terrorist». Vid.
¿Cómo no querrá el islámico una familia grande como ideal si su profeta tuvo 12 matrimonios y tuvo sexo una niña, esclavas y concubinas), si cometió ultrajes, hizo la guerra y obtuvo conquistas despediadas? Pero aún así: esta religión crece, gana adeptos entre los mismos blancos.
Eso es parte del fin de las culturas como antes se habían conocido. También el árabe se ha modernizado. Steyn da el ejemplo: Inicialmemnte, los mahometanos en Europa se refugiaban en lugares como Algeria; hoy son grandes inmigrantes. En la ciudad de Detroit, hay más de 60 mezquitas. Entre los calculados 3 millones de árabes en los EE.UU., la vasta mayoría es nacida en Norteamérica, el 82% es ciudadano naturalizado, el 42% es católico, el 12% protestante y sólo el 23% islámico. Vid. Sin embargo, después de los ataques de las Torres Gemelas, se les trata sospechosamente. Son potencialmente los terroristas de Chertoff.
Lo que Steyn propone es anti-liberal y tiene que ver mucho con lo que deben considerarse Políticas (anti) Migratorias para el país, a fin de neutralizar el Estado Benefactor post-cristiano y mantener limpia la cultura nacional ante los influjos culturales y valores extranjeros. Son ideas para implantar con dureza la asimilación.
De lo que se trata este libro es del gringo / estadounidense / haciéndose la victima y tirando bolas de cagadas o insultos velados, como un acusador paranoico que oye pasos en la azotea y maldice a enemigos inventados. En este caso, son los traidores académicos del patio («all of the self-loathing America-hating, traitorous professors and pundits here in this country»), sumados a los europeos («the Euro-weenie hand-wringers on foreign shores, who blame the USA for all of the ills on the planet».
Después de atacar a los traidores internos y acusar a los europeos, limpiándose de toda culpa dice que los EE.UU. ha sido «an overwhelmingly postive force», una fuerza positiva para el Bien del Mundo y que su sobrevivencia es crucial para la prosperidad de muchas otras naciones. America Alone: The End of the World as We Know (2008) anticipa el pesimismo y los fracasos que ya se ven en Europa; se los disgnostica en sí y da una imagen de la América USA atacada, conspirada, traicionada y amenazada. Pero, en realidad, los ejemplos no son válidos. Se podrá admitir que una minoría de árabes son radicales, el porcentaje mayor moderado y, a menor cultura, indiferente.
En los EE.UU., aunque Steyn adelanta un obituario o, a almenos, una diagnosis de Muerte Terminal a una Gran Cultura / la Occidental, quien se presenta y percibe con galas exterminadoras o fanatismos reprobables es el que odia a las minorías, el conservador «redneck». Lo que se teme, en el libro, no es lo que ocurre. Pero para incitar resentimiento contra los liberales y su defensa de la muliculturalidad (com su principio 'diversity is our strength'), Steyn imagina nuevos «Talibanes» realizando sus rapiñas en ciudades estadounidenses (¿qué rapiñas? «burning books and barber shops»). Imagina a talibanes que en la Corte Suprema dictaminan que la «sharia», o Ley del Velo, no viola el estatuto de separación de Iglesia y Estado. De pronto, imagina a Hollywood promoviendo una agenda de poligamia y revocando otras protecciones a los derechos de homosexualidad masculina.
¿Pero es tal visión macabra, justa en sus juicios y verdadera en su perspectiva? Claro que no. En primer lugar, el conflicto del mundo árabe y el occidental es más un asunto de gobierno e instituciones que humano. En medio del conflicto verdadero, un hecho claro es que los árabes en su mayoría aman la paz. Steyn tiene que exagerar para hace puntos que impliquen lo contrario, aunque es el primero que entiende que el libro que ha escrito no es para promover el racismo o el fanatismo. No ataca a pueblos étnicos sólo porque practique el Islam, si bien no siendo teólogo se jacta de echar luz en cuanto la doctrina del extremismo islámico, al que describe como el más grande peligro del mundo moderno. El libro es humorístico porque la chacota la pone en los Baby Boomers y otras generaciones que han nacido en la bonanza tras la guerras de Korea-Vietnam. Son los que minimizan la amenaza. «Los Baby Boomers and Xers», tal como, como los juzga heredaron el defectuoso perspectivismo («faulty mindset») de décadas de complacencia y relativa paz». Olvidaron que hecho como Pearl Harbor, o el 9/11, pueden ocurrir. Para los estadounidenses de la Nueva Izquierda, la Contracultura, el hippismo de «Amor sí, Guerra no», para los medios de prensa en general que televisaron o comentaron las matanzas de Song My y My Lai y la resistencia masiva de jóvenes contra el Servicio Militar Obligatorio ha de ser arduo de creer que Steyn les informa que el facismo islámico ha matado, perseguido y esclavizado, más mohometanos y árabes que cualquier otra fuerza. ¿De dónde saca tales conclusiones el obituarista cómico?
En conclusión, el libro de Steyn es uno malo que tiene mucho de hipocresía y ausencia de solidaridad. Está escrito desde la perspectiva de los políticos racistas, ligados a malentendidos nacionalismos, que piensan, al decir de Tomás Calvo Buezas, que «si las oleadas de emigrantes no cesan puede peligrar alguna nacionalidad en particular». Para Steyn, es todavía peor. Peligra, a su juicio, la civilización blanca y la tradición occidental.
Pero el investigador Tomás Calvo Buezas, en un libro verdaderamente serio [Inmigración y universidad. Prejuicios racistas y valores solidarios, Madrid, Universidad Complutense], en vez de profetizar un fin de la civilización, al plantearse la inmigración creciente en España y en Europa en general, dice «el XXI será cada vez más un mosaico multirracial y pluricultural, [con] una Europa fecundada con emigrantes y etnias del Tercer Mundo, con modos de vida muy diferenciados de la cultura occidental». De ser una nación, por su escasa tasa de natalidad, «con menos crecimiento vegetativo se está paliando con la sociedad emigrante que no tiene complejos, al menos por el momento, en tener hijos en tierra extraña y apuntarlos como españoles». La sociedad española, que «ha dejado de ser una sociedad tradicional, homogénea étnica y culturalmente a nivel de valores y creencias», ha superado el sentimiento de antipatía, los recelos matrimoniales, los prejuicios, como opinar que se les expulse de España por ser un peligro» para valorar más la simpatía y la acogida, así como los valores utópicos. Por el contrario, el libro de Steyn es uno para animar a los que aún creen en la superioridad de la raza blanca y para ello necesitan los chivos expiatorios. ¿Y qué inmigrante más antipático que el africano y el árabe?
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