«250.000 iraquíes han sido asesinados con total impunidad y ante la indeferencia del mundo»: Iman Ahmad Jamás, ex directora del Observatorio de la Ocupación en Bagdad
Por Alberto Gil / Diario de Noticias / MADRID
Iman Ahmad Jamás, ex directora del observatorio de la ocupación en Bagdad, recorre el mundo contando lo que el pueblo iraquí vive, aspira a abrir los ojos y las conciencias de occidente y clama por poner un rostro a las frías cifras de los muertos. Cuenta una sola historia, la de cualquier iraquí, centrada en la destrucción de un mundo y en la rifa de la propia vida.
—Si le dijeran que ha de resumir en pocas palabras la situación de su país, ¿qué destacaría?
—Que la gente, es asesinada de forma sistemática y a diario por las tropas norteamericanas. Son masacrados con las explosiones de sus misiles, con los disparos de sus tanques, con las incursiones de su aviación, ... Y, lo peor; todo esto pasa con toda impunidad y ante la indiferencia del mundo.
—Sabemos el número de soldados occidentales muertos en Irak, alrededor de 1200, pero ¿sabemos cuantos iraquíes han muerto?
—Antes de la ofensiva de Faluya, una revista inglesa cifraba los muertos iraquíes de los dos últimos años en torno a los 100.000. Sin embargo, el número real es mucho mayor. Nosotros, desde el observatorio de Bagdag calculamos que, desde que comenzó la guerra y la ocupación, el número de muertos iraquíes estrá alrededor de los 250.000. Sólo en la ofensiva de Faluya calculamos que los americanos mataron, en los dos ataques que realizaron entre 60 y 90 mil personas. Sólo en la última semana de ofensiva, la cruz roja contabilizó, en esta misma ciudad, más de 6.000 muertos. Pero lo peor de todo es que, pese a nuestros temores, no podemos contrastar estas cifras porque ni las autoridades estadounidenses, ni las marionetas iraquíes que han puesto al frente del país, han permitido que se haga un recuento fiable de las víctimas de la guerra y de la ocupación. Todo el mundo sabe el número de soldados aliados que ha caído en Irak, pero no podemos saber a ciencia cierta cuantos de nuestros compatriotas han muerto e impedir ese recuento es ya, por si mismo, un crimen.
—De esa cifra, ¿cuál es el porcentaje de civiles asesinados?
—La mayoría de los muertos eran personas no combatientes. De las 250.000 víctimas de esta ocupación, alrededor de la mitad son mujeres y niños mientras, entre los hombres, la mayoría eran civiles. Todas las familias de mi país tienen una historia cruenta que contar y ese es, por ejemplo, mi caso ya que, en mi familia directa, los americanos mataron a cinco personas, mientras en la familia de mi marido mataron a otras tres. El más joven tenía 13 años cuando fue asesinado y el mayor era un médico de 60 años. A los marines les dio igual, simplemente dispararon y ya está ...
—Imagino que en este contexto y soportando esta realidad, la gente apoyará la resistencia...
—La mayoría de los iraquíes y de los partidos políticos lo hacen. Todos aplaude la acción de la resistencia y apoyan esta lucha y lo que significa porque da dignidad a nuestro pueblo. Sin embargo, hay que dejar claro que apoyar la lucha de la resistencia no implica ser activista en ella aunque los soldados de Estados Unidos tratan a todos por igual lo que acaba acrecentando el odio que se siente hacia ellos.
—¿Cómo es ese trato?
Muy humillante, brutal, cruel y racista. Esta ocupación militar de un país y los soldados estadounidenses que participan en ella odian estar aquí, les crea frustración, les produce miedo y eso desemboca en ira. Somos los iraquíes de a pie quienes finalmente acabamos pagando las consecuencias de su miedo y de su ira. Su comportamiento es brutal: primero disparan y luego preguntan. Su trabajo es atemorizar a los ciudadanos y en eso se emplean a fondo. Cuando entran en una casa lo primero que hacen es disparar a alguien y, a partir de ahí, humillar a los demás.
—Ese comportamiento, aunque en occidente no se desvela en toda su crudeza, se trata de justificar enseñando acciones tan brutales como las decapitaciones y relacionándolas con la resistencia. ¿Qué se piensa en Irak de esta prácticas?
—Hoy en Irak hay dos grupos diferentes de asesinatos políticos. El primero es el que afecta a los colaboracionistas ya sea por convicción o circunstanciales, es decir, ya sea porque colaboran con los estadounidenses por considerarlos los libertadores o por que, para vivir, han cogido trabajos de sirvientes. Esas muertes, en muchos casos, se perciben más como asesinatos aunque no tienen el respaldo del pueblo iraquí. El otro grupo de gente asesinada son occidentales que han venido a Irak a ayudar al pueblo y cuya muerte brutal, como la de la inglesa Margareth Robertson, es la que se está exportando. La gente común, y también los partidos islámicos rechazan de plano estos asesinatos y lo reflejan en declaraciones expresas de condena o en la implicación de sus líderes para la liberación de rehenes como los tres japoneses o las dos cooperantes italianas. Y es que el Islam prohíbe humillar o denigrar a los prisioneros y, mucho menos, matarlos sin juicio previo. La gente que hace esto tiene el rechazo expreso de los iraquíes.
—Ese rechazo taxativo que usted revela muestra una realidad muy diferente a la que se vende en occidente...
—Que hay extranjeros asesinados en Irak es algo real, pero lo que se tendría que preguntar la gente en esto países es quién los mata ¿la resistencia? La respuesta es no. Los que luchan en la resistencia no consideran lógico este tipo de ejecuciones porque va en contra de su imagen en el exterior y limita sus apoyos en el interior. Y si ellos no son, la segunda pregunta que deberían hacerse es la que nosotros reclamamos: ¿porqué no se investiga quienes son los autores de estas muertes que tanto daño están haciendo al pueblo iraquí? ¿Porqué los Estados Unidos, que es la fuerza ocupante, no realiza esta investigación? Mi opinión es que quien está detrás de estas muertes es quien sale beneficiado con ellas...
—Siguiendo su reflexión, una mala imagen de la resistencia sólo beneficiaría a las fuerzas ocupantes...
—Tú lo has dicho. Y es que, en Irak, cualquier cosa es posible para los Estados Unidos ¿no basta con ver lo que hicieron en Faluya sin que nadie les cuestionara? 6,000 muertos sólo en una semana ...
—Estando así las cosas, ¿qué se puede esperar de las próximas elecciones?
—Sólo más problemas, primero porque muchos piensan que unas elecciones, bajo la ocupación extranjera, son ilegales y, segundo porque buena parte de los partidos más representativos las van a boicotear ante el clima de inseguridad que se respira. Ya hay atentados contra los colegios electorales y varios candidatos han sido asesinados. Pero hay otra parte, y es que las elecciones están agudizando los problemas étnicos y religiosos amenazando con provocar enfrentamientos internos que podrían desembocar en un guerra civil.
—A su juicio, ¿es eso lo que está buscando los Estados Unidos?
—Absolutamente y desde el primer día. Quieren un Irak débil dividido en tres zonas para los kurdos, los chiís y los sunis y fomenta el enfrentamiento entre ellos para debilitarlos y asentar su dominio.
—¿Qué es lo que espera de la gente a la que ha venido a hablar?
—Que abran los ojos y sepan lo que realmente esta pasando. Que pidan justicia y reivindiquen también aquí el fin de la ocupación.
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