[Reflexiones en torno al libro Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998) del Dr. Luis Nieves Falcón]
Por José Manuel García Leduc, Ph. D. / Catedrático
Universidad de Puerto Rico en Humacao
La estatura, seriedad y proyección intelectual del Dr. Luis Nieves Falcón como escritor y su raigambre patriótica son reconocidos nacional e internacionalmente. Su extraordinaria labor en la cátedra universitaria fue reconocida por la Universidad de Puerto Rico con la distinción de Profesor Emeritus, otorgada sólo a muy pocos profesores por su excelencia en el desempeño de la cátedra. Excelencia que es ronocida por cientos de sus colegas y sus alumnos cotidianamente que lo proclaman a viva voz el Maestro Nieves Falcón. Recalcando que profesores hay muchos, pero Maestros muy pocos. Su amplia obra literaria fue galardonada en la Undécima Edición de la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico con el Gran Premio Nacional, el pasado 13 de noviembre de 2008. Su acrisolado, incansable e integral compromiso patriótico y sus luchas por la Patria son reconocidos por todos los puertorriqueños conscientes y orgullosos de serlo.
Naturaleza del libro
Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998) es un libro de historia que considero, sin empacho ni reticencias, una valiosísima contribución a la historiografía puertorriqueña contemporánea que debe leer todo puertorriqueño que se sienta orgulloso de serlo y, sobre todo, que esté firmemente comprometido con el conocimiento de la verdad histórica. Al respecto, reitero lo que he afirmado y sostenido en múltiples ocasiones, la verdad histórica existe; [1] y hay que desentrañarla a través de investigaciones rigurosas y serias como la realizada por el Dr. Luis Nieves Falcón y confeccionada en Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998).
La verdad histórica existe, a pesar de los efluvios de negación que emanan de las construcciones intelectuales interesadas de algunos posmodernos del patio. Uno en particular, que en sus elucubraciones ha soñado hasta con emitir el certificado de defunción a la Nación puertorriqueña, sin ningún fundamento que no sean sus opiniones carentes de toda seriedad intelectual. La verdad histórica es la que, precisamente, demuestra la necedad y vacuidad de sus elucubraciones y opiniones trasnochadas. [2]
La verdad histórica es la que desvela y significa el Dr. Luis Nieves Falcón en Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998). ¿Cuál es esa verdad histórica? La inclemente y persistente represión a la que Estados Unidos ha sometido,– y aún somete–, a los puertorriqueños que se han atrevido,– y aún se atreven–, a reclamar y luchar por la independencia de Puerto Rico desde 1898 hasta el presente. Esa es la verdad histórica, sin espacio para dudas ni elucubraciones acomodaticias, como demuestra el excelente libro del Dr. Luis Nieves Falcón, documentado profusamente y confeccionado con admirable claridad, emoción y sencillez.
Cuando Manuel Moreno Fraginals empleó la llamativa metáfora La historia como arma pensó en cómo el conocimiento de la verdad histórica es un arma, o instrumento de lucha en el presente.[3] Sobre todo, es un arma para las naciones, o pueblos sometidos al status degradante e injusto de colonia. Como es el caso de Puerto Rico, intervenido y privado de sus derechos políticos colectivos, fundamentales y universales por un imperio en virtud del empleo selectivo, o indiscriminado de su mayor poder y fuerzas, en total abyección y con desprecio absoluto al derecho, la justicia y la razón.
En el caso de Estados Unidos, su opción por el colonialismo e imperialismo está en franca contradicción con el pensamiento y principios polítcos sobre el que validaron su reclamo a la independencia política en 1776. Su Declaración de Independencia reconoce el derecho natural de los pueblos a su independencia y establece el principio del consentimiento de los gobernados como requisito fundamental para legitimar, o validar el gobierno. Pensamiento y principios políticos que Estados Unidos enquistó y engavetó poco después de su independencia política, acogiéndose,– sin empacho ni rubor– , al evangelio expansionista del Destino Manifiesto y del imperialismo sin cortapisas.
En 1898, Estados Unidos se apoderó de Puerto Rico como botín de guerra después de una conquista militar planificada y realizada, precisamente, con la intención y propósito deliberado de apoderarse de Puerto Rico. Apoderarse es por definición «hacerse dueño [de una persona o cosa] violentamente». Apoderamiento que Estados Unidos intentó legitimar en Tratado de París de 1898, que impuso a una España derrotada, pero que nunca sometió a consulta y aprobación del gobierno autonómico de Puerto Rico ni, menos aún, del pueblo puertorriqueño. En 1898 Estados Unidos engavetó convenientemente el requisito indispensable del consentimiento de los gobernados que estableció en su Declaración de Independencia. Esto, como excelentemente plantea el Dr. Nieves Falcón en su libro, que incluye como apéndices el texto del Tratado de París de 1898 y el escrito del Dr. Pedro Albizu Campos declarando y demostrando su nulidad.
Estados Unidos se apoderó de Puerto Rico, simple y llanamente, en virtud de su mayor poder y fuerzas y lo mantiene aún como colonia en abierto desprecio no sólo del derecho internacional, la opinión de la comunidad internacional y a los principios políticos contenidos en su Declaración de Independencia. En 1904, el distinguido intelectual afropuertorriqueño Arturo Alfonso Schomburg,– residente en Nueva York–, refutó los alegatos del periódico The Globe de que “Los naturales de Puerto Rico no están capacitados para gobernarse por sí mismos”, en términos claros e irrefutables. Schomburg expresó: “A los puertorriqueños no se nos consultó si queriamos ser parte de los Estados Unidos, ni en lo que respecta a nuestra soberanía nacional...Nosotros como nación independiente, no lo hariamos peor que los cubanos. Si se quiere dejarnos a nuestro libre albedrío, no faltaran hombres capacitados en Puerto Rico para conducir a nuestro pueblo a través de cuantas emergencias y peligros puedan ocurrir. ¿Por qué no se prueba?” [4] Reto que Estados Unidos no contestó entonces, ni ha contestado aún.
Amparado en su mayor poder y fuerzas, Estados Unidos ha empleando desde 1898,– y continua empleando en el presente –, todos los mecanismos y medios a su alcance para mantener a Puerto Rico como su colonia y no cumplir con su responsabilidad internacional. Entre esos mecanismos y medios, Estados Unidos ha empleado irrestricta e impunemente: la censura, difamación y amedrentamiento abierto o encubierto, la represión, el encarcelamiento y asesinato político, el soborno individual y colectivamente, la mentira y el engaño nacional e internacionalmente. Todo planificado y orquestado para estrangular y frustrar los esfuerzos y reclamos justos de aquellos que en Puerto Rico han reclamado, reclaman y luchan por la consecución de su independencia política.
Y de esto es que trata precisamente el libro del Dr. Luis Nieves Falcón, Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998). Un libro de historia puertorriqueña auténtica, la que omite, o tergiversa convenientemente la historia oficial al servicio, abierto o encubierto, de las estructuras del poder dominante. Libro impecable y rigurosamente construido sobre una abarcadora y seria investigación en sintonnía con los estándares más exigentes de la historiografía contemporánea. Abundante y ampliamente documentado con fuentes primarias y secundarias, incluyendo aquella procedentes de las agencias de inteligencia y represivas de Estados Unidos (FBI, las cortes federales, la Policia y el Gobierno de Puerto Rico, etc.), con una magnífica utilización de fotos como documentos históricos primarios y con entrevistas a algunas de las víctimas puertorriqueñas de la represión estadounidense. Libro preñado de profundos significados y significaciones históricas que sirven como armas, o instrumentos de lucha en el presente para validar nacional e internacionalmente la justicia de los reclamos del pueblo puertorriqueño por su derecho a la libertad e independencia.
En Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998) se desemascaran los mecanismos de represión que Estados Unidos ha empleado en contra de los luchadores de la independencia de Puerto Rico hasta el presente. Por el desfilan la represión en contra de los nacionalistas, la Masacre de Ponce, su encarcelamiento, el martirilogio del Dr. Pedro Albizu Campos, los asesinatos premeditados del Cerro Maravilla, el encarcelamiento de los Macheteros, etc.. El libro trasciende a los límites temporales establecidos en su título (1898-1998), culminando con el asesinato político más descarado y sanguinario perpetrado en Puerto Rico por las fuerzas represivas estadounidenses del FBI,– con el concubinado y complicidad de la Policía de Puerto Rico y el gobierno colonial de turno–, el del mártir-prócer Filiberto Ojeda Ríos, el 23 de septiembre de 2005.
En el Epílogo el Dr. Luis Nieves Falcón nos expresa escuetamente el significado auténtico de su libro que empleo como conclusión a estas reflexiones. Cito textualmente: «Al estudiar la historia de la represión política en Puerto Rico estudiamos, paralelamente, la lucha de los puertorriqueños en contra de dicha represión. Esa lucha es la que nos da los elementos fundacionales de nuestra nacionalidad; es la que nos da las fuentes para reescribir nuestra historia: lo que el mundo oficial de los colaboradores oficiales nos ha negado, la que no se revela en los libros de texto y en un currículo escolar profundamente colonizante. Esta busqueda y reencuentro con el pasado nos permite, además, identificar y defender los valores patrios. Aquéllos que la semilla nutriente de los héroes del ayer y de hoy nos han legado para que no muera su memoria y, por el contario, se reproduzca socialmente de generación en generación, y, de esa manera, poder incorporarlos como enseñas para la defensa de la patria irredenta». (p. 229)
Palabras que me parece sintetizan el mayor significado y contribución del libro del Maestro Nieves Falcón, Un siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998), que presentamos ante ustedes con el mayor respeto y admiración a su autor. Gracias por su atención.
La Casona / Humacao, Puerto Rico
26 de junio de 2009
[1] José Manuel García Leduc, Historia, historiadores, posmodernos y otros demonios, [Humacao], Puerto Rico, Museo Casa Roig– Editores Independientes Asociados, 2000.
[2] Carlos Pabón, Nación postmortem. Ensayos sobre los tiempos de insoportable ambigüedad, San Juan, Puerto Rico, Ediciones Callejón, 2002.
[3] Manuel Moreno Fraginal, La historia como arma y otros estudios sobre esclavos, ingenios y plantaciones, Barcelona, España, Editorial Crítica, 1983.
[4] Flor Piñeiro de Rivera, Arturo Schomburg: un puertorriqueño descubre el legado histórico del negro, San Juan, Puerto Rico, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe, 1989, pp. 28-29.
Tomado del blog del Centro Cultural Dra. Antonia Sáez / de Humacao / Cortesía de Félix Baéz Neris
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