Friday, January 15, 2010

Solidaridad y respeto a la Soberanía Popular: Haití nos Llama


Acompañamos al pueblo de Haití en este momento de infinito sufrimiento y zozobra y hacemos nuestro su grito, llamando al mundo entero a responder con urgencia, persistencia y solidaridad. Llamamos a los pueblos y a los gobiernos a sacudirse con la misma fuerza con que la tierra sacudió hasta los cimientos de la vida de ese digno y valiente pueblo, afectando directamente a una tercera parte de la población, tres millones de personas, y sumando una destrucción de inimaginables proporciones a lo que ya era, para la inmensa mayoría, una situación de tremenda precarización con la violación cotidiana de sus derechos humanos más elementales.

Esta tragedia sobrepasa las fronteras de Haití, siendo responsabilidad de la comunidad internacional dar una respuesta de socorro inmediata a las víctimas y de recursos y políticas a corto y mediano plazo que contribuyan, con todos los medios que la realidad exige, para que el pueblo haitiano pueda reconstruir su propio país y futuro, libre de las dominaciones y dependencias que tanto han marcado su vida. Sin duda tiene la fuerza necesaria, y junto a ello, no podemos permitir que esta tragedia sea aprovechada por quienes siempre han buscado doblegar esa voluntad, para imponer una reconstrucció n a modo y semejanza de sus intereses mezquinos.

A lo largo de los últimos años y junto con muchas organizaciones haitianas, hemos denunciado la ocupación militar por parte de las tropas de la ONU y los impactos de la dominación impuesta por medio de la deuda, el libre comercio, el saqueo de su naturaleza y la invasión de intereses transnacionales. La condición de vulnerabilidad del país a las tragedias naturales -provocada en gran medida por la devastación del medio ambiente, por la inexistencia de infraestructura básica, por el debilitamiento de la capacidad de acción del estado- no está desconectada de esas acciones, que atentan históricamente contra la soberanía del pueblo.

Es momento que los gobiernos que forman parte de la MINUSTAH, las Naciones Unidas y especialmente Francia y Estados Unidos, los gobiernos hermanos de América Latina, revean esas políticas a contramano de las necesidades básicas de la población haitiana. Exigimos a esos gobiernos y organizaciones internacionales sustituir la ocupación militar por una verdadera misión de solidaridad, así como la urgente anulación de la ilegítima deuda que hasta el día de hoy se cobra a Haití. Exigimos que los recursos destinados para el auxilio y la reconstrucció n no generen nuevo endeudamiento ni que se les impongan condicionalidades o cualquier otra forma de imposición externa que desvirtúen ese objetivo, como es la práctica de las Instituciones Financieras Internacionales como el Banco Mundial, el BID y el FMI, los llamados "países donantes" y las empresas que ellos benefician.

Es hora que la comunidad internacional, y en particular los países e intereses que se han enriquecidos a costa de ello, reconozcan y cumplan con su deber de reparar las deudas históricas, sociales, ecológicas y climáticas que han venido acumulando para con el pueblo haitiano. Es hora de reconocer además, que históricamente son las mujeres quienes no solo llevan una carga desproporcionada de los costos de una tragedia como esta, sino que también puedan y deban ser artífices protagónicas del proceso de reconstrucción.

Llamamos también a los movimientos y organizaciones del mundo entero, a las personas vinculadas sobre todo con la salud y el hábitat popular, la cultura y la comunicación, a movilizarse, creando y sumándose a las campañas de apoyo, organizando comités locales para el envío de recursos y brigadas solidarias en este momento tan difícil. Compartimos con el heroico y resistente pueblo haitiano nuestro luto y solidaridad, con la certeza que el país resurgirá libre y soberano.

Primeras firmas:

Jubileo Sur/ Américas / Jubileo Sur Global / Sequoyah / La Naranja OC

Invitamos a circular este proninciamiento y sumar adhesiones e información acerca de sus acciones solidarias, comunicando a la dirección haiti@jubileesouth.org o directamente a la secretaría de Jubileo Sur / Américas, jubileosur@wamani.apc.org

English version:
Ver / O ver

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Poemas de Carlos López Dzur en:
Cuaderno de amor a Haití

TEMPLOS DE TIERRA HAITIANA

No necesitaba el clero,
ni a Duvalier que le diera unos rangos.
Yo la ví, cuando era taína, yo la ví cuando no habían
arribado esclavos de Guinea, ni el bokor
se jactaba de hacer resucitaciones
con el mingaco de la vida. El vudú era santo,
no santero; era como Baubo, o Metis,
o la ninfa de un río,
cantadora y benéfica. Era como fuíste,
Cacica Anacaona.

No dijo: «Sea como un zombí el hombre.
Esclavizaré al que nace y al que muere».
Sólo se dijo canon ovular, esa es la magia,
la alquimia, la sadhana, no unos
flecos robados a la jiña,
o unos paños colgados en ventanas.

El deseo, cuando es bueno, es el tejido,
el afán de levar anclas
y flotar como nenúfar en las charcas
y riachuelos. Yo la ví y era taína.
Te inventó, Vudú, para el consuelo.

Gozosa fue de ser limpia. Su religión, tan simple:
ser oceáno de paz en el vientre de lo oscuro,
pujarte, niño, acurrucarse contigo
y repartir sus besos.
Bendecir los ombligos colgantes
de la indiada; enterrarlos a los pies
del árbol-nagual; yo ví a las santas de la tierra
pidiéndoles los secretos a la esencia.

Las supe al habla con el sistema animista
de las yerbas y las flores, oyendo
en caracoles las voces de los Loas
antes que viniera la magia del Ochá,
la Umbanda y el Cadomblé.

Hoy es distinto: ya no confían en tí.
Negro y mulato están en son de guasábara,
siempre en son de explotación y venganza
y te entregan un puñal de metal
(al que han bruñido con sangre derramada,
sangre cómplice, homicida, que envenena,
que mata y neutraliza e invalida
la argucia originaria, la prudencia).

Su religión está llena de rencores,
de amarguras y cadenas). No admitirán
lo que digas, a menos que digas: ¡Muerte!

El puñal verdadero lo escondes todavía
(en las vedijas, bruja, ahí es que lo escondes).
Con puñal de tu carne es que amas.

Así controlas la ansiedad de todos,
así es que huyes de la manía,
así es que la magia armoniza,
reconstruye, sana.

Necesitas el fiel amante, inocente, bueno,
comunidad a la que laves sus conductas motoras
con el baile de caderas en secreto,
con las dulces noches de memoria en el tálamo).

Pero estos negros, blancos en santería,
¿qué saben de neolíticas artes
y cosmologías, ni cómo se regula la atención
en cortes prefrontales de tus meditaciones,
qué saben si quieren muertos / zombies /
usufructos adquiridos por rito criminal,
con la macanda,
qué saben si todo lo ofredan
a los amos demónicos
a quienes les desgastan la fe y la lealtad
y aprenden sus engaños?
¿Qué te piden?

¿A qué vienen a tí, sacerdotisa,
voz de la primera esposa, madre generosa
de los hombres, a qué vienen?
Respondan: ¿a qué vienen
si sus manos son ya puñales enardecidos
contra el pasado, flexible, etéreo de tu llamada,
si sus manos estrangulan tu garganta
cuando conversas con las semillas de la tierra
con himbos y lenguajes colaborativos,
largamente adaptativos, paciente diálogo
entre taínos y africanos, acumuladas
sendas antiguas de las olas?...

26-12-2000

<>

11 DE SEPTIEMBRE DE 1789

Tu violencia no me ha servido para nada.
Palabra vacía es tu manifiesto de igualdad proclamada.
No se me aplica; no se me cuenta entre los hombres
con voces y derechos, con deberes y retos...

... porque soy esclavo, mulato. No se me cuenta
ni como negro libre. Girondinos o jacobinos,
ustedes son monarcas del escamoteo.
Je déteste toute votre grandeur.

Odio sus luchas contra otras naciones
y la sociedad colonial en que he nacido. Y a Francia
que les dio su espacio y los parió como verdugos.

La odio. Odio a los burgueses blancos
a grandes propietarios y trajineros,
a funcionarios, militares y civiles,
sean grandes o pequeños.

Odio todo lo que se invoca este 11 de septiembre.
Je déteste toute votre grandeur.
¿Para que sirve la separación de la metrópolis,
la independencia, el que haya o no comercio
o que se tenga la mirada en América del Norte?

¿Qué importan ahora las guerras europeas?
Lo que me urje, como persona y como pueblo,
es ser humano, no una cosa vendida,
traficada, obtenida en la trata del negrero.
Je déteste toute votre grandeur...

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