Una reflexión un poco fuerte, pero necesaria, sobre la experiencia electoral recientemente vivida en la región del Cauca, Colombia, con ocasión del fracaso electoral del intento de unidad.
Por Fernando Dorado / periodista colombiano
Es una lástima lo que ha ocurrido con nuestra Lista de Unidad en el Cauca. Teníamos excelentes candidatos, dirigentes de gran capacidad, un sabio ancestral indígena, un probado dirigente agrario y un ex-magistrado. Pero no logramos unirnos de verdad y por sobre todo, no construimos confianzas.
Qué pena tener que decirlo tan crudamente pero es así: Temístocles Ortega tenía el mejor perfil para ser un parlamentario diferente a los que siempre hemos tenido en el Cauca. Suficiente preparación académica, experiencia y una base social de sectores democráticos y alternativos que lo acompañaban.
¿Y qué ocurrió? Hay que decirlo con franqueza y sin rodeos. No fue capaz de colocarse a la cabeza del pueblo. Perdió otra oportunidad. «Con el aval del pueblo» parecía un buen lema y no lo fue. Mejor era «Con el poder de la Unidad».
Con el aval del pueblo enviaba un mensaje de alguien extraño, que a regañadientes y oportunistamente se apoyaba en ese aval. Y ello, fue reforzado con la actitud de no construir de verdad la unidad, de no desprenderse de sus prácticas clientelistas tradicionales y de no mostrar capacidad de riesgo.
Tito se mostró como cuando uno quiere y no quiere. Tenía todo el panorama por delante. Sus asesores de campaña calcularon que era fácil ganar la curul sin comprometerse a fondo con los otros sectores o con la unidad, y además, creían que si se mostraba con indios y polistas, su electorado cautivo se les iba a correr.
Grave error. Surge de pensar sólo en el momento. Esa actitud de no soltarse del todo y de no comprometerse a fondo con un nuevo proyecto político para el Cauca, reforzó en nuestra gente del Polo y de la ASI el criterio de no votar por la lista de unidad, diciendo que si votaban por Carlos o por Alcibiades, le estaban ayudando a quien no lo merecía.
Esa actitud no la justifico pero explica los resultados regulares de la ASI y totalmente negativos para cámara del Polo, partido que obtuvo cerca de 15.000 votos para senado en el Cauca [1] mientras solo aportó algo más de 2.000 votos para la lista de unidad.
Saco como conclusión que si queremos construir un nuevo país, un nuevo Cauca, un nuevo Popayán, debemos derrotar – incluso dentro de cada uno de nosotros - el espíritu cortesano que lleva a muchos políticos surgidos de la entraña popular, a llegar hasta ciertos niveles de compromiso, pero cuando se trata de romper totalmente con los poderosos… nos arrugamos.
Es la historia repetida en el nivel nacional de los Rosemberg Pabón, los Angelinos, los Luis Carlos Restrepo y demás personajes que anteponen sus intereses individuales y traicionan triste y groseramente sus convicciones e ideales. Temen arriesgar o arriesgan con cálculo oportunista y en forma medida.
Y en cada municipio tenemos cientos de casos de ese espíritu cortesano. Dirigentes comunales, líderes de cabeceras municipales, hacen carrera de luchadores, se destacan en lo local y regional, pero cuando llegan a cargos de representación popular de cierto nivel, cambian su comportamiento y asumen la vía de la conciliación y la entrega.
Pareciera que las condiciones socio-económicas del Cauca dieran para que afloren con fuerza este tipo de comportamientos. La dependencia económica del Estado (burocracia) y la falta de iniciativa para hacer empresa o para encontrar oportunidades en el sector privado, son condicionantes de esa actitud. Claro, tampoco la justifican.
Ojalá los jóvenes que vienen detrás de nosotros aprendan de esta experiencia. Que se proyecten hacia la política no como una forma de ascenso arribista, cómo una búsqueda de solucionar sus problemas materiales y económicos. La carrera de político no debiera existir.
Debemos construir una ética del comportamiento político. Asumir la acción política como un compromiso social y ciudadano. Hay que acabar con el ejercicio de la política como un ejercicio instrumental. No va a ser fácil pero debemos intentarlo.
Popayán, marzo 22 de 2010
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[1] Lista circunscripción nacional de Senado: 13.787 (faltando el 6,18%); lista de circunscripción indígena: 714.
Tomado de Fernando Dorado / IndyMedia / Colombia
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Revista Sequoyah 56 / 54 / 40 / 41 / El libro de la amistad y el amor / Memorias de la contracultura / Indice / El ladrón bajo el abrigo / La poesía como botín / Sacromental: Visión cabalística del poemario de Fanny G. Jaretón / El humanismo erótico de Fanny Jaretón / Proyecto Expresiones / El ciudadano y el poeta / Teth mi serpiente
Es una lástima lo que ha ocurrido con nuestra Lista de Unidad en el Cauca. Teníamos excelentes candidatos, dirigentes de gran capacidad, un sabio ancestral indígena, un probado dirigente agrario y un ex-magistrado. Pero no logramos unirnos de verdad y por sobre todo, no construimos confianzas.
Qué pena tener que decirlo tan crudamente pero es así: Temístocles Ortega tenía el mejor perfil para ser un parlamentario diferente a los que siempre hemos tenido en el Cauca. Suficiente preparación académica, experiencia y una base social de sectores democráticos y alternativos que lo acompañaban.
¿Y qué ocurrió? Hay que decirlo con franqueza y sin rodeos. No fue capaz de colocarse a la cabeza del pueblo. Perdió otra oportunidad. «Con el aval del pueblo» parecía un buen lema y no lo fue. Mejor era «Con el poder de la Unidad».
Con el aval del pueblo enviaba un mensaje de alguien extraño, que a regañadientes y oportunistamente se apoyaba en ese aval. Y ello, fue reforzado con la actitud de no construir de verdad la unidad, de no desprenderse de sus prácticas clientelistas tradicionales y de no mostrar capacidad de riesgo.
Tito se mostró como cuando uno quiere y no quiere. Tenía todo el panorama por delante. Sus asesores de campaña calcularon que era fácil ganar la curul sin comprometerse a fondo con los otros sectores o con la unidad, y además, creían que si se mostraba con indios y polistas, su electorado cautivo se les iba a correr.
Grave error. Surge de pensar sólo en el momento. Esa actitud de no soltarse del todo y de no comprometerse a fondo con un nuevo proyecto político para el Cauca, reforzó en nuestra gente del Polo y de la ASI el criterio de no votar por la lista de unidad, diciendo que si votaban por Carlos o por Alcibiades, le estaban ayudando a quien no lo merecía.
Esa actitud no la justifico pero explica los resultados regulares de la ASI y totalmente negativos para cámara del Polo, partido que obtuvo cerca de 15.000 votos para senado en el Cauca [1] mientras solo aportó algo más de 2.000 votos para la lista de unidad.
Saco como conclusión que si queremos construir un nuevo país, un nuevo Cauca, un nuevo Popayán, debemos derrotar – incluso dentro de cada uno de nosotros - el espíritu cortesano que lleva a muchos políticos surgidos de la entraña popular, a llegar hasta ciertos niveles de compromiso, pero cuando se trata de romper totalmente con los poderosos… nos arrugamos.
Es la historia repetida en el nivel nacional de los Rosemberg Pabón, los Angelinos, los Luis Carlos Restrepo y demás personajes que anteponen sus intereses individuales y traicionan triste y groseramente sus convicciones e ideales. Temen arriesgar o arriesgan con cálculo oportunista y en forma medida.
Y en cada municipio tenemos cientos de casos de ese espíritu cortesano. Dirigentes comunales, líderes de cabeceras municipales, hacen carrera de luchadores, se destacan en lo local y regional, pero cuando llegan a cargos de representación popular de cierto nivel, cambian su comportamiento y asumen la vía de la conciliación y la entrega.
Pareciera que las condiciones socio-económicas del Cauca dieran para que afloren con fuerza este tipo de comportamientos. La dependencia económica del Estado (burocracia) y la falta de iniciativa para hacer empresa o para encontrar oportunidades en el sector privado, son condicionantes de esa actitud. Claro, tampoco la justifican.
Ojalá los jóvenes que vienen detrás de nosotros aprendan de esta experiencia. Que se proyecten hacia la política no como una forma de ascenso arribista, cómo una búsqueda de solucionar sus problemas materiales y económicos. La carrera de político no debiera existir.
Debemos construir una ética del comportamiento político. Asumir la acción política como un compromiso social y ciudadano. Hay que acabar con el ejercicio de la política como un ejercicio instrumental. No va a ser fácil pero debemos intentarlo.
Popayán, marzo 22 de 2010
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[1] Lista circunscripción nacional de Senado: 13.787 (faltando el 6,18%); lista de circunscripción indígena: 714.
Tomado de Fernando Dorado / IndyMedia / Colombia
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