Monday, November 10, 2008

Si yo fuera miembro del Board de Educación



Por CARLOS LOPEZ DZUR

Las elecciones generales del 4 de noviembre pasaron. Se eligió un nuevo presidente en la Nación. Más caras nuevas en la esfera federal. Y, en la instancia local, hay una nueva representante en la Junta de Educación del Distrito Escolar Unificado de Santa Ana (DEUSA). Es Valerie Amezcua, de quien no dudo que haga un buen trabajo.

Algunos creen que se capacitan con sólo contar con una lista de endosos a su candidatura y con unas pocas frases que aparezcan en su publicidad, i.e.: (1) «Motivaré hasta sacar del alumno su completo potencial»; (2) «Los mandaré a una escuela fundamental»; (3) «haré que se distraigan menos y se les dedique más tiempo por su maestro, con la «bala mágica» / panacea / ser poquitos en el salón»; (4) «enfatizaré la instrucción en más horas de inglés y matemáticas». Inglés como la prioridad. En fin, describiendo ese tipo de objetivos para el estudiantado del Distrito y sus maestros, los candidatos ad hoc se creen que ya tienen un programa, que bastan esas consignas trilladas para convencer al electorado de que entienden lo que pasa en la escuela y que vendrán con soluciones.

Que hay que reducir la deserción escolar, sí. Eso es deseable, razonable, ¿pero cómo? ¿Atraer y retener a los educadores de calidad en el sistema educativo público? ¿Cómo? Que hay que mejorar los resultados en los Exámenes de Salida de High School, ¿cómo? ¿Dar cursos avanzados a nivel universitario? ¿A quiénes, dónde, cómo? Escuelas seguras, escuelas de verano, más escuelas fundamentales, presupuestos balanceados, maestros contentos y bien preparados, más participación de los padres en el proceso educativo, WOW, todo eso está muy bien, pero, todo eso se menciona y se promete, elección tras elección, y en su mayor parte no sucede. Se cree que se gana la batalla de la educación en Santa Ana porque se han inaugurado un par de nuevas escuelas; se hacen loas a una responsabilidad fiscal y administración responsable del DEUSA, pero Los Angeles Times informó el año pasado que el Distrito Escolar santanero perdió $2 millones en ayuda estatal porque sus funcionarios administrativos mentían y manipulaban la información acerca del programa de reducción de alumnos por salón («class size»); pero, cuando mentir y ventajería es norma, en 2007 volvió a perder $3.2 millones adicionales, ahora por mentir en cuanto al número de estudiantes de educación especial registrados en los Programas de la Escuela de Verano.

El diario Los Angeles Times informó que los «maestros se han quejado que los administradores, en un esfuerzo de recaudar malamente el dinero que necesitan del Gobierno Estatal falsificaron documentos para hacer aparecer que las clases del nivel elemental fueron más pequeñas que lo realmente fueron». Como resultado de auditorías y la presión investigativa, los maestros admitieron: We were asked to lie!

Un maestro de escuela intermedia, Hank Montelongo, ha resumido el panorama diciendo: «La mala administración en el Distrito lastima a los maestros. Hubo despidos, cortes de beneficios. La moral baja y todo eso es evitable. Un cambio serio es necesario en la Junta de Educación».

Quienes así opinaban pidieron que se votara contra Rob Richardson y José Alfredo Hernández; mas ellos fueron reelectos.

Tristemente, una campaña para un cargo público suele ser, en primer lugar, asunto de quién tiene más dinero y quién habla más bonito. ¿Quién pagaría muchos folletos y literatura, meticulosamente impresos a color, llamativamente diseñados, con las mejores fotos que tengamos? Quien más dinero invierta o consiga. ¿Quién es más efectivo ocultando información? El que está menos apto... En la guerra publicitaria de las elecciones, aún para estos escaños en la Mesa Directiva de la Junta Educativa, el dinero manda, la desinformación es la ley y los candidatos no hacen más que repetir lo mismo: (1) Que el estudiante del DEUSA está acadámicamente rezagado; (2) Que el alumno latino necesita más inglés y que es el potencial desertor escolar, camino a volverse pandillero. No obstante, cuando se lee la presentación de Rob Richardson, vicepresidente de la Junta, él destaca el lado feliz del panorama. Al parecer todo está bien: «Siete de las Diez Más Mejoradas Escuelas en el Condado de Orange están en Santa Ana y cinco más fueron designadas Escuelas Distinguidas de California».

Por otro lado, otro de los electos a la Junta Educativa del DEUSA, el Lic. José Alfredo Hernández, sabe cómo quedar bien. El ayudó a que se aprobara la Medida G / un bono que dará 300 millones de dólares en financiamiento para mejorar planta física y ampliaría programas remediativos después del horario normal de escuela. Hernández echa loas al programa THINK Together, nutrido con el donativo de $8.5 millones de Donald Bren. Bien, al parecer, no será el dinero el principal padecimiento del Distrito Escolar en una Ciudad que reconoce que tiene un déficit fiscal de $28 millones.

Estas elecciones y la observación de las campañas, nacionales y locales, para mi bitácora política La Naranja, me libera de las limitaciones de la prensa escrita comercial, entregándome plenamente mi libertad y ejercicio crítico, y por eso aquí me planteo cómo sentiría si yo fuese uno de los candidato a la Junta. Haré un ejercicio de imaginación como miembro bona fide de una Junta Educativa que puede ser cualquiera en California.

La primera observación es que, por la crisis financiera del Estado, hay / hubo / y habrán más recortes en el presupuesto de educación. El mandatario republicano Arnold Schwerzenegger, en días recientes, recordó la crisis que California padece. Dijo frente al Capitolio de Sacramento: «Los ingresos del estado están por debajo de lo anticipado en por lo menos 5,000 millones de dólares», aunque algunas fuentes indican que el déficit podría ser de hasta 10,000 millones de dólares. «Estamos en un estado de emergencia por todo lo que está pasando en la nación y en el mundo entero. Por eso, tenemos que encontrar soluciones pronto», dijo Schwarzenegger. Ante lo dicho por el Gobernador, Estelle Lemieux, de la Asociación de Maestros de California (CTA), se angustia y reacciona: «Nuestro temor es que se lleguen a realizar más reducciones, especialmente considerando las pérdidas que hemos visto este año. El impacto para nuestros estudiantes ha sido muy grande ya».

Como miembro de la Junta Educativa imaginaria, revisar la señal y cuidar el Distrito, anticipando lo dicho por Lemieux, es lo primero porque, aunque el presupuesto fiscal de California financió la educación pública en su totalidad, lo hizo con recortes. «Grupos educativos aseveran que los fondos fueron 3.000 millones de dólares menos que el año pasado. Ver. ¿Cómo puede afectarse mi Distrito Escolar?

ENSEñANZA DEL INGLES COMO PRIORIDAD: En 2001, de casi 1.6 millones de estudiantes que tomaron el examen de proeficiencia (California English Language Development Test), sólo el 24% tuvo resultados suficientemente adecuados o suficientes en las categorías avanzadas o pre-avanzadas para ser considerados fluentes. Son los distritos escolares los que hacen la determinación final de si un aprendiz de inglés debe reclasificarse como English-proficient. De todos modos, lo indicado por este viejo resultado del 2001 es que aprender inglés es un proceso que consume tiempo y sólo el 24% llevaba un aceptable ritmo en ese aprendizaje. En 2006, los porcentajes de proeficiencia en el aprendizaje del inglés en algunos distritos escolares fue tan bajo como el 19%, pero, en una más amplia perspectiva estatal, ascendía al 46% de los alumnos que estudian el idioma.

Para el 2005, las escuelas de California contaban casi el 40% de los aprendices de inglés de la nación. Esto hace especial la función de un miembro de la Junta de Educación y le requiere un diálogo con padres y maestros del que deben resultar las estrategias y políticas públicas para tratar a las familias de ese alumnado y a ellos mismos, en cuanto aprendices del inglés. Sea New York, Florida o Texas, los porcentajes de pro-eficiencia son tan variables y bajos como en California y más que un problema de currículo supone un problema de pedagogía. Roger Magyar, director ejecutivo del California Board of Education, lo piensa así. «Uno de los problemas es que tenemos muchos maestros sin el entrenamiento en el uso de materiales y están, principalmente en escuelas con alumnado proveniente de familias pobres, escuelas con maestros sin experiencia o sin credenciales; el problema no es el currículo, sino la pedagogía. Los funcionarios de California argumentan que el aprendiz del inglés aprendería mejor si utilizara el mismo currículo que los otros estudiantes. No hay que hacerles materiales especiales». [Entiéndase un llamado a no gastar en educar a los inmigrantes y seguir con lo mismo, aunque no funcione].

Esta experiencia y los resultados del 2005, son importantes porque ese es el año en que una gran parte de maestros reconoce que los enfoques estatales de desarrollo del idioma inglés han fracasado para 1.6 millones de aprendices, dejándolos rezagados respecto a los angloparlantes nativos. Piden cambio y debaten después de aquel politizado drama de la Prop 227. Este año, en los debates sobre el asunto de los textos nuevos, más diversos, se pide discresión en la compra y uso de materiales instructivos. Una legislación, aprobada por el Senado Estatal y creada por Sen. Martha Escutia (D-Whittier), solicita que se publique un nuevo libro de texto y se proveean materiales escritos para ayudar a los aprendices de inglés. Los textos no deben ser aburridos; pero no deben ser superficiales ni estupidizantes.

TURNO DE LOS MAESTROS, A CALLAR LOS POLITICOS:
El problema con el que se enfrentaron los protagonistas principales del proceso educativo, i.e., maestro-alumno, es que avanzó a interrumpirles, imponerles, sugerirles y batallarles, el tropel de actores secundarios. Las voces de los políticos que acallantan a los maestros y convierten la escuela en escaramuza contraproducente / política / en torno a la enseñanza del inglés. No hay duda alguna de que todo el mundo cree que la prioridad es el inglés; pero, por desgracia, son los políticos los que se quieren abrogar el derecho a decir cómo, con qué recursos, en cuánto tiempo, a qué costos, se ha de enseñar y hasta dictan el tiempo en que se supone que un alumno lo aprenda.

El Gobernador Arnold Schwarzenegger, como si fuese un experto pedagogo y autoridad en neurolingüística, comenzó un discurso contra el uso de nuevos y diversificados materiales. Para él, como para otros conservadores de su tipo y etnocentristas anglófilos, si se ayudará a los aprendices del inglés, que se haga sin incurrir en costos, en el menos tiempo posible, y limitándose a lo usual; toda opción e innovación desviaría al alumno de las normas deseadas (los sacrosantos estándares de todos), además de que sería otro modo de «segregar»: «Segregation of students based on English ability». Suena como nueva terminología, de corrección política, pero no. Esta es ortodoxia unidireccional en favor de la ideología dominante. No son los materiales los que segregan. Es la actitud. Cierto es que si se enseña el inglés al que no está suficientemente motivado es él mismo quien se segrega. Lo que segrega es el interés pobre, la indisciplina y la inmadurez del alumno. Nuevos materiales son facilitadores de aprendizaje. Animos. Buena voluntad de parte de los maestros. Necesarios auxiliares para la pedagogía.

EL INGLES Y LA PROPOSICION 227: La Prop 227 que el electorado californiano aprobara en 1998 es otro ejemplo más del tipo de basura, rabieta politiquera y ley cañonera resultante (por el gusto de crear «philosophical clash» sobre algún hecho), de la que son capaces los políticos chauvinistas. La motivación del chauvismo lingüístico, en este caso, penalizaría a la niñez californiana. Metafóricamente, la Prop 227 equivaldría a Te Voy a Cortar la lengua...

Con una ley pistolera de ese estilo, aprende inglés o te mato, se amenazó al estudiante y a sus padres con pegarles un balazo intelectual, si no cumplen con la tarea de leer y escribir inglés. La Prop 227 fue la autorización a que se les atara, o amarrara la lengua autóctona, al estudiante y a su familia para que aprendan el inglés por emplazamiento. Que lo aprendan de una buena vez o se vayan del sistema... Si la recién aprobada Prop 8 (que anula la opción del matrimonio homosexual) es cañonera y se dispara contra una minoría en materia sexual, la Prop 227 es cañonera y se dispara contra una minoría lingüística, al negarles la oportunidad de hablar y aprender en su propio lenguaje.

La Prop 227 es la pretensión de los políticos de interferir con su mensaje en decisiones que deben ser tomadas por los maestros y el estudiante, porque, si bien es tarea de los padresque motiven a los hijos a que aprendan una segunda lengua y adquieran el lenguaje hegemónico, en última instancia, es sólo la voluntad del aprendiz lo que cuenta decisivamente. Ni siquiera la familia tiene el poder de enseñar inglés y determinar el tiempo que se aprenda. Podrá motivar para que nazca el interés y se acelere el proceso, pero no sustituir al maestro.


¿O es que los padres tomarán los exámenes por sus hijos? No. En el salón de clase, es la relación instructor-aprendiz la que realmente determina la adquisición del lenguaje. Con el padre o la madre, funcionará una ideología cañonera, como propuso Ron Unz, en cuanto si hay padres que le dicen al hijo: «O aprendes inglés, o te corto la lengua». Sí. Hay padres con mucho interés en que el niño aprenda, aunque ésto sea lo que ocasione, a la larga, que hable un español mocho y pierda su primer idioma, asimilándose». ¿Funciona?

La Prop 227 en California eliminaría la educación para 1.3 millones de niños que no hablaban inglés. Lo que políticamente se creó fue un ambiente en que se legalizó la ANTIPATIA por el español.. La escritora y educadora Gloria Anzaldua nos ha advertido sobre cómo se pierde la simpatía por el dolor de los niños que son minorías lingüísticas, empujándoseles a las tendencias y corrientes hegemónicas, sin tomar en cuenta sus habilidades. Esta pérdida de la simpatía por el niño monolingüe, cuyo español se le proscribe, es el tema del libro Tongue-Tied: The Lives of Multilingual Children in Public Education, de Otto Santa Ana, quien condena «las instituciones sociales e individuos encumbrados que fríamente se dedican a evitar que una gran porción de nuestra sociedad hable, diga lo que piensa y lo haga en su lenguaje».

Las vanguardias del asimilismo y el chauvinismo lingüístico en los EE.UU.aprovechan estas iniciativas electoreras y debates para obstruir la inmigración de minorías. Cada programa que promueve el monolingüismo del inglés / English Only / es a su vez americanizador, y quiere el fortalecimiento de la americanización a costa de la cultura del inmigrante como ofrenda y, principalmente, este despojo cultural comienza con el chantaje, la angustia del silencio. Demandan la lengua atada, máscaras que no son aculturación libre, sino miedo, imposición. Estos procesos angustiosos sobre lenguaje y consciencia y el proceso de pérdida de un idioma propio para adquirir otro ajeno, Maria Mazziotti Gillian lo llamó «Learning Silence», el silencio del aprendizaje y Phil George, la «angustia» y «lo que se pierde en la traducción».

LA XENOFOBIA AMERICANA Y LA ESCUELA COMO CHIVO EXPIATORIO: En estados como California, Texas, Nueva York, Florida y otros el número de niños de minorías linguísticas en las escuelas públicas, especialmente en los distritos escolares urbanos, ha puesto a flote la xenofobia que aún late en la nación. La xenofobia crea chivos expiatorios y la consciencia de serlo origina violencia. La frustración del rechazo, sumado a la pobreza, es algo que se vive en el Sur de California y flota como fantasma en distritos escolares. Las minorías idiomáticas y étnicas configuran más del 70% de los preescolares de Los Angeles Unified School District.

La actitud xenofóbica se asegura de reafirmar la monolingüismo («monolingual and standard English superiority») y la superioridad eurocéntrica frente a toda extranjeridad. No importa que se tenga que practicar el terrorismo lingüístico, las instituciones públicas (incluyendo la Escuela la Iglesia, la Comunidad) piden a las familias que sean los dinamiteros / supresores / del idioma ancestral o de su capacidad para la multiculturalidad por razones económicas. «Children's multilingual richness is deemed a liability to scorn and eliminate, rather than a resource to nurture and build on».

Unas destrezas inadecuadas en el inglés limitan el potencial de competencia económica, productividad y calidad de vida, en el adolescente y su función futura como trabajador. El ideal del inmigrante, la misión que se debe animar en él, para su propio bien, es mejorar su inglés para que tenga ingresos más altos y mejores oportunidades de empleo. Esta implicación repercute en el futuro económico-social de California. El que habla inglés y está empleado, con buen salario, paga más impuestos.

La escritora y educadora Louise Erdrich ha dicho que hay niños y jóvenes de minorías que viven el dilema de dos lenguajes convocados a combatirse; una sola de esta lenguas puede ser la de su corazón: «Two languages in mind, but just one in the heart».

Los políticos intrusos y votantes (como los que aprobaron la Prop 227 o promueven la agenda del English Only) son quienes temen el fin de su cultura parroquial, chauvinista y sus estilos de vida. La inmigración está presente en sus miedos. Vehiculizan la xenofobia como un fenómeno que dejará de ser fantasmagórico. Lo objetivizarán en el ambiente educativo. Lo que fue hegemonía oculta de un patriotismo estrecho de factura anglo-protestante o luterana se revistará de subtópicos de unidad de patriotismo y cohesión nacional por el idioma. La escuela no quiere el reto de entrenarse en una nueva pedagogía: El político xenofóbico dirá: No hay necesidad si se cierran las puertas y se sellan las fronteras: «There is no need be trained in pedagogy of language minority education».

UN LUGAR DONDE EL ODIO AL EXTRANJERO ES LO QUE APESTA: El DEUSA es un lugar donde la actitud xenofóbica, cuando se sostiene, se magnifica. Cada comunidad tiene sus peculiares necesidades. En una ciudad, con mucha juventud y niños escolares de minorías en su distrito escolar, las actitudes anti-estudiantiles y anticomunitarias se huelen a distancia. Mucho de los problemas que hay en el Distrito Escolar se relacionan al hecho de que Santa Ana es una ciudad multicultural, predominantemente mexicana.

Como dicen los educadores Carlos Ovando y Virginia Collier, en el ensayo Teaching to learn, Learning through teaching, incluído en la antología Tongue-Tied, este es un distrito donde el maestro que se encare a los alumnos tendrá que aprender mientras enseña, máxime después del desmantelamiento de la Educación Bilingüe. DEUSA es el distrito ideal para que se estudie cómo los maestros bien intencionados caerán traicionados por su sentido común, natural y hegemónico, y echará vivas a la superioridad educativa del inglés sobre cualquier otro idioma. Si ésto lo proclaman los maestros con experiencia, ¿qué no esperar de los maestros novatos, mal preparados, sin experiencia, y apresurados a buscarse una credencial de emergencia?

En realidad, cuando utilizo el término que algo apesta, quiero decir que duele como una llaga que está en toda la dinámica del funcionamiento social. Se siente en la escuela, en las instituciones públicas y en las privacías de los hogares. Santa Ana no es mejor ni peor que otras ciudades, donde sea posible percibir los tufillos del germen, que se llama Discrimination / Racism / Bigotry y del que una de sus víctimas directas es la comunidad de residentes inmigrantes. Vivir en Santa Ana es como internalizar una culpa ante el hecho de que hay un discurso hegemónico que sostiene «los altos niveles de inmigración» ocasionan «daños ambientales» [léase la sobrepoblación de la ciudad, la vivienda, los parques, la congestión del tráfico, hágase una imagen de la Calle 4, la arteria vial principal de la Ciudad cada fin de semana]; este alto nivel de inmigración, se alega que dispara mayores impuestos y «fuertes tensiones en colegios, unidades de emergencias y en la infraestructura pública».

Con estos argumentos, ya clásicos, el santanero que compone un amplio segmento de la demografía se siente empequeñecido y demonizado. Sabe que carece de una credencial de «legalidad» en una ciudad y en un país, donde hay que estar sellado y aprobado como un ser viviente. De otro modo, todo el enllagamiento y putrefacción del germen de la discriminación, el racismo y el nativismo, se lo comerá, poco a poco, hasta inutilizarlo. Esto es posible, pero evitable. Este germen hediente es la histeria deshumanizante que lo acusa y el indocumentado, en respuesta, también al enfermar puede comenzar a heder. Ante el nativismo acusador, que le profiere sus estereotipos inferiorizadores y rebajantes, el sujeto mexicano / latino / extranjero, como todo residente que se sienta condenado a las sombras, como un escarabajo que mueve su bola de estiércol, puede sacar el aguijón y soltar el veneno de su ponzoña.

LA PONZOñA DEL ESPAñOL: Perdón que utilice de mi colección de metáforas para hablar de ésto. Cuando con la enseñanza del inglés se pretende el meterla en la boca y la consciencia del aprendiz, rompiéndole las quijadas y amordazándole la lengua [en ese sentido en que el Dr. Otto San Ana nos avisara del empeño en su libro Tongue-tied), la comunidad se resiste, no porque no quiera otra segunda lengua, el inglés como adquisición, sino en protesta a los métodos. Es entonces que aguijona la idea del meling pot. A diferencia de otras migraciones, la comunidad hispánica no quiere ser disuelta. Discierne, defensivamente, que el escarabajo empuja en las sombras, ajeno a todo oficialidad. Esta es una comunidad que no quiere ser autoderogativa. El trauma social vigente no lo quiere como destino.

Hay que buscarle un método; hay que dejar de provocar su agresividad. Hace poco decenios, el migrante fue percibido como víctima y todo cuanto se hizo, aún en las escuelas y las políticas públicas dizque por bien de su salud y su avance, fue tratarlo como un enfermo hediente. No fue verlo como una comunidad original, con su propia valía y diversidad. Pero ya llegado la hora de que, como dijera el académico Julio Ortega, vemos «la formidable capacidad creativa de esos migrantes elocuentes y su saga cultural».

EL ESPAñOL COMO INTERMEDIACION Y CONCERTACION: «Esa vocación de pertenencia da al español, en los Estados Unidos, el papel extraordinario de la intermediación. Contra todos los temores y las censuras, esta lengua promedia entre los migrantes y el sistema; y negocia la escena de la interlocución, donde los hispanos han ido adquiriendo su turno en la esfera pública. Capaz de humanizar el espacio contrario, el español abre pasajes de concertación». El español no es una mera picadura de la ponzoña inmigrante en la mano del anfitrión estadounidense. Julio Ortega afirma certeramente «es aquí un espacio de concurrencia inclusivo», que nos da «nuevas, imprevistas funciones sociales» y que, por esta razón, como, «ninguna otra lengua ha demostrado ser más durable y resistente, y a la vez más abierta y audaz». Ver: Más sobre el español en Estados Unidos

LOS DISTRITOS ESCOLARES ENTRE DOS FUEGOS: Desde antes de la Prop 227, los distritos escolares han estado entre dos fuegos. Estos legítimamente quieren un plan estratégico para mejorar el desempeño académico y motivar que los padres participen en la educación de sus hijos. Las fuerzas políticas mueven al electorado contra la educación bilingüe, o como se dice ahora, a que la enseñanza del inglés sea la prioridad y que no se enseñara a los alumnos en su lengua materna mientras aprenden inglés. En los años, previos a la aprobación de la Prop 227, por lo general, la comunidad en repetidas encuestas tendían a reflejar que el 88%, o uno de cada diez sujetos consultados, con hijos en programas de educación bilingüe, decía que tales programas son buenos. Sólo un 10% decía que son malos. Progresivamente, un 17% pidió que se supriman; más del 50% de los padres hispanos pidió que continuaran tal como fueron.

La Prop 227 y su secuela son, por otra parte, una agenda política que data las actitudes políticas de la década de los ’80 cuando resurge un brote nativista en los EE.UU. El nativismo se define como una modalidad de la oposición a la inmigración y empeño en continuar o fortalecer el rol histórico que los EE.UU. como una nación que reduce a sus inmigrantes a una gran sopa, diluyente, asimilada, léase, melting pot, en vez de admitir la aculturación como lo deseable.

El nativismo político se expresó en las elecciones de noviembre de 1988 cuando tres estados —Colorado, Arizona, and Florida— aprobaron medidas que hicieron al inglés el lenguaje oficial de tales entidades; pero, el nativismo es un viejo fenómeno desde el origen mismo de la nación y el casi total exterminio del indígena nativoamericano. En cuanto a su oposición a la inmigración, cultiva el miedo a que los inmigrantes no compartan los valores del Anglo-estadounidense, the American values.

Otro ingrediente nativista: el lenguaje. Para la primera década de 1750, cuando los colonos británicos forjaron el incipiente nativismo en Pennsylvania, el miedo y el resentimiento se concentró en un tercio de la población de esa colonia, que hablaba el alemán. Desde entonces, en la colonia y hasta el día de hoy, el nativismo chauvinista y lingüístico, tiene el objetivo de «eradicate minority languages and discourage bilingualism wherever it could be found».

En 1986, en California, hubo la misma tentativa, con la Proposition 63 que enmendó la Constitución del Estado «to declare English the official language of California» y declarar la Legislatura y los funcionarios electos con la defensa y la preservación del inglés como «the common language of the state». Este momemtum de la Proposition 63 inaugura en el horizonte político la ideología estadounidense del lenguaje.

No, en balde, para ser electos, originar los prestigiosos endosos y no sentirse un traidores a esa ideología estadounidense, esencialmente nativista del lenguaje, los legisladores apoyan el reformulado mito del Inglés como Prioridad. El inglés es la normativa oficial y lo constitucional. Así tenemos a José Solorio, reelecto recientemente como Legislador Estatal y persona que reconoce que las escuelas públicas batallan ante «cambiantes necesidades educativas» originadas por la población estudiantil tan diversa. El sospecha que las escuelas fracasan y cuando ésto sucede el estudiante sufre. Solorio sabe que aprender, bajo emplazamiento un idioma, es doloroso. «Como hijo y nieto de inmigrantes campesinos, se de primera mano los desafíos que trae el aprender el idioma inglés, pero también se los grandes beneficios que conlleva aprenderlo», pero es un legislador esperanzado.

¿Cómo propone él que se solucione el problema? Un problema que, medido por los datos de los exámenes escolares, mienta un «vacío de logros». Sólo el 40% entre los estudiantes de inglés, están aprendiendo el idioma, que tan esencial es para el triunfo en el país.

Solorio es el asambleísta estatal de un distritro que incluye las ciudades de Anaheim, Garden Grove y Santa Ana, donde existen «casi 70,000 estudiantes aprendiendo inglés». En California, la cifra, como ya dijimos es de 1.6 millones de aprendices— un tercio de los niños que asisten a las escuelas públicas.

Lo que propuso es sintomático: su AB 1177 establece Accelerated English Acquisition and Literacy Pilot Program para distritos escolares que participen voluntariamente en el programa de 5 años que provee un currículo comprensivo de lecturas y artes de lenguaje tipo English-only para los aprendices de inglés (EL: English Learners), con o sin ningún conocimiento previo. Ciertamente, yo observo con esperanza lo que él, como legislador propone, porque él es un ejemplo de quien batalló con el lenguaje y se hizo proeficiente en ambos lenguaje, el español de sus padres inmigrantes y el inglés adquirido. El ha decidido ser protector de los programas estatales que buscan mejorar las habilidades de niños y adultos. Una iniciativa llamada CBET para adultos con limitada proeficiencia en inglés, a un costo de $50 millones, es llamada Community Based English Tutoring Program (CBET) y toma en cuenta que en nuestro distrito hay 195,000 adultos con el problema.

Mi única observación, aunque el objetivo principal sea English-only, es: búsquese la pedagogía adecuada. La profesora Margarita Luna Delgado, de la Universidad IberoamericanA, la colocó en contexto muy amplio cuando dijo: «Es lógico y de sentido común que es necesario fomentar la pedagogía que apoye el desarrollo del biculturalismo así como el bilingüismo», esto es, «fomentar programas pedagógicos innovadores que apoyen y nutran la habilidad de ser bilingüe y bicultural», «navegar sin conflicto y con destreza entre los valores, ritos, sistemas y lenguajes de ambos países: México y Estados Unidos de Norteamérica».

EL MAS VALIOSO DE LOS RECURSOS, LA DIVERSIDAD HUMANA: En la propaganda política de los candidatos a escaños públicos municipales y distritales, en los que cada uno decanta su meta de que la educación sea la prioridad, como si fuera una frase vacía, se dice que hay desarrollar en el alumno su completo potencial académico y humano. ¿Hay esa habilidad en nuestros maestros, educadores sociales, diseñadores de políticas públicas y estrategias de desarollo? ¿Hay de veras la gente que sabe sacar y elevar el potencial de aprendizaje e integración creativa y productiva de los niños y jóvenes de Norteamérica? Y si hay tal gente, ¿qué es lo que explica el pobre rendimiento? O, más bien, ¿qué sabotea y obstruye la tarea del educador que anhela el descubrir y maximizar el completo potencial del alumno?

Voy a referirme a ésto. No se puede «atraer y retener» a educadores de calidad sin previamente reconocer que hay maestros cuya vocación no es enseñar. Conozco un juez, a quien le gustar enchirolar jóvenes en presidio y jactarse de Cero Tolerancia y Dureza contra el Delito, quien me dijo que ser maestro de español, historia o literatura, eran profesiones facilonas. Easy professionals in easy, almost irrelevant careers. Para él, el único inmigrante al que este país debe dar la bienvenida y el único alumno étnico al que debe darse acceso a la universidad, siempre y cuando esté legalmente en el país, es al interesado en alta tecnología, ciencias exactas, medicina, etc. Jamás escuché a una persona con tan mezquina noción de lo que es diversidad y potencial humano. Claro está, él se sentía el portavoz de la más vanguardista visión de mundo. Se sentía parte de una élite de la inteligencia profesional en los EE.UU., la potencia mundial por excelencia. Cuando me conversó sus ideas sobre The American Dream y toda la literatura basura que lee [y los grandes opinantes que le educan, ya que él es un conservador receloso de la Big Media, dominada por los liberales], mentalmente, me preguntaba: ¿hasta qué punto puede ser útil un hombre / latino como éste / a cualquier comunidad? Estuve, sin saberlo, ante un sepultador o carcelero intelectual de la diversidad como un recurso valioso para la vida del país. Y, a mí, tan tozudo y apasionado, su jactancia me revolcaba en la mugre. Si creí que tengo un potencial, aún no desarrollado o no descubierto, él me lo arrancaba de cuajo para excretar sobre él.

No me gustaría que nadie tuviese a empleados de este tipo como maestros. Ni como consejeros, jueces o mentores. Y si, yo pienso que este tipo de servidores públicos, no es el que abunda, por fortuna; pero, cuando ellos alcanzan el poder, sea como directores escolares, superintendentes u otras posiciones de influencia, desmoralizan. Obstruyen. Vedan. Sabotean los valores por los que se debe trabajar. Son unos ganapanes jactanciosos; son encumbrados vampiros y su única meta es el poder. Son quienes dejan a una juventud desamparada y en estado conflictivo de miseria emocional. Son ponzoñosos y dejan en quienes entran en su contacto una sensación desagradable. Como vampiro extraen tu sangre, sólo que en este caso, lo que chupan son valores sociales y culturales. Ofenden el espíritu: la identidad, que el nervio más sensible de los jóvenes en su acceso al mundo.

LOS VAMPIROS INTELECTUALES. MERCENARIOS: Quien no atesora la diversidad ni rescata el potencial humano, académico y emocional de otros, es el que patrocinada la cultura del nihilismo. Es el que genera un ambiente donde la única salida es el resentimiento, «la destrucción por la destrucción». A estas personas que entran al servicio público, no siempre como maestros [porque esta sería una profesión en que se sentiría muy expuestos a los soles de la inteligencia ajena], yo los llamo vampiros, porque son unos bichos de penumbra; sólo el poder y la lambisconería los encumbra y les da la oportunidad de salir de las tinieblas de sus almas a chupar a otros, a desmoralizar y destituir, a transmitir su daño y mala voluntad. ¿Cómo funcionan esos vampiros que tanto pánico originan como dañadores de la identidad ajena?

Principalmente, tienen la función de mercenarios. Un mercenario es alguien que se pone siempre en servicio del poder más excluye, el mejor postor, para quebrar al más débil. En cuanto tal, él no representa fuerza amorosa de unidad social. El mercenario es un destructor valores y un quita-derechos. A menudo se creen muy patriotas; pero su concepción de patriotismo no se alimenta de un sentido de comunidad. Lo que admiten como nacionalidad es separatividad y el poder e excluir. Su nación debe servir como un club privado. El mercenario defiende los recursos escasos; o dice que hay recursos escasos, porque no tiene la inteligencia de captar la abundancia o lo alternativo. Entonces, su reacción es condenar que alguien consuma lo que piensa que es escaso, o lo que sólo, siendo abundante, lo pretende para sí, su tribu, su grupo, su élite privilegiada.

El mercenario defiende los tax revenues y se encoleriza cuando el gasto de gobierno haya que compartirlo con los pobres, especialmente, si esos pobres son nuevos inmigrantes. Como todo chauvinista, él es el perfecto native citizen. Todo debe estar disponible para el ciudadano nativo, aunque ese ciudadano nativo sea el principal parásito o lo merezca menos que el trabajador que todavía no lo es. El mercenario quisiera que el trabajador inmigrante tuviera la categoría de un esclavo; afortunadamente, a éste último sólo se le puede reducir al peor asalariado. Se le paga el jornal mínimo y se le mantiene a raya, en cuanto al acceso a buenos empleos.

El mercenario es un rechazador a conviniencia. El trabajo de otros puede ser su alimento como chupasangre; pero él es cómodo. Por lo general, por tan pagado de sí mismo, no quiere la alternativa de aprender otro lenguaje para mejor comunicarse con esas comunidades que él y su mismo sector de poder aísla. Como históricamente se ha visto de la experiencia de los nativistas, él es el prohibidor de los lenguajes vivos. En sus escuelas, no quisiera que nadie hablara el alemán, el chino, el vietnamés, el polaco, el español, etc.. En general, como grupo, a la multiculturalidad la consideran indeseable, complicada, problemática, demasiado desafiante para que sean valientes ante ella. Los mercenarios en general son culturalmente cobardes, defensivos, xenofóbicos y temen que un extranjero, en estos días, especialmente el hispánico, les sustituya la cultura nativa / su pretensión nativista / por la suya y, en cuanto crecen demográficamente, que les quite el poder político.

EL COMPLETO POTENCIAL Y EL MAESTRO: Para descubrir y valorar el completo potencial de una persona, sea el ciudadano adulto o, sea más concretamente, un niño o un alumno en el sistema educativo, yo propongo que propiciemos una sociedad más armoniosa. Una sociedad de tolerancia, menos rígida y acusadora. Que respete la diversidad. Que no instingue el temor ni la permisividad irrectricta. Que sepa meterse en ese ámbito que debe definirse muy bien que es pleno potencial. Explorar el potencial de los niños es asunto de ganar su confianza y para que ésto suceda hay que permitir que sean ellos los que nos ofrezcan un acceso a él. Que nos hablen acerca de lo que llevan dentro.

¿Por qué se pide a estas alturas que «los padres participen en la educación de los hijos»? Ciertamente, porque, en la actualidad, hay un desvinculamiento entre padres e hijos. Y me atrevo a decir más: hay maestros desvinculados del alumno. Hay escuelas que institucionalmente están desvinculadas de un profundo, eficaz y estimulante, proceso educativo y puede que parezca una paradoja, pero, hay escuelas de ese tipo, ya que creen que el niño es tábula rasa. O un tarro al que se les echará datos, conocimientos, un currículo, sin antes tratar de descubrir y definir qué el decantado potencial, quién es la persona receptora. Que no es un robot programable en el que se inserta técnicamente un programa de funcionamiento. Es una persona. Y el primer contacto, entre esos dos agentes del proceso educativo, es de tipo moral y afectivo. Quien puede descubrir un potencial humano de aprendizaje es un maestro que trate con personas, no una unidad numérica, mal llamada el alumno si le va a ignorar emocional y afectivamente.

Un maestro debe ser leal a lo que un niño / adolescente / tiene de persona. Por tanto, debe existir una relación sicológica, empática, entre ambos. Es lo que permitirá que el alumno respete a su maestro, oiga sus opiniones e intercambie las suyas. Cuando existe esa relación dialógica, hasta el niño más rebelde, o reacio e indisciplinado, suelta la sopa, se sincera y opina sobre lo que le perturba. Esto permite al maestro que lo ayude y que investigue ese mundo de potenciales en el alumno, que es su reto y su responsabilidad. Cuando esta dinámica de diálogo ha funcionado, gracias a maestros que exploran los potenciales de sus alumnos, salen a relucir los factores obstrusivos. Un niño / o adolescente / puede traer a la escuela la verdadera situación que vive en su hogar, o en la misma escuela, o en la comunidad. Sin que ésto haya que verlo como una deslealtad a otros, el niño es sensitivo a las presiones que impiden su desarrollo personal y lo que cierra su potencial, o lo oculta.

Hay vampiros intelectuales en la sociedad y hay vampiros emocionales en la vecindad y en los hogares de los alumnos; de hecho, también en las escuelas. Hay padres que, por excesiva desconfianza en el sistema de enseñanza pública, siempre están a la expectativa de la oportunidad de educarlos en su propia casa, o buscándoles escuelas especiales [¿qué tal si lo pone en una escuela fundamenta, o una escuela privada, o qué tal si el asunto es tan sencillo como solicitar los cupones, school vouchers?]; pero el hecho innegable es que la escuela constituye «un escenario imprescindible para que el niño juegue, dialogue y se relacione con otros», niños de su edad y maestros. Esto es lo que no cambiará.

LA DIVERSIDAD COMO TERROR: Javier Urra Portillo es un piscopedagogo andaluz, autor de importantes libros, como Adolescentes en conflicto: Un enfoque psicojuridico (1995), El futuro de la infancia (2003), Tratado de sicologa forense (2003) ¿Qué ocultan nuestros hijos?, Adolescentes En Conflicto / : 52 Casos Reales (2005), que ha influído en mis teorías sobre la educación. El mismo reconocimiento lo haría de Franklin Zimring, norteamericano y José Tuvilla, experto español. De hecho, entre las ideas por aportadas ellos, algunas enfatizan la importancia del lenguaje, el juego, el humor y de no educar a los niños en el sectarismo. Común a los tres estudiosos es la importancia que hay que dar a la escuela. Tuvilla puntualiza, por ejemplo: «Los centros educativos, pese a su complejidad, normas reguladoras y diferencia de edades, son islas de convivencia y, precisamente por eso, son un espejo donde todos los males y bondades de las sociedades se reflejan en ellos».

Zimring nos recuerda que la ciudad es cruel. Nos da retratos de los afroamericanos, en su intento de marcar una presencia, con derechos civiles en las grandes ciudades, y cómo la exclusión los empuja al delito como una forma de sobrevivencia o de compensación. «La desigualdad genera espacios de miseria y peligrosidad, donde se agrupan familias e individuos»; el inmigrante hispánico, en general, siempre tarde o temprano irrumpe en las ciudades, así como el campesino mexicano, tuvo un día que salir de las tareas agrícolas para hallar una identidad urbana y mejores oportunidades educativas.

Es claro a quienes servimos como educadores sociales, que hay quienes se oponen a ésto. La retórica nativista no sólo ha sido historia vieja, con el resurgimiento del KKK durante la segunda década del 1900, el miedo a los jornaleros (que ya no están en las piscas, trabajando con los grandes emporios agrícolas) y ahora arriban a las ciudades, sigue hoy como antes en 1920 cuando se repudió a los polacos e italianos. Cuando los low-skilled immigrants, foreign guest workers or unneded illiterate peasants, como les llamara un congresista de Colorado se presentan en las ciudades, los primeros en atacarlos son mercenarios vampirescos. Estos son los principales proponentes de sociedades poliédricas y sectarias, sociedades basadas en el miedo y la prédica de obediencia a las jerarquías absolutas de autoridad.

Como tales, estos mercenarios han quitado su lealtad a la juventud y, en particular, a las minorías, ante las que reaccionan con miedo. Lejos de integrar a los jóvenes, oírlos e invertir en acorde a sus necesidades, los mercenarios institucionales etiquetan, clasifican y caricaturizan. No quieren salir de sus zonas de confort cultural. Instruyen a sus hijos en el rechazo del extranjero, en burlar los acentos, en echar epítetos y bromas hirientes. Los políticos y burócratas mercenarios no creen que los derechos civiles sean para toda persona que pise la tierra estadounidense. Obviamente, con estas actitudes de exclusión y menosprecio el maestro se topará a menudo cuando sean los hijos del negro, el oriental o el mexicano el que ocupe un pupitre en la escuela.

QUE SUFRAN SOLAS, AISLAMIENTO INSTITUCIONAL: La diversidad y la juventud han sido vistas como terror. Y la consecuencia de no verlas como personas, ha sido que se les ignore y se les agrave. En algún momento, se las ha dejado que sufran solas; en los peores casos, se ha explotado su vulnerabilidad para que las minorías se autodestruyan entre ellas. Los mercenarios o vampiros políticos e intelectuales se placen en proclamar a los jóvenes como enemigos de la autoridad paterna, las instituciones educativas, religiosas, y por esta razón no se les explora lo que subyace en ese fondo emocional que no alcanza su recanalización definitiva e individuante, la posesión de su identidad y su potencial.

Preparar jóvenes para una sociedad competitiva no es fácil. Requiere que se hagan inversiones, no sólo económicas, sino culturales y afectivas. No se puede negar la agresividad juvenil cuando ésta existe; pero tampoco se puede desconocer que hay una causalidad social que la explica. «Detrás de la agresividad juvenil se esconde una sociedad sin valores», que le ha ido dando forma. Los propugnadores del aislamiento institucional de jóvenes e inmigrates prefieren gastar más en cárceles que en escuelas y, ciertamente, éste es un remedio más costoso, corto y largo plazo.
Por lo menos, desde 1960, Franklin Zimring, director del Center on Culture, Immigration and Youth Violence, y de un centro de excelencia académica, con base en UC Berkeley, se ha dedicado a investigar las tendencias del delito, la antisocialidad juvenil y sus causas. Zimring coincide con J. Urra Portillo y Tuvilla. La violencia letal y la frustración y enmalecimiento de los jóvenes guarda una relación directa con la disponibilidad de armas («handguns») y el empecinamiento de grupos hostiles con poder, que son los mismos propugnadores de aislamiento institucional.

Estos grupos, opresores políticos y económicos de la juventud, son mercenarios oficialmente condonados y con funciones en las instituciones gubernamentales porque diseñan las normas y estrategias públicas que los daña, o los desproteje. Por su mediocridad y falta de previsión, creen que el dinero del Fisco público gastado en encarcelar está mejor invertido que en educar. Su filosofía es represora y castigadora. Su agenda suele incluir la pena de muerte y hard justice. Levantar muros. Tres infracciones y a la cárcel. En materia cultural, estos grupos vampirescos, anglófonos, han llegado a insinuar que no hablar inglés hace al inmigrante subhumano. En 1904, en una audiencia del Congreso, el presidente de una compañía ferrocarrilera dijo: «Estos trabajadores no sufren, ni siquiera hablan inglés». No se ha dado aún; pero la meta de los vampiros anglófonos es una Enmienda en la Constitución Federal que haga al inglés el idioma oficial de los EE.UU.. En 1990, el 65% de la poblacion de la nación era monolingue; en menos de 20 años, la cifra habrá de reducirse. Para el año 2050, según el Bureau del Censo, uno de cada 4 americanos será un latino.

LAS CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA HOSTILIDAD:






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California: Maestros se oponen a recortes adicionales en presupuesto educativo / 24% of Schools’ English-Learners Test Fluent / La proyección propagandística del Sueño Americano / Promoting Diversity / Gabriel Careaga: Jóvenes en Norteamérica: Destruir por destruir / ¿Por que la juventud es violenta



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