9. OBITUARIOS
A Josefa Venancia de la Encarnación Camejo
«Señor Gobernador, el sexo femenino no teme los horrores de la guerra,
antes bien,
el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo
de libertad,
que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio»: Carta
de Doña Josefa
V. de la Encarnación Camejo al Gobernador
de Barinas,
Pedro Briceño del Pumar
Como
tal mujer, por valiente, quiero
a
muchas que defiendan mis causas.
La
causa de la Muerte Honrosa
y
el Bien Vivir para que no haya lamento.
En
Falcón le llaman Doña Ignacia,
hija
única de Miguel Camejo y Sebastiana
Talavera
y Garcés, tesoro amado
de
los hombres libres.
La
educaron en Coro para que no viva
de
rodillas y ha llegado a Caracas
para
hablar de lucha armada y libertad
y
reunir las revolucionarias.
Es
sobrina del Monseñor de Talavera,
cepa
de fervientes patriotas.
Como
tal mujer, Doña Ignacia valiente,
muchas
quiero que defiendan mis causas.
La
causa de la Muerte Honrosa
y
del viaje sosegado a los pozos
de
mis profundas dimensiones.
*
A Doña Ignacia la dejo cruzar la Estigia
A
Doña Ignacia le permito todo.
Se
desplaza a los pozos del Hades.
Ha
cruzado la Estigia sin permiso.
Entre
viajantes a la Otra Orilla,
va.
Donde viven las almas
que
perdieron su cuerpo, hizo
su
ministerio de socorro,
A
ella que mi Cerbero ni le ladra.
Ni
muerda, Bastante ha sufrido
cuando
bestias inmundas tomaron
la
provincia de Barinas, en 1813.
Ella
ayudaba a heridos, a civiles
y
republicanos, perseguidos
por
España y el colonialismo.
La
población se mudaba a San Carlos.
Sí,
la conocí en 1813, en Cojedes
y
le llamaban Josefa, Novia del Patriota,
apoyo
del futuro prócer Juan Briceño.
Y
cuando su madre se ahogaba,
como
si cruzara a nado el Hades sin permiso,
dije
al Perro Vigilante de la Muerte:
«Sálvate a ambas o deja
a su madre en Mi Orilla.».
La
hija es Doña Ignacia.
Mi
orgullo. A ella que vuelva
a
Tierra de mortales y siga
curando
republicanos heridos
porque
en la Nueva Granada
se
hará su nació libre
como
ideara Bolívar.
*
Josefa, la Pordiosera, 1821
La
riqueza que han descrito como propiedad de Josefa
en
Paraguaná no es mía. La Muerte me la dio
para
conjurar los perros que han mordido la vida.
Es
un regalo que utilizamos en Coro y derrotamos
cancerberos
de vil enjundia. A mi riqueza
nunca
la tomé en jactancia. No dije son mis esclavos,
trescientos
negros de mis haciendas.
En
su lugar, en disfraz de pordiosera, dije:
«Son mis valientes discípulos.
Son rebeldes que me han de seguir a
Baraived
para que juntos derrotemos a Chepito González
y al realismo remanente que oprime a
Venezuela».
La
heroína de Coro independiente
es
republicana: sume el valor de sus 300 esclavos
y
tiene una idea del espíritu que anima
un
ciudadano virtuoso en Pueblo Nuevo
y
una mujer de su talla. Es Josefa
a
quien la Muerte llama Doña Ignacia
*
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