DURANGO: Acaba de cumplir su Bicentenario en medio de festejos con sabor amargo. El reciente asesinato de varios alcaldes y la masacre de inmigrantes que se realizó hace poco, confirman que el narcotráfico está destrozando a México.
La muerte de Marco Antonio Leal García, asesinado el 29 de agosto cuando viajaba en automóvil con su hija de 10 años, que también resultó herida, ha sacudido los cimientos de la política y la seguridad mexicanas. El alcalde de Hidalgo, había asumido el cargo unos 20 días después de que asesinaran a su sucesor, Cesáreo Rocha Villanueva.
Sin embargo, los diarios no publicaron la noticia, sino solamente esquelas mortuorias. La razón es que todas las redacciones de los periódicos del norte mexicano han sido amenazadas por los narcotraficantes.
El lugar donde arde más el conflicto es Tamaulipas, un estado fronterizo de algo más de tres millones de habitantes, con una superficie equivalente a los territorios sumados de El Salvador y Costa Rica. Comparte una extensa frontera con Texas y tiene uno de los principales puertos sobre el Golfo de México, Tampico.
En esa zona del noreste operan el narcotraficante Cartel del Golfo -que controla las ciudades fronterizas- y una violenta organización conocida como Los Zetas, formada por militares desertores que habían sido entrenados en técnicas de combate y contrainsurgencia por la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Los Zetas: Los Zetas, unidades que mezclan civiles, policías, ex militares y sicarios de otras bandas, que practican tres estrategias juntas: actúan como narcos, como terroristas y como guerrilleros al mismo tiempo, nunca reivindican sus acciones. Su "política comunicacional" es el acto mismo. En cambio, sus enemigos están empleando tácticas de guerra psicológica, como los coches bomba.
El hallazgo de 72 inmigrantes masacrados en un rancho, supuestamente por haberse negado a trabajar con Los Zetas, ha dado varias lecturas a los analistas mexicanos. Entre ellas que Los Zetas son el grupo más brutal y violento que se ha conocido en México; que es posible que hayan sido detectados y mataron a todos antes de irse del lugar, o que otro grupo haya cometido la acción y se la haya atribuido a Los Zetas para exterminarlos de la zona.
Desde hace años que este grupo ha encontrado en el secuestro de inmigrantes, una de sus mayores fuentes de ingreso. Según estimaciones basadas en datos oficiales y de organizaciones no gubernamentales, unas 500.000 personas de América Central y del Sur cruzan por año este país sin permiso. Y más de 10.000 fueron secuestradas en los seis meses transcurridos entre septiembre de 2009 y febrero de este año, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). La CNDH asegura que cada mes son secuestrados unos 1.600 inmigrantes. Estos son obligados a trabajar con Los Zetas o a pagar un rescate y continuar su camino hacia Estados Unidos. Por ello, una de las posibilidades de la masacre de los inmigrantes, entre los que había personas de Centro y Sudamérica, es que haya sido este grupo el causante. Los inmigrantes ilegales son más provechosos que los ladrillos de cocaína porque pueden ser obligados a pagar rescates y convertirse en traficantes.
Tierra de nadie: Sin embargo, no sólo Los Zetas operan en la zona, los carteles de narcotraficantes tienen muchas cabezas y muchas armas también. Los analistas destacan que las armas que utilizan estos subversivos provienen de Estados Unidos, a donde se dirige también la droga que se comercializa desde la frontera.
Un reciente editorial del New York Times afirma que la respuesta de los Estados Unidos se ha enfocado en militarizar la frontera con México, con la reciente aprobación de Barack Obama de unos 600 millones de dólares para proteger su territorio fronterizo. Aunque el diario también afirma que sin una revisión a la migración legal, sólo se crea una falsa ilusión de control. Además, la burocratización del proceso para que trabajadores puedan entrar a territorio estadounidense ha hecho casi inservible este tipo de programas, por lo que pocos optan por esta opción y muchos otros prefieren cruzar el desierto de Arizona. El mercado de la trata de personas representa una de las tres principales fuentes de ingresos para el crimen organizado.
Uno tras otro: Hasta el momento, en 2010, ocho presidentes municipales de México han sido asesinados, una cifra que equivale a un funcionario muerto cada mes. Días antes de la muerte de Leal, se encontró el cadáver del alcalde del municipio de Santiago, Edelmiro Cavazos Leal.
En junio, tres alcaldes murieron asesinados. Jesús Manuel Lara Rodríguez, presidente municipal de Guadalupe, en el estado de Chihuahua, fue acribillado en una casa que tenía en Ciudad Juárez, la localidad más violenta del país.
Un día después, el 20 de junio, hombres armados emboscaron y mataron a Oscar Venancio Rivera, alcalde del municipio de San José del Progreso, en el estado sureño de Oaxaca. En ese mismo ataque murió el regidor de salud local, Félix Misael Hernández.
A finales de ese mes fueron asesinados el alcalde del municipio oaxaqueño de Santo Domingo de Morelos, Nicolás García Ambrosio, y el síndico municipal Miguel Ángel Pérez García.
En abril, un hombre disparó y mató a José Santiago Agustín, presidente municipal de Zapotitlán Tablas, Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, al sur del país.
Los primeros dos asesinatos de alcaldes de este año ocurrieron en febrero. En Durango, estado norteño de México y uno de los más violentos del país, el edil de El Mezquital, Manuel Estrada, fue acribillado en un restaurante. Días antes, en Chihuahua, el alcalde de Guadalupe y Calvo, Ramón Mendívil Sotelo, murió asesinado junto con uno de sus escoltas.
En mayo, José Mario Guajardo Valera, candidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la alcaldía de Valle Hermoso, fue atacado con armas de fuego, después de que el panismo denunciara amenazas del narcotráfico contra sus abanderados. Más tarde, a menos de una semana de los comicios locales, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno estatal, Rodolfo Torre Cantú, murió acribillado en la carretera Soto La Marina. El candidato encabezaba todas las encuestas y luego fue reemplazado por su hermano Egidio Torre Cantú, quien ganó las elecciones.
Los asesinatos se deben principalmente a que los alcaldes se niegan a trabajar con los carteles de narcotraficantes, quienes se enfrentan diariamente al Ejército, a plena luz del día. Para muchos el rol de Estados Unidos en este conflicto es muy preocupante porque no asume su responsabilidad ni colabora efectivamente en la lucha que está desangrando a México. Mientras tanto los muertos siguen aumentado. (Con datos de IPS, CNN, BBC)
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