Por Santiago Maunez Vizcarrondo / Escritor puertorriqueño
Siéntase útil por todo el bien que le haga a su prójimo. Me divierto escribiendo estas divagaciones muchas de ellas que sólo son recuerdos de las palabras de mi maestro José Ferrer Canales y los consejos de mis padres: «Haz el bien a todo el mundo aunque no conozca a su gente».
Por esta razón en estos días mis pensamientos están envueltos, dirigidos al pueblo haitiano y sus problemas. Conocí el dinamismo e inventiva de éste pueblo cuando allá para el 1980 el gobierno de USA trajo al Fuerte Allen de Juana Díaz, donde yo ejercía la labor del ingeniero de mantenimiento, a unos 800 hombres y mujeres haitianos que escapaban de la dictadura del Presidente de Haití.
Ahora, en el 2010, luego del terremoto que sufrieron en el mes de enero están tratando de sobrevivir lo mejor que pueden. El mundo entero, por fin, se ha fijado en ellos y les está enviando ayuda. Pero sé lo corta que siempre ha sido la memoria humana.
Además de medicinas, alimentos, y múltiples ayudas nesecitan protección de la naturaleza. Les han llevado casas de campaña como una ayuda temporera hasta que puedan reconstruir su país. Pensé que estructuras de aceros, prefabricadas y resistentes a huracanes, resultarían mejor en lo que se hacen otras construcciones. Conozco estas edificaciones llamadas en inglés Quonset huts. Llamé a USA y me comuniqué con uno de los representantes en Virginia de la firma constructora SteelMaster mediante su teléfono 1-800-341-7007. Me dijo que ya ellos están trabajando en Haití. Pero, como soy peor que Santo Tomás, he tratado de encontrar un contacto boricua o haitiano que me confirme esto. No he encontrado a nadie. Sé que en Puerto Príncipe hay logias masónicas, órdenes religiosas evangélicas y católicas e instituciones cívicas que podrían informarme sobre esto. Espero que alguien lo haga.
Estas estructuras son muchísimo más seguras que las frágiles casas de campaña y claro que cuestan mucho más dinero. El dinero ya se ha recogido. ¿Dónde está? Esto es también algo que ignoro pero que tengo que asumir que estará en manos seguras pues se sabe que siempre existen muchas “manos” que no son muy seguras.
Aunque el terremoto que ocurrió en Chile tuvo una intensidad mayor al de Haití, existe una tremenda diferencia cultural entre ambos países debido a sus condiciones raciales y sociales a niveles internacionales. Muchos se adelantarán a desmentirme aunque les haya descrito a los miembros de la enorme Familia Estaca que campean por sus derechos en todo el mundo. Seguiré mi camino disfrutando de la vida y divagando.
Los candidos humacaeños que formamos un grupo, natimuerto, con las mejores intenciones de ayudar a nuestro alcalde con ideas no políticas para rehabilitar del Centro del pueblo, regresamos desilusionados a nuestros hogares para continuar soñando con ilusiones pérdidas. Alguien habló sobre las buenas intenciones y el camino al infierno.
Recuerdo el escrito del predicador anglicano Carlos Wesley que nos menciona sobre lo que América le debe a Haití y también lo que La Gran Colombia entonces formada por Venezuela y Colombia, en la época del Libertador Simón Bolívar, también quedó debiéndole a Haití. Como pago Bolívar le regaló una espada a Petión. Es como dice el amigo Juan Cruz Ricart en su libro Memorias Cortas (una breve historia de Puerto Rico 1800-2008). Olvidamos lo que no queremos o no nos conviene recordar.
De la serie Divagaciones
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Sequoyah 55 / Memorias de la contracultura / El hombre extendido / El pueblo en sombras / Lope de Agurre / Hipervículos / Mi amigo El Amargo Gorki /
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