Barack Obama: Recomienda que los que ganan más de $250,000 anuales paguen más impuestos; propone unas reducciones de impuestos, a un costo de 80 mil millones para ancianos y familias pobres; eliminaría el pago de impuestos a los ancianos con ingresos menotes a $50,000 anuales y daría un crédito de $1,000 a las familias con ingresos entre $3,000 y $75,000 anuales.
Por CARLOS LOPEZ DZUR
ORANGE COUNTY: Hay que ver las elecciones presidenciales de Noviembre y la competencia entre John McCain y Barack Obama, republicano y demócrata, respectivamente, con cautela y desconfianza. Son partidos reformistas. Nada de lo que se haga desde sus plataformas puede ser revolucionario. El poder detrás de los partidos burgueses, conservadores, se encargará de neutralizar toda idea que advenga peligrosamente a beneficiar a quien no debe o resquebrajar un control establecido por los intereses del capitalismo. El sistema político de los EE.UU. está muy viciado con retórica y publicidad simplificadora. El marco teórico de propuestas e información compartida suele ser limitado porque, en última instancia, ninguno de los partidos pretende cambiar la estructura del poder ni la distribución de riqueza e ingresos.
Hay ciertamente un conflicto cultural, intensamente influído por valores post-materialistas en la cultura política en las sociedades industriales avanzadas, «entre quienes sustentan el funcionamiento de las instituciones y quienes piden más profundización democrática». Los valores postmaterialistas se relacionan a un declive de la confianza política en la autoridad y el tipo de sociedad que se alimenta del desarrollo de las culturas post-materiales. La gente ya no toma gratuitamente la asumpción de que el gobierno hará algo por ellos. La necesidad de protección no está satisfecha, y la vieja confianza generalizada se recibe por ambos partidos como «poor survey indicator» del problema de la cohesión social en sociedades de grande escala.. Los Estados Unidos no están exento de este juicio. El electorado cuestiona una variedad de asuntos en torno a justicia social y estructuras de solidaridad porque cada vez hay un mayor conocimiento de la desigualdad económica en que se vive y se duda de si los partidos Demócrata y Republicano son alas del mismo interés: servir al 20% de la población y renunciar a una obligación de influenciar como Estado la distribución, ya no de riquezas, sino de los beneficios de oportunidades.
En situación tal, las opciones son pocas para la clase trabajadora. Estos partidos están diseñados para reflejar la ideología y las aspiraciones de entre el 1% al 20% de la población total del país que constituyen el sector de los super-ricos, junto con la clase profesional (médicos, ingenieros, industrialistas, administradores ejecutivos) y cierta estrata empresarial en la mediana y pequeña empresa), que siendo el 19% de la población poseyeron, a principios del 2000, el 51% de la riqueza del país. Esto es, el 84% de las propiedades y bienes del país, restadas las deudas, está en manos de menos del 20% de las familias en lso Estados Unidos. La mayoría de la población (el 80% de las familias de la clase trabajadora) accesa un 15% de la riqueza. Como ha dicho el sociólogo y profesor de UC, Santa Cruz, G. William Domhoff: «En los Estados Unidos, la riqueza está concentrada grandemente en relativamente pocas manos».
«As of 2001, the top 1% of households (the upper class) owned 33.4% of all privately held wealth, and the next 19% (the managerial, professional, and small business stratum) had 51%, which means that just 20% of the people owned a remarkable 84%, leaving only 16% of the wealth for the bottom 80% (wage and salary workers). In terms of financial wealth, the top 1% of households had an even greater share: 39.7%»: Wealth, Income, and Power.
El profesor y prestigioso científico social de la Universidad de Princeton, Larry M. Bartels, contribuye a que pongamos atención a la implicación política de estos datos mencionados. En su libro Unequal Democracy The Political Economy of the New Gilded Age, publicado por la editorial universitaria, concluye que «los patrones de conducta de los partidaristos han determinado el tamaño de la brecha entre los ricos y los pobres de la nación norteamericana. Durante la pasada mitad del siglo, los presidentes del Partido Republicano han permitido que la desigualdad en el ingreso («income inequality») se expanda, mientras que los presidentes del Partido Demócrata, por lo general, no».
«El periodo que va de finales de 1940 a los albores de los '70 fue uno de crecimiento rápido y marcadamente igualitario en ingresos reales: Cada grupo, del más rico al más pobre, experimentó un crecimiento de entre el 2.4% y el 2.7% por año. Desde 1974, el patrón se ha inclinado significativamente hacia el rico. El crecimiento del ingreso general se enlenteció y se ha desplazado muy lejos de aquellos que están el fondo (los más pobres) que a los que están en el tope, los más privilegiados».
Rodolfo Ramudo Pernás al opinar sobre los Estados Unidos como el prototipo de una sociedad permeada de valores postmaterialistas, con un sistema económico basado en la «competividad y la desigualdad», piensa que las dos candidaturas presidenciales podrán hacer muy poco por el 80% de su gente, incluyendo las minorías negra e hispana, pese al «despliegue descomunal de medios publicitarios que manejan como argumento fundamental mensajes emocionales».
Lo que sucede con la distribución de riqueza en el país es que, en tan sólo una década, el «top 1% of income earners», el uno porciento los que ganan más, aumentan sus ingresos por un 12.8%, un significativo salto sin paralelos. «This is further support for the inference that the power of the corporate community and the upper class have been increasing in recent decades». Ver
Esto apoya la queja demócrata de que la comunidad corporativa y la clase alta ha crecido en décadas recientes. A principios de la década del '90, los EE.UU. contaba con 31 millones de personas en la pobreza. La cantidad crece en vez de bajar. Mas un nuevo componente entra en la vida pública: el grado en que el país se ha institucinalizado a grados máximos y ha internalizado, con credulidad, las funciones ceremoniales de la presidencia. El historiador John Lukacs explica ésto en los términos siguientes: «Ahora la mayoría de nuestra gente está empleada no en producción, sino en administración y servicios. El sector de servicios de la economía ha crecido y el sector administrativo mucho más... Este es el país del Gobierno Grande. El Presidente Reagan dijo que estaba contra ésto, pero su personal en Casa Blanca era diez veces más grande que el personal de Franklin Roosevelt en la cúspide de la Segunda Guerra Mundial. En muchas universidades, el registro de estidantes ha decaído, o se mantiene estacionaria, no aumenta el profesorado; pero las oficinas administrativas son el doble o el triple que hace 20 años... Hoy el movimiento de ideas es muy lento. Las ideas se han institucionalizado».
Entre las causas que el Dr. Bartels considera como explicaciones para la creciente desigualdad de ingresos, incluye la globalización, cambios estructurales en la econom1a estadounidense debido a cambios tecnológicos y demográficos. «La desigualdad económica es, en parte sustancial, un fenómeno político. La btrecha de ingreso aumentó con losPresidentes Eisenhower, Nixon, Ford, Reagan y los dos Bushes, mieetras se redujo durante cuatro presidentes demócrtas que habían servido durante este periodo, todos con la excepción de Jimmy Carter».
Para Lukacs, ésto sucede con la mente de los estadounidenses. Hay un deseo de no pensar, no porque no exista la inteligencia. Es una apatía que es característica de la sociedad moderna y los valores post-modernos. La mayoría de la gente no desea ejercitar su voluntad y sus mentes. «They're unwilling to ask questions». ¿Por qué es ésto así y que consecuencias tiene? La mayoría de la gente a la que Lukacs se refiere es la que más afectada por las relaciones del poder. No obstante, prefiere la ignorancia a capricho, «willful ignorance».
El ilusionismo y la desatención a lo que el Partido Republicano promociona como ideal, valores ultraconservadores y capitalismo a ultranza atrapan a los electores. La gente no entiende cuando los republicanos manejan las promesas tributarias porque ellos mismos ocultan su plan amañado de beneficiar desproporcionadamente a una clase poderosa. La reaganomics fue un embeleco que hipotecó el país. «On tax policy, Republican presidents, especially since Reagan, have pushed tax cuts that have disproportionately helped the wealthiest Americans».
LA CALIDAD DE VIDA Y LA VALENTIA: En Norteamérica se ha perdido mucha calidad de vida y se experimentan cambios de valores. Muchas cosas materiales y, aún frívolas, suceden muy rápidamente; el movimiento de las ideas es lo que se congela, ideas en cuanto consciencia de hacer cambios y decidir rumbos. Las escuelas estadounidenses han sido compelidas a enseñar menos historia cada vez. Las normas de enseñanza de historia, según Lukacs se han deteriorado. Posiblemente, todo renglón educativo si consideramos que muchas escuelas son meramente «instituciones custodiales», en las que el 35% de su población invierte 20 años de asistencia, del Kinder al colegio, y al salir «no podemos estar seguros de que saben leer y escribir».
Si preguntamos por el por qué, tendríamos que replantear el papel de los medios de información y entrenimientos. El control de la opinión pública, a través de los medios de comunicación de masas, que han vedetizado al ciudadano y de los pueblos. El individuo como receptor «experimenta una resignación evidente ante lo que se le ofrece. Pero, al mismo tiempo, [...] es engañado. La masa llega cansada del trabajo y desea diversión. Y, a la hora del zapping, la mayoría prefiere el deporte o un programa humorístico antes que un tema profundo».
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(2) Puede que el casi 30% de los afroamericanos, entre las edades de 18 y 35, que se identifican como independientes y no se inclinan por ninguna black political agenda, pero que son predominantemente demócratas (43%, versus el 31% republicano), se vuelva un poco más cohesivos.
OPORTUNIDAD HISTORICA: No siempre ocurre en los contextos del tedio nacional. Varios meses atrás, agencias encuestadoras como Gallup detectaron que los estadounidenses están ya más preparados para aceptar como presidente a un varón de la raza negra, prefiriéndolo sobre una mujer. La encuesta de opinión CNN y la revista Essence adujo que el 76% de sus encuestados prefiere a Obama, sólo un 63% señaló a una mujer. El contexto en que tal actitud se origina es significativa y la explica la incertidumbre recesionaria en que se encuentra el país. Un país conservador, ilusionado con su sistema de partidos, pese a la desconfianza en los pol1ticos, tiene que sentirse realmente frustrado para avanzar hacia ese paso.
Al saludarse la presencia de Barack Obama en el escenario de una competencia presidencial surgen elogios como éstos, que no son necesariamente preferencias partidarias. Dice Darryl James, bloguero político de Europa: «Obama, como hijo negro de una madre soltera blanca, representa más a los estadounidenses que lo que Hillary Clinton, rica, blanca y privilegiada lo hace». No ve a un ex-candidato negro como Jesse Jackson con los mismos ojos de simpatía y lo describe: «un payaso, chulo de la pobreza que se entretiene adorándose como un eterno "Go-to" man para todo lo es negro. A Obama no se le pudiera desmerecer como un candidato de cartón porque él está tan calificado como Hillary Clinton».
Por primera vez, en 30 años, según los economistas, personas con grados profesionales de licenciaturas, están viviendo problemas salariales («wage stagnation»). Las ganancias para personas, con 4 años de estudio universitario, bajaron por un 5%, de; 2000 a 2004, completado el ajuste por inflación. Estos trabajadores que se pensaron bien posicionados para ganar algunos beneficios del crecimiento económico de la nación han sido alcanzados con la crisis. Como voz opinante, son los que ahora comunican para las encuestas que el Presidente Bush no ha manejado la economía eficientemente. De 1996 al 2000,.sus salarios subieron un 12%; en los últimos 4 o 5 años, son parte del claro deterioro en el mercado laboral de los colegiales y profesionales. Reclutadores de personal consultados afirman que «casi el 15% de los trabajadores con 4 años de universidad están trabajando en empleos no profesionales («gray-collar»), bajo su nivel de destrezas, como en tiendas de abarrotes, porque no pueden hallar empleos de mejor paga. Antes del 2000, la cifra de profesionales en esta condición a nivel nacional fue de casi el 10%».
Entretanto, según un informe de Andrew Taylor, de Asociated Press, el candidato presidencial republicano, John McCain, es acusado de hacer causa común con Bush. «Aparentemente, los Republicanos no creen que el pueblo está sumido en el desempleo y que está cerca de una cifra sin precedentes, merece la ayuda de beneficios adicionales». Una legislación que espera aprobación beneficiaría a 1 millón de desempleados elegibles, concediéndoles un promedio de $300 a la semana. Se calcula que otros 3 millones de desempleados se sumen a la lista de beneficiados en los meses venideros. La Casa Blanca se opone a la extensión de los beneficios.
En los primeros cuatro años de Bush, según el libro de Bartels, las familias «in the top 95th percentile of income» recibieron un 2% de aumento acumulativo en ell ingreso real. Las familias con ingresos medianos vieron una baja de 1%, mientras que las familias más pobres sufrieron una reducción del 3% de sus ingresos.
Barack Obama es el primer candidato presidencial que dentro del sistema económico entiende que la distribución del ingreso es un indicador de poder. G. William Domhoff explica que la tasa actual de incrementos en los salarios de los ejecutivos, entre 1990 al 2005, aumentó (tras un ajuste por la inflación) por casi el 300%, mientras que para los trabajadores de producción, que son los peor pagados, sólo se intcrementó por escasamente el 4.3%. El poder de compra para un trabajador, con el salario mínimo federal, se declinó por un 9.3%, al tomarse en cuenta el ajuste por la inflación.
¿PARA QUIEN SE GOBERNARA LA NACION?: La clase trabajadora anglosajona («white working class») ha sido más leal a los candidatos demócratas. Los republicanos gozan del apoyo de los electores de clase media alta y los super-ricos. Si bien ningún partodo o administración es responsable de los cambios en la economía global que originan desigualdad en los ingresos, sí hay que hacer a los partidos políticos responsables de diseñar políticas justa y útiles --explica Bartels-- por el profundo impacto de los cambios estructurales que dan forma a las fortuna económicas de los más ricos, la clase media y las familias pobres de América. El mensaje de a favor de quién se gobernará debe ser equilibrado.
El problema es que el electorado más pobre, especialmente si su intención de voto ha de ser republicana, ya es muy timorato para hacer preguntas a los republicanos. Cree que los intereses de clase y de inversión son los mismos. Un votante pobre que no sabe lo que realmente dice y hará el partido de los ricos vive un sueño a capricho y puede salir perjudicado al final. En el Partido Republicano existem divisiones entre una élite que ejerce el poder político y una base, los ciudadanos, sobre los que se ejerce dicho poder. Existe tal división porque el espacio propio de la ciudadanía es la esfera pública y la sociedad civil está debilitada. El liderazgo republicano carece de un contacto profundo con las comunidades pobres. Es elitista y demasiado ideológico: esencialmente derechista. El candidato presidencial McCain todavía es un reflejo de eso.
Barack Obama dirige esta pregunta al electorado: «Can you think of any reason for the much greater inequality in wealth than in income?» Esto es muy temerario. No obstante, la pregunta básica que si se volviese la pregunta del 80% de las familias pobres podría canbiar el país. Si la distribución de riqueza es tan desigual, aún más que la distribución de los ingresos (los salarios percibidos), especialmente si se considera la base de fondo de la pirámide económica (el 60% de las familias), quienes ostentan sólo el 4% de la riqueza nacional, ¿a quién se impondrán impuestos? La mayoría sólo percibe el 26.8% de todos los ingresos. ¿Cuál de estos dos aspectos debe gravarse con impuestos, la riqueza (assets) o el ingreso ( income)?
Obama, ciertamente, hará que los ricos {definidos como personas con ingresos anuales de más de $250,000 anuales] paguen más impuestos de modo que el gobierno pueda ayudar a los más pobres con créditos y exempciones. McCain repetirá la visión clásica conservadora de reducir los impuestos a los más ricos — promover los negocios. Las organizaciones independientes, no-partidaristas, Tax Policy Center, el Urban Instituye y la Institución Brookings, dice que las propuestas de McCain son más costosas que las de Obama. Reducirían los ingresos del gobierno federal por $3.7 trillones; las de Obama, en cambio, por $2.7 trillones, cálculos aproximados a lo largo de la siguiente década.
Obama propone la inversión de billiones de dólares en gastos para crear empleos y preparar programas gubernamentales que ayuden a los menos afortunados. El dinero para ello vendrá de los ahorros logrados con el fin de la guerra de Iraq, reducir las subvenciones a las grandes corporaciones y elevar los impuestos a los que ganen un cuarto de millón anuales.
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Bibliografía
«The Distribution of Wealth in America». Ver
Rodolfo Ramudo Pernás, Emociones, símbolos, medios de comunicación y diseños de conductas [2002: Amarú Ediciones, Salamanca}
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G. William Domhoff, «Wealth, Income, and Power», en: Who rules America? Sociology. UCSC Ver
Darryl James, «Hillary's Racism & Misandry Won't Be Missed», en: The Bridge. Ver
Andrew Taylor, «Republicans deserting Bush on unemployment vote», Associated Press.
Michael Connery, Youth Power: How Today's Young Voters Are Building Tomorrow's Progressive Majority [ISBN 978-0978843137], 203 pages
Larry M. Bartels, Unequal Democracy: The Political Economy of the New Gilded Age [2008: Princeton Univ.ISBN 978-0691136639]
Liz Sidoti, «McCain, Obama offer different visions on taxes», en: Associated Press. Ver
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