Friday, November 7, 2008

El anexionismo se entroniza


Por Arturo Cardona Mattei / poeta y escritor puertorriqueño

Luis Muñoz Marín, creador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, es el político mís audaz que ha tenido nuestro pueblo. Tuvo grandes aciertos, pero también cargó con errores que al día de hoy siguen mortificando nuestra vida política, social y económica. En el libro Los secretos del patriarca, Muñoz Marín descarga su conciencia. Es allí donde depositó esos secretos donde confiesa unos errores que la historia no ha podido borrar. Una de las causas de que el anexionismo se haya arraigado tan profundo en nuestro pueblo la encontramos en esas palabras dolorosas. La barrida electoral que vivimos este pasado 4 de noviembre de 2008, tiene su génesis en ese catálogo de errores.

Nos dice Luis Muñoz Marín lo siguiente: “haber dependido demasiado de fondos federales, que debieron haber sido invertidos en vez de gastados”. Desde aquellos albores el camino ha sido largo y la historia nos aplasta con una crueldad que ha mutilado nuestro estilo de vida, y ha corrompido el tejido moral de nuestra sociedad. Las masivas ayudas federales han quitado mucha hambre, pero también han matado mucho el cerebro. Esas mismas ayudas son responsables del alto desempleo que ha vivido Puerto Rico por muchas décadas. Y el gobierno norteamericano ha montado un fabuloso negocio donde depositar sus excedentes de alimentos. Algo que ayuda enormemente a que los precios de esos alimentos se mantengan rentables.

Ese pecado político de Luis Muñoz Marín tuvo un gran peso en el resultado de las elecciones de este pasado 4 de noviembre de 2008. Esa dependencia tan excesiva sigue orbitando en la cabeza de los puertorriqueños a la hora de ir a votar. Nuestro desempleo actual ronda por un 12%, según cifras oficiales. Pero otros indicadores parecen ponerlo aún más alto. Esa enfermedad tiene el factor negativo de que se ha ido heredando de generación en generación. Al día de hoy esa mancha cubre un 50% de nuestra población. Cuando un político anexionista se trepa a la tribuna y habla de que va a Washington a conseguir más ayudas federales, son muchos los miles de estómagos que brincan de alegría. Pero ese anexionista no esta solo, pues los políticos del autonomismo cargan la misma agenda. A ese tsunami alimenticio se tiene que enfrentar el Partido Independentista Puertorriqueño. Y nuestro pueblo, una vez más, ha decido llenar su panza y quemar sus neuronas. Fue el propio Muñoz Marín quien se ideó aquello de “vergüenza contra dinero”, pero hoy aquel llamado de conciencia se ha transformado en uno de comida contra ideales.

El triunfo del anexionismo en estas pasadas elecciones ha sido uno que no tiene paralelo en la historia de Puerto Rico. La geografía puertorriqueña fue pintada de un azul muy pesado. El pueblo se entregó al anexionismo con una pasión enfermiza El propio Partido Popular Democrático se fue cavando su propia fosa. Varios fueron los golpes autoinfligidos. Por ejemplo: las abusivas alzas en el costo de la vida –agua, luz, peajes y alimentos-. El pueblo indignado salió a dar un voto de castigo, y lo consiguió. Otro factor fue el permitir que el gobernador corriera para un segundo término con 24 cargos criminales en su contra, en la Corte Federal. Esta imprudencia va a traer grandes malestares dentro de esa colectividad política. Ahora se comenzará un largo y doloroso proceso para auscultar las razones de tan pesada derrota. Se comerán por los rabos y habrá muchos fuegos artificiales. Discursos rudos y lágrimas livianas saldrán a relucir durante ese maratónico debate interno.

Y para hacer la situación aún más dolorosa para el pueblo puertorriqueño, por un tecnicismo de ley vamos a sumar nueve legisladores más. Eso nos va a costar otro puñado de millones de dólares. Sueldos, dietas y otras amenidades tendrán que ser añadidas a esos arrimados incumbentes. Más miembros en la Legislatura se traducirá en más intrigas internas y en más desasosiego para el pueblo. Esto es toda una ironía, pues por varios años en este cuatrienio el pueblo ha estado pensando cómo cortar cabezas y grasa dentro de ese recinto político. La nuestra es la Legislatura más cara dentro de todo el ámbito político de los Estados Unidos. Somos un país pobre donde pensamos y actuamos como si tuvieramos pozos de petróleo. Qué suerte que no es así, pues nuestra corrupción gubernamental y privada estaría orbitando por los anillos del planeta Saturno.

No bien hemos terminado el proceso eleccionario, y ya vuelan los rumores que el año entrante el funcionamiento del gobierno se verá paralizado, pues las arcas están vacías. Estamos en una recesión económica acompañada por una parálisis emocional. Nos encontramos al borde del precipicio. Y no tenemos paracaídas.

Caguas, Puerto Rico

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Dossier de Carlos López Dzur / Cuaderno de amor a Haití / Codornos y coscuros / La Naranja

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