Por DILIA CALDERAS / escritora y poeta venezolana
¡Carlos, qué maravillosa representación has hecho en La realidad oscura del ciudadano pensador, del ciudadano analítico, del ciudadano que sabe por dónde viene el ataque! Ese que analiza los medios, ese que sabe que a la juventud de su pueblo la están destruyendo desde fuera y desde dentro con drogas, con analfabetismo. Ese que sabe de la existencia de mercenarios traídos de otros países para intimidar a su pueblo, en busca de la permanencia hegemónica de los grupos privilegiados; ese que ve cómo los medios de comunicación envían mensajes subliminales y formas de diversión que dañan la cultura autóctona de su país.
Lástima que ese ciudadano analítico no esté multiplicado a la enésima potencia, amigo; lástima que solo sean unos cuántos los analíticos, ese es el problema. Por ello dominan tanto los grupos hegemónicos, por la ignorancia de los pueblos.
Esta semana tuve una experiencia para no olvidar amigo; fuí a un abasto cercano a mi domicilio y dos damas platicaban sobre el que no podía ser que el gobierno aconsejara a los profesionales de las instituciones del estado la práctica de la convivencia y colaboración con las comunidades adyacentes a cada institución, lo que consta en la mejora de los parques, lugares de recreación, etc. Bueno, la opinión de estas dos damas fue que el profesional tenía que darse a respetar, que había estudiado no para ir a pintar en ningún lugar ni a colaborar con nadie porque se rebajaban, aún cuando decían que no era obligatorio, pero que no debían hacerlo.
Mi opinión fue que esas eran normas de convivencia y que yo lo veía muy bien, pues mi experiencia pasada en hospitales, por ejemplo, ha sido deprimente, médicos a los que he dirigido mi palabra en el pasado con relación al caso tan grave de un niño que tuve con parálisis cerebral por malapraxis médica y los que llegaron al extremo de mandarme a callar por cuanto yo no sabía que en ese momento estaban pasando revista, pero en vez de aclarármelo, solo levantó la mano uno de ellos y me mandó a callar. Te digo sinceramente que me provocó llevarme a mi hijo del hospital, pero me aguanté porque estaba recién operado. Lamentablemente mi hijito murió en el año 88.
Al contarle mi experiencia a estas señoras, sobre la forma en que están educados los profesionales, sin la debida convivencia con los ciudadanos, ellas seguían opinando igual; les dije entonces que debían compender sobre el peligro también que representaban los Estados Unidos y que por ello debíamos estar unidos; que sólo nuestros acuerdos con Rusia, con China y con otros países del mundo nos salvaban de ese ataque.
Mi sorpresa fue tan grande cuando una de las damas prefirió retirarse del lugar y la otra dama, dueña del abasto, comenzó a gritarme, «¿Cuál Estados Unidos, mijita?, estudia que es lo que te hace falta, ¿cuál Estados Unidos?», a lo que preferí retirarme del lugar, al ver que no entraban en razón, ni siquiera con el ejemplo tan dramático que les había dado.
¿Te das cuenta por qué es tan importante que el pueblo analice? Este tipo de personas siguen fervientemente los mensajes que constantemente lanzan los medios. Por ello me encanta el mensaje educativo que envías al mundo a través de este verso.
Aunque todo tu poema es excelente, amigo Carlos, destaco el último párrafo, por encontrar coincidencias con mi experiencia de esta semana:
¡Qué va a importarles el país, ya no son solidarios,
esa palabra no existe; ya no creen en patria,
derecho ni justicia; solo bailan y se fatigan.
Se inventan todo: desde una jerga,
hasta dioses, dioses de hecatombe
y pandillaje. Double talk and disloyalty.
De La realidad oscura / Ver completo
Aún cuando no todo concuerda con mi experiencia, amigo, pero sí en el aspecto solidarios, esa palabra no existe. Pero, por supuesto, sabemos que en todos los aspectos se da a nivel nacional y no solamente con la juventud, también se da con personas de diferentes edades. En fin, tu verso es un llamado a la consciencia de los pueblos del mundo, para que analicen este grave peligro.
__
El libro de la guerra / Democratizar la comunicación / John McCain / La guerra de los tres billones / Cuaderno de amor a Haití Historia literaria de Puerto Rico / La Naranja
* * *
¡Carlos, qué maravillosa representación has hecho en La realidad oscura del ciudadano pensador, del ciudadano analítico, del ciudadano que sabe por dónde viene el ataque! Ese que analiza los medios, ese que sabe que a la juventud de su pueblo la están destruyendo desde fuera y desde dentro con drogas, con analfabetismo. Ese que sabe de la existencia de mercenarios traídos de otros países para intimidar a su pueblo, en busca de la permanencia hegemónica de los grupos privilegiados; ese que ve cómo los medios de comunicación envían mensajes subliminales y formas de diversión que dañan la cultura autóctona de su país.
Lástima que ese ciudadano analítico no esté multiplicado a la enésima potencia, amigo; lástima que solo sean unos cuántos los analíticos, ese es el problema. Por ello dominan tanto los grupos hegemónicos, por la ignorancia de los pueblos.
Esta semana tuve una experiencia para no olvidar amigo; fuí a un abasto cercano a mi domicilio y dos damas platicaban sobre el que no podía ser que el gobierno aconsejara a los profesionales de las instituciones del estado la práctica de la convivencia y colaboración con las comunidades adyacentes a cada institución, lo que consta en la mejora de los parques, lugares de recreación, etc. Bueno, la opinión de estas dos damas fue que el profesional tenía que darse a respetar, que había estudiado no para ir a pintar en ningún lugar ni a colaborar con nadie porque se rebajaban, aún cuando decían que no era obligatorio, pero que no debían hacerlo.
Mi opinión fue que esas eran normas de convivencia y que yo lo veía muy bien, pues mi experiencia pasada en hospitales, por ejemplo, ha sido deprimente, médicos a los que he dirigido mi palabra en el pasado con relación al caso tan grave de un niño que tuve con parálisis cerebral por malapraxis médica y los que llegaron al extremo de mandarme a callar por cuanto yo no sabía que en ese momento estaban pasando revista, pero en vez de aclarármelo, solo levantó la mano uno de ellos y me mandó a callar. Te digo sinceramente que me provocó llevarme a mi hijo del hospital, pero me aguanté porque estaba recién operado. Lamentablemente mi hijito murió en el año 88.
Al contarle mi experiencia a estas señoras, sobre la forma en que están educados los profesionales, sin la debida convivencia con los ciudadanos, ellas seguían opinando igual; les dije entonces que debían compender sobre el peligro también que representaban los Estados Unidos y que por ello debíamos estar unidos; que sólo nuestros acuerdos con Rusia, con China y con otros países del mundo nos salvaban de ese ataque.
Mi sorpresa fue tan grande cuando una de las damas prefirió retirarse del lugar y la otra dama, dueña del abasto, comenzó a gritarme, «¿Cuál Estados Unidos, mijita?, estudia que es lo que te hace falta, ¿cuál Estados Unidos?», a lo que preferí retirarme del lugar, al ver que no entraban en razón, ni siquiera con el ejemplo tan dramático que les había dado.
¿Te das cuenta por qué es tan importante que el pueblo analice? Este tipo de personas siguen fervientemente los mensajes que constantemente lanzan los medios. Por ello me encanta el mensaje educativo que envías al mundo a través de este verso.
Aunque todo tu poema es excelente, amigo Carlos, destaco el último párrafo, por encontrar coincidencias con mi experiencia de esta semana:
¡Qué va a importarles el país, ya no son solidarios,
esa palabra no existe; ya no creen en patria,
derecho ni justicia; solo bailan y se fatigan.
Se inventan todo: desde una jerga,
hasta dioses, dioses de hecatombe
y pandillaje. Double talk and disloyalty.
De La realidad oscura / Ver completo
Aún cuando no todo concuerda con mi experiencia, amigo, pero sí en el aspecto solidarios, esa palabra no existe. Pero, por supuesto, sabemos que en todos los aspectos se da a nivel nacional y no solamente con la juventud, también se da con personas de diferentes edades. En fin, tu verso es un llamado a la consciencia de los pueblos del mundo, para que analicen este grave peligro.
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El libro de la guerra / Democratizar la comunicación / John McCain / La guerra de los tres billones / Cuaderno de amor a Haití Historia literaria de Puerto Rico / La Naranja
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