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Sindicalismo, Democracia y Lucha Obrera
Si aún queda algo de Izquierda crítica, y capaz de autocriticarse con introspecciones honestas y profundas en este país, es tiempo que se empiece a hablar sin pelos en la lengua, pero con respeto y mucha honestidad intelectual, de los sindicatos; principalmente de aquellos que constituyen un sindicalismo de clase trabajadora de privilegio. Algunos en el sector público, y otros en el sector privado, que son en realidad una claque de chupa cuotas; y ese otro sindicalismo de buscones que lo que le interesa es que le aseguren sus privilegios como personeros de las directivas donde el trabajador que dicen representar y el propio pueblo, están a partir de sus intereses y privilegios, y nunca antes como debe ser cuando se es genuino.
En la actualidad, un auténtico sindicalismo que vea la clase trabajadora como un todo, y no aparcelada en los pequeños feudos que dirigen, no existe. Pudo haber existido en tiempos de Pedro Grant hacia atrás, pero ya no, de aquí en adelante. Hay que construirlo, pero no desde un partido político, a menos que no sea desde el suyo : el Partido Político de la Clase Trabajadora. Es necesario recuperar la conciencia de Clase Obrera, porque esa conciencia, ya casi no se ve. Lo único que les queda, es la repetición de un cierto vocabulario de cuando la lucha fue más real y genuina, pero sin carne de realidad.
Hay otro sindicalismo traidor, de uniones casi exclusivamente extranjeras porque en su gran mayoría son norteamericanas, que viene pergeñadas por un sindicalismo patronal y de arreglos turbios, donde la directiva, no pocas veces, va pisando con algo. Este mismo sindicalismo, se presta de instrumento desmovilizador de la clase obrera con conciencia real. Son de añorar aquellos tiempos, de aquel sindicalismo con Pedro Grant a la cabeza, que no temía a ser llamado de izquierda, que educaba mucho más, y hacían menos comelonas de la mano de los patronos, donde unos y otros se piropean por lo bien que lo hacen, pero no así los obreros.
Se necesita un nuevo sindicalismo que se caracterice principalmente por su Democracia. Así, autoproclamados partidos de izquierda, pero huérfanos de Democracia, pero con todos los vicios y exquisiteces de la dercha más rancia, como la que exiben algunos nuevos amigos de un nuevo cambio especial, que opera de manera de que nada cambie. Todas esas exqusiteces de la falta de Democracia, las exibe el Neopiplismo. Aunque hay quienes dicen, que en esa iglesia fundamentalista, el vedadero problema es, que tanto su Papa Rubén I, como su democracia, están muy verdes. Demasiado verdes.
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