Monday, November 2, 2009

Los poetas y la solidaridad con Honduras


Por Gabriel Impaglione / Escritor y poeta argentino

Habitantes de la Isla, con-vencinos!!! ... Aquí, en ristre la poesía, con la 210 aún perfumando a buen pan.

¿Será esta la última edición en donde publicamos el Manifiesto por la Democracia en Honduras?

Es el deseo de todos quienes todavía conservamos sensibilidad y coraje necesario para alzar la voz digna y decir Libertad sin titubeos.

Estamos decididamente codo a codo con el Pueblo que Resiste en Honduras.

Con gratitud, porque ese Pueblo ha dado ejemplo universal.

Ha encendido antorchas de esperanza en un camino que se alargaba en la oscuridad. Es que es camino al Futuro. Es el camino de la lucha el que conduce a la Libertad. El poder fáctico no hace otra cosa que rumbear para su gruta del pasado. El pueblo hondureño ha vencido pacificamente en cada una de las jornadas (más de 120) donde ocupó las calles para alzar voz y puño contra el golpe de Estado de los pithecantropus fácticus. Aún falta tanto y más todavía. La trampa yanki está abierta. No interesa si Honduras esto-o-aquello... que quede claro: al Imperio solo le interesa que sus empleados locales tengan el control de la situación para el sacro beneficio de ambas partes... al pueblo pan duro, tolete, y un poco de circo cada tanto.

Pero los tiempos han cambiado. Ya no mas la cantinela del sufre aquí que allá estarás en el paraiso.

Es un momento delicado.

El imperio hace su función de títeres con impunidad. Los títeres creen que deciden, pero no deciden, sólo tienen hilos. Podría retornar Zelaya a la presidencia (una formalidad) hasta las elecciones (otra formalidad). El juego de las urnas también esta sellado.

La resistencia no debe bajar los brazos, en esta puesta en escena de la clase dominante los protagónicos ya estan repartidos hace rato.

Las elecciones traerán más de lo mismo. Y ya sabe ese pueblo qué cosa quiere decir más de lo mismo.

La resistencia debe seguir multiplicandose, debe fortalecerse, ganar más espacios, erigirse en fuerza imparable para desembocar en la Asamblea Constituyente y también para ejercer su mayoría absoluta, gobernar, detener el saqueo. Proteger el agua y el aire de sus hijos. Hermanarse con Patria Grande, definitivamente.

Cómo se entiende que millones de personas sean gobernadas por un abanico perverso de una docena de dueños de todo?

El pueblo que Resiste ha comenzado a cambiar la historia. Y desde cada ángulo del mundo, atentos, en poesía, lo alentamos.

Que me disculpen las amables señorías que aplauden en los salones elegantes a los escribas oficiales. Aquellas ilustrísimas que esperan el nobel, la medallita a la trayectoria, un lugar destacado en los manuales.

Que sepan disculpar aquellos que siguen sosteniendo, a contrapelo de las propias esencias del arte, que el arte debe mirar para otro lado, no mancharse de sudor y muchos menos de olor a pólvora o sangre.

¡Les digo una vez mas: se equivocan! Es necesario enterrarse en el fango para llegar al otro lado y tocar el nido de la luna. Es necesario llenarse de polvo de los rumbos para entender el canto de nuestros pueblos.

La pólvora, a veces, hace del aire fiesta de fuegos de parto.

El olor de la sangre es olor de humanidad viva todavía.

El arte es sangre, pasión, verdad, alta dignidad, pueblo entero.

Que el arte no huela a perfume francés ni a vena seca!

Ya tanta pólvora han sufrido nuestros pueblos, de esa pólvora de caníbales con picana de monstruos con macana de imbéciles generales llenos de tapitas de cocacola en las solapas.

No se debe perder la memoria. Puede perderse la cabeza.

La poesía no se debe buscar en el propio ombligo.

Ella anda ofreciendo el agua buena donde la sed, la rosa donde lo oscuro del siglo, el buen viento donde las humaredas.

Allá iremos a buscarla, lejos de escritorios de funcionarios y defuncionarios.

Ella nos dice que la hora es de lucha, con su agua buena y con su rosa, parafraseando al poeta ella nos dice: el futuro es nuestro.

Si traicionamos a Poesía traicionamos a nuestro pueblo- del que somos parte- y nos traicionamos a nosotros mismos. Y habrán de saberlo las generaciones futuras. Tal vez a muchos Ilustres Escribas les importa un pito que venga el hijo a preguntarles: Papá, ¿por qué has traicionado?

Un Poeta que ha traicionado la Palabra no podría mirar a los ojos ni siquiera a su propia fotografía.

Déjense ya de discursos, alabanzas al posmodernismo, jaujas, esoterismos, sexoterismos, ombliguismos, delicadezas de peluquerías, palabreríos dificiles para andar diciendo en los mercados, blindajes intelectualoides del verso, hermetismos vanos, búsquedas inútiles del originalismo, basta de odas de shopping y lentejuelas! De la elaboración de sonetos a la teoría de los dos demonios y otros items aprendidos de memoria en la tele.

Nuestros pueblos, en toda Patria Grande, nos reclaman.

dejemos esa pelusa allí anidando en el ombligo para otra hora... salgamos a la calle, rompamos no sé qué mierda de disfraz culturoso que no sé quien le ha vendido a qué poetas, que se coman los premios y su nausea, los grandes contratos del silencio, todas las migajas a cambio de indiferencia, editemos en hojas de parra, en paredes, pura fotocopia, manuscrito urgente.

Cada verso debe abrir una nuevacalle, seamos constructores de los rumbos nuevos.

No podemos permanecer indiferentes a nuestro tiempo.

No podemos seguir callando.

Ya sé, muchas señorías pediran dar de baja su suscripción, otras reclamarán el final de estos envíos irrespetuosos y banales, muchos mirarán para otro lado, ni una línea incluso que los defina.

Que así no se trata a la poesia! se espantarán las señorías.

Y así las cosas entonces... están matando gente, de hambre y de bala. Están preparando otro Saqueo en PatriaGrande, que ojalá ni sea como un nuevo Vietnam, pero ojalá no sea ni eso ni nada de lo otro, sino simplemente un plan roto de antemano por nuestras voces, por una extensión ingobernable plena de banderas.

Poetas... los problemas de nuestro pueblo no se resuelven con nuestra heladera llena. No escribimos para cuatro burgueses aburridos.

No sé para qué escribimos, para quien o quienes, ¿quien lo sabe?

Sólo se que no podemos ser indiferentes.

En tanto este abrazo que no sabe sino de infinitas fraternidades.

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