SEQUOYAH / 78 / LIBROS / / Premio en UCI, Irvine / Teoría de la sustentabilidadLa Seguridad Alimenticia del pueblo boliviano y también la de todos los pobladores del planeta, que no depende específicamente de los mercados globalizados en los que 10 multinacionales controlan casi en 70% del mercado de semillas y a los cuales precisamente está dirigida la agricultura transgénica, y significará poner nuestra producción agraria y ganadera en manos de un grupo que a nivel mundial detenta un amplio poder corporativo.
Por Antonio Peredo Leigue
No es que me oponga de manera intransigente al rutilante progreso de la Biotecnología, ciencia que he estudiado y en la que me he venido desempeñando profesionalmente desde la década de los años 70 consciente de su conveniencia siempre y cuando se desarrolle en ambientes controlados y sin interacción con el medio ambiente y si bien la Biología Molecular tiene un gran potencial para entender la naturaleza y desarrollar la investigación medica, no se le puede permitir que convierta el medio ambiente en su campo experimental con el propósito exclusivo de generar beneficios comerciales y porque los 10 o 15 años de progreso que se tiene con transgénicos son todavía muy corto tiempo para determinar con certeza sus alcances y a la fecha todavía nadie, ni siquiera los técnicos de las empresas que se han encargado de crearlos saben a ciencia cierta cual será su comportamiento una vez que el individuo humano se hubiera nutrido durante periodos prolongados, con alimentos, pollos de granja o animales alimentados con transgénicos.
Mi preocupación es extrema cuando preveo que al autorizar el cultivo de transgénicos podríamos condenar al país a un futuro dependiente exclusivamente de aquellos que actualmente buscan adueñarse de los beneficios que redituarán las patentes comerciales de variedades del producto de su manipulación genética, entre ellos la papa, planta originaria de la altiplanicie andina, que hoy en día se ha constituido en la base alimenticia de millones de personas por sus tubérculos comestibles y se cultiva en todo el mundo, producto tradicional y con mas de mil variedades ligadas al consumo familiar en nuestra región por mas de 3.000 años, cuya enorme diversidad genética ya está en peligro debido a la presencia de especificas variedadescomerciales producidas para satisfacción de consumidores metropolitanos.
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Los transgénicos y la privatización de las semillasLos movimientos sociales tienen en su haber grandes batallas en su pasado histórico, pero sobretodo en el periodo neoliberal. Se luchó contra la venta de las empresas estatales y contra la capitalización que era una disfrazada venta de las empresas estratégicas. Se luchó contra la privatización del agua y otros derechos de los bolivianos.
Por Fortunato Esquivel
Pero estas luchas, están ante un peligro mucho mayor y hay que decirlo con mucha pena y alarma porque esté a cargo de un gobierno que se dice de los campesinos, indígenas y movimientos sociales.
Nos encontramos ante el gran peligro de la privatización de las semillas, que por milenios fue un patrimonio que nos donó la Pachamama y ahora a punto de tener dueños particulares. ¿Será verdad que se encuentra en trámite una ley en ese sentido? y ¿Será posible que un gobierno como el presente esté impulsando una norma así?
El pasado 3 de junio un periódico de La Paz, publicó el siguiente titular: Un proyecto de ley propone legalizar uso de transgénicos. Un epígrafe dice seguidamente que el proyecto de ley prevé el control de la producción, importación y comercialización de productos genéticamente modificados.
Nadie dijo esta boca es mía. Ni ecologistas, ni defensores de la madre tierra se manifestaron contrarios en esta ocasión. El periódico, dice que la futura Ley de Revolución Productiva, Comunitaria y Agropecuaria, impulsada por el gobierno, será aprobada con ocasión del Año Nuevo Aymara, el próximo 21 de junio.
Sigue la información y dice que fue el presidente Evo Morales quien remitió el proyecto a la Asamblea Legislativa para su consideración y presunta aprobación. El ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo) Demetrio Pérez, aplaudió de inmediato ese proyecto que les permitirá ser más competitivos y por supuesto más ricos.
¿Qué significa esta norma, por ahora en proyecto? Sencillamente que las semillas podrán tener dueños particulares y las mayores beneficiarias serán las multinacionales, que al margen de tener flexibilidades para la producción y comercialización de las semillas, podrán exigir el pago de regalías a quienes produzcan con transgénicos.
Los bolivianos no estamos enterados de las implicaciones que pueden tener estas normas en proceso de trámite. No sabemos lo que puede acarrear a la vida de los campesinos, a nuestra alimentación, nuestra economía y sobre todo las consecuencias contra la naturaleza.
A fines de los años 90 desde el periódico Presencia impulsamos una campaña contra los alimentos elaborados con transgénicos que Estados Unidos nos donaban y a la que se unieron otros medios escritos paceños. Fue una controversia con la embajada, en pleno gobierno neoliberal que pese a su autoritarismo no se había animado autorizar el uso de transgénicos en Bolivia.
Los alimentos transgénicos, están modificados genéticamente para resistir insecticidas, gérmenes e insectos. Las cosechas son más productivas y provocan enormes ganancias, pero lo que no se sabe es qué daños pueden producir en el cuerpo humano. Hasta ahora, los habitantes del tercer mundo, somos conejillos de Indias para la voracidad económica de las transnacionales.
Con la privatización de las semillas, los grandes laboratorios mundiales, propiedad de las transnacionales, se convertirán en dueños de las semillas. Podrán manipular sus precios subiéndolos o cortando su distribución. Pasaremos a depender de ellas.
Podemos estar equivocados, pero si es cierto que se impulsa la privatización de las semillas, ésta alcanzará a otras al margen de la soya, que ahora nos enteramos, logró autorización para su producción transgénica.
El Ministro de Autonomías, Carlos Romero Bonifaz, explicó que la intención es garantizar el abastecimiento interno de alimentos. El 21 de junio está muy cerca. Las explicaciones son urgentes. Ojalá no se esté produciendo una agresión contra los campesinos pequeños productores.
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