Por Luis Torres Rodríguez / Presidente de Fundación Avanzar
Estados Unidos de Norteamérica con toda su tecnología y poder económico no puede evitar que ingresen 400 toneladas de drogas al año. Colombia con todo el apoyo norteamericano no puede dejar de producir droga en 90.000 hectáreas de su territorio. Perú tampoco puede dejar de producir coca en 60.000 hectáreas de su territorio. México es impotente de frenar a las mafias de narcotraficantes, que operan muy cerca de EEUU. Ecuador es utilizado para lavar miles de millones de dólares y ningún banquero está preso.
El Estado con todo su poder es víctima de la organización criminal y por tanto requiere de más policías, más armamento y nuevas leyes que puedan imputar a menores de edad, que cometan el sicariato, prohibiciones para que ingresen libremente al Ecuador extranjeros con malos antecedentes.
¿Será todo esto cierto y se necesitará convertir al Estado en un gendarme? ¿Estamos realmente ante una sociedad violenta? ¿Las cajas de resonancia mediática dicen la verdad?
Para que haya 400 toneladas de droga en el mercado de EE.UU. y que demandan millones de norteamericanos, alguien debe permitir y ganar mucho dinero. Para que nadie vea 90.000 o 60.000 hectáreas de cultivos de coca en Colombia y Perú, alguien debe permitir y ganar mucho dinero. Para que las mafias mexicanas posean moderno armamento de alto calibre, alguna empresa norteamericana debe estar abasteciendo y obteniendo altas ganancias. Para que en el Ecuador se lave 10 MIL MILLONES DE DOLARES AL AÑO, algunos banqueros y microfinancieras deben tener lavadoras invisibles, que ningún funcionario público las ve y que deben ganar mucho dinero.
Muchos grandes empresarios muy prósperos en el Ecuador, Colombia, Perú y el mundo (Madoff por ejemplo), son grandes financistas, gente educada en las mejores universidades, con maestrías y doctorados, con gran influencia en los gobiernos de turno, son los únicos que pueden realizar grandes negocios debido a su capacidad económica o a ninguna. Ellos no necesitan entrar como refugiados. Entran como grandes empresarios, forman empresas con USD 800,oo y firman un contrato de construcción del aeropuerto de Quito por 700 millones de dólares, reciben 400 millones de los ingresos del aeropuerto viejo y también poseerán los terrenos del viejo aeropuerto para poner una zona franja, sin invertir un solo centavo. ¡¡Eso es ser extraordinario empresario!! Gracias Sr. Presidente de la República, por darnos lecciones éticas. Gracias Sr. Procurador del Estado. Gracias Sr. Ministro Fiscal: Gracias Sr. Contralor General del Estado. Gracias Sr. Alcalde de Quito. Gracias Sr. “héroe del Cenepa” (sic), Paco Moncayo, por precautelar los intereses de la sociedad.
Quien tiene una hacienda con droga fácilmente puede tener un medio de comunicación. Quien lava narco dólares puede tener fácilmente uno o más bancos. Quien tiene una microfinanciera fácilmente puede tener varios canales de televisión. Quien tiene una alcaldía puede tener fácilmente un aeropuerto.
Es decir las organizaciones criminales que promueven la inseguridad en el mundo, son precisamente los empresarios del crimen que están incrustados en los gobiernos, directa o indirectamente, que controlan a su antojo los Estados, como verdaderos bienes privados.
Esta es la razón para que encontremos Estados indefensos ante el crimen organizado. Esta es la razón para que los Estados acudan a los salvatajes bancarios, mientras millones de trabajadores van a la desocupación y pierden el dinero depositado en las instituciones financieras.
Pero los empresarios del crimen no solo que obtienen las ganancias monetarias, sino que ocultan sus fraudes, haciéndonos ver a través de las cajas de resonancia mediática, que el peligro está en los delitos menores, como el sicariato, que es un efecto del narcotráfico y del narcolavado. El sicariato es cometido por gente de pocos recursos económicos, que inundan las cárceles. Nos hacen ver el efecto y no la causa.
Además logran atemorizar a la sociedad y silenciarla. Es tan peligroso denunciarles a los empresarios del crimen, que me puede costar la vida. Es tan peligrosa la sociedad que el Estado necesita comprar más armamento a una de las empresas dirigida por uno de los criminales, necesita construir más cárceles. Miembros de la legislatura, portavoces del crimen, exigen el endurecimiento de las penas del sicariato, pero silencian el narcotráfico y el narcolavado.
De esta manera hemos llegado al control perverso de la sociedad, que hacen las organizaciones criminales a través de las cajas de resonancia mediáticas.
El Estado no es víctima de las organizaciones criminales, es la más grande organización criminal, que protege a sus financistas-criminales y castiga al micro crimen para justificar su existencia. El ejemplo patético es Colombia.
Al micro crimen se lo combatirá eficientemente cuando podamos desmontar a las organizaciones criminales de la estructura estatal, es decir cuando tengamos el Estado. ¿Nunca? Tal vez. Pero ya no nos engañarán.
* Luis Torres es autor del título: La Banca de la Usura al Narcolavado
Avanzar / Tomado de El Librepensador
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