«Egyptian President Hosni Mubarak and his family have amassed a fortune estimated at $70 billion according to analysis by Middle East experts poll by the London Guardian. And very little of that stash is kept in his own country»: Amaney Jamal, profesor de ciencias políticas de Princeton UniversityLos países del Golfo
(esos que nuestras beneméritas fuerzas armadas
defienden dizque para mantener la estabilidad,
la democracia, los derechos humanos)
son vastas guaridas de ladrones. No hay democracia
que defender, sólo mentiras y complicidades;
no hay otros talibanes y demonios
del Eje del Mal que dictadores
(casi siempre protegidos por las oligarquías
de Occidente); pero Norteamérica les tiene
lástima, les solapa, y se explica así
que Hosni Mubarak tenga o haya tenido
en el puño por 30 años
a 80 millones de egipcios.
Definamos, en lo general, al egipcio
que había vivido en el miedo y callado
... bueno, hasta que llego el día de él ajustar
ciertas cuentas. Justicia tardía,
pero al fin a flote... ahora lo que hay que temer
es sospechable, la maldita complicidad
de los que vean desde América o Europa
al diablo cuando el pueblo se levanta con ira
y se habla claramente de opresores y ladrones.
Ahora, tras 30 años, la prensa vendida
admite que Mubarak y su familia han amasado
una fortuna calcalada en 70,000 millones
de dólares... veamos, son listos
¡Qué iniciativa extraordinaria, digna
de la libre empresa? ¿Entonces?
... admátase que ya no es tan secreta.
Está en bancos suizos y británicos, o materializada
en inmuebles en Londres, Nueva York,
Los Angeles o las Costas del Mar Rojo.
Digamos que está amasada
(porque decir «robar del pueblo» suena
a acusación marxista) y los capiatalistas
no roban; «amasan».
Los dictadores hacen negocios
con servicios del gobierno y la armada,
pero los terroristas son otros, no ellos.
Los dictadores son corruptos con los bienes públicos.
Los convierten en riquezas personales,
pero es mejor no decirlo y para que no se diga
ellos dan tajadas a sus funcionarios,
haya o no elecciones y es audaz que se les llame
dictadores corruptos. En el Golfo, casi todo
gobernante es billonario; fortunas de $40 billones
enl promedio. No es bueno que se mencionen
propiedades de Mubarak en Manhattan
ni de sus residencias en el exclusivo barrio
de Beverly Hills en Rodeo Drive.
Su dinero llega hasta Hollywood.
Veamos. Vamos a poner en perspectiva,
como dice Jorge Ramos.
Norteamérica necesita de estos inversionistas.
No hay que asustar ni siquiera a sus hijos
Gamal y Alaa, dos billinarios, a quienes,
por bien de nuestra economía, se les urge.
En Wilton Place en Belgravia, en el centro
de Londres, que protesten los árabes
contra la mucha ostentación occidental
de esta familia, pues que protesten.
Que griten, que abuchean.
No aquí en Norteamérica:
«La economía está mala y estos hijosdeputas
son nuestros hijodeputas», alguna vez
lo dijo Kissinger. En fin, pueden ser bienvenidos.
Veámoslos como prospectivos hoteleros.
Abrámosle las puertas.
Total no son talibanes».
Hagamos una inversión occidental.
Con lo malo hagamos lo mejor.
Corrección política ante Mubarak.
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Réquiem por la Revolución del 1910 / De los objetivos estratégicos / Carlos López Dzur / «Cantos de la Experiencia», poemario: En torno a William Blake / Editoriales Virtuales / Fernando Dorado Gómez
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