Monday, May 25, 2009

Guerra militar e ideológica: Quema de Biblias



Los cristianos fundamentalistas quieren pasar por víctimas, posando como los que están siendo perseguidos. Personalidades de los medios conservadores como Bill O' Reilly, autor de Culture Warrior, se prestan al juego cuando Al Jazeera comunica que los soldados estadounidenses, con ideas evangélicas fundamentalistas, violan los códigos de conducta del ARMY al tratar de forzar la conversión de afganos a cristianismo.


Por Carlos López Dzur / Administrador de OC La Naranja

El grupo Newsmax.com, de Riviera Beach, Florida, el Capellán Gordon James Klingenschmit, del Ejército de los EE.UU., promocionan una campaña de quejas sobre algo sucedido en Afganistán: El Pentágono de los EE.UU. ha confiscado y quemado biblias, donadas a las tropas estadounidenses y capillas militares han sido atacadas. Fue un portavoz del Pentágono, bajo la Aministración del Presidente Obama, quien reconoció que ésto ha sucedido: «seizing and burning the privately owned Bibles of American soldiers serving in Afghanistan». Lo extraño es que, siendo las biblias impresas en los lenguajes locales Pashto y Dari, ¿quién que no sea un árabe u afgano la puede leer? ¿Por qué no las enviaron en inglés?

Con actitudes xenofóbicas y tan anti-intelectualistas tan características del soldado ramplón americano, seguro es que al ver caracteres del idioma árabe, ellos mismos las habrían echado al fuego, antes que llegara un oficial a hacer decomsos. El asunto es que, en medio de guerras destructoras contra un país árabe, la Biblia es propaganda y es una guerra sutil de penetración cultural. Cambio de funcionarios, cambio de religión, costumbres y actitudes.

En tiempos del General Douglas McArthur, ciertamente, él animaba el evangelismo y creía, en medio de esa Segunda Guerra habría algún beneficio de gratitud en democratizar a Japón. Douglas MacArthur llevó a líderes cristianos a reunirse con el Emperador Hirohito y, con y sin su permiso, se animó la distribución masiva de Biblias. Rodger R. Venzke, en su libro Confidence In Battle, Inspiration In Peace, 1977, recuerda estas palabras jactanciosas: «We must have ten thousand Christian missionaries and a million Bibles to complete the occupation of this land»: Debemos tener 10,000 misioneros cristianos y un millón de biblias para completar la ocupación de esta tierra.

Hoy por hoy, el mundo y la gente, aún entre los países invadidos y transformados por la fuerza de la guerra, la democracia se asocia con la libertad de retener lo propio. Democracia no es desmantelar culturas autóctonas, imponer lo extranjero. Desde el idioma, la religión, la música, el modo de vestir... Libertad es respeto de las diferencias. Por eso, a los misioneros hay que tenerlos a raya, no como parte de un operativo descaradamente colonizador.

Los promotores de la campaña (quienes quieren llevar una petición personalizada a los 435 Congresistas pidiendo que se defiendan las Capillas Molitares y las Libertades Religiosas de los soldados) habla de «ENEMIGOS ATEOS» (el musulmán es tomado como ateo porque no es cristiano) insinúan que Mike Mullen, almirante en jefe, de 4 Estrellas, del Pentágono es un defensor de la destrucción de biblias ocurrida y que junto a Obama, está ahora impulsando el ateísmo entre las tropas («enforcing state atheism upon our troops»), debuido al hecho de que, de un tiempo acá, llámese por corrección política y respeto a la individualidad y albedrío de cada ciudadano, el Goberno «will never push any specific religion».

El Gobierno de Bush, despilfarrador y masacrador como fue en Oriente Próximo, se ha jactado de animar el evangelismo personal y hacerlo desde la Bagram Air Base (dentro de la cual hay una capillal), pero tambiém celdas de tortura y de rudo interrogatorio para musulmanes. Ahora el Newsmax.com anuncia que los grupos musulmanes cuentan con el apoyo de pequeños grupos de ateos estaodunidenses que piden que la Capilla sea castigada por hacer proselitismo con la Biblia. «Atheist Join Muslim Extremist Against Liberty», dicen para acusar al «aggressive anti-Christian secularist Mikey Weinstein» y al grupo anticristiano Military Religious Freedom Foundation. Mikey Weinstein cuanto dice es que, si vamos a ser coherentes con nuestras doctrinas políticas, ninguna capilla debe animar la lectura de la Biblia o la oración sin que ésto viole lo que pretende ser el mandato que separa Iglesia y Estado, o los asuntos militares y los asuntos religiosos. «These inciteful actions are grossly offensive to not only Muslims in Afghanistan and across the world, but to all those who hold faith in the U.S. Constitution», arguye Weinstein.

Contrario a lo que dice Newmax, el marino Weinstein cree positivamente en los valores de libertad religiosa, prensa y reunión... pero todo, sin imposición ni intromisión. Enviar biblias en idiomas desconocidos, dizque en nombre de la fe, es un mecanismo propagandero, parte de la estrategia de acusación y desprestigio que vendría luego, como parte de un componente de engaño y desorientación pública contra la Administración de Obama.

Orar, meditar, lo que sea, sí, pero donde debe ser y sin doctrinas proselitistas.. No se trata de puntos de vistas anti-cristianos o ateos lo que se ha planteado, sino que sea voluntaria la participación de los soldados en actos de fe. La gente que critica a Weinstein no permitiría, dentro del Ejército de los EE.UU., a musulmanes. Estos evangélicos quejosos son gente que sólo ve su parte. Tiran la piedra y esconden la mano. ¿Quieren preservar la tradición religión? Respeten el mandamiento: No matarás. Y en vez de patrocinar las guerras inconducentes, evítenlas para que no vengan los soldados en regreso «con traumas difíciles, presiones y tentaciones de suicidio».
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