Wednesday, June 8, 2011

La mitad de la población mundial es campesina


SUSTENTABILIDAD / La Vía Campesina
Hay 1.5 billones de campesinos y campesinas en 380 millones de fincas; 800 millones más producen en huertos urbanos; 410 millones recolectan las cosechas ocultas de nuestros bosques y sabanas; 190 millones de pastores y más de 100 millones de pescadores artesanales. Al menos 370 millones de ellos son de pueblos indígenas. Todos juntos, estos campesinas y campesinos son más de la mitad de la población mundial y producen al menos el 70% de los alimentos. (ETC, 2009)

Para alimentar las poblaciones futuras debemos cuidar la tierra: El campesinado alimenta al mundo hoy en día, pero ¿cómo lo haremos en el futuro? Si, como de costumbre, seguimos el camino de menor resistencia, cada vez más tierras estarán en manos del agronegocio que no está consiguiendo alimentarnos y que está minando las capacidades productivas de las tierras para las futuras generaciones.

Las corporaciones mueven su producción en el mundo buscando los espacios donde es más barato producir, sin echar raíces en ningún espacio dado. No tienen incentivos para conservar, restaurar y aumentar la fertilidad del suelo. Más bien, extraen, todo lo que pueden, tan rápido como pueden, en su búsqueda de beneficios inmediatos, y una vez que pasan el pico máximo de producción y que el suelo empieza a degradarse, abandonan esa área y van en busca de otra, dejando agroecosistemas y economías locales devastados en su estela.

El campesinado y los y las agricultores familiares, por otra parte, tienen raíces en la zona que tanto ellos como sus ancestros han cultivado durante generaciones, y donde sus hijos y nietos seguirán ejerciendo la agricultura en el futuro. Es su razón para cuidar la capacidad productiva del suelo y el entorno. Y es precisamente en estas comunidades donde encontramos las prácticas tradicionales sostenibles y el rápido desarrollo de la agroecología.

La agroecología conserva y restaura los suelos y los agroecosistemas> Dada la cantidad de suelos degradados que hay en el planeta, con una productividad a la baja, es absolutamente necesario emplear técnicas productivas restauradoras como son la agroecología y los métodos tradicionales. Algunos de los principios de la agroecología son la incorporación de biomasa y materia orgánica al suelo, la protección del mismo de las altas temperaturas y de la erosión mediante el mulching, las cubiertas vegetales, etc., y el fomento de la biodiversidad y de un suelo sano (Pretty, 1995; Altieri et al. 2000; Altieri, 2002).

En América Central, decenas de miles de campesinos y campesinas han recuperado laderas erosionadas y restaurado y aumentado la productividad de las mismas, gracias al movimiento agroecológico “de Campesino a Campesino” (Holt-Giménez, 2006). Mientras que el monocultivo industrial degrada los suelos y provoca una pérdida de productividad, la agroecología los restaura.

La restauración de suelos y agroecosistemas que fomenta la agroecología, permite asimismo controlar la aparición de plagas. Por ejemplo, en el este de África, el policultivo jalar-empujar demuestra ser eficaz en el control de los lepidópteros barrenadores. Esta práctica emplea en los bordes de los campos de maíz, especies atrayentes de los barrenadores, que los aleja del maíz (jalar), e incorpora, en el seno del cultivo, especies que repelen (empujan) estos insectos. En Kenia, las familias campesinas participantes, reportan un aumento del 37% al 129% en la cosecha, sin plaguicidas químicos (Khan et al., 2008).

La agroecología puede producir más y alimentar al mundo: A pesar de la concepción errónea que se tiene de que los sistemas industriales de producción del agronegocio son los más productivos, muchos estudios han demostrado en los últimos años que:

1) las pequeñas fincas son más productivas que las grandes (Rosset, 1999, y

2) los sistemas “agroecológicos”, “sostenibles” y/o “orgánicos” son tan productivos, y en muchos casos, más productivos que los monocultivos dependientes de insumos químicos (Badgley et al., 2007; Pretty and Hine, 2001; Pretty et al., 2003). Los sistemas más productivos por unidad de área son los sistemas agroecológiocos, altamente integrados, de las pequeñas fincas (figura 3).

La investigación demuestra que en los países en desarrollo, los sistemas orgánicos de producción, de media, producen 2,7 veces más por hectárea que los sistemas convencionales. En los países desarrollados, producen lo mismo, por lo que globalmente, producen 1,3 veces más (Badgley et al., 2007).
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