A los burlones de la Biblia

Por Arturo Cardona Mattei / escritor y poeta puertoriqueño

Siempre me he preguntado: ¿Por qué la Biblia es atacada tan inmisericordemente si no es otra cosa que un mito ? La contestación en parte es que aquellos que se supone que la respeten y la enseñen no han cumplido con esos objetivos. La Iglesia Católica Romana tiene un gran peso de conciencia respecto a este problema. ¿Por qué? Porque esta institución religiosa, que tuvo el monopolio del cristianismo”por unos 1,500 años, ha sido la enemiga número uno de la Biblia, a la cual dice representar en la Tierra. Pues si son seguidores de Jesucristo, entonces son reos de culpabilidad.

La Iglesia Católica Romana primero la prohibió, luego la persiguió, luego la quemó, y terminó quemando vivas miles de personas por el solo hecho de que la leían, la enseñaban y la querían traducir a otros idiomas. Esa mancha negra no se saca con Lestoil. Al presente, luego de dos mil años, la feligresía católica es un enorme ejército de más de un billón de seres humanos que no saben prácticamente nada sobre la Biblia. Sí saben de sus ritos, rosarios, escapularios, misas a los muertos y de arrodillamiento ante imágenes. Creen en el dichoso purgatorio y de que las almas buenas van al cielo, y de que los niños son arrebatados por Dios para convertirlos en bonitos angelitos. La lista es mucho más larga.

Pero, ¿qué le podemos decir a los burlones de la Biblia? Pues, muchas cosas. Por ejemplo, la fe ciega montada en la credulidad no es genuina. La fe correcta es “la fe que sigue a lo oido”. La que se extrae de la Biblia luego de un estudio amplio y sincero. Por fe altamente probada los apóstoles creyeron en Jesucristo, le siguieron y regaron lo que de él oyeron. Estos perdieron vida y hacienda por la inmensa fe que obtuvieron de Jesucristo. Gracias a los muchos apóstoles de la actualidad es que la Biblia es motivo de risa y burla. En esta lista tengo que incluir a todos esos famosos cantantes cristianos que se promocionan como cualquier otro hijo de la bachata y farándula salsera. Estos se llenan de placas, fama y dinero y no saben dónde están parados. Son ídolos de multitudes ciegas que no ven el hoyo negro espiritual donde se encuentran. Estos ídolos de barro anhelan lo mejor de los dos mundos: el terrenal y el espiritual. No prestan oídos cuando la Biblia dice que no se puede estár en dos mesas a la misma vez; no se puede estár con Dios y con el Diablo. Y cuando la Biblia dice que no se puede ser amigo de este mundo y agradarle a Dios, también tienen los oídos llenos de tierra.

Movámonos ahora al terreno científico. La arqueología bíblica confirma la exactitud de gran parte de los relatos históricos de las Escrituras. Además, la ciencia verdadera armoniza con la Biblia. Mucho antes de que los científicos lo descubrieran, esta ya indicaba el orden de las etapas por las que pasó nuestro planeta: que la Tierra es redonda, que cuelga de la nada en el espacio y que las aves realizan viajes migratorios. Ahí está el libro de Génesis cuando, atrevidamente, declara “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Continúa: “Y la tierra empezó a producir hierba, vegetación que da semilla según su género y árboles que llevan fruto, cuya semilla está en él según su género”. ¿Acaso no es eso lo mismo que decía el monge Mendel en sus estudios científicos, allá para el año 1866?

En el libro de Isaías encontramos esta verdad científica: “Hay Uno que mora por encima del círculo de la tierra”. Compadre, ¡más de 700 años antes de Jesucristo! La ciencia conoció este hecho “unas semanas más tarde”. En el libro de Jeremías se nos relata: “Hasta la cigüeña en los cielos…bien conoce sus tiempos señalados; y la tórtola y el vencejo y el bulbul …observan bien el tiempo de la venida de cada uno”. Hoy la ciencia se maravilla cuando observa y estudia esos movimientos migratorios. Compadre, ¡más de 500 años ante de Jesucristo! Ni la moderna tecnología de los vuelos espaciales puede compararse con la sabiduría de la creación. ¿Quién copió a quién?

Los burlones se ríen, se mofan y hacen trizas con la Biblia. Los filósofos ateos con su gran saber son presas de la infalible inteligencia de Dios. Se jactan de sus muchos pensamientos. Pero, ¿sabía usted lo siguiente? En el libro de los Salmos está esta amonestación: “Pero tú mismo, oh Jehová, te reirás de ellos; harás escarnio de todas las naciones”. Y Proverbios nos relata: yo también, por mi parte, me reiré del propio desastre de ustedes, me mofaré cuando venga lo que los llena de pavor.

Aristóteles dijo: Ninguna mente extraordinaria está exenta de un toque de demencia.

Caguas, Puerto Rico

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