Recetas de erotismo de los poetas de Muestrarios

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LA MUESTRA: La poesía como una superestructura de vivencias, por la manera en que revela sus verdades sicológicas y sus hechos cotidianos, se parece mucho al quehacer de cocina. Estos 'recetarios' poéticos son elucidarios de las especias que en la cocina aroman, de los movimientos que se baten en ollas, calderos y recipientes. La cocina / que siempre se puebla de ruidos / ritmos y compases / es, por tanto, musical y sonora como la vida, en especial, de aquellos que, como los poetas, están atentos a su dulzura, sus visos esperanzadores, su potencial de amor y sabiduría posibles. Por la palabra, la vida, el amor, la revelación del ser, la conciencia se vuelve una sinestesia. Mezla de sensaciones que son olfatorias, gustativas, auditivas, táctiles, suma de intuiciones y cogniciones profundas.

Es mucho lo que invita a pensar los / las / poetas del grupo y foro de Muestrarios (de la Palabra), mismo que conjunta artistas y literatos argentinos, españoles y latinoamericanos en general. Los 'muestrarianos' animan una tertulia virtual, siempre cálida, lúdica y con humor, que una vez se conoce, es imposible no aficionarse a la lectura de ella, repasar números recientes y pasados de sus ediciones.

De unas ediciones recientes, rescato por su belleza estas Recetas de erotismo de sus poetas que incluyen a las muestrarianas Liliana Varela, quien propuso el tema, Elisabet Cincotta, Saul Sanchez Toro, Jorge Luis Estrella y otros.

Liliana Varela (Argentina)
TARDE TRAIGO UN ELIXIR EN ENSALADA
¿Temblará la noche de lujuria
bajo una sonrojada luna?
¿será canto de plata el nombre
que escrito en el cielo nos alumbra?

Discreto escrito, escrito discreto...
y el amor floreciendo entre ensaladas
mixtas, César, Waldorf y alguna otra...
pero unidas todas...por la palabra.

23 de Octubre de 2011

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ENSALADA / Y SE VA

y se me va la hora tropezando ansiedades
....
y se me va la vida disfrazada de muerte:
Jorge Luis Estrella

Y se te va la dieta buscando condimentos
ajo, pimienta, alguna albahaca no vasca,
un oregano sin pretensiones de Dios,
un ají molido de los que no pican
y tal vez una sal que desprecie al sodio.

La vida se te va en plantar las lechugas,
que sean de hojas tiernas, de muy verde color,
si es posible que crezcan acompañadas
para no traumatizarlas con la soledad.

Y se te va la hora pensando en aderezos:
queso parmesano, rayado en lo posible,
semillas de amapolas de un mercado blanco
y algún que otro apio que no cueste morder.

Entonces ya contento, dispuesto al adobo,
la ensalada presta servida y servicial.
Llegan los aplausos de los amigos francos:
el insulto en un bolsillo durmiendo quedará.

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Allí yo tengo caracajadas muy exitosas,
muy excitanes: Jorge Luis Estrella

Las caracajadas son parientes
del conde de la Quijada
por eso en la casa del perro
no encontré nada,
y en la selva de Borneo
me afanaron el sombrero,
ese que tenía apliques con guirnaldas,
turquesas y hasta esmeraldas.
Y me contás sobre el ajo,
el puerro, el apio y el nabo
mientras llora mi ensaladera
porque vacía la tengo.

Excitanes ahora busco
dicen que hay por el Asia
así que unos chinos me ayudan
mientras me hacen la quiropraxia.

Me mira el perro y lo miro
me habla el loro y le hablo
me pía el canario y le pío
canta el gallo y me levanto.

Y siguen sin aparecer
esos benditos Excitanes,
hasta el tano de la esquina
se vistió de Karadagián*
porque me contó que era
hoy jubilado: Ex titán,
y a pelear en un ring
a la mesa se subió
y haciendo la llave inglesa
casi al gato me lo asfixió.

Y vos me insultás al hincha
que llevo de Independiente,
y me dejas sin comida
por que excitanes no hay...

Liliana Varela

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Elisabet Cincotta (Argentina)
Una ensalada elixir
Una ensalada elixir se prepara
con calma, en bata de satén
y algún body de encaje,
si es hombre una tunga bien calada
puede ser el ingrediente más sabroso.
Se raya chocolate semi amargo,
se pican tres hojitas tiernas de menta,
se agrega pimienta negra molida,
dos o tres amaretis triturados,
una medida de cognac tibiecito,
sambayón a gusto.
Se preparan dos copas sidreras
en la base se ponen vainillas remojadas
en buen licor de café,
la ensalada antes dicha, bien mezclada,
y sobre ella una frutilla acaramelada
de uso múltiple.
Se apagan las luces,
un velador con luz difusa se enciende,
al gato se lo saca al balcón,
pa'que no maúlle.
Las copas se sirven en bandeja de ombligo,
se cierran los ojos y el amor no necesita
un felino maullador.
Cuando Usted los habrá
será en regocijo del ah del disfrute,
del sí climáxtico,
del suspiro cálido
y del jadeo orgásmico.

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Jorge Luis Estrella (Argentina)
Para hacer una buena ensalada
Para hacer una buena ensalada de excitanes
se pica una cebollita con el pico de una oropéndola,
se cepilla un diente de ajo con buena pasta dental,
se corta en rodajas una duda previamente hervida,
se pela una banana y se la deja pelada,
se machacan ingredientes afrodisiácos a discreción,
al ají molido no hace falta molerlo porque ya está molido.
Se elijen dos excitanes bien maduros y calientes,
se los retuerce un poquito para quitarles el agua,
se los rehoga en aceite de papaya colombiana,
se le agregan huevos de machos previamente castrados
y se bate todo hasta un punto sin retorno.

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Tengo una ensalada de gestos y derrumbes
comiéndome la boca
y busco detrás mío la luna, los enceres,
los pechos de mi amada y el diluvio que espero.
No sé si es el gobierno, la oposición o todo
pero estoy como un loco al que no lo medican
y se me va la hora tropezando ansiedades
y se me va la vida disfrazada de muerte.
Creía estar seguro de algo el otro día
pero una lechuza con sus alas sin ruído
me robó ese pedazo de certeza inaudita
y hoy ando peor que nunca
mordiéndome el anzuelo.
Esperen, no se vayan que me quedan un aplauso,
un insulto, una rosa y un te de manzanilla,
algunos caramelos de esperanza
y un boleto de tren para ver un partido
entre los monos verdes y los patos violetas.

Jorge Luis Estrella

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Saul Sanchez Toro (Colombia)
Ensalada de pasiones
Con una sensible serenata,
y al compás del son de un bandion
se arma una ensalada de pasiones
y un buen cocktail para alcanzar amor.

En un rincón de cálida acogida,
con luz en la penumbra,
y aromas de alhelís,
bailando un "dos por cuatro",
un "ocho", una "sacada",
un "gancho con respuesta",
y algún final feliz,
deslizan las parejas,
despacio en el espacio,
y oyendo los acordes
envueltos de pasión,
se escuchan solitarios,
jadeos y respiros,
de seres que arrobados
la música fundió.

Medellin, Colombia
Octubre 21 de 2011

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Nestor Galante
Ensalada
Dejé caer las palabras
que, amigo, dices son divinas.
Ellas cabalgaron a horcajadas
con amistad, sin inquinas.
Absortos e impertérritos
en territorio de ensaladas,
crecimos en los méritos
de las barrabasadas.
Así pasan las letras
con ajo y perejil.
Con aceite que penetras
pues no eres ningún gil.

2.

Hecha de todo con nada es la mejor ensalada.
Habrá, al prepararla,
sentir que huela bien
para comerla y gozarla
y contar hasta el cien.
Luego escuchar las carcajadas
de los profes que palabras
inventan al escribir
riéndose a horcajadas
en un decir 'abracadabra'.

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Carlos López Dzur
Receta para despertar sabroso y perfecto
de Marco Antonio y Cleopatra
Al despertarse en la mañana
(porque ha sudado el luto de la noche),
mire a todos lados, dice Marco Antonio.
Los ojos de Cleopatra
tendrán que ser sus lámparas.

Añore, adivine, busque ese olor
que en la cocina del mar navega
como si anunciara al apetito
el caldo más gustoso,
el plato de la honra.

Desvista a tal deleite,
dice Marco Antonio.
A la nariz, desposítela
bajo el mismo descanso
que la boca disfruta,
llenándose de pelos.

Sepa que es ella que sale
hacia los deltas más ricos en aras
de sus sueños más escondidos e inéditos,
peregrina entre pirámides de la mar.

2.

Cleopatra hierve, condimentada,
con la espesa y sólida carne,
grata de aroma, dulce a los labios.
Sumérjase en el hambre de probarla,
dice Marco Antonio;
hágasela de desayuno y cena.

No se detenga. Cocínela.
Subviértala en sazón bajo sus costillas
y cíñala al gesto de sus manos, con gusto de canela.

Que aprenda la ternura con que su boca la quiere
y el rigor de la vara que manda en el apremio;
su vientre es femenino y no tiene sequedales
sino traviesas barranqueras
para el cordero que se niega al degüello.

Ella es el gneis, lo más profundo,
gaia que hierve en el plato fecundo de la tierra...
(¡que no se enfríe, dice Marco Antonio,
ni cese su empeño de comerla!)

3.

Encímesele para cortarle a besos todas sus venas
y chupar las leches de sus misterios juveniles.
Que ese guisado exótico se quede consigo
cleopatriándole en su nueva patria de delicia.
Para mi plato se hicieron sus caderas,
dice Marco Antonio.

Ella es la nalga que salva.
El Lobo que habría de venir.
La prometida Vulva Celestial.

No hay otro paraíso que dejarse oprimir el vientre,
llenándose epicúreamente de ella y de su ombligo.
El banquete de sus huesos
sobre nuestros hombros,
rechupados tobillos,
salados por nuestra boca
y pantorrillas en alto, convertidas en cielos...

Ponga una cucharadita de malicia
a esa fusión de algas y olas,
a esa entrega de maromas marinas.
No es tanto una guerra la que lucha.
No es una venganza.
No es una agresiva avanzada de la adrenalina
para sembrar telarañas en la sangre
y vergüenza en los nervios.

¡Es un regreso a la patria de Cleo,
un consumo, un banquete,
el repartimiento de secretos callados
que la carne tiene y que, con amor, despiertan!
¡Pero no la pierda, dice Marco Antonio:
Cleopatra no aparece de ordinario!
No se le tiene siempre.

4.

Ella no se tienta con el primer baboso que la invoque,
ella no pide la mirada prestada ni se mira en cualquiera.
Los ojos que ella trae, borrachos de ahínco,
tienen ganas de salvarse
de la estúpida obviedad que la circunda.

Son rivales del falso amor
y del diseñado sub-comportamiento
y por eso son dos lámparas quemantes,
y por eso son las rutas al suicidio
y a la redención incomprensible.

Cuando Cleopatra ilumine su mañana
y el hambre le torture, con ansias de bocados
apasionadamente nuevos y emergentes,
sedúzcala sobre las alfombras,
dice Marco Antonio,
en los pasillos de las oficinas,
en los estacionamientos,
en los ascensores o en los parques públicos
del ansia, en la privacidad de las torres
del anhelo que se pinta imposible,
a los cuatro vientos de los mares...
y ésto será delicia en la boca del áspid
y, sin duda, complicidad de amantes,
que han hallado, por fortuna,
la forma más perfecta y sabrosa de matarse.

Publicado el Abril 20, 2006,
en VozalMundo.com

Tantralia, II / La creación del mundo / Nirmankaya

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