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THEMIS Y DIKE; LA JUSTICIA ANTES DE LA JUSTICIA / COMPRAR EN AMAZON / EL LIBRO DE ANARQUISTAS
PRONTO LIBRO EL PUEBLO EN SOMBRAS
Carlos López Dzur ha reunido cincuenta de sus relatos en una colección que constituye una novela y un personaje colectivo: el Pueblo de San Sebastián del Pepino, municipio puertorriqueño fundado en 1752. Del espectro de habitantes pueblerinos y de entre las personalidades humanas de distintas clases sociales, nos lleva a conocer a la comunidad y momentos epocales de ese elucidario que él describe, con los embrujos del carácter particular en el noroeste de la isla, su idiosincracia colectiva y episodios que, por tan suyos y significativos, han sido guardados a lo largo de la época; al menos, los primeros 70 años del siglo XX, con secretivo celo.
Este es un libro muy latinoamericana en general. No pretende exclusivamente ser localista, porque lleva un pedazo de la historia de la inmigración de los canarios, vascos y catalanes, que fueron esencialmente los pobladores de «El pueblo en sombras» y la nueva sangre tras la Real Cédula de Gracias de 1815 que España concedió para proteger a los venezolanos afectados por las luchas bolivarianas.
Es además una novela sobre la ola de anarquismo que afectó a las Antillas desde que en España se sofocara el anarcosindicalismo y La Mano Negra. Uno de los jueces importantes de ese proceso en Jerez de la Frontera fue un nativo del pueblo del Pepino que inspira la historia. Es una novela que recoge el impacto en las vidas de la transición del gobierno colonial español a la influencia de los EE.UU., tras la Guerra con España en 1898, el llamado Desastre.
La novela avanza para recrear a personajes que se fueron a los EE.UU., a los barrios newyorkinos y de Chicago y cómo fue su readpatación o desadaptación a su regreso.
«Con el primer párrafo, de Don Lion el Levitante, ya me has ganado, Carlos. Con el resto, sencillamente te aplaudo. Excelente ritmo de narración, riquísimo vocabulario, muy buen uso de los tiempos y las puntuaciones. Transmites con mucha facilidad y es sencillo imaginar o visualizar las escenas de la historia. Tienes buenas maneras de narrador y perfilas muy bien el registro de cada personaje. Enhorabuena por tu escrito. Me ha gustado mucho»: Igner, escritor español.
«No conozco para nada los personajes ni las locaciones, sin embargo, al leerte es como si me transportara a Maricao o Pepino, acompañando a los personajes. Muy bien narrado»: Juan E., escritor español.
«Durísimo relato, bellamente realizado, enhorabuena, un abrazo»: Azpeitia, escritor español
«Esta parte [«La capitaleña»] me fascina. Muy bien escrita; vives y te transportas»: Zanuit.
«Carlos, ya me empece a leer tu novela y me gustó su tono zumbón y pueblerino, pues manejas en la novela un espanol que ya es muy raro oir y que me recuerda al Pepino de la infancia, a una convivencia que ahora, a la distancia, podemos decir que tenia tanto de opresiva como de poetica. Mientras la vivimos (lo digo por mi) me parecio siempre mós opresiva que poetica, pero, bueno tú captas muy bien ambas cosas, pues la una se alimentaba de la otra... No sé, habia una especie de aislamiento que asfixiaba, de ambiente incestuoso, de insularismo, de genealogias y abolengos venidos a menos, de maldiciones que se cargaban de generación en generación y telenovela, que le daba cierto cariz de Macondo al pueblo... No sé si ocurria asi en otros pueblos, o en todo Puerto Rico. Lo cierto es que ese mundo desapareció, como desaparecio del pueblo nuestra generación, pues segun me cuentan el 90% de nosotros emigró. Se fueron los que se quedaron (nosotros), y volvieron los que en nuestra infancia habían emigrado.
El pueblo ahora es una combinacion de Wendy's con donas con monos pentecostales y armadas con SUVs. Temible. Y se respira la soledad en las calles, como en los pueblos fantasmas del Oeste, porque la vida gira en torno al viaje de la urbanizacion al mall y de ahi al templo... Nada que me alegro que quede una constancia de aquello en tus textos.
¡Carlos, chico, que mucho sabes de ese pueblo! . y sacar una novela de ese pueblo --ahora ciudad-- no lo creo! Sabes que hay un libro muy bueno sobre la emigracion pepiniana a Chicago y el regreso de esa gente que esta hoy en dia casi toda en Robles en unas casonas rimbombantes que ni te cuento»: Dr. Arnaldo Cruz-Malavé, profesor de Literatura Comparada y director asociado del «Latin American and Latino Studies Institute», de Fordham University, New York
«... voy a darme un chapuzón en el espejo de tinta que propones como parte de la historia del célebre San Sebastián de las Vegas del Pepino. Ojalá me pueda tropezar con alguno de ellos y mejor aún, con otros personajes pintorescos por mí desconocidos»: Edgardo Nieves Mieles, escritor y poeta puertorriqueño.
«Vaya cortejo de manguis, chorizos y cabrones, sobre todo, los de mi país. No estoy ducho en historia pero me ha parecido muy interesante. Pero tendría que conocer la historia de cada uno de ellos porque hay más gente que en una mañana en las rebajas de enero en los comercios de Bilbao»: Diego Jiménez, escritor español
PRONTO LIBRO EL PUEBLO EN SOMBRAS
Carlos López Dzur ha reunido cincuenta de sus relatos en una colección que constituye una novela y un personaje colectivo: el Pueblo de San Sebastián del Pepino, municipio puertorriqueño fundado en 1752. Del espectro de habitantes pueblerinos y de entre las personalidades humanas de distintas clases sociales, nos lleva a conocer a la comunidad y momentos epocales de ese elucidario que él describe, con los embrujos del carácter particular en el noroeste de la isla, su idiosincracia colectiva y episodios que, por tan suyos y significativos, han sido guardados a lo largo de la época; al menos, los primeros 70 años del siglo XX, con secretivo celo.
Este es un libro muy latinoamericana en general. No pretende exclusivamente ser localista, porque lleva un pedazo de la historia de la inmigración de los canarios, vascos y catalanes, que fueron esencialmente los pobladores de «El pueblo en sombras» y la nueva sangre tras la Real Cédula de Gracias de 1815 que España concedió para proteger a los venezolanos afectados por las luchas bolivarianas.
Es además una novela sobre la ola de anarquismo que afectó a las Antillas desde que en España se sofocara el anarcosindicalismo y La Mano Negra. Uno de los jueces importantes de ese proceso en Jerez de la Frontera fue un nativo del pueblo del Pepino que inspira la historia. Es una novela que recoge el impacto en las vidas de la transición del gobierno colonial español a la influencia de los EE.UU., tras la Guerra con España en 1898, el llamado Desastre.
La novela avanza para recrear a personajes que se fueron a los EE.UU., a los barrios newyorkinos y de Chicago y cómo fue su readpatación o desadaptación a su regreso.
«Con el primer párrafo, de Don Lion el Levitante, ya me has ganado, Carlos. Con el resto, sencillamente te aplaudo. Excelente ritmo de narración, riquísimo vocabulario, muy buen uso de los tiempos y las puntuaciones. Transmites con mucha facilidad y es sencillo imaginar o visualizar las escenas de la historia. Tienes buenas maneras de narrador y perfilas muy bien el registro de cada personaje. Enhorabuena por tu escrito. Me ha gustado mucho»: Igner, escritor español.
«No conozco para nada los personajes ni las locaciones, sin embargo, al leerte es como si me transportara a Maricao o Pepino, acompañando a los personajes. Muy bien narrado»: Juan E., escritor español.
«Durísimo relato, bellamente realizado, enhorabuena, un abrazo»: Azpeitia, escritor español
«Esta parte [«La capitaleña»] me fascina. Muy bien escrita; vives y te transportas»: Zanuit.
«Carlos, ya me empece a leer tu novela y me gustó su tono zumbón y pueblerino, pues manejas en la novela un espanol que ya es muy raro oir y que me recuerda al Pepino de la infancia, a una convivencia que ahora, a la distancia, podemos decir que tenia tanto de opresiva como de poetica. Mientras la vivimos (lo digo por mi) me parecio siempre mós opresiva que poetica, pero, bueno tú captas muy bien ambas cosas, pues la una se alimentaba de la otra... No sé, habia una especie de aislamiento que asfixiaba, de ambiente incestuoso, de insularismo, de genealogias y abolengos venidos a menos, de maldiciones que se cargaban de generación en generación y telenovela, que le daba cierto cariz de Macondo al pueblo... No sé si ocurria asi en otros pueblos, o en todo Puerto Rico. Lo cierto es que ese mundo desapareció, como desaparecio del pueblo nuestra generación, pues segun me cuentan el 90% de nosotros emigró. Se fueron los que se quedaron (nosotros), y volvieron los que en nuestra infancia habían emigrado.
El pueblo ahora es una combinacion de Wendy's con donas con monos pentecostales y armadas con SUVs. Temible. Y se respira la soledad en las calles, como en los pueblos fantasmas del Oeste, porque la vida gira en torno al viaje de la urbanizacion al mall y de ahi al templo... Nada que me alegro que quede una constancia de aquello en tus textos.
¡Carlos, chico, que mucho sabes de ese pueblo! . y sacar una novela de ese pueblo --ahora ciudad-- no lo creo! Sabes que hay un libro muy bueno sobre la emigracion pepiniana a Chicago y el regreso de esa gente que esta hoy en dia casi toda en Robles en unas casonas rimbombantes que ni te cuento»: Dr. Arnaldo Cruz-Malavé, profesor de Literatura Comparada y director asociado del «Latin American and Latino Studies Institute», de Fordham University, New York
«... voy a darme un chapuzón en el espejo de tinta que propones como parte de la historia del célebre San Sebastián de las Vegas del Pepino. Ojalá me pueda tropezar con alguno de ellos y mejor aún, con otros personajes pintorescos por mí desconocidos»: Edgardo Nieves Mieles, escritor y poeta puertorriqueño.
«Vaya cortejo de manguis, chorizos y cabrones, sobre todo, los de mi país. No estoy ducho en historia pero me ha parecido muy interesante. Pero tendría que conocer la historia de cada uno de ellos porque hay más gente que en una mañana en las rebajas de enero en los comercios de Bilbao»: Diego Jiménez, escritor español
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