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DEL HOMBRE PINTORESCO, INCÓMODOS JUGLARES Y SABIOS RETRÓGRADOS
Por CARLOS LOPEZ DZUR
Valoro al 'hombre pintoresco' como un portador de Paideia, aunque sea un alma no preparada plenamente para verter la esencia del conocimiento. Es, por tanto, un alma en transformación. Una que huye o teme a la visión técnica de la realidad porque sabe que ésta lo anularía, sistemáticamente. El alma iconográfica de relatos y figuras que él representa chocan con la estructura de creencias dominante. De ahí que les ronde el crítico que utiliza el término «folclore» en un sentido peyorativo y no le reconozca un espacio empático desde el que se le pueda valorar. Ni conceda valor estético y educativo al folclor.
No obstante, el investigador y poeta Fidel Sepúlveda Llanos (1936 - 2006) contribuye a que identifiquemos, valoremos, preservemos y difundamos «el uso y beneficio social de las diversas manifestaciones que constituyen nuestro patrimonio cultural, en especial de aquellas referidas al patrimonio inmaterial, y en la comprensión del rol protagónico de las personas y comunidades en la identificación y significación de lo patrimonial como acervo y construcción social colectiva, integral y dinámica que, constituyendo una herencia de generaciones que nos han antecedido, son valoradas, apropiadas, vividas y enriquecidas por las personas y comunidades en el presente, con vocación y voluntad de proyectarlas para el futuro y para las nuevas generaciones». [1]
La Paideia [en griego παιδεια, educación] que este sujeto exhíbe en sí es su 'Bildung', o lo que adquiere como formación libremente en cuanto puede y es el 'amañamiento' que Heidegger definiera como el acceso a la esencia misma del alma (Ethos), para una etapa de formación, con su solverse cotidiano, Se dará mañas para sobre-vivir, adquirir su gramática parda o luminosa. Desde este fundamento de la condición humana se vive y pervive
Hay, pues, una educación sinceramente sentida y buscada y que, por tanto, se hará el mensaje que él o ella da, aunque carezcan de la plena y rigurosa Paideia (παιδεία) como los 'cultivados' y 'civilizados'. Este sujeto que llamaremos el Tipo / con rol folclorizado / tiende a ser un viej@ / sabi@ / por los años vividos / y retrógrad@ por su aferramiento nostálgico y la testarudez con que teme a la torsión ética que lo descalificaría. Además, ante la técnica occidental que constituye la época en que «reina el máximo olvido y oscurecimiento del ser, es decir, el máximo peligro para el hombre», se incomoda. No cabe. Sufre.
Resumiría aquí lo que hasta ahora dijimos sobre el espacio empático donde el hecho y la persona del folclor surgen. El espacio empático es imprescindible, como sitio natural y cultural de aprendizaje y formación, del Tipo humano o el evento que se focloriza. Para que haya folclor, de cualquier tipo, el espacio empático provee un diálogo, un atestiguamiento público, una crítica constante de la novelería, en que no falta un choteo verificador, pero que nunca llega a ser escarnio. Se alimenta de cierta complicidad y tolerancia de la persona, aunque haya comicidad y/o excentricidad en sus posibles anécdotas y evento folclórico que lo asocia.
A menudo el espacio empático / formativo / de los atestiguadores / crece y asocia a otros. Novelerea equívocamente como si quisiera recrear sus fronteras y predominar sobre la persona que es tipo pueblerino, metiendo a todos en el mismo asunto. Entonces, los parentezcos son evocados en el espacio de empatía y aplicados arbitrariamente con quien no encarna un Personaje Típico. Por ejemplo, Ñito Cubero, carpintero, buen guitarrista en sus ratos libres, persona seria, era popular por ser sobrino de «Don Funda», el padre del Gringo Cubero, a quienes hay asociadas anécdotas de intenso folclor. Mas no califica por esencia con una categoría pintoresca propia del folclor. [2]
Entre los pepinianos asociados a folclor, se ha alegado que está Sinforoso Vélez Arocho. Mas haber sido «el primer soldado recluta puertorriqueño del US ARMY y combatiente en la 1ra Guerra Mundial», no le hace personaje folclórico ni pintoresco. No reclamaba 'heroicidades'. Dice el Dr. Torres Feliciano: «Ni él mismo hablaba sobre haber sido el 1er soldado en servicio de los EE.UU. en Puerto Rico.... Un gran hombre y buen vecino de nuestro en Tablastilla, vivió casi 100 años y nadie le conocía como personaje típico del pueblo» [op. cit.].
Otro compueblano que sólo compartía, dentro del espacio empático, la tendencia a folclorizarse y ser choteado con un apodo humorístico fue Anacleto (Cleto) Arvelo, a quien se le nombraba como Cleto Cuatro Esquinas. «No era personaje típico del pueblo. Era comerciante con tienda de todo tipo de mercancia en la calle donde vivia Hernán Sagardía, exactamente donde William Quiles tenia la farmacia. Era un hombre serio y bondadoso». Tener una tienda, en cada una de las cuatro esquinas del pueblo, fue la razón del bautizo como Cleto 4-Esquinas. [3]
EMPATIA QUE ROMPE IDENTIDADES, LENGUAJES Y PROCEDENCIAS: Es característica del espacio empático llevar un registro dialógico de lo que fue primero y tenderá a desaparecer, i.e,. la carreta y la persona del carretero. A la carreta la sustituye el camión de recogido o carga o la guagua de pasajeros. En este renglón, habría que considerar a uno de dos italianos que se hicieron populares en el Pueblo de Pepino. La novelería centró su curiosidad en la persona de Eleuterio Bottari, alias Don Bottari, quien desde el primer decenio del siglo X, fue «el primer chofer de carro público en Pepino, viajando ida y vuelta 3 veces al día hacia Lares (tiempos en que la carretera era terrible y cuando llovía se inundara). Se tardaba el día en esos 3 viajes», contaría el padre de uno de sus pasajeros (Torres Feliciano, loc. cit.). Lo único que haría foclórico a Bottari, padre de Calín y Luisa, sería su origen italiano y marcar una transición revolucionaria en el transporte. Su carro fue el primero en ser visto en pueblo y campo en nuestra aldea. Don Eleuterio Bottari inicia la etapa en que habría que verse la carreta como un transporte en vías de extinción en la vida comercial y social. [4]
UN ITALIANO AMADO Y RESPETADO POR PEPINO: El espacio empático perpetúa la memoria de otro italiano, quien bien juzgado no fue hombre peculiarmente folclórico; tampoco el único extranjero que conviviera en el Pueblo. Este fue Pietro Ferrante Avella, ganadero y agricultor, fue amigo de Don Cecilio Echeandía, quien también se dedicaba a lo mismo. En la finca de Ferrante, «se manufacturaban dulces de frutas que cosechaba y disecaba, enlatándolas con mieles de varios sabores; y quesos blancos que exportaba a USA y a Europa». Es descrito como «un tipo de buen semblante y muy gregario, así como su hijo Bambino». [5]
La moral de trabajo es cualidad que se valora en el espacio empático y que trasciende hasta el hecho y anecdotario folclórico. Consideremos el caso de Chalo La Mancha, pregonero y dulcero que, con artesa bien decorada sobre a cabeza, al vender sus dulces pregonaba: «¡Llora, llora nene pa' que te compren dulces sabrosos!» El manufacturaba su propia mercancia. Vestia muy bien. Torres Feliciano le describe: «Era un tipo alto y blanquirojizo, místico y luminoso».
También, como curioso dulcero y pregonero, fue el hijo de Polo Castro, maestros de Pepino. Ambos, padre e hijo, tenían espíritu de vendedores. Los dulces que vendía Rey Castro se los compraba a su padre. Contrario a los arriba mencionados, donde el buen semblante y la actitud emocional iba pareja a destrezas sociales de convivencia, Rey Castro mostraba cierta retardación mental, explosivos ataques de histeria al pensar que se le quería engañar con el pago de la mercancía o el temor a las avispas. El Pepino le recuerda como Rey, el Bobo de Polo Castro. Y ni bobo ni disfuncional lo era. En condiciones normales, sin tensión, era muy simpático y se enamoraba a lo adivino de niñas escolares.
SABIOS AMAñADOS: Repasaré ahora el concepto heideggeriano de amañamiento. Dice Heidegger que «el ser descansa sobre una profunda vocación ética en la medida en que aspira a auspiciar el surgimiento de una nueva relación con el ente en su totalidad». O, lo que es lo mismo, a crear un estado de situación y nuevo Ethos que renuncie al afán de dominación, inautenticidad y competencia, que aumentan su zozobra [6].
Nos referimos al espacio empático no sólo como «el lugar de residencia esencial del hombre, es decir, su Ethos» (Heidegger), sino como el donde se prueba la calidad de persona que se es, el marco para su análisis de conciencia. «El rasgo esencial de la existencia humana en su anhelo por tocar la dimensión originaria del Ethos». La humildad es necesaria en este estado formativo. Existe el que falla. Se despotencia y desvalora. Esta es la historia de Nico Chavito.
Desde éste espacio empático del Tipo, es que sufre las implicaciones éticas de su comportamiento y la presión de la facticidad social, su pobreza y su éxito, la intensidad de su aceptación y su rechazo por la comunidad en que ha nacido. En el ethos de la culpa sufre; por la depotenciación de la subjetividad moderna «que cuestiona la soberanía que ésta se atribuye a sí misma», que genera los vicios y las ofertas tentadoras, [7] sabrá si el alma que forma su paideia es humilde, En la peor, de las acepciones, la del sujeto seco, merecedor de verse bajo el humus, el espacio lo prueba. Hubo un serenatero en el Pueblo de Pepino que como tal fue aceptado: pero el Serenatero Nico Chavito manifestó «una torsión de la ética» en su vida. Un retrotraimiento que no pudo echar luz sobre la existencia del ser, amenazado por las drogas, al punto de situarlo contrariamento en el habitar deseado, que fue el espacio empático.
Dejó su historia, malamente amanada en el ethos, en una frase: «Este es un pueblo cagao. Yo no quiero que me entierren aquí». Conté su historia en un cuento que resume su vida [8]. Sobre Nicolás González es que la carta de Joaquín Torres, en mi Archivo, alerta: «Nico Chavito, casi a las puertas de la muerte, cuando le dijo a su esposita 'dominicaina': 'Aqui, en esta tierra de cocodrilos y salamandras, no me entierres. Hazlo en Aguadilla, a los pies de aquellas mareas; aunque me arrastren los marullos y las orcas más humanizadas me hagan caricias en el culo». [9]
En este enfoque hideggeriano sobre la esencia del folclor es útil conocer 'qué' estaría implícito en el término Bildung / Formación / tal como Heidegger lo utiliza y lo primero es el 'acto formador' (ein Bilden) que «imprime, o impone, a la cosa, un carácter o rasgo, según el cual ella se desarrollará, pero al mismo tiempo, conforma, constituye, a esa cosa, en relación a algo que se llamará o erigirá en el 'modelo' (Vor-bild)» y, a partir, de este modelo comprensivo o de portación, se exhibirá públicamente la verdadera Paideia que el Sujeto Pintoresco ha anunciado con su conducta, ya que es movido por un acto formativo que «atrapa y transforma al alma misma para hacerla apta a esta percepción de las cosas tal como son». [10]
Y las cosas del mundo, en cuanto a cómo son, y la forma concreta que incide en éste / sujeto incómodo / el incómodo retrógrada en nuestro tiempo es esencia de todo ente sometido y submitido a voluntad de poder y oscurecimiento de su ser. Por esta razón, digo que los tipos incómodos / estorbos anti-metafísicos en una sociedad que no quiere juglares y nadie que capaz de mentar la 'ausencia de ser', a ellos se les relega al olvido.
Ejemplifiquemos esta tensión o incomodidad, pero con pepinianos que si han entrado al corazon colectivo y honraron el Ethos y la Estética de la Sabiduría Popular.
AMAñADOS POR DISTORSION PERCEPTIVA: En el espacio de empatía, visto como unidad psíquica, etiológica y etnológica, donde se adquiere 'ethos', las personas articulan auquellas «características que nos hacen humanos (creatividad, toma de decisiones y autorrealización» (Rogers), a fin de afianzar la dignidad humana y protejerse del amañamiento en el camino de la educación El amañamiento negativo / reinterpretante / conducirá a confundir la libertad con libertinaje o interpretar equívocamente lo amenzante o los rigores de la ansiedad, que proviene de lo externo.
El espacio de empatía es como el espacio de guerra, en el que el Yo (quien soy realmente) accesa un Yo ideal, «lo que tal vez la sociedad pide que seamos». A mayor empatía recibamos, más las que devolvemos o reciprocamos. En las relaciones de la persona, hay dos direcciones de amaño: la intrapersonal (la relación con nosotros mismos, saber auto-querernos, para que, en el examen interior, seamos humildes, calmos) y la interpersonal (la relación con los demás, con la reciprocamos, con el asomo generoso hacia los demás). No importa cuán humildes y pobres seamos, la humildad es la magia que atrae y seduce como la flauta de Hamelin. Torres Feliciano, sicoanalista, aplicó la noción de 'atracción' de la fábula de los Hermanos Grimm a la descripción de un personaje pintoresco de Pepino. Sobre Pelo'e Rata dijo: «Era flautista y aglomeraba gente mientras tocaba. 'Pelo 'e rata' debido a ser flautista como el de Hamelin que atraia gente como si fuesen las ratas y por tener el cabello gris abultado y reseco». [11]
Carl R. Rogers estudia que el amaño / que instruye o desorienta al Self (al Yo) / incide sobre «la valoración orgásmica de las necesidades y recepciones de recompensas positivas»; pero el Yo armónico, calmo y humilde, puede sufrir de incongruencias. Esto es lo que es llamado la 'incongruencia de Roger', o más adecuadamente, «la neurosis de estar desincronizado de tu propio Self y del Ser ideal, del Yo soy y Yo debería ser» [12]
Vistos desde la perspectiva de la Teoría de Rogers, en estos amaños y distorsiones, pudo verse la presencia en el espacio de empatía y comunidad Nico Chavito, Marco el Loco, sobrino de Polo Castro y el pirotécnico Carlos el Soco. Descrito por Torres Feliciano este último, dice: «Carlos El Soco perdió su brazo pescando en el Lago Guajataca con 'Cohete de Bomba'. Tenia mucha chispa. Vivió en Chicago. Se las daba de Dandy. Vestía muy bien y decía ser conocedor de todo tipo de mujer: 'Esta voz ladina sabe conquistar, y cuando el de abajo me traiciona, el soco entra en acción'. Años luego, se dio a llevar niños a la Iglesia Presbiteriana los domingos. Dejó el alcohol para siempre». [13]
EL AMAñO ETICO DEL YO-IDEAL: Dentro de lo posible de su espacio, el atestiguador y quien novelerea como vecino el fantasma el folclor y de una etica originaria, [14] el tipo pintoresco expone su simpatía. El borrachín Marco El Loco, quien era laborioso en sobriedad, trabajaba como pintor de brocha larga. Estas observaciones sobre su conducta son interesantes, reflejos de incongruencias: «Como alcohólico caia con ataques de pataleta en medio de la carretera. Para los días de la Guerra de Korea, se vestia de Kaki como los soldados, y salia calle por calle, saludando al vecindario. Compraba el uniforme usado, en la Plaza de Mercado». [15]
En torno a Bernardino Sánchez, hay historias que apuntan a explicar su Yo-ideal: «Siempre enchaquetao y perfumado, destaca 'pero soy humirde, y soy el Barbero de los ricos». [16] Era un creyente en el espiritismo doctrinario kardecsiano, y del valor descrito por el amar al prójimo. La ansiedad de la distorsión perceptiva lo hizo víctima y sobre ésto hay un cuento incluído en mi libro El pueblo en sombras. [17]
No obstante, el investigador y poeta Fidel Sepúlveda Llanos (1936 - 2006) contribuye a que identifiquemos, valoremos, preservemos y difundamos «el uso y beneficio social de las diversas manifestaciones que constituyen nuestro patrimonio cultural, en especial de aquellas referidas al patrimonio inmaterial, y en la comprensión del rol protagónico de las personas y comunidades en la identificación y significación de lo patrimonial como acervo y construcción social colectiva, integral y dinámica que, constituyendo una herencia de generaciones que nos han antecedido, son valoradas, apropiadas, vividas y enriquecidas por las personas y comunidades en el presente, con vocación y voluntad de proyectarlas para el futuro y para las nuevas generaciones». [1]
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NOTAS:
[1] Fidel Sepúlveda Llanos, «Patrimonio, identidad, tradición y creatividad». Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (DIBAM). Santiago. Chilem 2010 y El valor de la solidaridad en la cultura tradicional. 1987 Arte-vida, folklore, identidad latinoamericana. Revista Nuevamerica n°12. Buenos Aires. Argentina.
[2] Carta personal del Joaquín Torres Feliciano. Archivo 2013.
[3] Homenaje a Anacleto Arvelo / 4 Esquinas, en: Carlos López Dzur, Epica de San Sebastián del Pepino (San Sebastián, Ed. KoolTourActiva, 2013), ps 137-142. Ver texto en la red
[4] Sobre el primer chofer del Pepino, el italiano Don Bottari y la pintoresca hija suya, la bella Luisa Bottari, he incluido estampas en varios de mis libros. Ver: Como una amazona,en la red: http://carlos92701.tripod.com/bottari.html
Además: Carta personal del Joaquín Torres Feliciano. Archivo 2013. En una de estas escribe sobre Ferrante y Bottari: «Me parece que los dos italianos vivieron como cualquier parroquiano accesible en los espirales de la época. Uno triste, pobretón, y resignado, y el otro en las cosechas del éxtasis que le traia la fortuna. No sé cuan especial pudo ser cualquiera de ellos para tener el privilegio de ser enlistado en ese rollo de personajes iconográficos del 'pueblito cagao' que refirió Nico Chavito, casi a las puertas de la muerte, cuando le dijo a su esposita 'dominicaina': 'Aqui, en esta tierra de cocodrilos y salamandras, no me entierres. Hazlo en Aguadilla, a los pies de aquellas mareas; aunque me arrastren los marullos y las orcas mas humanizadas me acariciasen el culo».
[5] Ibid. Más concretos datos sobre Pietro Ferrante Avella (nacido en Palermo, Italia, en 1889) nos los ofrece su hijo (Federico Ferrante Patriarchi, alias Bambino). En carta personal de agosto del 2013, don Federico nos envía dos páginas que constituyen una pormenorizada biografía. Sobre la llegada de Pietro Ferrante al Pepino nos cuenta:
«En el año de 1914, al comenzar la Primera Guerra Mundial, fue reclutado por el ejército italiano y sirvió durante un poco más de dos años hasta que fue herido en combate. Al terminar la guerra estableció en unión a sus dos hermanos una fábrica donde se producían aceites esenciales de frutas citrosas y el sabroso vino de naranja. En 1927, decidió emigrar a los Estados Unidos y le vendió su participación en el negocio a sus dos hermanos. A principios de 1928, llegó a la ciudad de Nueva York en unièn a dos amigos italianos. Uno de apellido Gambino y otro de apellido Mángano. Los tres se asociaron y planificaron establecer una fábrica en los Estados Unidos, similar a la que tenían en Italia... Luego de investigar sobre el lugar más propicio para establecerse, supongo que dentro de sus averiguaciones, alguien les informó del territorio de Puerto Rico que pertencecía a los Estados Unidos y que tenía un clima favorable para establecer este tipo de empresa y los tres viajaron a Puerto Rico y se establecieron en el Pepino. Escogieron a San Sebastián ya que algunos años antes se había establecido aquí otro siciliano, amigo de ellos, llamado Eleuterio Botttari, quien les orientó de que en esta zona de la isla habían grandes plantaciones de frutas citrosas que era la materia prima que usaba la fábrica que ellos pensaban establecer, Aconsejados por el señor Bottari, vinieron y se establecieron en el Pepino.
Llegaron a Puerto Rico y a los tres días de haber llegado azotó a Puerto Rico el huracán San Felipe que causó mucha destrucción y muertes en el país. Atemorizados, ya que en Europa no se conocían estos fenómenos naturales, pensaron que habian elegido el lugar menos indicado para establecerse, pero el señor Bottari que había llegado varios años antes les informó que esto raramente ocurría y por lo tanto decidieron quedarse...
A principios del año 1929 establecieron entre los tres la primera fábrica manufacturera en la historia de San Sebastián. Debido a la gran demanda que existía en los Estados Unidos por los productos que producía la fábrica y por la gran abundancia de la materia prima en la zona, decidieron establecer dos turnos de trabajo de ocho horas cada uno. En cada turno trabajaban de entre 50 a 80 personas. La mayor parte e de los empleados eran de Piedras Blancas y de la Barriada Pueblo Nuevo... A la china sse le extraía el aceite de la cáscara, el que se exportaba a los Estados Unidos, al igual que la cáscara que también se exportaba en barriles de madera y agua de sal para conservarla. Del jugo de la china se preparaba un vino exquisito que era distribuido a través de toda la isla.
En el año de 1935, el señor Gambino decidió volver a Italia y le vendió su parte a Don Pietro. En 1936, también el señor Mángano decidió también vender su parte y se marchó a Brooklyn, New York, donde estableció un mercado de frutas. El señor Ferrante se quedo solo como único propietario».
Su hijo Federico cuenta además sobre el carácter, amistades y otras cualidades de su padre en San Sebastián. Dice, por ejemplo, «a mi padre nunca le entusiasmó la política ya que pensaba que él era un extranjero y no debía meterse en estos asuntos que, según él, era de la incumbencia de los puertorriqueños».
Con una dama pepiniana, Luisa Alers, tuvo un hijo que murió como soldado en la Guerra de Corea en 1953. El respeto y carño que Don Pietro Ferrante se ganó de los pepinbianos se ilustra bien con esta anécdota:
Con una dama pepiniana, Luisa Alers, tuvo un hijo que murió como soldado en la Guerra de Corea en 1953. El respeto y carño que Don Pietro Ferrante se ganó de los pepinbianos se ilustra bien con esta anécdota:
«En el año 1939 dio comienzo la Segunda Guerra Mundial en que Italia, Japón y Alemania eran enemigos de los Estados Unidos; entonces, el Servicio Secreto de los EE.UU. ordenó el arresto de todos los ciudadanos pertenecientes a esos países que residían en Puerto Rico, incluyendo a mi padre que todavía para ese tiempo era ciudadano italiano. Apenas fue arrestado y transportado a San Juan, se reunieron un grupo de personalidades del Pepino, entre las cuales estaban el Alcalde para ese tiempo, Joaquin Oronoz Font, el señor José Padró Quiles, el señor Bernardino Méndez y el señor Luis Rodríguez Cabrero, entre otros. Se dirigieron ese mismo día a San Juan para intervenir en favor de mi padre. Luego de una reunión con las autoridades federales concluyeron que el grupo se haria responsable de su persona y fue liberado bajo esas condiciones, trayéndole de vuelta al Pepino. Tan pronto terminó la guerra, mi padre se hizo ciudadanos americano.
A su retiro, su familia le pedía que regresara a Italia a pasar los últimos años de su vida junto a ellos; pero él decidió pasar los últimos días en el Pepino donde la gente tanto lo apreciaba. Recuerdo que me decía que al fallecer quería que sus restos descansaran en el pueblo donde pasó los mejores años de su vida y así mismo se le respetaron sus deseos».
[6] Para el exitoso amañamiento, a fin de entrenarse en la sabiduría que lo amaña, se aprende a jugar con el advenimiento. Según Heidegger, «Ereignis es al mismo tiempo un Ent-eignis. El advenimiento, adviniendo y para poder advenir, se sustrae». Vivir sabiamente es advenir y sustraerse. El terreno de la sustracción es la ética, el habitar del hombre en medio del ente en su conjunto, en cada época histórica, en cierta disposición afectiva fundamental y. en particular, la que se corresponde con su Espacio Empático. «El advenimiento de la disposición afectiva fundamental propia del nuevo Ethos proviene del destino del ser y no puede ser forzado por el hombre». Cf. Teoría humanista de Rogers, en: El Rincón del Vago:
[7] Juan Carlos Tealdi, Director, Diccionario Latinoamericano de Bioética (UNESCO y Universidad Nacional de Colombia, 2008), cita de Mónica Cragnolini (Argentina) y de Javier Luna Orozco (Bolivia) sobre el concepto de consentimiento comunitario. «La realidad ampliamente diversa de los grupos que conforman lassociedades humanas, de acuerdo con características genéticas propias de su raza, idiosincrasia,cultura, religión, lengua y medio geográfico en el que habitan es, de por sí, un tema que debería llevar a un análisis mucho más profundo de las nociones de consentimiento que han venido aplicándose en la práctica médico-asistencial y en la investigación. Aceptar únicamente la definición médico-legal de consentimiento informado (...) es una definición limitada que no da lugar a considerar esa diversidad» (p. 223).
«De Lévinas en adelante se observa «una urgencia para pensar la alteridad de una manera más radical». «En esta línea de pensamiento, en la que el otro es extranjero, es necesario pensar conceptos como hospitalidad,amistad y comunidad, algunos de los modos actuales de mentar la alteridad. Hospitalidad es un término que remite a Lévinas, y ha sido retomado por Jacques Derrida... En Lévinas el rostro es la huella del otro, que inhabilita la posibilidad de ser pensado en relación con un yo (sea por identificación, homologación o apropiación» (ps, 22-25). Ver pdf. en:
[8] López Dzur, Nico Chavito, en el libro en preparación El pueblo en sombras. Cf. leer versión en la red en: http://carloslopezdzur-carlos.blogspot.com/2008/09/nico-chavito.html
[9] Carta personal del Joaquín Torres Feliciano. Archivo 2013
[10] Martin Heidegger acuña el término “ética originaria” en la Carta sobre el humanismo, pero se niega a dar pautas morales o de conducta al «negarse a escribir una ética» o plantear la adquisicón de una formación en términos del amañamiento y la estancia. Asimismo, explica que, por acto formador, «se debe pensar la esencia del lenguaje a partir de la correspondencia (Entsprechung) con el ser, concretamente como tal correspondencia misma, esto es, como morada (Behausung) del ser humano”, con la consecuencia de que, en todos lo casos, «ya se trate del propio Dasein, del mundo, del ser, de la palabra o de la técnica, es el paradigma sujeto-objeto el que debe ser superado. La superación del humanismo es simétrica a la superación de la metafísica: el hombre no es un sujeto, ni el ser un simple objeto». Vid; Luis César Santisteban Baca, La ética del 'otro comienzo' de Martin Heidegger en: Diánoia, vol. XLIX, no. 53 (noviembre 2004), ps. 71-92.
Heidegger declara que el advenimiento de la disposición afectiva fundamental propia del nuevo Ethos proviene del destino del ser y no puede ser forzado por el hombre. El tránsito hacia ese nuevo Ethos, u Otro Comienzo, es asimilado a la torsión o superación (Verwindung) de la metafísica, como un mero dejar atrás el estado de cosas que ésta representa.
[11] Torres Feliciano, ibid.
[12] «En su última etapa, Carl R. Rogers enfatiza la relación terapéutica como el único motor de mejoría del cliente. Esta relación debe tener tres características básicas: la autenticidad (o congruencia, el terapeuta debe ser sincero, sus no-juicios no deben ser fingidos sino auténticamente sentidos, no debe temer expresar sus propios sentimientos, sus propias debilidades; si no es así la terapia acabará fracasando), la consideración positiva incondicional y la comprensión empática... Desde estas posiciones se entiende que la conducta es indeterminada, ya que, por uno de sus axiomas centrales, la persona es libre.». Cf. Teoría humanista de Rogers, loc. cit.
[13] Torres Feliciano, op. cit.. En torno al personaje de Carlos El Soco revise el cuento, que se integrará al libro El pueblo en sombras, en:
[14] En torno al concepto de la ética originaria, v, cf. del Prof. Jorge Acevedo Guerra,«Ética originaria; Heidegger y la psiquiatría» (Revista Observaciones Filosóficas,Universidad de Chilehttp://www.observacionesfilosoficas.net/eticaoriginaria.html
En su artículo se define «El sentido fundamental de êthos no es, como se indica usualmente, ‘carácter propio’ o ‘modo propio’ sino estancia, morada (Aufenhalt ), lugar del habitar,,, ética” entendida como modo de pensar (que) tendría que apuntar en la dirección de un meditar la estancia del hombre, el lugar donde habita o mora... El hombre habita en la verdad del ser (Wahrheit des Seins), su elemento originario. Tal verdad del ser fue denominada sentido del ser (Sinn vom Sein)». En Ser y Tiempo (1927), para referirse a lo mismo, se hablará del lugar (tópos) localización del ser (Erörterung des Seins). «Lo que Heidegger denomina ética originaria (ursprüngliche Ethik) no es pues tanto un conjunto de normas o indicaciones para el buen vivir, sino la estancia». Para fines de nuestro estudio sobre el folclor, la ética al espacio de empatía induce, a lo que Gustavo Cataldo Sanguinetti, llamara «el habitar poético». Y es principio que, «sólo hay mundo donde hay lenguaje». Y este lenguaje está ricamente amañado en mundo: « Todo lenguaje poético, tanto en este sentido amplio como en el más estricto de lo poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser... Poetizar es propiamente dejar habitar. Poetizar, como dejar habitar, es un construir». Vea: El habitar poético: La crítica de Heidegger a los humanismos históricos (Universidad Andrés Bello. Santiago de Chile), en: THÉMATA. Revista de Filosofía. Núm. 39, 2007, ps. 217-222.
El amañamiento positivo se presenta con el fenómeno del Mitsein o coestar. Es por lo que, aunque en desventaja educativo, el hombre o mujer pintoresca, busca empatía, caer bien a la comunidad. No quieren ser asociales y las artes ayudan, aunque pueden convertirse en instrumentos de información manipulados y manipuladores. «A través de la distorsión perceptiva, discutida por Singer, se incide en una torsión de la ética que se retrotrae a la dimensión originaria del Ethos con la intención de superar su olvido».
[15] Torres Feliciano, loc. cit. Ver además el cuento «Marco el Loco», incluído en: Carlos López Dzur, El corazón del monstruo (Outskirt Press, Denver, Colorado, 2001), ps. y en la red, en:
[16] Torres Feliciano, ibid.
[17] Ver en la red Los tipos folclóricos de Pepino, el cuento «La mosca muerta y el barbero» que formará parte del libro El pueblo en sombras en:
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