Saturday, April 12, 2014

EL PUEBLO EN SOMBRAS / RESEñA EN KOOLTOURACTIVA



EL PUEBLO EN SOMBRAS / RESEñA EN KOOLTOURACTIVA






Como colección unitaria de 64 cuentos, cada uno con un personaje distinto, «El Pueblo En Sombras» [Palibrio Editores, Indiana, 2014] es una novela y su autor, Carlos López Dzur, narra en torno a la gente de los 'espacios de empatía' de San Sebastián del Pepino (Puerto Rico). El espacio de empatía es la estructura social y emocional en la que cohabitan seres humanos que suelen llamarse Tipos Pintorescos, Folclóricos o Populares.

Este municipio, todavía bautizado como en la antiguedad, El Pepino, oficialmente festeja cada enero sus 262 años de fundación, su historia y la advocación de su Patrón, Sebastián de Narbona. Se ha dicho que López Dzur ha descrito e identificado una mitología de un 'macondo' en su pueblo, como García Márquez hizo en su novela Cien Años de Soledad con respecto a Colombia y  Juan Rulfo en los cuentos de Pedro Páramo, al describir paisajes mexicanos. Son los 'personajes típicos' y 'populares' los que permiten identificar esos espacios de comunidad, rurales o urbanos, que dan idiosincracia y comportamiento particular a los 'Macondos'. 

El 'pueblo en sombras' es, en realidad, análisis sobre el olvido que amenaza quitar de la historia y del poder memorante del cariño a la gente descrita por López Dzur  y que incluye al mismo jíbaro (campesino o criollo puertorriqueño, hito de ;a identidad nacional); pero hay mucho más, a saber: carboneros, cargadores, carreteros, aguadores, faroleros o serenos, lecheros ambulantes, revendones, yerberos, verduleros, boliteros, rezadores, santigadores, shamanes, espiritistas, beatas de pueblo, ex-alcaldes entrañables, bobos sanos y mendigos de curiosa idiosincracia, curas pintorescos y, en fin, gente de pueblo cuyos nombres y estampas alguna vez fueron como íconos representativos. Gente que representa nostagia ante cambios que trae el progreso  o la irracionalidad no siempre armonizadora de la tecnología y el poder político, o las hegemonias triunfantes y logreras, en particular, en contextos de colonialismo y desigualdad.
En El Pepino descrito en este libro de 410 páginas hay mucha intrahistoria regional y él comienza con sujetos, reales, históricos que dejaron su impronta: Guilimbo, Don Lion el Levitante, Cobita Castro, Juanito Rosa, Don Perico, El Gringo Cubero, El Loro Guillé [Pancho Guillé, Pelo'e Rata, Cucán Oronoz, el ex-alcalde, Don Medi, Chilín El Malo, Don Mingo, el farolero, Mantillita, la Beata, Cheo el Oso, el zapatero, Ana, La Boba, Nano Ortiz, Bernardino, el Barbero de los Ricos, Jimmy Meneíto, Moncho Botella, Yayo el Turco, Nico Chavito, La Carlita, Sopanda, etc. Pero, por mencionar algunos, hay otros entre la gente 'en sombras' con pleno espacio de empatía en su momento: Chalo La Mancha,  el dulcero, Ñito Cubero, carpintero y padre de El Gringo, el Loco Oppenheimer, Chencho, el Abejón, Carlos el Soco, Rey, el Bobo de Polo Castro, Goyo el Negro, Rafa Te Vi, Doña Engrancia, Mano Moisés, Efigenia, la chofera, Che-Ché, Chiviricui, el trovador, Juanito Mano Manca, el quincallero,  Cuatro Deos, Marco el Loco y la lista parece interminable.
En una monografía histórica sobre el Folclor en San Sebastián es donde este mismo autor deslinda las clasificaciones de cada tipo y realiza interesantes análisis sobre figuras históricas que forjan alegorías más no apuntan a seres humanos históricos, por ejemplo, la historia de Don Pepe y la Dama durante la Fiesta de La Novilla, así otros. Aunque un pepiniano popular, Don Víctor Primo (Martínez González) sí fue un Caballero Español, recipiente del título de la Orden Isabel I La Católica e hizo vida cortesana en Madrid. Su anecdotario es rico e importante en la microhistoria localista o municipal. Esto mismo es prudente que se diga de Anacleto 'Cuatro Esquinas', el comerciante Arvelo, el soldado Sinforoso Arocho (primer reclutado al Servicio Militar para la Primera Guerra Mundial), los italianos del Pepino (Eleuterio Bottari y Don Ferrante. Doña Bisa (María Luisa Rodríguez Rabell), a quien suele adjudicársele una clasificación de 'personaje popular' en el Pueblo, no lo es en el sentido pintoresco discutido en la monografía.
«El Pueblo En Sombras» no ficcionaliza lo que tiene trasfondo histórico y humano y se concretó tal como es descrito. Son anécdotas arrancadas de la memoria histórica pueblerina y de quienes les conocieron. Gran parte de la gente humilde o festejada en el libro data del final del siglo XIX; otras reflejan las épocas de inmensa pobreza, tras la invasión americana y la Depresión de los '20 y '30. Algunas historias de El Pueblo en Sombras sólo hitos de espacio epocales y escénicos y la comunidad las recuerda y los periódicos de la época documentan el suceso. Es el caso de «Los huéspedes amados, 1927» sobre la visita del Gobernador Horace Towner y la Primera Dama al Pueblo, «La Casa Embrujada» en la Calle del Bacalao (Sector de Pueblo Nuevo en 1956), y «Los delirios de Belén», en reacción a lo mismo. Un asesinato cometido en 1957, contenido en el cuento «La sangre que se escurre» y la muerte de la luchadora independentista y femenista Dra. Marcianita Echeandía, tras una caída, tuvo impactos en la prensa, en 1968.
Al  valorar la connotaciones político-históricas de su relato, López provee en sus cuentos más controvertibles una notas del editor que amplían datos o bibliografía sobre el trasfondo.  La evaluación general sobre este libro, hecha por el Dr. Arnaldo Cruz-Malavé, director asociado del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Fordham, New York, explica, que los episodios descritos sacan de las sombras: «una especie de aislamiento que asfixiaba, de ambiente incestuoso, de insularismo, de genealogías y abolengos venidos a menos, de maldiciones que se cargaban de generación en generación como una telenovela que le daba cierto cariz de Macondo al puelblo», citado de la contraportada. [RELO, Revista Cultural de KoolTourActiva].


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