KENYA Y EL BANCO MUNDIAL
En Kenia, policía forestal armada hasta los dientes acaba de reducir a cenizas los hogares de 1.000 familias indígenas para forzarlas a abandonar los bosques donde han vivido durante siglos. Están desesperados, y necesitan nuestra ayuda, para salvar la tierra de sus orígenes antes de que sea destruida.
El Banco Mundial, que ya ha donado millones de dólares de nuestros impuestos a la policía forestal keniana responsable del aniquilamiento de esta comunidad, se encuentra ahora en una posición clave para presionar al Gobierno, al no haber desembolsado aún los fondos previstos para este año. Hasta ahora, el Banco no ha dicho ni pío pero, si suficientes de nosotros respondemos a este grito de auxilio, podemos presionarles para que exijan que este horror pare.
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dice que quiere darle la vuelta al banco. Vamos a tomarle la palabra exigiéndole que apele al Gobierno keniano para que detenga esta atroz apropiación de tierras, y exija nuevos estándares de respeto a los derechos humanos ante futuros desembolsos.
Cuando un millón de nosotros firme, llamaremos la atención de Kim mostrando cómo arden las casas en Kenia frente a la sede del Banco en Washington. Suma tu nombre y después envíale un mensaje al Presidente del Banco Mundial:
Cuando un millón de nosotros firme, llamaremos la atención de Kim mostrando cómo arden las casas en Kenia frente a la sede del Banco en Washington. Suma tu nombre y después envíale un mensaje al Presidente del Banco Mundial:
El pueblo Sengwer ha vivido en los majestuosos bosques de Embobut durante siglosy tanto la constitución keniana como la ley internacional les brinda el derecho a habitar esas tierras. Ya han obtenido una orden judicial para frenar los desalojos pero el Gobierno la ha ignorado, aduciendo que necesitan despejar el bosque para proteger las fuentes de agua de las ciudades colindantes. Los Sengwer temen que el próximo paso sea diezmar el bosque a cambio de dinero.
El Banco ha respaldado muchas iniciativas valiosas, pero lleva demasiado tiempo culpando únicamente a los gobiernos y a las empresas a las que financia de los proyectos envenenados que acaban expulsando a la gente de sus tierras. Ahora, las tornas están cambiando. Tras fuertes protestas, el Banco se ha retirado de proyectos que iban a suponer la expulsión anual de 30.000 camboyanos de sus hogares, y ha admitido que ignoró su política interna cuando financió a una compañía hondureña de aceite de palma acusada de brutales desalojos y asesinatos. El Banco está investigando en este momento el escándalo de los Sengwer, pero va demasiado despacio como para poder salvar a las comunidades indígenas kenianas.
El Congreso de EE.UU acaba de exigir al Banco el cese de los desalojos o se arriesgará a perder financiación estadounidense. Es el momento perfecto para detener este brutal robo de tierras en Kenia y para que esta institución se tome en serio los derechos humanos. Firma ahora -- cuando un millón de nosotros estemos a bordo, entregaremos nuestro mensaje directamente al Presidente Kim:
Después de que el Gobierno de Tanzania anunciara su intención de echar a miles de familias Masai de sus tierras para construir una reserva de caza, casi dos millones de miembros de Avaaz nos unimos para apoyarlos. Continuamos presionando durante más de un año hasta que finalmente el Primer Ministro les permitió quedarse, ayudando a poner fin a una batalla por la tierra que duraba más de 20 años. Los Masai dicen que no podrían haberlo conseguido sin nuestro apoyo; hagámoslo de nuevo por el pueblo Sengwer de Kenia.
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