Por Santiago Maunez Vizcarrondo / Escritor puertorriqueño
Es cierto; a veces tu silencio habla mucho más que mil palabras, pero yo necesito solo una para poder entender lo que quieres decir: José Antonio López
No sé por qué la gente grita tanto para expresar sus ideas, especialmente los llamados religiosos cuando están sermoneando en sus iglesias de marquesinas, de apartamientos alquilados, en pequeñas casa de viviendas, todo esto, según ellos, para alabar a Jehová o a Jesús o a nuestro Dios todo poderoso. Parecen como sargentos arengando a un grupo de nuevos reclutas del ejército. Mahatma Gandhi decía: «Mi arma mayor es la plegaria muda».
Al estar enojados los corazones se alejan mucho. Entonces hay necesidad de gritar para cubrir la distancia. Entre más enojados, más fuerte se tiene que gritar para escucharse uno al otro.. Cuando dos personas están enamoradas no se gritan. ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. No hay necesidad de gritar. Si el enamoramiento se transforma con el tiempo en amor, las palabras se convierten en susurros. Eso basta como medio de comunicación. Cuando más se aman, habrá un momento que se queden en silencio... no necesitarán ni los susurros. Sólo una mirada y es suficiente.
Gustavo Adolfo Bécquer en su rima número LV nos dice: «Entre el discorde estruendo de la orgía acarició mi oído como nota de música lejana el eco de un suspiro. El eco de un suspiro que conozco, formando de un aliento que he bebido, perfume de una flor que oculta crece en un claustro sombrío. Mi adorada de un día, cariñosa --¿En qué piensas? Me dijo: --En nada… --En nada ¿y lloras? –Es que tengo alegre la tristeza y triste el vino».
Vean tres proverbios árabes sobre el silencio: «Del árbol del silencio pende el fruto de la seguridad.»; «Después de que has soltado la palabra, ésta te domina. Pero mientras no la has soltado, eres su dominador». y «No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio».
Y unos proverbios españoles: «Cada persona es dueña de su silencio y esclavo de su palabra». Con esta variante: «Si no te hablo será porque no quiero volverme esclavo de mis palabras. Si no te hablo será porque prefiero ser el dueño de mi silencio». Y «Decir, me pesó; callar, no»; «En almoneda ten la boca queda»; «En boca cerrada no entran moscas». Y «En la duda, ten la lengua muda».
Cuánto desearía que nuestros geniales políticos supieran todo ésto y mucho más. Escuchen algo que dijo Marco Tulio Cicerón: «El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia, es más culpable que el que le corrompe con dinero».
Para terminar les regalo estas palabras de Krishnamurti:
«Nuestra sociedad actual es el resultado de la astucia, engaño, codicia y la mala voluntad del hombre. Y para crear una nueva sociedad hay que examinar y comprender la estructura que se está desintegrándose y para comprenderlo, tenemos que comprender el proceso psicológico del ser. Sin conocimiento propio no puede haber revolución, que es la única verdadera y permanente... Debemos ser libres, no para hacer lo que nos plazca, sino libres para comprender muy profundamente nuestros propios instintos e impulsos».
Tomado de: Divagaciones2002@yahoo.com
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Tomado de: Divagaciones2002@yahoo.com
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