Por Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. El nacionalismo cardenista nació cuando el presidente Lázaro Cárdenas expulsó del país al general Plutarco Elías Calles en 1936 liberándose así del llamado maximato muy corrupto establecido ocho años antes. El cardenismo significó la puesta en práctica de las últimas demandas de la revolución mexicana: creación de ejidos, nacionalización de ferrocarriles, apoyo a refugiados españoles, creación de mercado interno y, por último, nacionalización de la industria petrolera (1938) Aunque se propagaron consignas socialistas –sobre todo en educación- no hubo ningún socialismo, pero no se puede negar el nacionalismo radical que benefició indudablemente al país. El nacionalismo cardenista, aunque interpretado de diferente manera –sobre todo durante el sexenio de Miguel Alemán- estuvo presente hasta 1982, cuando se introdujo el neoliberalismo.
2. Es clave en la historia de México el año 1982.Al escuchar del presidente López Portillo el decreto de la “nacionalización de la banca”, la gran burguesía privada reclamó, exigió y peleó (en ese momento ya tenía la fuerza suficiente) por ocupar el gobierno de México. Llevaba el sector privado unos 60 años desarrollándose a la sombra del poder, recibiendo del sector público en el gobierno todo tipo de apoyos para hacerse fuerte, pero siempre subordinado. Aunque ya estaban en el gobierno Margaret Thatcher, Ronald Reagan y el mismo papa Juan Pablo II, el neoliberalismo no había penetrado fuerte en México; sin embargo “la nacionalización” de 1982 fue el pretexto para que los poderosos empresarios, asociados a los Estados Unidos, comiencen a desplazar a altos funcionarios y, sobre todo, se imponga el neoliberalismo privatizador.
3. El candidato presidencial y luego presidente en 1982 era Miguel de la Madrid y tras él su asesor principal: Carlos Salinas (Jefe de Campaña y luego secretario de Planeación) La realidad es que el sexenio de De Madrid fue manejado políticamente por Salinas quien, fácilmente, eliminó de la competencia al secretario de Hacienda, Silva Herzog, En los hechos Salinas gobernó dos sexenios, pero con el levantamiento del EZLN en 1994, luego el asesinato del candidato Colosio, el asesinato de Ruiz Massieu, los fraudes del su hermano y los enfrentamientos con el nuevo presidente, Zedillo, tuvo que autoexiliarse. Pero para no errar en los análisis debe reconocerse que Salinas organizó equipos políticos, creó enormes riquezas entre empresarios, hizo fuertes amistades en los Estados Unidos (el FMI) y benefició de manera total al clero mexicano. Su herencia fue enorme.
4. Aunque el “nacionalismo mexicano” tuvo mucho peso y es histórico, el neoliberalismo es mundial y actual, por ello el salinismo ha tenido mucha presencia y fuerza en los sexenios de Zedillo, Fox, Calderón y de Peña Nieto. Mientras Salinas sigue moviéndose como pez en el agua, personajes como sus contemporáneos: Menem en Argentina, Fujimori en Perú, Collor de Melo en Brasil, casi están enterrados. Salinas pudo imponer una política empresarial con mucho éxito, pero no logró privatizar el petróleo y la electricidad; aunque todas las medidas privatizadores deberían atribuirse a él, que es el padre del neoliberalismo en México. No se si el hijo de Lázaro Cárdenas –Cuauhtémoc, junto con López Obrador y la izquierda- pudieran frenar a los Salinistas y panistas que van con todo y por todo.
5. ¿Y el pueblo mexicano: campesinos, obreros, amas de casa? Están casi totalmente desinformados, les importa un bledo todo, porque los medios como la radio, la televisión y la prensa se han encargado de entretenerlos para mejor manipularlos. De los 115 millones de habitantes que tiene el país, quizá 15 millones tengan una idea del problema que representa la privatización del petróleo y la electricidad, pero los otros 100 millones no tiene la menor idea de lo que pasa. Por eso se puede reafirmar que es una bronca política entre los neoliberales partidarios de la privatización del petróleo para entregarlo a manos de multimillonarios mexicanos y extranjeros y, por otro, de nacionalistas y militantes de izquierda que buscan conservar la propiedad del petróleo para que sea administrada por el Estado.
6. El nacionalismo mexicano nació desde fines del siglo XIX para defenderse del imperio que extendía su dominio. México lo adoptó como principio ideológico y la revolución mexicana lo reivindicó ante la gran propiedad de ingleses, franceses, norteamericanos, que crecía sin límite y sin contrapeso por falta de una burguesía nacional. Por ello todas la nacionalizaciones y expropiaciones fueron políticas determinantes de cardenismo y el desarrollo de una conciencia nacional fue la consigna. ¿No se recuerda acaso que el nacionalismo le dio una enorme fuerza a México entre los países de América Latina y al mismo tiempo sirvió para frenar un poco al imperialismo que desde entonces quería adueñarse de todo? Pero a partir de 1982, las cosas cambiaron radicalmente con el total apoyo del PAN.
7. Se vislumbra que la fuerza del salinismo está al fin ya lista para imponer la privatización del petróleo y la electricidad. Pemex y la CFE terminarán siendo aparatos burocráticos y de administración de los grandes y jugosos negocios de los inversionistas. Si recordamos que en 1993 -cuando se nos juraba, cuando la televisión repetía que con el TLC México pasaría a ser parte del primer mundo- comprenderemos la gran inteligencia de la gran burguesía. EL TLC no sólo fue el canto de las sirenas anunciando el fin de la pobreza, sino que el TCL significó la gigantesca acumulación de riquezas entre unos cuantos millonarios y la profunda pobreza, miseria y desempleo entre el 70 por ciento de la población. Hoy, como desde hace muchas décadas, los nacionalistas tienen la razón, pero no la fuerza.
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