Del Manual de Tácticas
Al analizar los cambios doctrinarios sufridos por el ejército de Estados Unidos a lo largo del tiempo, el manual describe que por más de dos siglos el ejército estadunidense ha sido llamado a derrotar insurgencias, como la rebelión del whisky en el oriente estadunidense, la de los indígenas del norte del continente en las planicies occidentales, la rebelión de los Boxers en China, las luchas de Pancho Villa, en México, a Augusto Sandino, en Nicaragua, y al Vietcong, en Vietnam.
Como resultado de la creciente complejidad del mundo de la Guerra Fría, los gobiernos se enfrentaron al desafío de mantener su tenue control ante las insurgencias que, una vez organizadas y fortalecidas, optaron por la vía armada; de ahí que las fuerzas estadunidenses condujeron operaciones de contrainsurgencia a lo largo del mundo: en Colombia, Somalia, Kosovo, Afganistán, Filipinas e Irak.
Entretanto, la contrainsurgencia que libra en Irak y Afganistán ha sido fallida, de acuerdo con Jorge Mariscal, veterano de la Guerra de Vietnam. «La línea oficial del Pentágono es que sus teorías de la contrainsurgencia no han fracasado en absoluto y ponen como ejemplo principal el mal llamado ‘surge’ (levantamiento popular) en Irak».
El especialista en cultura chicana de la Universidad de California, ubicada en San Diego, observa que las fuerzas estadunidenses no mencionan que en ese país «tenían que pagar a los insurgentes sunitas para que dejaran de luchar», pues están convencidos de que su teoría es factible y piensan aplicarla en Afganistán.
Para el académico de origen latino, el énfasis de la lucha contrainsurgente radica en lo que los estadunidenses llaman competencia cultural, donde los soldados se convierten en antropólogos para poder ganar los corazones y las mentes” del pueblo ocupado y que son resonancias de los sacerdotes españoles durante la conquista de México.
Respecto del Manual Tácticas de contrainsurgencia, dice que es «un caso del imperialismo con la cara humana, y temo que la administración (de Barack) Obama y los suyos lo han aceptado como su filosofía oficial». (NE)
Destino: América Latina
El más reciente manual sobre táctica contrainsurgente apunta hacia la nueva estrategia regional estadunidense. Para el investigador especialista en fuerzas armadas, Jorge Luis Sierra, actualmente Estados Unidos reúne al narcotráfico, terrorismo y guerrilla bajo el mismo concepto de insurgencia.
Apunta que la tesis que está de por medio es que esas organizaciones comparten tácticas y estrategias, además de mecanismos de financiamiento y espacios de operación. «Este nuevo rostro de la contrainsurgencia va a tener un impacto profundo en la configuración de las fuerzas armadas de Estados Unidos y por consiguiente también en las de Medio Oriente, Asia Central y América Latina», explica.
El también autor de la investigación El enemigo interno: fuerzas armadas y contrainsurgencia en México estima que, bajo esa perspectiva, para América Latina el problema es doble: primero, porque el narcotráfico persiste a pesar de la estrategia de atacar la fuente de producción de narcóticos, que ha seguido Estados Unidos durante más de 20 años. Segundo, porque la insurgencia también persiste. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no han sido totalmente destruidas, Sendero Luminoso está dando muestras de un resurgimiento y los movimientos armados mexicanos, principalmente el Ejército Popular Revolucionario están en estado latente y sus direcciones estratégicas intactas.
Sierra dice que si predomina la inclinación por una solución exclusivamente militar y se hacen a un lado componentes sociales y políticos de largo plazo, entonces es posible que las insurgencias latinoamericanas involucionen hacia el terrorismo, y la presión estadunidense en la región alcance niveles muy altos de intensidad. En este contexto, América Latina, y particularmente México, puede ser motivo de una estrategia por estratos, en donde Estados Unidos aplica diferentes niveles de intervención diplomática y militar que pueden ir desde la promoción de acuerdos de cooperación, el establecimiento de asesorías y bases militares en los países de la región y, finalmente, la entrada de tropas.
Sierra, quien pertenece al Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, estima que en Estados Unidos –al contrario de lo que sucede en México, donde los manuales militares son de circulación restringida y confidencial– es relativamente sencillo tener acceso a documentos de doctrina militar, incluso los más recientes. Muchos son públicos y están en internet. En las bibliotecas públicas hay versiones desclasificadas y los documentos del Congreso frecuentemente divulgan aspectos importantes de ellos. Hasta cierto punto, a Estados Unidos no le preocupa que la doctrina militar sea divulgada con amplitud. Lo importante es que se traduzca en fuerza y que esa fuerza sea aplicada en el momento y espacio más oportuno, detalla el analista. (NE)
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