Línea de tiempo de las Independencias Iberoamericanas (1804 - 1825)
Al generalizarse en 1776, la guerra de independencia de las Trece colonias inglesas en Norteamérica, se destaca la ayuda y protección de los caribeños a los colonos insurrectos, en particular de venezolanos, cubanos y haitianos, que se armaron corsarios para atacar los barcos y las posesiones británicas, y pelearon como milicianos en las batallas norteamericanas. Cuatro años después, en tierras andinas, los pueblos originarios protagonizan el gran levantamiento de Túpac Amaru, pionero también de la emancipación y unidad en la lucha con los esclavos negros, mestizos y blancos pobres, seguido por la insurrección de los hermanos Catari en Potosí, Bolivia y de los comuneros del Virreinato de Nueva Granada, Colombia.
No es ocioso recordar que en 1789, año en que las masas parisinas asaltaron La Bastilla, ya Joaquín José Da Silva, 'Tiradentes', organizaba en Minas Gerais, Brasil, el movimiento emancipador, y el venezolano Francisco de Miranda, combatiente en la guerra de independencia norteamericana, recorría Europa, en busca de apoyo para el proyecto de la independencia latinoamericana de la metrópoli española.
Es consustancial a tal escenario de luchas, que el cruce de siglos y el nacimiento del XIX americano, coincida a partir de 1790, con las sublevaciones de los mulatos y negros esclavos en Haití, dirigidos definitivamente por Toussaint Louverture. Y que éste y no otro, sea el momento histórico que marca por su impacto y trascendencia, el inicio del ciclo independentista que recorrería en breve los escenarios de la Latinoamérica continental. La victoria de los rebeldes sobre los ejércitos británicos y franceses, determina la fundación, en 1804, de la primera república independiente. Resulta entonces significativo que sea precisamente la Revolución Haitiana –la primera revolución social de nuestras tierras-, la que nos convocó a celebrar el primero de los bicentenarios de las independencias de las Repúblicas Latinoamericanas y Caribeñas
La experiencia política y los anhelos de independencia que acumulan los americanos, tiene también su alborada en esos primeros años del Siglo XIX, en conspiraciones y movimientos precursores, donde se destaca la figura del venezolano Francisco de Miranda. Este movimiento en ciernes se articula y precipita en las circunstancias de la gran crisis de la monarquía española en 1808, al calor de la guerra popular contra los invasores franceses y la proyección de la plataforma ideológica liberal en la península ibérica; para dar paso a las luchas y guerras independentistas, que en el primera tercio del siglo XIX, determinan con la batalla definitiva de Ayacucho, en 1824, el nacimiento de la mayoría de los actuales Estados de la región. Es toda una época histórica pletórica de acontecimientos, donde queda pendiente la realización del proyecto social y político anunciado por Túpac Amaru, peleado por los indígenas, negros, gauchos y rotos que siguieron a Miguel Hidalgo, José María Morelos, José de San Martín, Manuel Rodríguez, Bernardo O´Higgins, Gervasio Artigas, José Gaspar Rodríguez Francia, y Antonio José de Sucre. Proyecto perfectamente diseñado para la época por Simón Bolívar, con la esencial coincidencia de unidad y compromiso latinoamericano, independencia de las potencias extranjeras, desarrollo autóctono, abolición de la esclavitud y las servidumbres, emancipación humana y justicia social, compartida por los más radicales próceres del movimiento independentista, así como por ideólogos y educadores de la talla de Mariano Moreno, Simón Rodríguez, Andrés Bello y los padres Camilo Henríquez y Félix Varela.
Contra la posibilidad de un país próspero de negros, mulatos y criollos libres, la revolución social de Hidalgo y Morelos, el agrarismo enaltecedor de Artigas, la nación independiente y autosustentable de Rodríguez de Francia, y el proyecto integrador y solidario de Bolívar, se concitaron los poderes oligárquicos locales y las apetencias foráneas –de Inglaterra, Francia y los nacientes Estados Unidos de Norteamérica-, que fortalecieron las posiciones más conservadoras, los divisionismos y desencuentros, hicieron fracasar la propuesta unitaria del Congreso de Panamá, en 1826, que impusieron la fragmentación regional, desestimularon el interés de los patriotas suramericanos y mexicanos por liberar a Cuba y las Antillas, y pusieron fin al ciclo revolucionario independentista iniciado por los esclavos insurrectos de Haití. Pero el anhelo de aquel destino unitario siempre se mantuvo, unas veces soterrada, otras ondeando en unos y otros proyectos, y hoy se concita con nuevas fuerzas y renovada vigencia.
En 1898, con la expulsión de la monarquía española de Cuba y Puerto Rico, tras la ya segura victoria de las fuerzas insurrectas cubanas, la guerra hispano cubano-norteamericana y el éxito de la política expansionista del naciente imperialismo estadounidense sobre la decadente potencia europea, comenzó la era del neocolonialismo para buena parte del continente. Quedó entonces pendiente hasta mediados del siglo XX, el avance sustantivo de la descolonización en la región insular caribeña, proceso que aún no ha concluido. Y sobre todo, se inicia un nuevo panorama emancipador, definido de manera certera por José Martí sin aún finalizar el siglo XIX. Martí proclama la necesidad de una segunda independencia. Comprende el drama de pobreza y opresión de las repúblicas oligárquicas, y trabaja por la independencia de Cuba, con pleno sentido antimperialista, para impedir -confesará el Apóstol cubano-, que los Estados Unidos se extendieran por las Antillas y América Latina.
Doscientos años después…
Frente a los intentos de reducir la conmemoración del Bicentenario Latinoamericano, a meras acciones declarativas, a festejos por el cambio del gobierno colonial y su sustitución por Estados oligárquicos, evaluamos la trascendencia de la recuperación crítica del aporte histórico de nuestros pueblos.
El Bicentenario Latinoamericano nos convoca a profundizar sobre diversos e importantes temas históricos. Incorporar las visiones de la historia social y cultural, de la historia de la educación, el arte y la literatura, de la ciencia y la tecnología…. Entender el aún reciente y por ello poco estudiado siglo XX, las múltiples facetas de la dominación neocolonial, de la penetración y explotación de los monopolios y el capital financiero estadounidense, europeo y japonés en nuestra región. Reevaluar los grandes acontecimientos de la primera mitad de la pasada centuria, el amplio universo de la Revolución Mexicana, del movimiento de reforma universitaria iniciado en 1918 en Córdoba, y de las luchas campesinas, obreras y estudiantiles, que devinieron situaciones y estallidos revolucionarios. Profundizar en la renovación del pensamiento socialista y de las luchas antimperialistas que genera la Revolución Cubana y que nos representamos en Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Considerar el pensamiento social y filosófico, y la dimensión ética presente en movimientos inéditos como la Teología de la Liberación, y la de Educación Popular. Volver con criterio maduro a la evaluación de las circunstancias y condiciones del lugar subordinado con que arribamos al siglo XXI, atender problemas pendientes, como el de la justa demanda de una salida marítima para Bolivia.
El Bicentenario Latinoamericano también constituye oportunidad para evaluar la más reciente contemporaneidad, desde la trascendencia y perspectivas que nacen en nuestros paradigmas fundacionales. Para abrirnos al interesante panorama de la Latinoamérica y el Caribe de hoy, a sus nuevos movimientos liberadores, quienes gestan actualmente formas diversas y novedosas de concebir y ejercer la política de modo protagónico, sobre las bases de relaciones solidarias, con clara conciencia de la necesidad de proteger la naturaleza y su armonía con la auto sustentabilidad y el desarrollo de las sociedades, garantizar el pleno despliegue humanista de la diversidad cultural, étnica y genérica, la justicia social, la democracia participativa con derechos realmente ejercidos por todos y todas. Media centuria de Revolución socialista en Cuba, enriquece y reta el pensamiento y la acción emancipadora continental, y fija nuevas metas en la perspectiva anticapitalista y revolucionaria de un socialismo posible en este siglo XXI.
En el actual panorama caribeño y latinoamericano, la independencia de Puerto Rico del dominio neocolonial de los Estados Unidos y la restitución de la deuda histórica, social y ecológica del gobierno imperialista para con ese pueblo hermano, la independencia de otros catorce territorios caribeños, el fin de la ocupación del archipiélago de las Malvinas por las fuerzas inglesas y su restitución a la República Argentina, constituyen aún temas pendientes. Asimismo la reciente ofensiva recolonizadora de los Estados Unidos en la región, con el recrudecimiento de planes de subversión contrarrevolucionaria contra Venezuela, Bolivia y Ecuador, la creación de la IV Flota (julio de 2008), el golpe de Estado en Honduras (junio de 2009), y el repudiado convenio de ocupación de siete bases militares en Colombia (noviembre de 2009), permiten avizorar una conmemoración bicentenaria de renovados combates antimperialistas.
En el espíritu de compromiso y patriotismo internacionalista y antimperialista de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, asumimos los postulados del Llamamiento de Coro, documento suscrito por los académicos e intelectuales reunidos en el Congreso Internacional “Las Independencias de América Latina: génesis, proceso y significado actual”, celebrado en agosto de 2006 en Coro, Venezuela, en ocasión del Bicentenario de la Expedición Revolucionaria de Francisco de Miranda, Precursor de la Independencia americana.
El Grupo de Trabajo de CLACSO El Bicentenario Latinoamericano: Dos siglos de revoluciones a la luz del presente, ha propuesto la problematización de esta historia que llega hasta nuestros días, en torno al nudo temático de las revoluciones, desde perspectivas interdisciplinarias al interior de las ciencias sociales. Consideramos que tal enfoque sugiere un amplio y válido camino para la investigación y construcción histórica, al cual nos sumamos.
El Otro Bicentenario refieren no pocos de nuestros amigos y compañeros de pensamiento y lucha en el Caribe y América Latina, para precisar la diferencia con quienes solo nos proponen agasajos y lecturas desmovilizadoras, cuando no nítidamente manipuladoras y diversionistas.
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El Grupo Bicentenario es una instancia multilateral creada con el objetivo de promover y organizar la conmemoración conjunta de los procesos de independencia desarrollados en el continente americano hace 200 años.
Se constituyó en diciembre de 2007 en Santiago, Chile, y reúne a los países latinoamericanos que conmemoran sus Bicentenarios entre 2009 y 2011. Allí se sentaron las bases de funcionamiento del Grupo y se acordó la realización de acciones coordinadas en materia de debates, publicaciones, celebraciones y festivales.
El Grupo Bicentenario prosigue el diseño y lanzamiento de un sello postal común que conmemore los bicentenarios de los procesos de emancipación de sus integrantes.
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