Por Arturo Cardona Mattei / Escritor boricua
José Luis Torregrosa y Angela Luisa Torregrosa fueron dos puertorriqueños de pura cepa. Nacieron en Aguadilla, pero llegaron a pertenecer a todo el pueblo de Puerto Rico. José Luis fue un cómico de finos quilates. Dominaba el arte de la comicidad. En él y sus personajes no se asomaba el feo hábito de la grosería y el mal gusto. Sus hábitos podían vestir al más pulcro Cura de nuestra puertorriqueña ciudadanía. Sencillamente, fue excelente en todos los personajes que llegó a representar. Se movió por toda la Isla, y allende los mares. Su Buen Humor estaba hilvanado con una finura muy pocas veces alcanzado. Angela Luisa, su hermana, -1920-2010- fue una periodista que supo unir el Buen Humor con la corrección y el atrevimiento incisivo de sus críticas sociales y políticas. A lo largo de muchos años vistió y retrató a la sociedad puertorriqueña en la que le tocó vivir. Sus cosas buenas y malas, sus vicios y virtudes fueron una constante en la pluma llana y sincera de una puertorriqueña que se impuso un gran deber para con la tierra que la vio nacer. El fino Humor del cómico y actor José Luis Torregrosa se paseó por todos los escenarios de todos los pueblos de Puerto Rico. Fueron muchos los años que este afable puertorriqueño llevó alegrías a tantos conciudadanos que rieron y le aplaudieron con energías imparables. Sus reconocimientos necesitaron más de una pared para ser colgados y recordados por él y toda su familia. José Luis Torregrosa -1916-1996- se ganó un sitial de honor en el corazón y mente de todos los puertorriqueños. En su libro 80 años de Buen Humor, nos dice: "Antes de escribir este libro estuve investigando, por años, tratando de averiguar de quién son los chistes. Y he llegado a la conclusión de que no son de nadie, específicamente. Yo, que he hecho tantos, no sabría decirles, a ciencia cierta, de quién es este chiste, y de quién es este otro. ¡Son del pueblo! Porque el pueblo es el que los crea, y los da a conocer. Cada cual a su manera. Con gracia o sin gracia. A pesar de que yo incluyo un montón de ellos en este libro, traicionándome a sabiendas, confieso que yo creo que los chistes no son ni para escribirse ni para leerse. Son para contarse. ¡Y bien contados! Muchos amigos me achacan un montón de chistes. Están equivocados. No son míos. Son de ustedes, del pueblo". Este buen puertorriqueño deja escapar de su mente y su boca una gran sinceridad y humildad en el Prólogo de su libro. Por su parte, su hermana Angela Luisa Torregrosa, laboró ininterrumpidamente en el periodismo puertorriqueño durante las últimas cinco décadas. Se inició como Editora Social en el desaparecido diario El Imparcial. Luego trabajó en el periódico El Mundo. En el 1967 funda su propia revista Angela Luisa: Revista Gráfica de Puerto Rico, que circuló mensualmente por espacio de catorce años. Luego, colaboró en El Nuevo Día con su columna Angela Luisa dice… En una ocasión, Angela Luisa expresó en broma, que en gran medida su carrera en el periodismo "fue parte de la herencia de mi padre y los bienes gananciales de mi marido, ambos periodistas ¡qué remedio! acabé siendo periodista". Esta notable mujer destilaba una "fina ironía que caracteriza su personalísimo estilo…sazonado con frases picantes y una pizca de humor". Veamos algo de ese estilo tan brillante. El 30 de mayo de 1985, con motivo de su retiro del periodismo, escribió una columna titulada Jubilosa jubilación, donde dice: "Alguien me previno: "No te vas a acostumbrar…esa vida sedentaria es lo que acaba con los jubilados". Añade: "Pero…¡que va! Mientras, disfruto de mi jubilosa jubilación. Aunque callada no me voy a quedar…ya verán que no…". Al igual que su hermano, necesitó más de una pared para colgar todos los reconocimientos que tantas entidades le otorgaron a todo lo largo de su prodigiosa trayectoria periodística. Los hermanos Torregrosa vivieron una vida llena de mucho y buen Humor. Dándole así a todo el pueblo puertorriqueño momentos de inolvidables alegrías. Con ingenio y gracia ambos iluminaron el camino de los puertorriqueños de muchos años ya idos. Estos son ejemplos para ser emulados. Sin embargo, hoy día lo que tenemos es una comicidad ruinosamente adulterada. . Escenarios llenos de cómicos lúgubres y casquivanos. La cantidad ha sepultado la calidad. Gracias, José Angel Torregrosa, por obsequiarme con dos libros tan rejuvenecedores. Me los he gozado como se goza un niño su nuevo juguete de Reyes. Tu padre y tu tía, como por un proceso de ósmosis, recibieron desde el vientre bienhechor la iluminación de un Humor sencillamente indescriptible. Tuyo con mucho afecto, Caguas, Puerto Rico 2 de abril de 2011 ___
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