Por CARLOS LOPEZ DZUR / Fundado de La Naranja de OC
Vyacheslav Molotov, un miembro del Círculo de Stalin, durante la Rusia / URSS / de las postrimerías de 1930, sabía que el Politburó necesitaba consolidar una meta cultural, darse un destino con visión cohesiva y pragmática / si quería salir viva / triunfante de lo que fue más que el asomo de una amenaza. Sería la Segunda Guerra Mundial, fraguada por países europeos, con ensayos de militarismo imperial al estilo de Alemania y Japón. En una mano, las potencias con ambiciones imperiales sostuvieron la Biblia; hablaron de Fe tradicional, catolicismo y sotana; con la en la otra, el Rifle y la subversión: la intención del mundo capitalista sería fragmentar los sentimientos socialistas emergentes en toda Europa. En especial, sofocar a Rusia, donde la clase campesina seguía manipulada por la Iglesia, aunque entendió la necesidad de la Revolución de Octubre y sufrió mucho las penurias de la guerra.
Tras las revoluciones surgen gobiernos autárquicos y el descontento se generaliza, sin el que pueblo sea orientado sobre las posturas que debería tomar para plantearse unas soluciones efectivas. Stalin, Kamenev y Zinoviev tardaron en reaccionar. Bukharin plantearía soluciones demasiado moderadas. Trotsky fue idealista y aunque talentoso, creyó en el mantenimiento de los principios revolucionarios, pero, pensándolo todo administrativamente, sin pragmatismo. Fue personalista y chocó con el carácter rudo y pragmático de Stalin.
Lenin y Stalin admitieron la conveniencia de imprimir un ritmo más lento a la revolución y al establecimiento del comunismo. Stalin estaba más consciente que el enfermo Lenin de cómo se movían los lobos / hienas / dentro y fuera de la URSS, acechantes para destruir la Rusia revolucionaria. Esto pocas veces se dice. Realismo económico.... sí. Imprimir un ritmo lento a la Revolución, a sugerencia de Lenin y Stalin, fue a partir de 1921, la propuesta de la Nueva Política Económica (NEP) por X Congreso del Partido «el retorno transitorio a formas de capitalismo controlado, con el fin de estimular la producción y acabar con las requisas a los campesinos para atraerlos al sistema». Cuando ésto se aplica, los artesanos se benefician, las empresas industriales de menos de 20 obreros son desnacionalizadas; se permite la creación de sociedades mixtas (el 50% en manos de grupos extranjeros); pero, «en manos del Estado queda la mayor parte de la industria, los transportes, el comercio exterior y la banca» y, pese a ésto, para 1927, «se alcanza el nivel máximo de producción, se duplica la cosecha de trigo y la extracción de petróleo, se triplica la de carbón y se multiplica por siete la producción de acero... El hambre y el paro desaparecen, aumentan los salarios; y la concentración de técnicos extranjeros va a servir de base para la modernización de la industria. En correlación con la liberación de la economía, la vida cultural y artística se beneficia de una relativa libertad».
Esto significa que el socialismo sin excesos, sin prisas, la economía mixta, pero visionaria funciona. Los Planes Económicos siguen exitosos, se corrigen, se hacen cada vez más efectivos. Y Fernando Bartivas Cerezo en su interesante monografía La revolución rusa, explica ésto antes de pasar a señalar el por qué los dirigentes / Stalin especialmente / se vuelven rudos, a fin de facilitarse un control social cuando se percibe peligro. «El Tercer Plan (1938-1941), se interrumpe debido a la invasión alemana. Pretendía lograr los objetivos de los dos anteriores. La URSS se había convertido en la 3ª potencia industrial. En 1946, hay un 4º Plan para la reconstrucción del país».
Ahora lo que hay que entender es que la represión, las purgas de los '30, el llamado Terror Rojo, tienen una razón de ser. «Sólo una pequeña minoría de los afectados por las Purgas eran miembros del Partido Comunista o funcionarios».
No es Fernando Bartivas quien mejor explica lo que sucerderá, a partir de 1934, coincidiendo con el asesinato de Kirov: el periodo de represión y terror, y si bien se dan algunas «dentro del partido comunista» [la eliminación de la vieja guardia bolchevique (Zinoviev, Kamenev, Smirnov...)». Es importante que «todos admiten su culpabilidad».
Ahora concluiré la moraleja de todo ésto: Cuando un país tiene retos y dificultades muy grandes y la tarea es construir el socialismo creativamente, alguien se prestará a sabotear. Alguien ha de ser el quinta-columna. Alguien el disidente vicioso, no al servicio de la verdad ni de la colaboración, sino de la desestabilización. Josef Stalin no fue el mejor modelo moral de un revolucionario, pero, cuando los buitres se soltaron sobre la URSS y su socialismo mixto, controlado, buitres envidiosos y celosos de los éxitos y logros, estuvo a la altura de las circunstancias. EI poder de su voluntad fue el mejor recurso para inspirar a esos rusos / diez millones / que lucharon contra Hitler y las potencias del Eje. Sabía que los enemigos de Rusia impondría su sistema sólo al grado que sus ejércitos pudieran alcanzar.
Stalin sabía que tendría que preparar a Rusia para resistir las invasiones y participar en la guerra. No hay ejércitos invencibles; pero, no hy diplomacia que detenga a los buitres que han querido el fracaso de Rusia, su modelo socialistas reducido a despojos. «Las ideas son más poderosas que las armas. Nosotros no dejaríamos que nuestros enemigos tengan las armas; les advertimos, la imprenta es la más aguda y poderosa arma de nuestro Partido y la educación es el arma, cuyos efectos depenmde de quien la sostenga en sus manos y a quien quiere que vaya dirigida».
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