Por Arturo Cardona Mattei / poeta y escritor puertorriqueño
La historia de la esclavitud en Estados Unidos -1619 a 1865- comenzó poco después del asentamiento de los primeros colonos ingleses en Virginia. Es penoso saber que este mundo poblado por seres humanos se ha caracterizado por una conducta salvaje llamada esclavitud. En todo pueblo y cultura de este planeta esa actividad humana ha hecho su aparición. Sus resultados han sido nefastos para todas las sociedades. Sin lugar a dudas, la raza negra ha sufrido en lo más extremo ese degradante prejuicio. Los Estados Unidos de Norteamerica es una sociedad donde el racismo se ha entronizado con fuerza. El odio de esos individuos ha dejado una gran estela de dolor y vergüenza en esa nación. La propia historia del hombre así lo confirma. Veamos unos datos.
Entre los años 1882 a 1951, fueron asesinados por linchamiento 4.730 personas en los Estados Unidos. El 73% fueron ciudadanos negros. Antes que los negros fueron los amerindios los que vivieron la persecución y el asesinato. Sus propiedades eran saqueadas, fueron forzados a abandonar sus tierras para ser obligados a vivir en reservas. Sus tierras les eran compradas a precios irrisorios. Y todos esos sufrimientos eran ocasionados por el hombre blanco, europeo, civilizado y cristiano. En los primeros cincuenta años de colonización ya habían borrado del mapa a la primer tribu de amerindios. Así empezó aquel Destino Manifiesto que se pronunciaba como guiado por un mandato celestial. La vanidad WASP subía de temperatura.
Todavía para los años 1950 a 1970 eran escenas comunes ver a los blancos humillando a los negros. Recordamos con claridad cómo la fuerza policiaca con sus perros amaestrados eran utilizados para acabar con las protestas que hacían los negros en lucha por sus derechos humanos. Martin Luther King, afanoso luchador de la raza negra, fue vilmente asesinado por un blanco racista que sudaba odio como jugo suelta un limón cuando es exprimido. Por desgracia, esas son páginas negras en la historia de la gran democracia cristiana de los Estados Unidos.
A medida que la nación se extendia hacia el oeste -1776 a 1850- también lo hacían el cultivo del algodón y la institución de la esclavitud. El historiador Ira Berlin escribió que “la deportación masiva traumatiza a los negros, tanto a los esclavos como a los libres”. Entre 1790 y 1860 un estimado de un millón de esclavos fueron desplazados hacia el oeste.
Ese es el historial de la esclavitud en la nación norteamericana. Seres humanos forzados a trabajar como animales. Su trato era cruel e inusitado. El propio estado le confería al amo el poder y la libertad para ese tipo de castigo. En las grandes plantaciones, los capataces estaban autorizados a azotar y castigar brutalmente a los esclavos desobedientes. Y todo esto por cortesía del hombre blanco, europeo, civilizado y cristiano.
Las primeras víctimas de todo ese inhumano poder fueron los habitantes originales, los amerindios. Luego, la raza negra cayó en la misma desgracia humana. Al día de hoy ese poder injusto y cruel lo sufre el pueblo latino que ha emigrado a los Estados Unidos con el mejor deseo de progresar. Aquí también las masivas deportaciones rompen familias enteras. El pueblo latino es perseguido y arrestado en los lugares de trabajo. Y los derechos más básicos –trabajo, educación y cuidado médico- les son negados o les son suministrados tacañamente. Esta es la historia que no se puede negar y los hechos que no se pueden ocultar. Así llegamos al fenómeno de Barack Obama.
Este hombre negro ha hecho historia con su carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos. El pueblo norteamericano lo ha respaldado masivamente. Hoy es el presidente electo y el próximo 20 de enero de 2009, será juramentado como el presidente número 44 en la historia política de esa nación. El mundo entero se ha puesto a sus pies y a sus órdenes. Todos los dirigentes de todas las naciones quieren conocerlo y hablar con él. Cosas en serio y en broma se han dicho de Barack Obama. Por ejemplo, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, dijo: “Obama es joven, guapo y está bronceado”.
El pueblo norteamericano espera grandes cosas de este hombre. En verdad, tiene las cualidades para proyectarse como todo un hombre de estado. Hay en él inteligencia y confianza. Y en los asuntos internacionales, entiendo que va a jugar un papel sumamente importante para la nación y para el mundo. Hay algo nuevo y sorprendente en el ambiente político nacional y mundial.
El célebre Voltaire dijo: “Es my peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”. En esa encrucijada parece estar este futuro presidente de los Estados Unidos. Veremos.
Caguas, Puerto Rico
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