Friday, October 4, 2013

Irán: Una apuesta ganadora


 Irán: Una apuesta ganadora

Por Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

Parafraseando al presidente Raúl Castro pudiera decirse que: “Desactivar los conflictos equivale a ganarlos”; más aun tratándose de asimetrías tan obviamente desventajosas como aquellas que resultan de la comparación del poderío militar de Estados Unidos e Irán.

Para obtener ese tipo de victoria, que no se alcanza en los campos de batalla sino en la mesa de negociaciones, se necesita crear las condiciones políticas para el diálogo, cosa que generalmente implica ejercitar la capacidad de resistencia, llevar el diferendo al límite, estar listo para aprovechar las oportunidades y explotar el éxito.

Esa gestión requiere de coherencia y voluntad política, factores necesarios para crear condiciones y aprovechar las chances. Es importante además impedir que posiciones radicales circunstanciales instalen dogmas o prejuicios, e imprescindible evitar que la retórica se convierta en obstáculo. Nada hay más recomendable que prescindir de consejeros y expertos que suelen ser más papistas que el propio papa.

Es lo que 26 años atrás mediante los acuerdos de Esquipulas hicieron cinco gobiernos centroamericanos, lo que tratan de hacer en Colombia mediante los diálogos en La Habana, algo en lo que Siria avanzó al acceder a poner bajo control internacional y permitir la ulterior destrucción de su sobrecogedor arsenal de 1,000 toneladas de gases letales y el camino que sorprendentemente ha emprendido Irán.

Tratándose de entuertos como los de Irán y Corea en los cuales se mezclan intereses geopolíticos con asuntos de seguridad propios y ajenos, insolubles contradicciones ideológicas y se involucran armas atómicas que crean peligros enormes para cientos de millones de personas, incluso riesgos para la humanidad, los avances hacía el entendimiento y la solución deben recibir la bienvenida. Saludar esos esfuerzos es un modo de impulsarlos.

Obviamente en Estados Unidos los avances en esas direcciones son saboteados por halcones ligados al Complejo Militar Industrial, por los mercaderes de las guerras; así como por los elementos conservadores que en el Congreso representan a sectores de la sociedad afectos a las ideologías que respaldan las políticas agresivas y guerristas.

Hay también en la izquierda progresista quienes con ópticas simplistas y maniqueas creen que la única manera de desmontar un conflicto con Estados Unidos, es derrotándolos como en irrepetible coyuntura logró Vietnam, o rendirse como han hecho algunos sietemesinos. En ese ámbito hay un tercer camino que puede recorrerse con éxito, realismo, dignidad y ganancias.

Es verdaderamente difícil imaginar las tensiones y los debates al interior de las elites gobernantes de Irán, un país gobernado por el clero chiita que en las tres semanas, el presidente Rohaní, (legitimado por el voto de 18 millones de ciudadanos) avanzó de la intransigencia a la moderación, que permitió aproximar las posiciones con un Estados Unidos cuyo presidente ha dicho que no le interesa cambiar el régimen de Irán ni impedirle el uso pacífico de la energía nuclear.

En un arreglo con Estados Unidos cuando se trata de entuertos como los que envuelven al imperio americano y al ex imperio persa, pactar significa ganar. Ninguna cantidad de uranio enriquecido y ningún parque de centrifugas justifica la paralización del desarrollo para beneficiar una interminable carrera militar y mucho menos la inmolación de todo un pueblo. En el camino emprendido, Irán no puede perder. Allá nos vemos.

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