Saturday, June 26, 2010

Conversando sobre las «Estéticas mostrencas y vitales» de Carlos López Dzur (2)

Parte 1 / Conversando sobre las «Estéticas mostrencas y vitales»

Por FREDRICK ALBERTO HIGGS, Ph. D. / Profesor de Filosofía

Pregunta: Hay dos poemas de esta primera parte (que sí, efectivamente, titulaste Memorias de la caverna), que me parecen que apuntan a que más temible que el Dios que prueba, voz de la autoridad de la indiscernibilidad causal, es la burla de los interpretadores. Me ha gustado que digas que lo divino es la indiscernibilidad causal y que nuestras nociones teologizadoras no son más que formas fatulas de interpretatividad.
Los burladores de la sombra y Tráelo al fuego, a cual más escalofriante, son de los poemas que disfruté más de este libro. Mi pregunta es si te refieres a la Mano Invisible de Dios, o a la propia mano del sacrificador en la estrofa:

Están al llegar
los cinco dedos mentirosos
del Manotas, la pícara presencia
de la Mano Invisible que dice a Abram:
Deténte, no tienes que matar tu crío,
al hijo de Tu Risa.

Luego hay otras presencias aproximantes, cuya idea es clara: son los creyentes y seguidores de tradiciones, «los burlones de la sombra». El sacrificador está en dolor, como Job, cuando le llegan sus burladores o falsos amigos a consolarlo. Veo el paralelo y cómo ésto se relaciona a la micro-física del poder de Foucault y su concepto de ‘genealogía’ del «discurso histórico que reprime».

Están al llegar los burlones de la sombra,
gamonales de las cavernas de la historia.
Es mejor que lo dejes en la cueva
en el templo de Pitón,
en la cárcel sin angustia.

Las prácticas ordinarias en la Iglesia medieval, en particular, unas que se toman en serio en la divulgación del montanismo y que provienen de ideas de Eusebio de Cesarea, Epifanio, Clemente de Alejandría y otros, incluyendo a Tertuliano, son: preparaciones para el martirio, cosas peores que el ayuno necesario, o las penitencias son formas torturantes y excluyentes como la xerofagia y la abstención del sexo, y aún la negativa a conceder el perdón a un cristiano bautizado. Entiendo cómo sugieres que estas formas de sacrificio, aunque se hagan en nombre de Dios, son peores que la dramática escatología que sugiere el sacrificio de Isaak. Esto es como tu 'genealogía' foucaltiana a personajes como el patriarca Abram.

Respuesta: Sí, porque este movimiento pretendidamente revivificador, que fue el montanismo, es ideológicamente genealógico y una micro-física del poder. Tuvo una visión pesimista sobre la vida. Restauró la noción del fin de los tiempos, el fin del mundo en favor de una supuesta llegada de la parusía, conforme o similar a tiempos remotos. En resumidas cuentas, pedían que no se viva más porque el mundo se acabará. Que se viva de la mortificación y los autocastigos, en nombre del que viene 'uno' quien nunca llega... Lo peor es el profetismo de cualquier loco, distinto al de la tradición primitiva. La idea es que los burladores en la periferia son los confirmadores del represor y de la institución represora; son las que, con su conformidad, la legitiman en la práctica. Los burladores no son neutrales aunque venga en la forma de lamento y de lloricas a compadecer. No hay inocuidad en los seres conformes que confirman con su obediencia una vileza. El profetismo que no cambia el presente, por un futuro humanizador, es fatulo; es lamento e iniciativa hueca.

Montano fue considerado el nuevo Paráclito. Una persona que anunciaba la neo-Era del Espíritu, enviado directamente por el Espíritu Santo, mas no era sino adláter y ex-sacerdote de una secta cibeliana que, entre sus crueles ceremonias, tuvo la castración de sus sacerdotes... El poema que dedico a
«Montanistas» habla de ésto: «Absolutas y mortales / son tus desgracias, tus blasfemias. / Me predican. Tu Hacha / es la que hiere geometrías./ Tu voz es la que mata al Cristo ultramontano». El hacha, como ves, pasa de mano en mano; y lo que yo pregunto es: «¿En nombre de qué amor / hablaste de las verdades, Montano, / si sacaste el tuétano a la vida...?»

Imagino la psiquis enfermiza y el resentimento de estas gentes al darse a la tarea de llenar al mundo de basura, culpa y alarmismo de Oriente al Asia Menor, de Roma al Africa... y Tertuliano, especie de precursor del protestantismo, se adhirió al montanismo, predicando cosas que hoy siguen siendo aberracciones: la condena de las segundas nupcias y juzgar como diabólico el parto de las mujeres, en adición, al repudio a la filosofía, las artes y las letras.

¿Sabes? Muchas expresiones del arte posmoderno de hoy es montanista y tertulianesco. Tiene esos elementos de pesimismo cónsonos a la idea de que el mundo se acabará. Mucho del nihilismo escapista de hoy es el desinterés por la filosofía, ese mismo repudio que Tertuliano expresaba. Pero éstas son formas sublimadas, o implícitas de cobardía, para no hablar sobre la micro-físca del poder y cuestional frontalemente las prácticas de tortura y métodos de castigo que se dan en la historia contemporánea. Por eso verás que a mis libros, que son muy frontales e históricos, no han de correr los editores a publicarlos, o comentarlos. Para publicarme hay que tener güevos, haberle perdido el miedo, al poder. Y es que se cultiva y patrocina un culto consolista, dejar el pasado cruel atrás, a fin de no entender que el pasado se repite y que la tortura del presente es sólo una careta que ha evolucionado como espectáculo. Mas la peor forma de consolar es hacer espectáculo del dolor y esconder los hechos del por qué es necesaria la catharsis... No es el que consuelo sea malo, o se deba prescindir... Después de yo presentar a un Abram (que, en cierto nivel anedótico, del relato es un torturador que hacha en mano, matará a su hijo, presento los consuelos posibles, no sólo a él, a la gente, a su familia... La segunda parte «Las Consolaciones de Agar», son tan importante como el mismo Sacrificio en el Monte Moriah... pero, en su conjunto, el libro no es una trivialización con un final feliz, que es como la espectacularización posmoderna trabajando con la tortura hasta para quien, supuestamente, lo merece...

Fíjate en un caso famoso que Foucault presentara:

... el 2 de marzo de 1757, Damián, un regicida, fue quemado con ácido sulfúrico, el tejido de su piel arrancado con pinzas, sus heridas fueron regadas con líquidos hirviendo y sus extremidades amarradas a cuatro caballos que lo desmembraron con su fuerza al ser desbocados. Lo que quedó de Damián fue puesto en una hoguera y todo esto frente a un público delirante de sangre.

Ahora compáralo, contrapónlo, con la ejecución en la horca de Saddam Hussein y el disfrute mundial por las teleaudiencias del mundo. Eso es lo que hace la micro-físca del poder...

Pregunta: Encontré el poema (en que citaste a Montesquieu cuando dijo que «la verdad de un tiempo es error en otro») y es lo que quería que comentaras:en cuanto a la tentación de llamarse un relativista, en el terreno de la historia o de la filosofía.

Respuesta: A ver, ¿cuál es?... ah, ah. Ya veo. Un poema muy actual, en cuanto va al asunto de Yahvé y Palestina. La frase clave es: «Oye, Palestina. Yahvé es celoso. / Y la verdad relativa». En este poema, titulado
Los baales, a más que es un apunte histórico sobre el impacto de la presencia de los árabes y el yahvismo en Palestina, que son quienes «han venido / a despojarnos, a maldecir nuestros baales», «los extranjeros / llegaron a cambiarlo todo», lo que trata de definir es que las «verdades económico-sociales» son nuestros baales o tesoros de ídolos; pero, siempre habrá una ocasión histórica para que venga un invasor a decir, gritar o maldecir, tales ídolos o conceptos que dan identidad. Cuando se buscara crear un nuevo sacerdocio en Caanán, a éste se le decía «No vendas la tierra porque es mía. / No hipoteques la verdad. Verdad que es una. / Toda la tierra es mía. Y toda mujer / será de mi nuevo sacerdocio», pero lo hicieron. El dios Baal dejó de ser el dueño de Palestina... No hay nada seguro en la historia... y es, por esta razón, que filosofía, historia, belleza y todo sistema, discurso y actividad humana en general son relativos... Serlo no significa que no haya Razón, sólo que la racionalidad no rige la Historia, o como decía Hegel, que la razón sea la soberana del mundo. En algún punto de su vida filosófica, Hegel abandona ese absolutismo racionalista y creencia en la historia como un mecanismo predecible, o proceso racional, para explorar lo arbitrario que es ésta. Es Alexandre Kojeve el primer crítico hegeliano que se da cuenta que, en los trabajos filosóficos de Hegel, se asoma el esquema que da al traste con su absolutismo. Hegel había iniciado, tras cavilar sobre las relaciones entre opresores y oprimidos, al plantearse el por qué hay esclavitud y despojo, el estudio de la irracionalidad...

Pregunta: Tú simbolizas ese trasfondo poderoso de irracionalidad en un símbolo babilonio, Nergal, infernal y en adición lo planteas como el sinarca perfecto: «En el infierno es rey, autoproclamado / en la Historia, tirano armado, / el sinarca perfecto en su palacio». Este Nergal que equivales al Hades, como «abismo para las causas liberantes, humanamente activas» es el que perpetúa las cavernas de la ignorancia. Y la ignorancia es irracionalidad...

Respuesta: La gente racionalista y el mismo idealismo filosófico enfatiza en definir la razón de un modo en que unas ciertas condiciones validen que el conocimiento o la verdad son posibles o confiables. Desconfían de la subjetetividad como si la subjetividad fuera la culpable de que muchas expectativas de confiabilidad se pierdan. Pero, para explicarse por qué los seres humanos son lo que son, o han llegado a ser del modo que fueron o son, necesitamos el analisis de la subjetividad, en cada situación concreta y incluyendo la actvidad socia externa. La historia, ni la suma de los elucidarios que se dan en ella, en casos concretos de gente con poder y en casos de quien no lo tiene, son racionales, máxime cuando al poder tribal e institucional no siempre arriba gente inteligente y, de hecho, la inteligencia no siempre es racional, aunque sus consecuencias parezcan serlo... Si se hablará sobre un proceso racional en la historia, toda ésa élite de filósofos del significado innato o a priori, o de la experiencia inmediata, no aportan nada. Sabemos de los fenomenólogos, carentes de tienen interés en explicaciones, o las afectaciones sociales... En el campo filosófico contemporáneo, la sicología (o más bien, el tema subjetividad) me interesa a partir de Freud y Foucault, por cuanto ellos concluyen la subjetividad y la inteligencia predecible como producto del conocimiento y del poder.

Pregunta: ¿Qué implicación tiene la metáfora «un Hades por consciencia» que utilizas en este poema sobre Nergal?

... pero la guerra es la venganza
de la Noche, el hijo del Caos
que a todo niega su unidad orgánica,
su gloria y movimiento,
la estética armoniosa.

Atándose a tieniebla, predicándola,
contra el miedo y el descanso
sin causas supremas junto a otros,
es cuando surge un Hades por conciencia.

Respuesta: Toda filosofía debe basarse en el sujeto, algo sartreano y heideggeriano, ya que desde el sujeto (Dasein) es que habitamos la vida, escogemos cosas, preguntamos y filosofamos. Quien no es filósofo es el único que se priva de excluir a las teorías acerca del contenido de la conciencia. Excluye lo que no conoce. Es el que se queda con los objetos, las imágenes, las ideas y las emociones, según aparecen o están presentes en su conciencia; se queda con la experiencia mental de lo que conoce y no teoriza. En realidad, no puede... Los husserlianos son otra cosa. Ellos sí han conocido teorías sobre los estratos de objetos fuera de la conciencia y / o sobre el objeto en sí mismo; y aún así, las excluyen. A ellos les interesan las estructuras innatas, o las formas originales de la conciencia; creen que pueden dar la experiencia mental como una verdad dada, cosa que desde las perspectivas de sus investigaciones, tan limitadas por las muchas exclusiones que hacen a los entornos existenciales, no es posible... yo creo que es importante la investigación del funcionamiento del cerebro para determinar algunas cosas sobre el comienzo del conocimiento. Daniel Dennett fue uno de los primeros filósofos en intentarlo; pero hay cosas que hacen los animales más salvajes y violentos y cuyo funcionamiento cerebral es más rudimentario que valen más que otras que hacen los civilizados y benditos por un cerebro extraordinario, y quienes ya sido capaces de sistematizar el conocimiento...

Digo, como en el versito de mamá, que la experiencia del mundo se nos da como verdad y mentira. El filósofo útil es quien busca la «unidad orgánica, / su gloria y movimiento, / la estética armoniosa». Sin este esfuerzo abarcador, la experiencia del mundo es Hades. En ese sentido peyorativo, de infierno tenebroso... La estética armoniosa es la misión asiganda al poeta-fundador sobre el Heidegger que habla. En este poemario, yo lo llamo el bendecidor. Las tareas que se impone este poeta fundador y bendecidor son, sobre todo, propiciar la prosperidad: «Lo que fructifica guarda en sí su ley oculta. / Multiplica lo que no es visible: / la esencia de mi bendición. / El poema con que les bendigo no es una espada. / Es una herramienta de trabajo, la más honesta / que les puedo dar» [El poema que bendice]

Pregunta: ¿No es una forma de consolarse, un poco al estilo posmoderno, proponer «el Reino del Poema que bendice», como haces en
Ante Pilatos? Y me refiero particularmente a este poema porque, como me comentaste, dijíste que el mundo de hoy es como un Hades ante el cual las mayorías, o la gente de la posmodernidad, se lava las manos, se retrae para sentirse consolada e hipócrita buena, no responsable de las crucificaciones y torturas que sufren los justos y los armonizadores?

Pregunta: Consolador en ese negativo sentido sería que yo dijera que el Reino al que aspiro vivir, o propongo, es un cielo extramundano, al reino celestial de los montanistas y cristianos; pero yo no digo eso. Digo que éste, la jodidez social de ayer y hoy, ha sido el Cielo o Reino, su plataforma o base óntica, pese a que lo determina la verdad y la mentira, el dolor y muy poca alegría. Este es nuestro reino existencial... posiblemente, dominado por los Pilatos y los opresores, regido por la ética de Trasímaco, pero, al fin y a la postre, lo que tenemos más seguro e inmediatmente a la mano... ¿Cómo es que se logra que del Hades hagamos «conciencia» de Bien, consciencia viva y no de muerte? Bueno, aquí en el planeta tierra y sus defectos, yo propongo:

... el Reino del poema que bendice.
Un reino de señores verdaderos, no de sátrapas,
no de naciones con tiranos, no la mofa
del Dominio sublime con que dije a mis sacerdotes:
«Nación quiero de profetas, discernidores,
no idólatras corruptos, no jerarcas de la ecofobia».

Yo defiendo el Ser que pastorea el lenguaje
y con la Palabra multiplica el amor, unidad,
armonía, elevando hasta los Cielos lo terrestre.

No, Pilatos, mi reino no es de este mundo.
En el estrado de sus pies, hay demasiada mierda:
pueblos esclavos, sacrificios inmundos,
burocracias insolentes, matanzas de animales,
expoliación de montes, minas de bisutería
con que fabrican dioses; aquí no hay señores
de la talla sublime que desde el Poema que bendice
resultan ad aeternum necesarios.

[
Ante Pilatos]

No es que sólo lo estético hará la plenitud del sentido; pero es el comienzo. Lo estético es el comienzo de toda introspección porque comienza a explorar, sublimadora, el Inconsciente, el Sueño, lo Profundo y Original; además, que no descuida el sentido utilitario; el arte mágico organiza ideas pata ciertos fines, no caprichosos, sino necesarios... Eso es todo un programa social, sólo que anti-dominialista. El dominialismo de las religiones que malinterpretan el Génesis 1:29, no es el mío. Son otros tipos de mitos políticos de gente tenebrosa y bestial... Creo que en el ejercicio de los hombres dialógicos, en la filosofía socrática, se puede comenzar a propiciar ese Reino. Pero, el Hacha debe ser espiritual y combatir el dominialismo malentendido, así como la catharsis que se dan los filósofos espectaculares, que son pura sofística. Aprendieron a especular con lo mágico-estético y el miedo y lo utilizan contra el más débil y sugestionable, que es la gente que carece de vitalidad, de la originaria rebeldía que protesta la muerte, pero la asume. Los seres vitales apreden a quejarse, a desobedecer, a saber que el conformismo es malo... ¿Crees que se puede construir un Estado justo si desaparece la desobediencia crítica y un imaginativo replanteo de la muerte y todfas las vivencias? Yo te digo que no; pero no pongas al frente del proyecto de una sociedad justa a los Trasímacos del mundo que creen que «lo justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte».

En el Libro I de La República de Platón, aparece un diálogo que representa la influencia de Sócrates, su maestro, sobre la noción de justicia trascendente. Como soy anarquista, yo creo más en la justicia trascendente que en la justicia político o civil. Con ésto quiero decir que el anarquista, por inconformista, siempre buscará que la justicia institucional prevalezca bajo su crítica correctora, sino él irrumpirá con su desobediencia... Creo locamente en la Justicia Poética...justicia anárquica, anti-poder, ya que el Poder siempre devora el orden, si no se tiene el poder a raya... Bueno, en ese diálogo mencionado, se transluce que Sócrates, Platón y el sofista Trasímaco alternan y discuten lo que debe o no ser el «derecho acatado» o cumplimiento de la ley. Como si fuera Anacarsis el Escita, Trasímaco, quien piensa que el hombre es esencialmente egoísta, con sed de poder, y que la mayoría, a más ignorante es, o paradójicamente a más justa, se someten pasivamente a intereses ajenos, los del más gritó y egoísta, para no meterse en rencillas y es así que el listo y dominador saca más provecho del que obedece. Entonces, el más miserable y perverso se vuelve el que sustenta la autoridad instituída –es decir, el será el fuerte que defina la justicia en térmnos de «lo que conviene al más fuerte»... Búscate la cita de Trasímaco en «La República» y verás por qué digo que la metaética de él es algo que Abram debe poner sobre la leña y golpear con su hacha para limpiar la sobrevivencia de esa idea: «Entonces, Sócrates, la injusticia generalizada es más fuerte, libre y algo superior que la injusticia, y, como decía al principio, es el interés del más fuerte lo que es justo, mientras que lo injusto es lo que beneficia al hombre mismo y es para su beneficio».

Pregunta: Y así, como ese Abram armado con la hoz segadora, en tu poema se barre con otras personajes en las cavernas de la historia, el plantel de crédulos o pontificadores de la mentira nos remonta hasta nuestros días. De Transímaco a Montano, de ultramontanos a integristas y martinistas...

Vienen, están al llegar
los ultramontanos, integristas,
martinistas de huesos colorados,
geómetras euclidianos,
admiradores ciegos de Trasímaco,
ciegas larvas que suben las paredes
y cagan la moqueta
y salpican el fango
sobre el mundo plano, tieso, umbroso.
Ellos, que con superficies carcelarias
se confortan y masturban, casqueteantes.

Y das nociones necesarias para llegar a comprender el tipo de proceso que se estuvo dando en ese Abram / al que también llamas Carlos-Abram, por lo que pienso que habla en torno a tus ideas, o sobre aquellos principios desde los que reconstruye el Mito de Abram, sacándalo del marco interpretativo tradicional y religioso, lo judeo-cristiano. El poema se adentró al campo de las ciencias y las matemáticas.

Son ellos los que desprecian las curvaturas
del dominio complejo, los principios reales,
la quántica ciencia de los saltos...

Vienen, están al llegar,
los que no creen en vientos suaves
con placeres intensos, paradójicos,
momentos que limpian el espacio
como hoz segadora, separando
la paja del grano
y son, de ese modo, tan a su saber
dizque divinos, que las varillas
se clavan en la más blanda colleja
de la muerte...

Vienen, están al llegar
antes que la brisa sea en la noche
tu hacha de holocausto, obediencia y salto,
trascendencia purificadora.

Respuesta: Cierto y me supongo que entiendes bien que Dios, en cuanto es el reino oculto donde se explican al fin las indiscernibilidades causales, es equiparable con el mismo reino de las formas abstractas o universales propuestas por Platón en su Teoría de las Formas, que no es que está separado del mundo físico, sino que.los particulares mundanos muchas veces están velados y su comprensión ha de necesitar de la física cuántica para que se vean las semejanzas y las interconexiones. Toda la belleza real de la Creación y las Formas Universales requiere para su disfrute una investigación, un quehacer filosófico que todos esos negadores no realizan... El hacha es como la hoz segadora que los quita del camino. El verdadero holocausto es contra ellos. En mi libro se comienza con los nominalistas que niega la existencia de los universales y no saben dónde se encuentran, si dentro o fuera, si en el tiempo o fuera de él. Algunos neoplatónicos, como Plotino y Agustín de Hipona, sostuvieron que los universales están contenidos dentro de la mente de Dios... En mi poema se dice que los universales se ubican en las curvaturas del dominio complejo.

Pregunta: Esta siega de Abram, esa hacha u hoz, se vuelve alegóricamente en una simbólica hoguera, donde los que sumbirán son heresiarcas de menores méritos que aquellos acabdos en las hogueras cristianas, porque, leído tu libro («El libro de anarquistas» y tu smpatía con muchos herejes), el poema «Tráelo al fuego», me parece fuego purificador en el mejor sentido... Este poema es escalofriante porque la hoguera ha sido transmutada. Entiendo que se quema el viejo hombre, el engañado, para que pueda nacer el verdadero. En virtud de ésto, lo que Abram aderezó para holocausto era necesario. Creo que el hablante de este poema no es Abram, sino el Padre Verdadero, el que sabe porque daba la orden de sacrificio. Este no es un dios incognoscible ni una Mano Invisible y mentirosa. Es una comunicación de padre-a-padre.

Pero el Padre dijo:
Tráelo al fuego aderezado,
al dominio complejo, a las noosferas.
A la luz de tus lágrimas, camina tú
con tu ofrenda, es olor grato.
Sígueme hasta ese monte
donde tiembla y se arma tu brazo,
ven a la silva con el hágase
para que sea el día en que te conozca
el viento suave de mi beso.

Tráeme la pastrija y la pastrana
y yo las quemaré, seré tu nabo
y en su interior de vulva, alma nueva
haré para el alma sensorial, nominalista.
Con el hacha caliente, promisoria,
vaciaré tu salmo, reharé tu sustancia
y a todos lavaré con alegría de nuevos átomos.

Toma el hacha, Abram, abre ese sexo,
dáme tus niñas greñudas
con mejillas cristalinas
como rubíes de Bohemia.
Al hombre espiritual y luminoso
le daré pueblos sin cavernas
de inútil fe ni cuestionable heredad.

La tea que se encienda por tu causa,
las hachas y cuchillos que se blandan
a los aires, por ternura
y por amor infinito.
Todo será recordado aún
en los siglos hermenéuticos
del Decaer.

[06-29-1989 /
Tráelo al fuego]

Pregunta: En esta primera parte, hay un ritual muy hermoso, la
Bendición de los hijos que se me ocurre que es el por qué insisten en considerar a Abram como un padre modélico. De hecho el ritual, de pedir y dar la bendición por los hijos y a los hijo es una de esas tradiciones qie se han ido perdiendo, en España y en América Latina.

Respuesta: Es cierto. ¿Crees que una madre trabajadora, con dos turnos de empleo, tiene tiempo para hacerlo? ¿Crees que hijos, con padres en las cárceles, la piden? ¿Crees que los niños en las maras y pandillas, los huerfanitos, se benefician de ella? La misma sociedad, por la organización del trabajo y el consumo de tiempo, que limita la interacción dentro de los hogares, priva de esos diálogos y rituales... Recientemente, ví a una madre bendciendo al hijo, santiguándolo, y el muchacho había recibido como regalo, un Ipod y estaba demasiado ocupado con él para ponerlo atención a la madre y, de hecho, como lo hizo en público, él se avergonzaba de que se le ofrezca la bendición, porque ese ritual ya no tiene sentido para él. Es más importante concentrarse en sus audífonos, en sus jueguitos cibernéticos de anti-comunicación. Ya la comunicación viva no cuenta, sino la que es posible por las vías a distancia... Ya, ni padres ni hijos, son «severamente dulces» cuando aman. Somos padres e hijos en fuga... De lo que realmente ese texto trata es sobre cómo proteger el «destete»... y, ciertamente, una de las cosas, por la que me gusta el Mito de Abram, es por la relación de bendición que tiene con sus hijos. Y saber que tuvo un hacha en las manos, la de circumcisador, lo hace más interesante. Según avanza el libro, el hacha que Abram maneja es una cosa diferente al cuchillo del Sacrificador. El hacha se converte en el símbolo de un instrumento de entendimiento y limpieza conceptual.

II: En torno a la segunda parte: «Nos cayó la macacoa»

Pregunta: Carlos, no siendo yo antillano, al leer de la segunda parte del libro y cómo la titulas, Nos cayó la macacoa, me tomó por sorpresa; pensé que revelarías más humor. Fue la primera que entré en comtacto con la expresión. Me la topé en el poema
Marsilio, la changa viene que dedicas a Marsilio de Padua. ¿Por qué a él?

Respuesta: Bueno, lo leemos y te digo.

Pregunta:: Es muy breve y tiene un epígrafe de Martin Heidegger: «Todo fundamento procede de la Existencia, todo sentido depende de ella»

¡Pero se nos caga en Su Nombre!
con lo que no tiene esencia,
sino su abismo, tan crédulamente
internalizado en nosotros,
por ausencia de amor
y ser-para-sí profundo!

Nos cayó la macacoa, hermano mío,
Marsilio, la changa viene y caga
y funda el pesimismo
y su tristeza lacerante:
el miedo extramundano.

[Marsilio, la changa viene»]

Respuesta: Ajá... Esto pertenece s mis burlillas al Diablo, al Demonio, a Satanás... Bien sabes. Ni creo en más encarnaciones demónicas que en las que se ven en las caricaturas y las películas de terror, o las supercherías del Coco, así como no creo en el Infierno, o Avernos, u otras dantecas metáforas. Antes que en ese texto que citaste, lo procede uno que titulé La jeta del Nadie y es donde por primera vez uso el término macacoa. Este primero dice: «Sepan que Satán es el Caos / sin verdad, el Ente inexistente, vacío, ininteligible vaho, / ausencia de palabra, jeta del Nadie, / espectro caprichoso / sin
lumen naturale». A partir de ésto. podemos comenzar a hablar sobre la macacoa.

Pregunta: Macacoa
es, literal y simbólicamente, excremento y, me dijíste que la changa... es un insecto, no un mono. Es claro que el excremento del que hablas es la teología medieval, el montanismo particularmente...

Respuesta: No sólo teología. Toda conceptualización que no valore la Existencia y lo que procede o dependa de ella cae en esa macacoa que, en resumidas, es lo malo. Para mí, lo malo es ausencia de proyecto y de sentido.. El mal es lo que lleva a la caducidad amarga, al desconsuelo que se queda sin soluciones y que se vuelve un resentimiento contra la armonía y la convivencia. Y, como la mierda, esa actitud y condición apesta. Y cuando uno se contamna con eso, se produce escozor. Nace lo satánico, la peste a infierno, todo lo que mienta en sí la inautenticidad. Yo digo eso en Y esta peste de infiernos y, es cierto, que utilizo imágenes teológicas, pero no me limito a ellas...

Vida auténtica no ha de ser
esta rasquiña en la piel
y la peste de infiernos
y el miedo, quitasueños

sino que mi referencia acusativa es muy abarcadora. Todo lo que no propicie una vida auténtica en la psiquis humana equivale a verse cagado por la changa, que es una expersión idiomática boricua que significa ser desafortunado, tener mala suerte... Mas lejos de ser un inventario de pestes y acusaciones, esta parte del libro, es un recetario de soluciones, contadas con cierto sentido gozoso («julepe dionisíaco») para motrar el «ser ser-con posibilidades». El primer poema de la sección es un homenaje a Dioniso («Ser varón dionisíaco»). Te doy, de este modo, la idea, de lo que llamo vivir auténtico que, a la sazón, incluye la fe, que es gozo tan agradable como el vino. La fe es «el cachondo trago y lo desconocido».

En las Estéticas mostrencas, una idea es glosar sobre la fe y el valor de una obediencia armonizadora, pero en un sentido mágico, es decir, más allá de todo literalismo y nominalismo. La fe no es ingenuidad y reacción automática. Es una comprensión.

Pregunta: ¿Es la fe una forma de consuelo ante lo negativo o la desesperanza del mundo?

Respuesta: Depende de cómo se use. Me gusta la gente con fe activa y verdadera. Es la que es realmente consoladora y creativa. Fe no es una corformidad escapista. O una paciencia idiotizadora... Sólo la gente de fe tiene la habilidad de consolar y la perseverancia para activar el optimismo... Una persona cagada por la changa no inspira a nadie. Toda su milagrería es fraude y palabra vana... Mas ciertamente, sin fe no hay consuelo ni cambio. La fe es necesaria para mantener siempre en alto la estima y el espíritu de victoria contra el mal... Desde mi perspectiva existencial, ante lo monstrenco y vital, déjame redefinir lo que es la misión didáctica del consolar... Consolar es enseñar a la gente a tratar con la estetica de lo feo, con lo censurado, con lo que se tiene reprimido en la psiqus, el inconsciente. Así es que se induce a catarsis positiva... No se educa ni se reeduca al trivializar cosas que duelen, ni echando lástimas hasta por las narices, sino yendo a los fondos y raíces de lo que duele. Así es que se forma el caracter. La educadora Hellen Keller propuso bien cuando dijo: «Character cannot be developed in ease and quiet. Only through experience of trial and suffering can the soul be strengthened, ambition inspired, and success». La pedagogía del egoísmo, o como yo suelo decir «de la penita pena», o las sentimentalidades bobaliconas, adoctrina a no exponer a la gente, a la persona sufrida, especialmente cuando son jóvenes, a lo atroz y contradictorio de la vida, sino educarlas en bobadas de color rosa. Haciéndolo, muchas veces movidos por la buena de cuidar que la niñez, evitar que se se atemorice, o se exponga a lo feo, al riesgo, a la curiosidad por lo malsano, le hacen más daño que bien. Las sobreprotecciones, a la larga, son negativas.

La misma señora Keller decía: «As selfishness and complaint pervert the mind, so love with its joy clears and sharpens the vision». Esto es, el mundo está lleno de sufrimiento, hay que saberlo e informarlo; pero tambiém enseñar, contrario a esas influencias montanistas y neomontanistas que permean, o se parapetan en las terapias de ocultación, o prentesiones hiper-espirituales, el compromiso social y que, si bien hay dolor, este dolor convive con muchas superaciones de lo horroroso y de la angustia. «Although the world is full of suffering, it is also full of the overcoming of it»; por tanto, no se puede ser tan egoísta de tapar el cielo con la mano, ocultar a conveniencia, lo que no nos gusta para sobreproteger a las almitas puras, o los seres vulnerables. Eso sería hipocresia y es exagerar el síndrome de queja y de víctima. O sea, formas de pervertir la mente, formas de denegación y no de liberar...

Pregunta: En uno de esos textos de homenaje («El yo ético y la fe»), uno que alude a Sören Aabye Kierkegaard, dices que la fe enriquece a la ética.

Respuesta: Así es. Kierkegaard, el autor de El concepto de la angustia (1844) , es uno de esos primeros filósfosofos existenciales que leí y me impresionó su noción del «salto a la fe». Conste, que él era bien intenso a la hora de acusar a las sabantijas y las changas cagonas de pesimismo y sinsentido. Sabía sobre el poder del lenguaje para el bien y el mal y se sorprendía: «¡Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje un hombre pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!», decía. Era consolador porque tenía sentido de historicidad, la capacidad de mirar hacia atrás para comprender, y la capacidad de compromterse, al mirar hacia adelante... El escribe que «la angustia es el vértigo de la libertad», que la vida parece absurda, pero guarda en su raíz una aspiración de infinito y eternidad y que, si la fe sirve para algo en la subjetividad del individuo, como en la vida civil y la relación del ser-con-otros, ésto ha de ser el ejercicio de su libertad, tarea en la que a menudo hay que tomar consejo hasta del enemigo. ¿Y cómo se toma consejo del enemigo sino estudiándolo? No encerrándose en un monasterio, sin vínculos externos... Lo que él estudió como enemigo / ético o religioso / es la esfera mediocre y alienante de lo público, o las nivelaciones, en que desaparece el individuo, con su riqueza subjetiva....

Pregunta: Tú defiendes al hombre dionisíaco, en un sentido que es más profundo que la visión vulgar del Baco, ¿qué piensas del «hombre estético» (el discutido por Kierkegaard en Diario de un seductor y en O lo uno o lo otro (1841)?

Respuesta: La vida es angustiosa, si uno cree que sólo el placer compensa. El seductor no llega a ser feliz. El «hombre estético» buscará persistentemente la fórmula para escapar de la angustia, así como el hombre ético puede verse angustiado por el ahogo de tantos problemas sociales, que no depende de él únicamente, sino de consensos grupales... De ahí que algo más que racionalidad hegeliana, o kantiana, se necesite para librarse de la angustia y el acoso social. El llama ésto la subjetividad: la puerta que «se abre hacia adentro y que hay que retirarse un poco para abrirla» y puerta que tiene dos direcciones internas: lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito. Del hombre estético, como del dionisíaco, me gusta la pasión con que busca aunque ello lo lleva a la soledad, a la incomprensión por los otros. Casi siempre el aplauso, se lo llevan los más listos, que suelen ser mediocres persistentes o gente vendida al poder...

Pregunta: Como la peste desagradable ocasiona bascas, todo este planteamiento sobre la 'changa' que nos caga, o más bien, las macacoas que caen, conducen la náusea, en el sentido sartreano, o ya hablando de sicopatologías, al vértigo... La persona angustiada, normalmente, es hipersentiva. Estos poemas tuyos sobre «pestes a infiernos» refieren a objetos indeterminados...

Respuesta: ¡Ni creas que tan indeterminados! Los procesos no son objetos, no se ven como changas sobrevolando en el aire; pero tienen un ente, así como el aire que no se ve tiene una presencia entitativa o material y el olor la tiene, aunque no se vea el olor... Tú sabes, hay olor menos obvio a muerte que la pudrición de los cadáveres, o las llagas de un agonizante. A ese olor valdría llamarlo «angustia» del ser-ahí. Una persona puede ser aún muy joven y gozar de buena salud, pero, estar de golpe ya inquietado por la constante amenaza de la muerte... Con macacoa yo digo muchas cosas sobre la angustia, como esa inherencia que la caracteriza para recordarnos el carácter temporal y finito de la existencia. Macacoa es lo súbito con que la muerte te puede llegar cuando no la esperas, un accidente vehicular, una resbalada desaforunada que termina rompiéndote el pescuezo, una bala perdida... Ese es «olor a muerte»... En Heidegger, la «macacoa», la cagada de changa, hiede más como angustia cuando a medida que se pospone el anhelo de libertad. Dice en El ser u la nada que «la angustia es el modo de ser de la libertad como conciencia de ser» y que es diferente al miedo, que es sentimiento que se revela ante los seres humanos. Ante los prójimo, una persona amenazada puede negociar, o suprimir al que amenaza, puede reconocer muchas opciones para tratar con el miedo; pero, con el miedo ante uno mismo (y la angustia es ese tipo de miedo), lo único que se tiene por opción es autoaniquilarse, el suicidio o admitir que debe trabajatr con la libertad. Dice Heidegger: «En la angustia la libertad está en su ser custodiándose a si mismo». El quiere ser libre hace un trabajo interior con la Nada, siendo «la angustia es lo hace patente la nada»... Ahora tendrías tú, Freddie, que preguntar: ¿Es la Nada algo? ¿Qué trabajo se puede hacer con la Nada para arrebatarla la libertad?

Pregunta: Sí, lo pregunto.

Respuesta: Pues se necesita estar más que loco para filosofar sobre la nada («la 'néant' de Sartre, suc apacidad de 'néantisation' en el ser) sobre la que dice que no es algo extraño al hombre, sino «la consecuencia implícita en su libertad». Conste, no estamos hablando del término francés 'rien', sino de una Nada filosófica. Sartre, que es ateo, dice que la náusea, que es creer que 'nada', se experimenta como una condena. O sea, en el mundo nada es verdad ni mentira... No es que el ser-ahí, pese a su condena y traición, su náusea y macacoa, su angustia y su muerte en lo finito, deje de tener sentido. Lo tiene, aunque no lo sepas. Sencillamente es éso... Tienen un sentido «más allá o con independencia del que yo quiera darles», escribió Ramón Alcoberro en unas notas interpretativas sobre el libro de Jean Paul Sartre, El exisistencialsmo es un humanismo (tengo la traducción al español de Victoria Prati de Fernández, Ed. Sur, 1957).

Alcoberro dice una cosa muy interesante con la que yo coincido. Mucho de este lamento que proclama a gritos de angustia «Dios no existe», «Estamos solos y ansiosos», «No hay nada», todo este lloriqueo permanente al experimentar el abandono / desamparo [«délaissement»] y la desesperación [«désespoir»], son la falta de proyecto, de responsabilidad total y el miedo a la elección y, en la gente más apetente de poder y maníaca, como suele ocurrir con los tiranos, los genocidas y todo tipo de gente que reniega del «ser-con-los otros» [o el «être-avec» sartreano],es no comprender que la Nada, el sinsentido, es una estructura global del ser que exhorta a ser libres y hacerlo por mala fe.

Es cierto hay gente que quiere ser como el Dios personal judeo-cristiano. Que ninguna cosa les cueste su pizca de angustia ni de trabajo. Más bien, esta gente quiere ser como los magos. Dios es la Encarnación Suprema del Mago que saca palomas y barajas de una manga o un sombrero... y con ellas gratifica hasta al más hijo de la gran puta. No. No. ¡Qué bueno que no sea así! ¡Qué bueno que estemos obligados a ejecer la libertad que somos y tengamos convencernos de que la libertad no es gratuita ni algo que tenemos, sino algo que debemos ejercer por consciencia relacional!

Pregunta: Crees que la nada / o Nada / es un concepto muy útil...

Respuesta: Es el mejor argumento para mofarse de los inventores de dioses falsos y los yoístas dejen de pensar en la sustancia de su Yo como una caja mágica que autodivinizan y egolatrizan, sino una relación de servicio; el yo no es sólo un para sí [«pour-soi»], puro reino de subjetividad, sino que, en la contingencia de la vida, es un ser-social, cuya esencia ha de ir hacia el altruísmo y la colaboración para dar sus mejores frutos de armonía. El mundo se encuentra, cuando nacemos, como existencia antes que como esencia, pero la esencia se la damos al convertir el torbillino del vivir en remansos de convivencia. Ese mundo revolcado como torbellino nos puede apestar, crear náuseas, porque saca cosas pudridas y las flota. El vaho de la macacoa sube a los aires...

Pregunta: Oyéndote, Carlos, una apreciación de estilo que observo cuando te leo... es que, para tí, los eventos «vienen», «llegan», «están por llegar», «caen» (como la macacoa, desde una cierta altura)... ésto, todo parece que acaecerá desde el aire, o una cierta altura, o que se desplazará de otro lugar distante hasta tu aquí... sin embargo, ahora hablaste de un cierto flotar en torbellino, ¿de aguas podridas?

Respuesta: En la retórica de mi sentido de lo espacial, sí creo que enfatizo eso cuando hablo acerca de fenómenos político-sociales; pero no es yo crea que todo se gesta desde una altura metafísica, o celestial. Habría que tomar cada texto individualmente... hay eventos que ocurren, literalmente, en cuevas, en lugares a flor o bajo tierra. También enfatizo mucho sobre el «lumen naturale» que no es altura, sino fondo... cuando halles algo así, me lo adviertes y lo comentamos... pero, déjame decir, algo sobre el por qué en mis texto impera un movimiento del afuera hacia adentro, porque ésto tiene que ver con Kierkegaard cuando habla de la subjetividad como la puerta que «se abre hacia adentro y que hay que retirarse un poco para abrirla». En el ser-ahí de lo temporal, por definición, estamos fuera. Todo «hombre ético» es un hombre fuera, que no ha entrado a la síntesis ontológica de: lo temporal y lo eterno. Puede que de momento vea la Puerta del Infinio y la abra hacia afuera y no hacia adentro y, si por equivocación, o por tientas, la abre hacia dentro, correctamente, se asusta y sale corriendo... no es lo mismo llamar al Diablo, a la Nada, que verlo venir...

Pregunta: Ja ja... me haces reir, Carlos.

Respuesta: Mira, le tenemos miedo a lo divino. Podemos acostumbrarnos y lloriquear mucho en torno a lo contingente de la vida, la miseria y la finitud, soñamos con Dios, hasta que lo hacemos banal soñarrera, y finalmente lo mandamos pa'l carajo. Dice Alcoberro que «a fuerza de soñar con él, aun sin advertirlo, (se) termina por echarlo de menos».

Pregunta: Es cierto. Paradójicamente, mucha gente que propone un Dios personal, una salvación, el fin de las contingencias, con la intención de hacer su bien, es qiien más daño hace. Es la gente más fanática y perseguidora. Y el mensaje está expresado muy bien en tu obra.... Bien, de estas Estéticas de la angustia, uno de los aspectos que me gustaría que comentaras es lo mostrenco. ¿Qué es?

Respuesta: Acerca de la percepción metafóroca que yo tengo de lo mostrenco... En cuanto al trópos predominante en este libro, habrás notado la ironía. Estas cagazones de la changa, o embarres en la macacoa, es estética irónica y el uso caraterístico en el título no es mentar a lo bruto, lo rudo e ignorante, de un contenido referido, o personajes inspiradores de los textos. Mostrenco es un adjetivo para referir cualidades de la gente zafia, zoquetera y majadera. Mas, yo quiero hablar con cierta majadería del majadero, o mis estéticas son majaderas, como una forma de aquilatar y valorar más lo que es vital... Me gusta el fondo vital de la Existencia, que no es lo bruto ni lo ignorante, implícitos en la palabra... me gusta la palabra 'mostrenco' por su cercanía sonora con 'monstruo'. En la existencia cotidiana, más que monstruos teratológicos, o monstruos como los de la ciencia ficción, de King Kong a Frankenstein, lo que hay son montruosidades morales... A la gente ignorante, le gusta 'entretenerse' con el ser desfigurado, velado, el monstruo como ente feo, como algo temible a sus estéticas de normalidad. Para mí, eso es deprimente. Me gusta la vitalidad que enaltece, que curiosea, pero se atreve a convivir con lo aparentemente temible... no me interesan más monstruos que aquellos que vaticinara Victor Hugo cuando dijo que la prosperidad crea monstruos y, bien... me interesan monstruos, que no parecen tales, pero hablan como tales... pienso en Jerry Falwell, el evangelista de lengua de sierpe, cuando dice: «Esos fundamentalistas islámicos, esos terroristas radicales, esos monstruos del Mediano Oriente, estám empeñados en destruir las nación judía, hundiéndola en el Mediterráneo, conquistando el mundo». Falwell es un monstruo moral del fanatismo y la desmesura. Es un montanista inconfeso.

Pregunta: El pintor Francisco de Goya decía que el sueño de la Razón produce monstruos. ¿Qué produce más monstruos, la Razón o la Fantasía?

Respuesta: Si recuerdo esa frase bien, Goya decía que la fantasía, abandonada por la razón, es que produce los monstruos inverosímiles; pero, unida a la razón, la fantasía (y ésto si lo recuerdo literalmente) es «madre de las artes y el origen de maravillas». Lo grandioso de esta reflexión de Goya es que razón y fantasía deben funcionar unidas. El monstruo se forma de la desunión, sea la razón o la fantasía. Entonces, las dos son culpables de forjar lo monstruoso, esto es, lo mostrenco... Uno tiene que apartarse de lo que se vuelve extremo en sus formas habituales de mayoría, orden como status quo y mero espejo de lo existente. Tengo un extraño poema que lo inspira la fealdad del sapo y, en cierto modo, esa fábula que dice una princesa le da un beso al sapo encantado, que en el fondo es un príncipe, y le devuelve su belleza. Eso es lo que yo pienso que el hombre debe ser: un príncipe besado, amado, para su desencantamiento. Y Sapo de otro pozo, para merecer «la mansa factura de las niñas, gemido más melódico / del arpa y lo más noble del deseo», para no croar feamente, sino para ser sonido melodioso de arpa, debe desagradar la hipocresía y mentira de los espejos en que él se mira y desde el que las mayorías lo juzgan zafio, asqueroso e indeseable, y que no es otra cosa que 5,000 años en la «cuna de varones / con hacha, transgresores», la historia de los pozos violentos... Debe decir un NO a los extremos y, en particular, a los falsos «purificadores morales», que representan:

... el crimen y flagelo
provisto por los inquisidores,
sabelotodos embaucadores,
agarrapendejos, blasfemos.
Un NO que proteja de la burla
el misterio
y lo santo
y lo puro.

[Sangre protestataria

Pregunta: Una de las estéticas que están presentes en tu libro es la vitalista que se insinúa desde el título. Háblame sobre lo que tienes razonado sobre el vitalismo filosófico. ¿Cuáles son las fuentes y cómo desde lo olfativo, tantas sinestesias, emprendes esa metaforización? Hay un poema desde el cual me gustaría comenzar: Dueño de mi olfato y que lo precede un epígrafe de Heidegger: «Ni la razón ni la intuición pueden captar cabalmente el ser de lo que se encuentra».

Respuesta: Ajá... si ese epígrafe es retador y, de veras, ese es un poema, como todos mis poemas zorrunos, o de agudo olfato, en que mi mostrecidad majadera e ironía, hacen acto de presencia. El poema comienza sugiriendo una reflexión sobre lo nauseabundo de los corrales y, sin embargo, un puerquero o un campesino se habitúa a ello por amor a sus animalitos. Así debe ser el hombre. Eso es ser vital. Así como un sapo debe saber ajustarse al pozo oscuro que le toca, hasta que venga una princesa y lo bese y él sea capaz de mostrar que es otra cosa, que es «sapo de otro pozo»... Pues bien. Freddie, hay pozos y hay corrales peores que el del animalito y a esos pozos y corrales, yo les llamo «oscuros corrales de mentira», los pozos de los perseguidores y rivales. Esos que hacen ciudades y desprecian las guaridas de los montes...

Pregunta: Ese poema Dueño de mi olfato es como una metáfora del hombre combativo y con compromiso. El hombre en la resistencia que evita su exterminio. «Soy un perro salvaje, / aún dueño de mi olfato».

Respuesta: Sí. Es una defensa del instinto de conservación y una fábula sobre el zorro.

Tengo las orejas empinadas:
¡soy todo oídos! y desnudo
me deslizo con sigiloso paso
y me sigue la cola
más larga que mis patas.

Largo y abundante, mi pelo y con él,
nazareo, nazco, crezco, muero,
¡pero ya son muchos
los zorros desollados!

Pregunta: Y está la idea de que el aprender cuesta. Es progresivo y que la angustia educa.

¿Y qué será? que me duele por instinto.
¡Pues que no soy intuitivo, entre otras cosas!
¡Que con dolor y con angustia aprendo!

Y a la gruta del desfiladero llamo geografía
y serme-anticipado en mi avanzar, astucia,
mi gramática parda, lo aprendido...

[12-01-1976 / Dueño de m olfato]

¿De dónde sacaste las ideas de las zorrerías y de convertir al Zorro en un símbolo del filósofo vitalista?

Respuesta: Humm... fíjate, me trajíste el recuerdo de Doña Bisa, una compueblana que leía a Thomas Fuller, un clérigo y capellán inglés del tiempo de la Restauración del catolicismo romano en Inlaterra por el rey Carlos II. Escribí un cuento sobre Fuller, sobre la amistad... Doña Bisa (Rodríguez Rabell), ancianita, fue quien me hizo la observación de que, de niño, en los colegios donde Fuller estudiara, le llamaban «el Zorro» por astuto... No recuerdo que libro ella quería que yo leyera de este autor, quien era bueno y ocurrente para escribir aforismos, y yo estaba terco en que me prestara algo diferente a leer un sacedote. Ahí en esos dímes y diretes entre doña Bisa y yo, fue cuando me dijo que no fuese tan «zorro» como Fuller porque así le decían en la escuela y, quien se quiera educar, también tiene que obedecer disciplinas. Doña Bisa, en buena onda, quería enseñarme hasta modales y etiqueta. Era una mujef muy fina y yo un zorrito voluntarioso, amante de conocer y husmear; pero terco... y la cuestión es que ese nombre se me quedó, desde que compartí unos poemas en la internet que titulé el Zorro viejo y sus carlancas. Una poeta muy querida, Fanny Jaretón, me llama así. El Zorro y he visto que son varias las personas que así me refieren... Ahora, en la segunda parte de Estéticas mostrencas y vitales, yo bendigo las zorreras y las zorrerías del filósofo vital con poemas como «Faustolo, zorro bueno», «Bendición de la zorreada», «Sabiduría animal» y otros.

Pregunta: Leamos unos...

Respuesta: No. Creo que la idea está más clara. Sí me permites, te diría sobre el vitalismo en general... o poetas y autores leídos que vitales y de quienes he aprendido mucho. De Whitman a Allan Gingsberg, de Ortega y Gasset a Henry Miller... ¿qué prefieres?

Respuesta: Leo lo que disfruto una y otra vez... Descubriré lo que me digas... Hay pasajes en tus poemas, creo que en todo lo que te he leído y por lo que te describes pacifista que me recuerdan el vitalismo de Miller. Las guerras elimnan las posibilidades de vivir de otros, lo que es un acto supremo de anti-vitalidad, de censurar la vida de otro y, por tanto, una cobardía... En cierto pensamiento Miller dijo: «Cada guerra es una destrucción del espíritu humano». La guerra es una de esas cosas que, por nunca desaparecer de la historia humana, a pesar de lo mostrenca y vulgar que es, deja ese sentimiento de la vida carece de sentido.

Respuesta: Pero no es verdad. Lo que pasa es que, mal que bien, errado o no, el sentido a la vida se lo damos nosotros. La existencia, en cuanto el Dasein, el hombre que se solve en ella, presenta dificultades, pero, como conjunto de vivencias, tiene un sentido. Aún es importante el sentido biologista y naturalista de la vida, el sentido vital y puede que la filosofía tenga que iniciarse con meditaciones sobre eso: el comer, el tener sexo, el cambiar de rumbos, el disfrutar un espacio al caminar o alejerse de él... Decía Ortega y Gasset que la vida: «es el conjunto de actos y sucesos que la van, por decirlo así, amueblando». Y mucho de esos actos o movimientos son biológicos. Son en función de vitalidad y, en fin, sobre lo que mis «estéticas vitales» metaforizan, no es el alma, la mente o el cuerpo, en cuanto estructuras, sino en cuanto a lo que tienen de fenomenológico... La vida, si es como una casa que se amuebla, no es una estructura fija. Ni pertenece a un reino particular, llámese el alma, o el cuerpo, o la mente. Es una construcción y se la dota de sentido, con esos reinos del alma, el cuerpo o la mente, en el momento en que uno comienza a habitarla. Esa metáfora de Ortega me gusta. Es parte de su filosofía de la razón vital...

Desde esa perspectiva es que me gusta lo vital, no porque somos un saco de huesos y células, sino porque «todo vivir es vivirse, sentirse vivir, saberse existiendo». Mas no es únicamente saberse y comprenderse, es un «encontrarse». Esto es otra coincidencia heideggeriana de Ortega. El hallazgo de uno frente al mundo, con el mundo, dentro del mundo, primero, para percibirlo y sucesivamente para amarlo, desearlo, pensarlo y odiarlo, si hay la necesidad. Y, en este proceso, uno descubre que la vida puede debatirse y tensionarse entre la fatalidad y la libertad. Cuando se llega a este nivel, Ortega y Gasset dice que el hombre hace «futurición» de la vida... Si el mundo nos parece sin sentido, una náusea, o macacoa, es porque no nos hemos topado con el sentimiento de futuro, a pesar que es el primero que como alimento debemos recibir. Si tú quieres ser una casa amueblada, debes tener ya ima noción de futuro, porque si no las ha de vivir para el futuro, ¿para qué la edificas y amuebla? Lo que uno construye como vida con sentido es el futuro, lo que aún no es...

Si uno construye para el mero presente, uno no es vital. Uno es inmediatista. O valemadrista, o qué se yo, algo demasiado provisional y precario, sin ambición. Hay un texto en que lo designo «el nihilista chabacano» (Estéticas del hombre pertinaz»)... Hay gente que vive apegada al pasado, obsesionado por él, y ni crea para el futuro ni para el presente. Puede que la casa que prepara, o los muebles con que querrá que se amueble, no resistan el paso de los días y que él viva muy poco, porque «la vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante» y el que no tiene proyecto para el futuro ni disfruta el presente ni el pasado. Para él, la vida no tendrá su grato sentido. Siempre será anacrónico y el presente le hallará desprevenido y, por ende, desconsolado... Si tuviera que dar otro término para lo que es un proyecto de futuro, el concepto de vida como futurización, te diría con un verso de «El secreto de la Fortuna», que es teleología.

Y todo tiene una hora en que retoña y secuencia.
Todo va, al fin de cuentas, a mi teleología.

<><>

Cuando llegues al campo o a la aldea
de los que nunca encuentran ni siquiera
las sombras de sí mismos, cuando veas los compulsivos
con su impureza y sus alardes, busca
a la niña dulce, tu hermana. Ella compensa.

Cuando metaforizo con la imagen de una «niña dulce, tu hermana», siempre estoy hablando sobre el futuro. La fortuna del hombre es que esa niña te compense con el futuro. Te lo lea en la mano como una gitana. Esa teleología vital es lo revelado en el exhorto de ese poema cuando digo: «Busca a tus hermanos». Es la buena fortuna, lo que salva al hombre del desasosiego y lo limpia de la cagada que le dejó la changa encima.

Pregunta: Por lo que veo en tus anaqueles de libros y ensayos que te he leído sobre Henry Miller y Whitman. sé que valoras la literatura erótica y las personalidades vitales... Hallo tu homenaje a Susan Sontag... ¿hay [,,,]?

Respuesta: Pero no es el erotismo lo que realmente me gusta de Miller. Te aclaro, Miller es ambivalente en cuanto a si la vida tiene o no un sentido. Yo lo veo un poco agónico en el esfuerzo de madurar y crecer vigoroso y feliz como desea. Está todavía amargadón con esos de que las experiencias de la vida son arduas, conflictivas y doblan a la gente... Miller me gusta porque es una persona dispuesta a vivir conforme a sus deseos, a su vitalidad y, por ls generales, sus deseos son armonizadores y altruístas. Ama a las niñas, apetece cosas bellas y odia la violencia.

Pregunta: Mira, Carlos, hallé un poema en que Ortega y Gasset está en diálogo con León Blum... y le explica la vida, como realidad radical. Este uno de tus recursos favoritos: utilizar hablantes históricos que conversan entre ellos....

Ortega: «el hombre no es un ser insustancial;
venga conmigo, le mostraré su sustancia».
Hallé a León Blum, redactor anticlerical,
víctima y prisionero de los Nazis, y le dije:
el hombre cambia, hay un hombre futuro,
que es más que un «saco de piel»
aprisionado para siempre al extravío,
a la metafísica fijista del ser-en-sí.

No es socialmente irredimible, no,
porque sea hoy una hediente horda
de biomasa primantrópica, mi Blum amigo.

[Frag. Mi amigo Blum]

Pregunta: Ajá... con ese mismo poema o mensaje por pretexto te diría, una segunda característica que yo doy al vitalismo una vez que Ortega pone en claro que no se es vital sólo por ser un «saco de huesos». Se es vital por cree en un «hombre futuro» y, otra cosa que hago que Ortega y Gasset le dice a Blum, que se jactaba de ser un socialista y, sin embargo, vendía el socialismo y el obrero al Vaticano, como títere de la burguesía, es que hay que vivir con honestidad política. Esto es, sin «asocialidad convenienciera, cobardía, reculamiento». Sin ésto no hay optismismo ni consuelo. No hay medida humana en la cual confiar... ¿Sabes? Después de la experiencia de Hitler y Stalin (y ésto porque ya había radio y TV), en el mundo de la política, de la izquierda a la derecha, pasando por el centro, la praxis social se vuelve sospechosa, el desencanto profundo y, de ésto, se aprovechan los Trasímacos contemporáneos. Si la política es asociado con el mal, con algo sucio, como parte de las macacoas y cagadas, ¿quién cosechará en este río revuelto de pescados? ¡Los demagogos! Y en nombre de una lucha contra los tiranos, inventarán al Big Brother y los aparatos de vigilancia... y, aún el altruísmo, que es un elemento necesario para hacer justicia, entrará en las listas de lo demónico, o lo que se debe suprimir, en los tiempos de la posmodernidad desencantada...

CONTINUA
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