LA PAZ: El presidente boliviano, Evo Morales, consideró que Estados Unidos «no tiene ninguna autoridad ni moral» para cuestionar la lucha antidrogas, luego de que Washington afirmó en su certificación anual que Bolivia y Venezuela «fracasaron ostensiblemente» en el combate al narcotráfico. El juego de propaganda hostil, cuando el país a certificar es la izquierda, pesa más que la verdad. «Las derechas anti-socialistas utilizan el asunto de las drogas para sustanciar, falsamente, acusaciones, y desacreditar los esfuerzos de esos países en su lucha contra las drogas».
El gobernante boliviano -que saltó a la presidencia desde una región productora de coca donde era dirigente sindical- desestimó el informe del Departamento de Estado con el argumento de que la lucha antidrogas no puede ser a conveniencia un «instrumento, un control político, un control geopolítico».
Bolivia ya fue descertificada el año pasado por gobierno de George W. Bush, en medio de una profunda crisis diplomática bilateral que culminó con la expulsión recíproca de embajadores, la salida de la DEA (oficina norteamericana antidroga) y la suspensión del ATPDEA, el acuerdo sobre preferencias arancelarias con los países andinos.
En una nueva escalada de la polémica, el mandatario se quejó de que «Estados Unidos no nos permitió comprar equipos equipados con radares para la lucha contra el narcotráfico, Estados Unidos ya no aporta plata como antes y, por tanto, no tiene ninguna autoridad ni moral para cuestionar la lucha contra el narcotráfico».
Morales resaltó que su país cumplió con todas las metas y mejoró en las tareas de interdicción, en un trabajo en el que «está aprendiendo y mejorando» ante la salida de la DEA, que él mismo expulsó en diciembre del año pasado, acusándola de conspirar contra su Gobierno.
Según los datos oficiales, la droga incautada en lo que va del año supera las 19 toneladas, volumen superior al registrado en todo el año 2005, que llegó a 11 toneladas. Sin el apoyo de la DEA «Bolivia está cerca de superar las 5.000 hectáreas de erradicación de cultivos de hoja de coca sin disparar un solo tiro» como solía ocurrir en el pasado.
También destacó que a pesar de las sanciones, Bolivia desembolsó este año 20 millones de dólares para las tareas de interdicción, que ya eliminaron 4.425 hectáreas de las 5.000 comprometidas para este año. A la luz de esos datos, Morales consideró que la certificación de parte de Estados Unidos se realiza de acuerdo con su conveniencia política.
«Ya es normal, cuando le conviene certifica, cuando no le conviene descertifica. ¿Por qué no se certifica (si) en Estados Unidos está bajando o no está bajando la demanda?», señaló a su retorno de una gira por Suiza y España.
Sin embargo, pareció no plantear sospechas sobre el presidente Barack Obama, a quien suele expresarle sus simpatías. «En este palacio había una oficina de la CIA (central de inteligencia de EEUU), después de tres meses nos dimos cuenta (..). Igual pienso que Barack Obama va batallando contra esa estructura, me imagino, pero son (las certificaciones) políticas de Estado que fácilmente no pueden cambiarlas», abundó.
Morales volvió a demandar una responsabilidad compartida en el combate contra el narcotráfico, «de todos los países, no solamente de Estados Unidos», porque la lucha antidroga no puede ser un «instrumento, un (medio de) control político, (de) control geopolítico». «Eso era, eso está terminando», precisó al referirse a la expulsión de la DEA, acusada de conspirar contra su gobierno.
El Departamento de Estado afirmó en un reciente informe que Bolivia, Birmania y Venezuela «fracasaron ostensiblemente» en el último año en su lucha antidrogas, aunque en el caso de los dos países latinoamericanos dijo que se mantendrán programas de apoyo.
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