El bombardeo de la Franja de Gaza por fuerzas de Israel comenzado el sábado 27 de diciembre, no tiene justificación. No es un enfrentamiento entre dos ejércitos. Sigue siendo la continuación del terrorismo de estado que practica Israel (la potencia ocupante), sobre el pueblo palestino. A la luz del derecho humano internacional sólo cabe calificar al estado de Israel de genocida y criminal.
El 9 de diciembre pasado, el Secretario General de la Naciones Unidas, decía en ocasión del 60° Aniversario de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio: «La Convención fue la consecuencia directa del intento de exterminar a la población judía durante el Holocausto y desde entonces ha representado la aspiración de las Naciones Unidas de impedir que ese horror se vuelva a producir». Agregando: «La Convención obliga a los Estados signatarios a prevenir y castigar el delito de genocidio; a actuar contra los que matan o cometen otros actos graves con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal».
En virtud de la Convención, los intentos de cometer genocidio e incitación pública al genocidio son actos punibles.
El pueblo palestino ha sido sistemáticamente expulsado de sus tierras. En 60 años, la superficie de Palestina se redujo a menos de la mitad del territorio que le adjudicó NNUU. Cisjordania se encuentra fragmentada por carreteras israelíes que unen asentamientos ilegales de fanáticos amparados y alentados por la fuerza ocupante. El muro de la vergüenza ahoga vastas áreas de territorio palestino, pese a que la Corte Internacional de La Haya (2004) no sólo lo consideró ilegal sino que ordenó su demolición. Resolución convalidada por la Asamblea General de las NNUU.
Hace 60 años, la Ciudad Vieja, Jerusalén Oriental fue asignada a Palestina y allí su pueblo aspira a erigir su capital. Después de 1967 Jerusalén Oriental fue ocupada por Israel. En 1980 mediante la Ley de Jerusalén la potencia ocupante declaró unilateralmente a la ciudad como su capital eterna y unificada. La anexión fue rechazada por los países miembros de las NNUU.
En la Franja de Gaza, que ocupa poco más de la mitad de la superficie de Montevideo, se hacina un millón y medio de habitantes. La mayoría de la población son refugiados que viven en 8 campamentos de la NNUU. El 50% tiene menos de 15 años. Alrededor de dos tercios de los palestinos viven bajo el umbral de la pobreza. Según cifras oficiales, un tercio de la población está desempleada.
En setiembre de 2005, la potencia ocupante se retiró de la Franja de Gaza pero controla las fronteras y las cierra aplicando castigos colectivos a la población, creando periódicas crisis humanitarias, que nunca se terminan de subsanar. Los asesinatos selectivos (es el único país del mundo que aplica la pena de muerte por presunción), las incursiones armadas, la destrucción de viviendas y cultivos, los bombardeos son una constante en la vida de sus habitantes.
Estamos frente a un genocidio. Hace unas horas, el lunes 29, el general de brigada Dan Harel, jefe adjunto del Estado Mayor israelí, lo expresó claramente: «esta operación es diferente de las anteriores. Hemos establecido un alto objetivo que estamos tratando de lograr». «Estamos atacando no sólo a los terroristas y los lanzadores de cohetes, sino también a todo el Gobierno de Hamás y todas sus ramificaciones», especificó Harel, agregando «estamos bombardeando los edificios gubernamentales, las fábricas, las fuerzas de seguridad y mucho más». «Exigimos la responsabilidad gubernamental a Hamás y no hacemos distinciones entre las distintas ramas. Después de esta operación no quedará un edificio de la organización en pie y el plan es cambiar las reglas del juego», añadió. (www.aurora-israel.co.il)
Cabe recordar que Hamas (Fervor), es un movimiento Islámico que se inició en 1987 como una obra de Socorros Mutuos y aún hoy, sigue siendo una obra social en una sociedad fuertemente pauperizada. El triunfo de Hamas en las elecciones del 2006, tiene sus raíces en los lazos de solidaridad establecidos entre sus miembros y con sus comunidades. Con la destrucción de las redes sociales se acelera y profundiza el genocidio del pueblo palestino.
Los objetivos de Israel expresados por Dan Harel son una violación de los Convenios de Ginebra (12 de agosto de 1949) y el Protocolo I (8 de junio de 1977) y pasibles de ser juzgados por tribunales internacionales, por ser crímenes de lesa humanidad.
Peter Hansen, director de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, UNRWA, resumió, en noviembre, la situación en Gaza y Cisjordania: «Las estadísticas de muerte, destrucción y pobreza no llegan a transmitir el verdadero sufrimiento de la población en los territorios ocupados. Barrios enteros (...) han sido arrasados. En nuestras escuelas una generación completa crece en un ambiente de violencia aterradora. La maldición de la pobreza endémica alcanza ahora a dos tercios de la población».
No basta con parar esta nueva agresión de Israel. Hoy estamos frente a un nuevo baño de sangre, pero en ningún momento ha cesado Palestina de sangrar. Es necesario llamar a las cosas por su nombre: estamos siendo testigos de un GENOCIDIO.
¿Qué hacer frente a un genocidio? Hay tantas propuestas, respuestas, consignas… No hay recetas. ¿Cuál está a nuestro alcance? ¿Cuál es la mejor?... ¿Quién lo sabe?
Lo que sí sabemos es que no somos ciegos ni sordos… ni mudos. Callar no ayuda. Nos hace cómplices.
Por la Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino - Uruguay.
Ing. Agr. Ruben Elías
Presidente
Arq. Carlos Altezor
Secretario
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